Me cago en la Paridad!

En contra de la Teoría de Género.Puede parecer curioso pero en unos pocos días he oído esta afirmación a un par de hombres. Por motivos diferentes, pero la frase ha sido la misma. Uno se quejaba de que al trabajar en una profesión feminizada, es decir aquella en la que la mayoría son mujeres, tenía que formar parte de un órgano público porque al ser uno de los pocos hombres que trabajan en dicha profesión y requerirse que fuera paritario, “le había tocado” currar, cuando no quería hacerlo. Cosa que a mi me parece un lujazo, lo de trabajar (sobre todo en estos tiempos), a la vez que participar en un órgano donde se exige la paridad de género.

El otro se quejaba de que en el reparto de cargos del nuevo Gobierno Vasco, un amigo suyo se había quedado fuera por la p… paridad!!! Curiosa deducción. Me pregunto yo que por qué no se puede pensar que quien “sobra” es otro hombre y no siempre una mujer. Pero esta es la deducción más generalizada: la paridad está dejando a varones fuera de muchos puestos, entendiendo implícitamente que por ser varón se lo merece él y todos, al mismo tiempo que entiende que las que sobran son las mujeres porque son impuestas.

A mi todo este discurso me parece brutalmente liberal: no tiene en cuenta que las mujeres son continuamente despojadas de su derecho a participar en la vida pública (como contraposición a la privada que es donde se les lleva relegando durante siglos), para tener acceso a los ámbitos donde se toman las decisiones y por tanto se puede influir y empoderarse. Y al mismo tiempo, me parece netamente machista, porque intrínseca y repetidamente considera a las mujeres “inferiores” a los hombres, al dar por supuesto que los primeros tienen más valía que las segundas,  sólo por una cuestión de sexo, dejando de lado toda la Teoría de Género que es la que realmente hay que tener en cuenta en estos temas. Miren, si el [Enlace roto.] abiertamente dicha teoría, es una señal, nunca mejor dicho, de que este el único discurso que ofrece una perspectiva acertada a esta dialéctica. Sin esa perspectiva, se repiten y repiten los estereotipos en contra de las mujeres. Y las injusticias.

A estas alturas, no basta ya con reconocer que existe una gravísima situación de desigualdad entre hombres y mujeres, lo que se evidencia día a día de múltiples maneras: en el acceso al trabajo, en los salarios, en la política, en los cuidados, en la violencia machista, en la falta de corresponsabilidad, en la recalcitrante oposición a que las mujeres estén en puestos de responsabilidad…sino que apelo a una intervención positiva por parte de los varones para erradicar dichas desigualdades. Y en serio, y con mucho respeto, sino saben cómo hacerlo por lo menos que no se opongan.

Los hombres (no todos afortunadamente, pero una gran mayoría) difícilmente colaboran en este campo y más bien se mantienen en actitudes contrarias y oponen resistencia. Es el propio sistema el que asegura la supremacía masculina y es necesario que esto cambie, y sobre todo, que los hombres participen de este cambio. Y se puede empezar en vez de poniendo palos a las ruedas, reconociendo y apoyando las políticas que favorecen la participación de las mujeres en el terreno económico, laboral y político. Es decir, donde se concentra el poder, no para reproducirlo en la manera en que se está ejerciendo, sino todo lo contrario: para cambiarlo y crear una sociedad igualitaria de una vez por todas (no más igualitaria como comúnmente se dice, porque eso supondría admitir que ya lo es, y es así retórica y formalmente, pero no de facto). Será en esa sociedad igualitaria donde no harán falta normas, ni leyes, ni acciones de ningún tipo porque no habrá nada que corregir.

Es evidente, y la experiencia así lo ha demostrado, las limitaciones de la legislación como instrumento para conseguir la Igualdad Real. El caso más paradigmático es sin duda la Ley de Igualdad con casi 6 años de andadura. Curiosamente, quienes la tienen que cumplir demuestran sistemáticamente una inventiva increíble para saltársela. Sin embargo, hacen falta leyes y acciones positivas para atacar la discriminación directa y la indirecta. El movimiento feminista, clave en el avance de la Igualdad muestra sin embargo, una gran vulnerabilidad al toparse con una sociedad jerarquizada que intenta desde los centros de decisión política, conducir el feminismo por caminos de integración al sistema y de normalización de la desigualdad.

Como Victoria Sendón de León decía: “a estas alturas ya hemos descubierto el truco del bien común que se asienta siempre sobre el mal particular”. Y parece que los y las particulares continúan siendo las mismas. Sólo hay que echar un vistazo a la historia y otro a las noticias diarias. Muy a nuestro pesar, la “aventura” continúa.

Publicado por

Carmen Muñoz

Feminista. On Fire!

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