Y las mujeres ¿ganaron las elecciones?

En las pasadas elecciones del 20D, ha ocurrido algo bastante poco habitual hasta ahora: fue la campaña en la que más he oído hablar sobre las mujeres, la Igualdad de Género y de Feminismo. Tampoco ha sido para tirar cohetes pero es verdad que la #ViolenciaMachista ha jugado un papel clave en algún que otro debate (sobre todo, porque durante la campaña electoral tres mujeres fueron asesinadas «oficialmente»). En uno de esos mediáticos (y mediatizados) debates, uno de los partidos (CiudadanOs) se jugó, o mejor perdió, muchos votos con unas declaraciones sobre la Violencia contra las Mujeres, en las cuales se hacía eco de su “visión” sobre esta lacra y que recogían en su programa, en el cual, y cito literalmente, quieren acabar «con la asimetría penal por cuestión de sexo» reformando la Ley Integral contra la Violencia de Género. A partir de esas declaraciones (no sólo, pero también, estoy segura) su caída fue en picado.

Este debate, es decir el del machismo recalcitrante que no cesa en querer equiparar que una mujer mate a un hombre a que un hombre mate a una mujer, solo refleja el no entender nada sobre la asimetría real del sistema patriarcal en el que vivimos, porque que las mujeres sean asesinadas por los hombres se produce en un contexto de desigualdad que los machirulos de turno se obcecan en no querer reconocer. Es lo que ya se ha denominado “la reacción posmachista del machismo”: todo para que este no desaparezca porque con él se van los privilegios, el rol dominante masculino que el patriarcado sostiene y la dulce sensación de poder decir siempre a las mujeres lo que tienen o no tienen que hacer.

no se nace machirulo

Entiendo, y quiero creer que muchas mujeres se movilizaron por tanto el pasado diciembre para no votar a partidos que además de ofendernos, cuestionan tal y como dice Miguel Lorente “la realidad de la violencia de género, al tiempo de atacar a las mujeres y a toda persona que la defendiera”. Pero nosotras hemos, o estamos aprendiendo la lección: cada vez tenemos un mayor grado de concienciación y ya no van a decirnos qué tenemos (o no) que hacer. Desde hace apenas un siglo (en Estado Español las mujeres votaron por primera vez en 1933) tenemos un arma irrefutable que nos da poder: nuestro voto. Y esto se lo debemos a las mujeres que durante casi dos siglos lucharon incansablemente por ello: las sufragistas.

https://www.youtube.com/watch?v=EYQoyv-U1i0

LAS SUFRAGISTAS

Hace poco más de un mes llegaba a las pantallas la película Las Sufragistas, narrando cómo estas consiguieron el voto para las mujeres en Gran Bretaña en 1928. A menudo se ha identificado el movimiento sufragista como aquél en el que sólo se pedía el derecho al sufragio y nada más lejos de la realidad, así lo afirma Ana de Miguel en 10 palabras claves sobre mujer: “las sufragistas luchaban por la Igualdad en todos los terrenos apelando a la auténtica universalización de los valores democráticos y liberales”. Además, Amelia Valcárcel afirma en su artículo La memoria colectiva y los retos del feminismo que la política democrática debe al movimiento sufragista dos grandes aportaciones de estilo:

  • La palabra Solidaridad (para evitar fraternidad con raíz “frater”-hermano varón-)
  • Los métodos y modos de la lucha cívica actual. El sufragismo innovó las formas de agitación e inventó la lucha pacífica.

A todas esas mujeres en todo el mundo, les debemos que ayer, hoy y mañana no sólo nuestro voto, sino también nuestro compromiso político sirva para cambiar el mundo. Un mundo más justo, más habitable y sobre todo un mundo donde dejemos de ser ciudadanas de segunda y nos maten en parte, por eso mismo. Cuidado, porque las cosas están cambiado y estas últimas elecciones son una prueba de ello: hemos empezado a marcar la agenda política y ya no hay vuelta atrás: es una #CuestióndeEstado!

