Segunda mano

Ser segundo no es ser de segunda, y ahí tienen a Raymond Poulidor “el eterno segundón”, que jamás ganó el tour de Francia ni tan siquiera llegó a vestir su maillot amarillo, pero que es admirado por su brillantísimo palmarés deportivo.

El Eibar S.A.D jugaba en segunda pero era una sociedad de primera, bien gestionada; y ahora en Eibar están de enhorabuena popular porque su equipo de fútbol ha ascendido también deportivamente a primera división. Felicidad armera sin matices y más alegres aún porque lo hacen sin deudas (excepciónmuyexcepcional en el mundo del deporte profesional, especialmente en el todopoderoso-omnipresente paraíso inmobiliario-balompédico). Lo han celebrado por todo lo alto en la plaza del ayuntamiento y en todas sus calles, pero hasta en esto son excepcionales, porque en su fiesta de celebración lanzaron confeti azulgrana “de segunda mano”.

El Barcelona, club de fútbol profesional derrochador por antonomasia, había comprado confeti a rebosar para celebrar un campeonato de liga que jamás llegó a sus vitrinas; los azulgranas eibarreses, inteligentemente, se lo han comprado a sus homólogos azulgranas barceloneses,  entiendo que a buen precio, a saldo, de segunda mano. Como de saldo, me dicen los entendidos, compraron los azulgranas eibarreses la mayoría de sus jugadores, quienes a pesar de haber cobrado (puntualmente, como corresponde a un equipo saneado y serio) el sueldo base mínimo que estipula la liga profesional, han dado un resultado de primera, con rendimiento óptimo tanto o mejor que el de quienes cobran millonadas por vestir calzón corto.

Tras analizar en el laboratorio 14 productos antiarrugas del mercado y comprobar sus efectos en 995 mujeres cobayas voluntarias, la Organización de Consumidores-OCU ha colocado como número uno del ranking por su eficacia a una crema del supermercado Lidl que se vende por tres euros, entre 9 ó 10 veces más barata que sus análogas. Todas prometen hidratación, rejuvenecimiento, desaparición de arrugas… y con todas el efecto va de decepcionante a frustrante, pero la campeona al menos lo vende al precio de su valor real, es decir, barato.

En el mundo de usar y tirar, la reutilización no es mala idea para ahorrar. Cuando escucho a algunos hablar del austericidio al que nos someten desde Europa y desde las instituciones, giro la mirada hacia Eibar y veo el ahorro bien administrado; no sé si Podemos, el “yes we can” obamaniano, pero la buena segunda mano en vez del derroche da beneficios. Se les puede augurar buen provenir a los eibarreses si en todas sus jugadas estratégicas deportivo-financieras siguen este patrón del no-derrochador, un segunda mano con hechuras de primera

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