Sin necesidad de salir de casa, en estas tristonas noches de otoño, propongo un plan de ensueño: te levantas y sin necesidad de abrir el ojo (tengamos en cuenta que estás en tu casa), te diriges hacia el armario de la cocina donde tienes guardada la caja de las galletas, retiras la tapa, metes la mano bien abierta y atrapas a toda aquella que no oponga resistencia.
Por cierto, procura en todo este proceso no meter ruido.
… Caso de que tengas un día más intrépido, llega hasta la lata, apóyala en tu pecho y vuelve sigilosamente sobre tus pasos, lógicamente con los ojos cerrados por si te pillan a la mitad del pasillo. (Popularmente está muy extendido lo de la peligrosidad de despertar a un sonámbul@ y normalmente si realizas esta estrategia, a tu gente, caso de ser pillad@ in fraganti, les despertarás la duda y es razonable pensar que si te quieren, no se atreverán a despertarte. Aún así, puede que no cuele, entonces ni lo dudes, echa a correr sin soltar la lata y que sea lo que Dios quiera).
Cuando por fin consigas cruzar el umbral de tu habitación, cierra bien la puerta y aquí, ya sabemos cada uno lo que hay en nuestra casa, en mi caso, que soy muy “segurola” con estas batidas de media noche, apuesto por cerrar bien la puerta y atrancarla incluso con una par de sillas … y ahora sí, cómo decía Amenábar, abre los ojos … y sin miedo, disfruta a papo lleno de éstas, en nuestro caso maravillosas rosquillas.
Bien, ya que vamos a pecar hagámoslo “comme il faut”, así que empieza a tomar buena nota de los ingredientes que te voy a dar y conseguirás cocinar unas maravillosas rosquillas para tus noches de correría.
Es muy fácil y son riquísimas, pero claro para conseguir este sueño, necesitamos ponernos el delantal y meternos, nunca mejor dicho en harina , … y bueno, si tu gente se porta como te mereces, quizás con la receta que vamos a ofrecer al final llegue para tod@s.
Así que quien esté por la labor, es necesario que se limpie bien las manos, porque con estas rosquillas nos las vamos a manchar, pero ya veréis que antes de que finalicemos y las tengamos que volver a limpiar, ya la masa habrá desaparecido de los dedos a chupetones.
Empezamos.
INGREDIENTES: (para unas 20 rosquillas)
100 gr de azúcar
La piel de 1/2 limón (sólo la parte amarilla)
50 gr de aceite de oliva virgen extra
1 huevo
25 gr de aroma de vainilla
250 gr harina de repostería
1/2 sobre de levadura química
1 pellizco de sal
Para freír:
300 gr de aceite oliva virgen extra
ELABORACION :
Modo tradicional:
Mezclamos todos los ingredientes en un bol hasta conseguir una masa esponjosa.
Dejamos reposar unos 15 minutos.
A continuación nos untamos las manos con aceite y formamos bolas del tamaño de una nuez y presionamos en el centro con el dedo para formar la rosquilla.
Las freímos con aceite bien caliente y las escurrimos sobre papel absorbente de cocina.
Espolvoreamos con azúcar y a disfrutar.
Modo thermomix:
Echamos el azúcar en el vaso bien seco y programamos 30 segundos, velocidad progresiva 5-10.
Añadimos la piel del limón y programamos 1 minuto, velocidad progresiva 5-10.
Agregamos el aceite, los huevos y la vainilla y mezclamos 10 segundos, velocidad 6.
Echamos la mitad de la harina, la levadura y la sal y programamos 8 segundos, velocidad 6.
Incorporamos el resto de la harina y mezclamos 15 segundos velocidad 6.
Si la masa que nos sale no es blanda, podemos incorporar unos 50 gr más de harina, programando 15 segundos, vaso cerrado, velocidad espiga.
A continuación nos untamos las manos con aceite y formamos bolas del tamaño de una nuez y presionamos en el centro con el dedo para formar la rosquilla.
Las freímos con aceite bien caliente y las escurrimos sobre papel absorbente de cocina.
Espolvoreamos con azúcar y a disfrutar.
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