¡»Puteros» españoles!

Leo, entre horrorizada y avergonzada que han desarticulado en Bilbao una banda de trata de mujeres nigerianas a las que obligaban a prostituirse, y no puedo evitar que me salte la alarma para ponerme a escribir sobre un tema que ya debiera haber afrontado hace tiempo pero que por polémico y difícil, he ido dejando pasar…

Foto Amsterdam

La trata de mujeres es uno de las mayores y más horribles lacras que existen en el mundo. Y por supuesto, uno de los delitos más vergonzosos que se comete fundamentalmente contra mujeres y niñas. Además de la explotación sexual de la que hoy me ocupo, tiene otras muchas facetas como son la trata con fines de trabajos forzosos, la servidumbre doméstica, la mendicidad infantil o la extracción de órganos.

Y quiero ir al grano: si hay que decir algo sobre la explotación sexual de mujeres y niñas, hay que hacerlo sin tapujos y recalcar que ésta es posible “sólo gracias al demandante de servicios sexuales” tal y como afirma la APRAMP (Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida). Es decir, que los “puteros” son los que hacen realidad que las mujeres vivan en condiciones de esclavitud sexual.

El estado español es el país más “putero” de Europa: casi un tercio de los hombres, (32%)* han reconocido haber contratado alguna vez los servicios sexuales de una prostituta. Los hombres son en un 99,7% los que consumen prostitución. Hablar de números en cuanto a las mujeres que ejercen la prostitución no es fácil, y no existen cifras oficiales, aunque diferentes organizaciones como APRAMP, cifran en unas 300.000 las mujeres que son objeto de prostitución y en más de 3.000 los establecimientos dedicados a la misma. En Euskadi se calcula que hay unas 1.800 prostitutas, de las cuales según Askabide, 900 ejercen en Bizkaia y el 70% de ellas en Bilbao. Médicos del Mundo ha realizado un estudio en el que señala que el 75% de las mujeres que lo practican son migrantes.

Codigos barras

Con estos números, la realidad estadística nos lleva a deducir que uno de cada tres hombres, de media, “van de putas”. Miren a su alrededor: yo cuando he puesto estas cifras sobre la mesa, aunque estuviera rodeada de 10 hombres todos lo han negado, por lo que solo me queda deducir que habrá otro grupo donde estadisticamente habrán de duplicarse “los implicados”, o que la mayoría de los que lo hacen, lo esconden. Y miren, igual lo agradezco porque de saberlo no podría mirarles a la cara. Me produce una tremenda repugnancia porque los hombres que consumen prostitución están colaborando con la explotación sexual y la esclavitud de las mujeres y además las están utilizando como un mero objeto sexual con las que pueden hacer lo que les dé la gana… Así que vergüenza por su parte es obligada, para luego reflexionar acerca de que la prostitución es una forma flagrante de violencia contra mujeres y niñas y hay que dejar de contribuir consumiéndola o justificándola. No hacerlo, significa que muchos necesitan acallar la voz de su conciencia…

La mayoría de los hombres (curiosamente), lo defienden diciendo que es una transacción económica como otra cualquiera, con un exceso de cinismo que raya lo obsceno, porque argumentan que las mujeres lo «hacen porque quieren», cuando la realidad es que el 79% de las mujeres afirman que si pudieran, lo dejarían. Y olvídense de los estereotipos: no son sólo hombres mayores, solteros empedernidos y barrigudos. Las cifras sobre jóvenes de entre 24 y 35 años que acuden a los prostíbulos, van en aumento. ¡Díganme qué mundo estamos creando!

