Trufas de calabaza. Una exquisitez que os va a sorprender de la mano de esta verdura que cuando no nace de la tierra significa desaire, suspenso, rechazo, … y por este motivo cuando nos llega de la huerta y elaboramos con ella mil y un platos nos sorprende y nos conquista. Con la “pumpkin” que así nos la llaman los anglosajones, chocolate y cacao nos preparamos unas trufas deliciosas que en mis círculos han causado furor, de hecho, últimamente me paseo con una cajita que es recibida con gran entusiasmo. A mí también desde luego, porque una ya tiene una edad y no las suelto según llego, espero que esté un cafecito en la mesa y hay las suelto con rapidez porque de la euforia me puedo llevar un arañazo.
Terribles estas golosas que me rodean, es oler a cacao y se vuelven unas “wild “, que viene siendo salvajes pero que suena así más fino.
Voy a empezar a preparar una nueva racioncita, me coloco el delantal y empezamos.
INGREDIENTES:
Para las trufas: 100grs de puré de calabaza, 100grs de nata para montar, 250grs de chocolate de cobertura, 1 cucharadita de cacao puro en polvo y 1 cucharadita colmada de azúcar glass.
Para el rebozado: 50 g de cacao puro en polvo.
Opcional: 30 g de piñones
ELABORACION
Tostamos los piñones:
Calentamos una sartén y echamos removiendo constantemente hasta que se tuesten.
Sacamos y reservamos.
Preparamos las trufas:
Pelamos y despepitamos la calabaza y cortamos en trozos.
Metemos en el horno cubiertos de papel aluminio durante 30 minutos a 180º.
Sacamos y dejamos enfriar.
Trituramos hasta conseguir una textura de puré y reservamos.
Calentamos la nata hasta que rompa a hervir añadimos el chocolate troceado y removemos hasta que se disuelva.
Incorporamos el puré de calabaza, el cacao, el azúcar glass y los piñones.
Mezclamos todo bien y dejamos enfriar.
Preparamos las bolitas que las iremos pasando por un bol donde tendremos el cacao.
Rebozamos, sacudimos el exceso y ya están listas para comer.
Las guardamos en la nevera.
No dudo que vais a disfrutar mucho con esta delicia.