«Rosita, ahí viene la vieja puta»

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Todos los años, un domingo a mediados de enero, una marcha recorre las calles de Berlín para recordar a Rosa Luxemburgo (a quien también le hemos dedicado nuestro espacio radiofónico de Radio Euskadi «No somos recién llegadas»),  y a su compañero Karl Liebknecht, asesinados un 15 de enero de 1919 en dicha ciudad. Este año han acudido más de 10.000 personas y como cada año, la marcha concluye en el cementerio de la ciudad, donde depositan una rosa roja en la tumba de ambos militantes socialistas. Una rosa roja como símbolo de la justicia, la libertad y la paz. Una rosa roja porque así es como llaman también a Rosa Luxemburgo, la Rosa Roja: brillante escritora, gran teórica marxista, filósofa, política y revolucionaria y sin embargo, apenas conocida.

Rosa nació en Polonia en 1871. Sufrió doble discriminación por ser mujer y ser judía, en una Polonia bajo el poder de la Rusia zarista donde las personas judías estaban  mal vistas. A los 16 años ya militaba en el partido socialista polaco y por ello, tuvo que exiliarse a Suiza a los 18 años donde pudo terminar brillantemente la carrera de derecho. No eran tiempos fáciles para que una mujer participara en política y de forma tan activa como lo hizo Rosa, pero pronto llegó a los órganos de dirección del partido y se mostró como una excelente oradora. Defendió la idea de que el socialismo debería emerger de un movimiento común, voluntario y consciente de todos los y las desprivilegiadas. Por ello, siendo muy joven, y durante toda su vida, fue encarcelada en varias ocasiones. 

En 1898 se trasladó a Alemania, para unirse al potente Partido Social Demócrata alemán. La muerte de Marx y Engels había abierto una amplio debate en el partido y ella, marxista ortodoxa, enseguida encontró su hueco para desplegar su intelectualidad y activismo político. Además, nada más comenzar el nuevo siglo XX, en 1905, tuvo lugar la primera revolución rusa y Rosa ya estaba escribiendo libros sobre filosofía política y artículos en periódicos de toda Europa. «Qué extraordinario es el tiempo que vivimos», escribía en 1906. «Extraordinario tiempo que propone problemas enormes y espolea el pensamiento, que suscita la crítica, la ironía y la profundidad, que estimula las pasiones y, ante todo, un tiempo fructífero, preñado».

Cuando estalló la I Guerra Mundial, Rosa junto con Karl Liebknecht no dudaron en encabezar las protestas de los socialistas de izquierda contra la Gran Guerra y también, contra la renuncia al internacionalismo pacifista que había hecho el Partido Social Demócrata alemán. Por ello, fue detenida de nuevo en 1915, sólo por eso, por mostrarse como una militante antibelicista ante el horror de una guerra en la que durante cuatro años morirían 6.000 soldados al día. En 1917, estalla la Revolución Rusa que Rosa abrazaría con entusiasmo porque veía realizado en ella el sueño de las personas oprimidas. Pero defensora de sus propias ideas, fue abiertamente crítica con Lenin y su concepción centralista y autoritaria del partido. Por entonces, Rosa seguía en la cárcel desde 1915 y desde allí siguió escribiendo. Cuando fue puesta en libertad en 1918, puso las bases teóricas para la escisión de la Liga de los Espartaquistas, que fue transformada en el Partido Comunista Alemán, el 30 de diciembre de 1918.

Sólo dos semanas más tarde, durante la Revolución espartaquista fue detenida en Berlín. Los soldados que odiaban todo lo que esta mujer representaba, la insultaron: «Rosita, ahí viene la vieja puta». Sólo tenía 48 años. Dicen las crónicas de la época que una vez detenida, fue golpeada y mientras la llevaban a un coche que debía conducirla a prisión, un soldado levantó su arma y la golpeó en la cabeza con la culata. Ella cayó al suelo rodeada de su propia sangre. Pero el soldado le propinó un segundo golpe en la sien. La levantaron, la metieron en un coche y la dispararon a quemarropa. Después, tiraron su cuerpo desde un puente a un canal.

El brillante intelectual Bertolt Brecht que por entonces sólo tenía entonces 21 años, escribía mientras buscaban su cadáver: La Rosa roja ahora también ha desaparecido/Dónde se encuentra es desconocido/Porque ella a los pobres la verdad ha dicho/Los ricos del mundo la han extinguido.

La encontraron casi cinco meses después y dicen que la reconocieron por un pendiente de oro, parte de su vestido y los guantes que siempre utilizaba. 95 años después,  la Rosa Roja sigue siendo un referente para todos los partidos de izquierda y está presente en la memoria de todas nosotras, porque aunque la mataron sigue aquí, como ella misma escribía la noche de su muerte justo antes de ser detenida, como si fuese una premonición: “¡Yo fui, yo soy, yo seré!”. Y sigues siendo Rosa, cada enero en Berlín y cada día inspirándonos con tus aciertos y tus errores, pero sobre todo, con tu espectacular valentía!