Este más que complejo asunto, sobre el que hasta el Feminismo está dividido entre la regularización y el abolicionismo, ha demostrado que aquellos países donde se ha regularizado la prostitución no han conseguido frenar la trata de mujeres y sin embargo, en países como Suecia que en 1999 puso en marcha una Ley sobre la Prostitución, enmarcada ya dentro de lo que se denomina “nuevo abolicionismo”, ha ocurrido todo lo contrario. A través de dicha Ley, se despenaliza la venta de servicios (a las prostitutas)  y se penaliza la compra de los mismos: los hombres pueden ir a la cárcel. Pero sobre todo, y muy importante, la Ley se basa y conforma en base a considerar a la prostitución como violencia contra las mujeres, es decir, está hecha en vez desde una óptica patriarcal, desde la mirada feminista. Y un detalle más: cuando en 1999 se aprobó dicha Ley, el Parlamento sueco estaba conformado por casi un 50% de mujeres… Saquen sus conclusiones, aunque no hace falta pensar mucho.

Mientras, paseen por su ciudad y vean «lucecitas rojas» o disfruten de un viaje por carretera trufado (sobre todo en algunos tramos) de tugurios/clubs con luces de neón y nombres de mal gusto, donde cientos de mujeres son explotadas. Y piensen que mientras los hombres compren, vendan y exploten a mujeres, niñas y niños prostituyéndoles, estaremos contribuyendo a una sociedad de la que nos avergonzaremos día a día. ¡Y hay por tanto,  que ponerle freno!

*Encuesta Nacional de Salud (2009).

25N: Nos Queremos Vivas!

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ESTOY VIVA. Sí, ESTAMOS VIVAS. Y así es como nos queremos: VIVAS.

Quizás sea una cuestión de suerte, porque la violencia machista es como una ruleta rusa: no sabes quién la va a sufrir y no entiende de color, origen o condición. Y todo ello por una razón que no podemos y no queremos  cambiar: SER MUJERES.

Cada día se me hiela el corazón, porque no hay uno en el que no haya mujeres que sean agredidas, maltratadas, asesinadas… o que no sufran toda clase de micromachismos en su vida cotidiana.

Y de tanto que se hiela el corazón, se ha convertido en cristal, ante una sociedad que se ve incapaz de acabar con esta repugnante lacra que pone en juego la vida de las mujeres. Porque sí: Nos Están Matando. Por ello, al mismo tiempo cada hora, cada minuto y cada segundo, el corazón se torna en acero y metal para no dejar de denunciar, para no dejar de luchar y para no dejar de gritar… En definitiva, para no claudicar: PARA SEGUIR VIVAS.

Texto propio leido en acto institucional celebrado en Bilbao, hoy 25 de Noviembre: Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

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«Pollas violadoras, a la licuadora»

Ayer, en la multitudinaria Marcha contra las Violencias Machistas celebrada en Madrid, esta era una de las consignas junto con: «No son muertes, son asesinatos», «Si tocan a una nos tocan a todas», » El machismo es terrorismo», entre otras muchas que conformaron la banda sonora del #7NFeminista. Es verdad que algunas consignas suenan fuertes, incluso no del gusto de todas. Yo prefiero consignas más constructivas, pero no se me ocurre ni de lejos enjuiciar a las que las gritan. Si yo fuera una mujer violada o sujeto de un intento de la misma, es posible que las gritara hasta quedarme afónica. Son consignas reivindicativas llenas de hartazgo, y con el firme propósito de llamar la atención para de una vez por todas, acabar con la violencia machista.

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7 de Noviembre de 2015, una fecha que pasará a la historia del movimiento feminista, sí, del movimiento feminista porque aunque no lo parezca, fue dicho movimiento quien lo había organizado. Miles de mujeres abarrotamos las arterias centrales de Madrid, para que los violadores, los agresores, los asesinos, los maltratadores sientan en sus cuellos el aliento del rechazo; para demostrar que la sociedad los condena y los abomina. Sencillamente porque nos dan asco, mucho asco.

