Solo somos tan chorizos como podemos serlo. Vamos, que nos hacemos trampas en el solitario. Vemos muchos tipos de tarjetas, pero existen algunas no tan visibles que dan colorido a la vidorra de quienes las utilizan a cargo ajeno… léase Bankia, aunque otras entidades del capitalismo del compadreo las utilizan con larga generosidad. En negro, en B,… ¡quiá! Todo legal como decía el innombrable ex presidente de un club vasco de fútbol que hizo y deshizo cuanto quiso metiendo mano en la bolsa sin que le trincaran porque era todolegal. Como ahora en Bankia. Directivos ¿profesionales?, representantes políticos y sindicales (¡tuquoquefilimi! les preguntarán sus conmilitones), además de cobrar-momio por asistir a anodinos consejos disponían de barra libre para gastos personales vía tarjeta negra (dorada); ¿quién pagaba? ¿…?, pero con pólvora del rey disparamos mejor.
Nature publica que han descubierto una capa invisible capaz de ocultar objetos colocados sobre un fondo visible. Se aplicará en cirugía, armas o retrovisores… pero aquí lo habían descubierto ha mucho los avispados lazarillos ocultadores profesionales de lo propio sobre un fondo visible de lo ajeno.
Hasta al diputado general de Bizkaia en un desliz de ciudadanodeapie que le honra ha verbalizado la idea que subyace en la mente de muchos: que por aquí la mordida/propina/astilla, el uso privado de lo público, la tarjeta oro de empresa… es habitual. Hoy mismo, en un centro público de Bilbao hay una empresa privada trabajando bajo cuerda sin IBI, gastos de mantenimiento…. Porque entre nosotros/as defraudar no está nada mal visto, de modo que la propia ley tiene ventanas nada difíciles de saltar para quien maneja el compadreo, contra lo que es complicado actuar, incluso siendo diputado general.
¿Si se les trincan? En USA han condenado a 150 años a un español por blanquear 14 millon$, además de quitarle coche, casas, dinero… Aquí, en el hipotético caso de ser cazados, el proceso se hace interminable o prescribe o les (re)indultan y nuncanuncajamás, devuelven lo chorizado… legalmente ¡hasta el gobierno computa en el PIB real actividades ilegales sin meterles mano!
Y lo más duro: apenas existe reproche popular por el latrocinio Bankiario, sólo sorpresa de que se haya conocido públicamente. Del iceberg de corrupción sólo asombra que se vea el mastodóntico octavo de su inmensidad total.
Tal vez por esto mismo Podemos predica en tierra abonada. Su análisis de situación es de puro sentido común. Pero sería harina de otro costal que desde un hipotético triunfo/púlpito político lograran enderezar el tallo con las mismas mimbres que ahora son y somos.