Puedes escuchar el espacio radiofónico «No somos recién llegadas» dedicado a Rosa Luxemburgo: http://www.eitb.com/es/audios/detalle/1939158/rosa-luxemburgo-la-galeria-radio-euskadi/

 

¡No somos recién llegadas!

 

http://www.youtube.com/watch?v=nApqBlv2t90

El sábado 10 de enero pusimos en marcha un nuevo espacio dentro de La Galería de Radio Euskadi denominado “No somos recién llegadas”, dedicado a contar la vida de las mujeres que de una forma u otra han hecho Historia, pero que ésta pocas veces la ha tenido en cuenta: o la Historia se las ha tragado, o simplemente no se les ha dado el lugar que merecen en ella.

Este transitar de muchas, muchísimas mujeres por los márgenes de la Historia es fruto de que ésta, la mayoría de las veces ha sido escrita en masculino lo que provoca que se convierta en “verdad universal”, presentando a las mujeres al margen de la civilización, invisibilizándolas a ellas y su contribución al progreso, a la igualdad y en definitiva a la vida de la que ahora disfrutamos. Este “no reconocimiento” ha hecho que las mujeres cuando aparecen, lo hagan como víctimas del proceso histórico, y esa imagen es la que nos hemos propuesto desmontar en el programa, porque es tendenciosamente falsa y porque “visibilizar el pasado y recuperar nuestra historia, nos evita ser permanentemente las recién llegadas».

Este granito de arena o como dice Amelia Valcárcel ese “infinitésimo moral” ante tal injusticia es el que pretendemos aportar todas las semanas (siempre y cuando el fútbol no nos desplace en la parrilla). Y lo vamos a hacer por ellas y para paliar esa falta de visibilización. Por ello lo hemos titulado No somos recién llegadas en una clara alusión a que sin todas y cada una de esas mujeres no estaríamos aquí, y a que por ellas, hoy seguimos aquí. Y dedicado a las que vendrán, porque recuperar la memoria histórica es esencial para seguir avanzando.

Ayer hablábamos de una mujer valiente: Concepción Arenal. Estoy segura de que han oído su nombre inumerables veces, pero la verdad es que pocas personas saben exactamente quién fue. Su nombre rotula algunas instituciones educativas y muchas asociaciones de mujeres, e incluso hay calles que llevan su nombre: una muy cerquita, en Sestao. Ella fue la primera mujer que asistió a la Universidad en el Estado Español.

Concepción Arenal fue una jurista y escritora realista vinculada al pionero movimiento feminista de finales del siglo XIX. En 1841 se convirtió en la primera estudiante de un título superior universitario, pero debido a su condición de mujer, sólo pudo cursar la carrera de Derecho en calidad de oyente y siempre que su presencia en los claustros universitarios no resultara indecente. En la práctica, esto se tradujo en la obligación de acudir a las aulas disfrazada de varón, pero no para que no la reconocieran como mujer, sino porque no podía distraer a sus compañeros vistiendo como lo que era: una mujer.

Por tanto, Concepción se vio obligada a ejercer, diríamos una especie de “travestismo”. El rito era el siguiente: acompañada por un familiar, Concepción se presentaba en la puerta del claustro donde era recogida por un bedel que la trasladaba a un cuarto en el que se mantenía sola hasta que profesor de la materia a impartir la recogía para las clases. Sentada en un lugar diferente del de sus aparentes compañeros, seguía sus explicaciones hasta que la clase concluía, y de nuevo era recogida por el profesor que la depositaba en dicho cuarto hasta la clase siguiente. Con muchísima paciencia y tenacidad, Concepción Arenal terminó sus estudios dederecho acomodándose a estos rituales.

Proseguir determinados estudios en aquellos años implicaba para el caso de las mujeres, que se les reconociera que meramente los habían cursado, esto es, que no tenían derecho a obtener el título, ni mucho menos a ejercer la profesión para la que estos estudios las validaban. De manera que bastantes mujeres que prosiguieron estudios a lo largo de la segunda mitad del XIX y hasta la segunda década del siglo XX y que aparecieron citadas en las actas de fin de carrera, nunca obtuvieron los títulos. En ocasiones se les hizo renunciar explícitamente a ellos. Fue a partir de 1880 cuando algunas universidades europeas comenzaron a admitir a mujeres en las aulas y por eso, aquellas primeras mujeres que tuvieron una educación superior, al verse rechazadas en los ámbitos que querían trabajar, encontraron refugio en la investigación. Enseguida esto se plasmó en los primeros premios Nobel como el de Madame Curie en 1903 y 1911.