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Pero la noticia no ha sido portada en los medios, algunas fotos sí, pero apenas alusión a ese triunfo de organización y poder de convocatoria de 400 asociaciones feministas. Apenas titulares. Cuesta mucho reconocer un triunfo del Feminismo y desde luego, si se puede minimizar y reducir a su mínima expresión, pues aqui paz y después gloria… dejemos a esas locas que se «desfoguen» un día en la calle gritando lo que quieran, y a otra cosa mariposa.

NO he visto ni un solo artículo de opinión llamando a la reflexión, y mucho menos a la acción política. ¿Realmente esto le importa a alguien? ¿Tomaron nota los partidos políticos que estuvieron allí? Me temo que no, pero lo que sí presenciamos fue cómo los medios dieron como protagonistas a lOs dirigentes de los partidos, cuando se tenían que haber hecho eco de las organizaciones feministas. Creo sinceramente que hubiera sido un gesto de altura política que ellos mismos dieran un paso atrás y hubieran dejado los micrófonos a las mujeres feministas que llevan varios meses organizando la Marcha.

Esta actitud es muchas veces criticada, porque hay quien quiere entender que con ello las mujeres feministas no creemos que los hombres son parte de esta lucha. Lo son, por supuesto, pero no  los protagonistas. Ni Pedro, ni Pablo, ni Juan… En estos actos el protagonismo es de las mujeres. Entender lo contrario es contribuir al patriarcado que se resiste fuertemente  a dejar el espacio que nos corresponde. Incluso en este tema. En los actos de repulsa y condena a la violencia machista son ellas las que tienen que adquirir visibilidad. Los hombres tienen muchos espacios para demostrar que están en contra del machismo y deben hacerlo día a día, y más si cabe, si son representantes políticos. Y ya de paso, si les ponen un micrófono delante que sea para decir exactamente qué van a hacer para erradicar esta lacra, y no sólo condenarla y chupar cámara. Son responsables.

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Sin políticas feministas dirigidas por mujeres feministas dificilmente se va a luchar contra el machismo. Sé que es duro, pero es el inicio de reconocer de una vez por todas que ellos tienen los privilegios y que han de empezar a dejar de tenerlos para conseguir la necesaria transformación social que acabará con la discriminación de género y la violencia machista. No en vano, más de 800 mujeres han sido asesinadas desde 2003, superando el número de muertes por terrorismo en casi treinta años…

Creo que se puede decir más alto pero no más claro y para ello, comparto un video de El Tornillo sobre los hombres feministas del que quiero resaltar un mensaje: «Tenéis que ser compañeros en la lucha: mateneos en la retaguardia y, sobre todo, no nos digáis cómo tenemos que hacer las cosas«. Quien quiera comprometerse de verdad con esta causa, que reflexione al respecto. Son sólo 3 minutos.

Las fotos son de David de Ecuador Etxea.

Sin tetas no hay paraíso

El 19 de octubre se celebra el Día Internacional Contra el Cáncer de Mama.  En el Estado español se diagnostican unos 26.000 casos al año, lo que representa casi el 30% de todos los tumores que sufren las mujeres y el riesgo de que a una mujer le diagnostiquen un cáncer de mama a lo largo de su vida, es aproximadamente de uno contra ocho. La mayoría de los casos se diagnostican entre los 35 y los 80 años, concentrándose sobre todo en el segmento de edad que va de los 45 a los 65. El problema es que no existe un sistema nacional de registro de tumores por lo que es difícil conocer las cifras exactas.

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El cáncer de mama es, a escala mundial, el cáncer maligno más común entre las mujeres, aunque el más mortal es el de pulmón. A nivel mundial los mayores índices de incidencia se producen en Norteamérica, los menores en Asia y África. En el Estado español existe una distribución geográfica de incidencia notablemente variable según territorios: así en Cataluña la tasa de incidencia es de 83,9 casos /100.000 habitantes, mientras que la media estatal se sitúa en 50,9 casos / 100.000 habitantes. Por otro lado, el mayor riesgo para sufrir el cáncer de mama es el de ser mujer: sólo un 1-2% de hombres lo sufren, y para el 85% de las mujeres el mayor factor de riesgo es la edad avanzada.

