Betty Friedan: El «problema» que no tiene nombre.

Hoy escribo este post con un libro rojo a mi lado, ese libro rojo con el que hoy voy a salir a la calle. Y es que a mediados de los años sesenta, en muchos periódicos y revistas estadounidenses, y en algunas conocidas publicaciones europeas, solía caricaturizarse a las mujeres feministas siempre acompañadas de un libro rojo en la mano. Además de distorsionar su imagen continuamente como seres con un horrible aspecto físico, se sumaba ahora, para rematar de forma irónica dicha  imagen, un complemento que se suponía debiera ser  “El Segundo sexo” de  Simone de Beauvoir, o “La Mística de la feminidad” ambos pilares del feminismo y cuya autora fue Betty Friedan, teórica y líder del movimiento feminista estadounidense durante las décadas de 1960 y 1970. Por eso, también le hemos dedicado nuestro espacio radiofónico  «No somos recién llegadas» de La Galería de Radio Euskadi. Sólo tienes que pinchar en el link para escucharlo.

Se han cumplido ya 51 años de su publicación aquel 1963 con una tirada de sólo 3.000 ejemplares que pronto sobrepasó los dos millones, siendo reconocido un año más tarde con el Premio Pulitzer. En dicho libro, publicado cuando tenía 42 años, Betty Friedan criticaba actitudes muy arraigadas en Estados Unidos, pero desde luego extrapolables a Europa, como la idea de que la mujer sólo puede realizarse como madre y esposa. Criticó abiertamente a la publicidad a la que culpaba de ser «uno de los perfectos aliados que contribuía a perpetuar ese misticismo en torno a esa idílica vida doméstica y su forma de ser».

 

Betty Friedan fue tremendamente clara en diseccionar las relaciones entre mujeres y hombres y sostenía que esa “Mística-Idealización” que se hacía de las mujeres, constituía una conspiración para impedir que la mujer compitiera con el hombre en el trabajo y en otras áreas de la vida social. Habló de lo que denominó “El problema que no tiene nombre”. Las mujeres de aquella época vivían una insatisfacción tremenda, sumergidas en una vida supuestamente cómoda y pasiva, dedicadas en cuerpo y alma a sus maridos y al hogar. Así que muchas “amas de casa” se sentían vacías, carentes de ánimo y de personalidad en aquellos barrios idílicos que tantas veces hemos visto en las pelis y de hecho, a esa “insatisfacción” los médicos de entonces lo diagnosticaban como “síndrome de fatiga crónica” y el remedio: pastillas y más pastillas… Era el «problema» al que nadie quería poner nombre.

En una entrevista  realizada por Berta Sichel a Betty Friedan para el periódico El País, en 1983, explicaba muy bien qué pasó con la publicación de su libro de cubiertas rojas: “La reacción fue explosiva. Con las armas que tenían en la casa, escobas y sartenes, salieron a la calle gritando por la igualdad. Fueron llamadas brujas, acusadas de destruir la familia, ridiculizadas por los hombres y la Prensa. Sin atender a las críticas rompieron la imagen y los lazos (…) fueron a buscar la identidad lejos de los hombres, del matrimonio y de los hijos, exigiendo las mismas oportunidades y poderes”.

Así que aquí, consiguió editarse sólo dos veces en diez años: en 1965, con prólogo de Lilí Álvarez, tenista, escritora y periodista, y una segunda a principios de 1975, en un acto de verdadera valentía que hay que reconocer a las editoriales de la época, y que coincidió con una visita que realizó a Madrid en la cual se declaró abiertamente feminista, proclamando abiertamente que el movimiento feminista era revolucionario, e identificando a las feministas como “pioneras en la línea de fuego de la batalla para la evolución de la mujer”. Todo ello en plena agonía del régimen franquista:

https://www.youtube.comhttps://www.youtube.com/watch?v=IbTcTnxGjVo/watch?v=IbTcTnxGjVo

Escribió más libros sobre temas relacionados con la mujer como “La segunda etapa” y “La fuente de la edad” y además en sus memorias relató sus 22 años de violento matrimonio con un ejecutivo publicitario. También creó NOW, Organización Nacional de la Mujer en Estados Unidos donde ya reclamaba salarios iguales para hombres y mujeres y colaboró con organismos internacionales para temas de las mujeres.

Maltratada durante años, esta gran mujer que había estado recibiendo golpes de su marido sistemáticamente durante décadas, y del que finalmente se divorció, murió de una dolencia cardiaca a los 85 años, hace muy poquito en 2006. En 1970, y coincidiendo con el 50º aniversario del sufragio femenino, lideró una «Huelga por la Igualdad de las Mujeres» (Women’s Strike for Equality) que congregó a más de 50.000 personas y en la que se exijía “aborto gratis e inmediato”: han pasado ya 44 años y seguimos pidiendo lo mismo. Tomemos nota!

Publicado por

Carmen Muñoz

Feminista. On Fire!

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