Concepción fue una precursora del feminismo en el estado español en plena época del sufragismo. Decía: “La sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano”. Firme defensora de la formación como elemento clave para la consecución de la igualdad proclamaba: “Abrid escuelas y cerraréis cárceles”. En 1910 se permitió por Ley en el estado español que las mujeres pudieran matricularse en la Universidad. Una anécdota por ejemplo es que la Universidad de Deusto no admitió a una mujer hasta 1959. Tal y como decíamos ayer, apenas medio siglo! Lo que si es verdad es que lo hemos aprovechado bien si se miran las estadísticas en cuanto a rendimiento y matriculación. Pero ese tema da para un artículo completo…gracias Concepción!

 

¿Putas o sumisas?

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Me quedo realmente impactada viendo el esfuerzo que el arzobispo de Granada realiza al emitir un comunicado dando explicaciones acerca del libro que ha editado su arzobispado [Enlace roto.]. Ya me costó salir del shock, cuando hace unos días leía la noticia de su edición, que ahora, leyendo su comunicado he decidido que en vez de cabrearme, me lo voy a tomar con humor.

Y no es para menos. Una no sabe ya cómo reaccionar en estos tiempos de involución y rebosantes de reaccionarios que dueños de los medios de comunicación, y por lo que se ve también de las editoriales, se resisten a aceptar que estamos en el siglo XXI y siguen dale que dale con la matraka de querer enviarnos a las mujeres al siglo pasado. No, perdonen, al siglo I que para eso este tipo dice con todo orgullo que este libro (y el siguiente volumen) están inspirados «casi literalmente» en un pasaje de la Epístola a los Efesios. Y se queda tan pancho como si eso lo justificara todo.

Sinceramente, no me caben los emoticonos, exclamaciones y demás onomatopeyas que se me ocurren, cuando leo cómo afirma que el libro no incita a la violencia y que “sí lo hace una legislación que favorece el aborto”. No quiero insultar y debo ser políticamente correcta, pero yo me siento insultada cuando alguien dice esto, y si viene de la iglesia más. Déjennos en paz señores con sus diatribas hipócritas: dejen que las mujeres hagamos lo que nos de la gana, que en el fondo es lo que no pueden soportar, y sobre todo dejen que las mujeres decidan por sí mismas. No necesitamos sus consejos y menos que nos hablen de violencia, porque si a lo largo de la historia hay que nombrar a una institución en nombre de la cual se ha matado y torturado a más personas, esa es la iglesia… y su odio ancestral por las mujeres está escrito en los libros de Historia, al menos en aquellos que no han podido quemar ni censurar.

Y si siguen prohibiendo el aborto y los anticonceptivos ustedes y los gobiernos que como poder fáctico detentan, ustedes sí, ustedes, están enviando a la muerte a muchas mujeres: casi 50.000 mujeres mueren al año por someterse a abortos clandestinos… eso sí que es violencia. Les importamos una mierda, y nos prefieren muertas antes que libres.

Así que después de leer estas perlitas que aparecen en el citado libro:“Tendrás que aprender a ser sumisa. O sea, a ponerte debajo, porque tú serás la base de vuestra familia”  y “porque ya se sabe que nada atrae más a un hombre que un ‘no’, o que un teléfono que comunica, o que una puerta cerrada”, entre tantas otras, yo si pudiera, y de hecho escribo esto con la esperanza de que le llegue de alguna manera, le enviaría como respuesta esta canción de Meredith Brooks, Bitch… y si quiere que la traduzca, que si como alardea sabe tanto de mujeres, al menos lo esencial lo va entender… está bien clarito!

Con las tetas al aire!

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Bravo, Bravo y tres veces Bravo por las FEMEN!.Una acción como la ocurrida hoy en el Parlamento español es netamente necesaria, transgresora y sobre todo, tiene una repercusión mediática que cuántas campañas de marketing soportadas por miles de euros, quisieran para sí mismas. Y esto en el caso del aborto a punto de salir la Ley de Gallardón, es más que necesario por su eco, no sólo en el estado sino también por su repercusión en todo el mundo, para que quede patente que vamos a estar en la ley del aborto al nivel de los países más ultracatólicos, no respetando en absoluto los derechos de las mujeres que son inexcusablemente sagrados para nosotras.

 No puedo dejar de mostrar mi admiración por este movimiento y estas mujeres que, utilizando un símil operístico, se han mostrado más que Bravas.