Es posible que, lamentablemente, alguna de las personas que estén leyendo este artículo se sientan cercanas a esta tremenda y dolorosa, a todos los niveles, enfermedad. Pocas personas se quedan al margen, porque muchas han tenido a su lado a una mujer familiar o amiga que lo haya sufrido, es posible que algunas lectoras hayan tenido que hacerle frente. A todas ellas quiero mostrar mi más profunda admiración y apoyo.

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Por ello, este día que se fija en el calendario para visibilizar la lucha contra el cáncer de mama, es más que importante porque además, nos hace reflexionar sobre el mismo.

En este sentido, es importante aunque sea a grandes rasgos, abordar este tema desde una  perspectiva feminista y dentro del mismo, están no ya sólo las causas que lo provocan, sino el análisis de las mismas. Hoy en día no se puede decir que haya sólo una causa posible que lo produzca y es posible que se conjuguen varias, pero además de las que se citan a menudo como el uso de hormonas, genética, menopausia tardía, menarquía precoz, la no maternidad… una de las causas que más toma fuerza es la variable medioambiental, aunque muchos sectores de la medicina se resisten a reconocerlo. El tipo de estudios que avalan esta tesis, son investigaciones impulsadas por organizaciones de salud de las mujeres en los países desarrollados. Esto pone en evidencia la necesidad, cada vez más urgente, de abordar la salud de las mujeres desde una perspectiva de género que atienda y entienda los cuerpos de las mujeres de forma diferente a los cuerpos de los hombres, en torno a los cuáles gira la mayor parte de la política sanitaria.

El Feminismo con respecto a este tema, pone en el centro las vivencias de las mujeres dentro de un contexto social y político determinado, superando el marco patriarcal, y yendo por tanto, más allá del simple tratamiento médico. Es por ello que este enfoque ha sacado a la luz entre otros temas, la preocupación por el aspecto físico que la sociedad que nos rodea nos impone: “Se inunda a las mujeres de imágenes culturales de unos cuerpos perfectos y pechos hermosos, y ellas saben perfectamente si están o no a la altura” tal y como afirmaba ya hace unos años Mary White Stewart (1998). Muy a menudo las campañas para luchar contra el cáncer de mama, presentan el cuerpo de las mujeres fragmentado y representado por unas tetas perfectas, para deleite del hombre que las mira, banalizando el objeto de dicha campaña y con ello, y sobre todo, el cuerpo de las mujeres que queda cosificado. Las campañas de prevención son más que importantes, vitales, pero a menudo me pregunto si lo que realmente subayace en estos mensajes es el consabido y machirulo “sin tetas no hay paraíso”. Los medios de comunicación y agencias de publicidad debieran ser más responsables a la hora de abordar una enfermedad que crece en incidencia años tras año.

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Como afirma Sue Wilkinson en su artículo Mujeres feministas en lucha contra el cáncer de mama: lo personal y lo político: “Una perspectiva crítica y feminista exige tanto prestar atención a la experiencia de las mujeres como realizar un análisis político de esta experiencia, como componentes clave para trabajar hacia una transformación social” (2008).  Y es que en el fondo todas las mujeres tememos a este cáncer y sin embargo, sabemos muy poco de él, por lo que toda investigación, recursos, ayuda económica y apoyo social es poco. Y todo recorte que se haga en los presupuestos de Sanidad para su prevención o tratamiento, es un atentado contra nuestras vidas.

Por ello, este domingo 25 de Octubre estaremos en la Carrera Solidaria contra el Cáncer de Mama en Bilbao que organiza ACAMBI por segundo año, ayudando para que se consigan recursos para seguir luchando contra dicho cáncer, y visibilizando en una marea fucsia todo lo que queda por hacer, integrando así, lo personal y lo político.

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