Y es más, que lo hayan hecho interrumpiendo al impresentable de Gallardón me reporta tantas sonrisas y tanto bienestar, que viendo de nuevo las imágenes no puedo dejar de congratularme por la cara tanto del presidente del Parlamento, que las mira con gestos condescendientes auténticamente machistas, como la reacción del ministro de “injusticia” cuando ve que además de ser mujeres, salir con las tetas al aire, y reivindicar el aborto, oye con sus “santos oídos” que al aborto lo ponen al lado de la palabra sagrado. Al ministro, he creído entrever, le ha faltado por unos segundos la respiración. Hasta los micrófonos que se creían apagados lo han recogido: ¿aborto sagrado? Su cerebro no asimilaba estas dos palabras en la misma frase. Sólo le ha faltado decir a grito pelado: Anatema!

Creo que muchos de los presentes se han quedado con las ganas de decir “a la hoguera”. Qué nostalgia de aquellos tiempos de la Inquisición!. Aunque no se crean, disfrazada de otra manera, creo sinceramente que sigue funcionando.

Estas mujeres tan valientes (ya quisiera yo serlo!) han sido detenidas, cuando otros actos que han interrumpido la sesión parlamentaria anteriormente, sólo fueron sancionados. Y la derechona se escandaliza, además de por la interrupción en la celebración de lo que se considera la expresión máxima de la democracia (será por cierto “su” democracia), por cómo es posible que parte de la izquierda haya aplaudido la protesta de Femen. Me gustaría pensar que es imposible una mayor demostración de falta de democracia y sobre todo de respeto a las mujeres. Pero me temo que va a seguir siendo más que posible.

Ya sé que las han mirado como las locas feministas de siempre, incluso he llegado a oír en un canal de televisión que “son unas cochinas” (ya ven como en el recreo del cole). Por qué? Por enseñar las tetas? Por utilizar su cuerpo como arma de protesta en vez de como objeto de deseo? Hay algo mejor que desmitificar las tetas que éso?

Porque la clave está en cómo nosotras utilicemos nuestro cuerpo y no cómo ellos quieren que lo hagamos. Por eso las Femen son grandes. Y los parlamentarios, ministros y demás personal que han sido testigos de esta protesta hoy y las miraban con “asco y compasión” me dan pena. No se han dado cuenta de que esto no hay quien lo pare… enseñando y gritando dónde y cómo nos dé la gana para defender nuestros derechos. Sin tregua!

50.000 Mujeres muertas!

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Ayer se celebraba en todo el mundo el Día Mundial de Acción para el Acceso al Aborto Seguro y Legal. Sorprendentemente, y sobre todo por la importancia que tiene, no ha tenido apenas eco en los principales medios de comunicación. En la prensa escrita salvo contadas excepciones, ni rastro. Por supuesto en las televisiones, silencio total.

Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, casi 50.000 mujeres mueren cada año por abortar de forma insegura y 5 millones de mujeres sufren problemas graves a causa de los abortos clandestinos en países donde está restringido su derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

Me pregunto por qué estas cifras se invisibilizan, y por qué cifras tan escandalosas no son abiertamente difundidas para ayudar a que todas las personas se conciencien de este grave problema en todo el mundo, cuando además, ya son numerosos los organismos internacionales que advierten que restringir el aborto sólo conlleva clandestinidad y muerte.  

En el estado español tenemos una Ley del Aborto, que si ya es restringida desde mi punto de vista, además el reaccionario Gallardón se la quiere cargar para retroceder a los tiempos del post- franquismo. Y con dicha reforma el estado español se va a situar junto con Irlanda, Polonia y Malta, a la cola de Europa en este tema, y va a equipararse con buena parte de las zonas más subdesarrolladas de África o América Latina. Por eso, días como el de ayer son importantes, porque tienen como objetivo tener repercusión en los medios de comunicación y con ello acercar y sobre todo, concienciar a hombres y mujeres de la necesidad de no restringir los derechos de las mujeres. Por una sola y legítima razón: evitar que su salud y sus vidas sean sesgadas por las decisiones de gobiernos y por culpa de la religión.

¿Se imaginan que 50.000 hombres murieran al año por alguna razón que tenga que ver con no respetar sus derechos? O pongamos el caso, ¿50.000 muertes de policías, bomberos, militares…? no dejaríamos de oírlo y leerlo continuamente. Las Mujeres, que por supuesto están por encima de cualquier colectivo, sin embargo, son continuamente silenciadas y nadie les presta mucha atención. Ni siquiera en el Día Mundial a favor de la Despenalización del aborto. Sinceramente, he visto en los medios de comunicación más interés por el Dia de la Risa en el trabajo ( que no deja de ser una frivolidad en los tiempos que vivimos) que por la efemérides de ayer. Y tanto desprecio me causa mucha pena y decepción. Y sobre todo, teniendo en cuenta que el 60% de las mujeres viven en países donde el acceso al aborto está restringido, con las consecuencias que ello acarrea, me produce mucha, mucha mala leche.  No lo puedo (ni quiero) evitar!