50.000 Mujeres muertas!

aborto

Ayer se celebraba en todo el mundo el Día Mundial de Acción para el Acceso al Aborto Seguro y Legal. Sorprendentemente, y sobre todo por la importancia que tiene, no ha tenido apenas eco en los principales medios de comunicación. En la prensa escrita salvo contadas excepciones, ni rastro. Por supuesto en las televisiones, silencio total.

Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, casi 50.000 mujeres mueren cada año por abortar de forma insegura y 5 millones de mujeres sufren problemas graves a causa de los abortos clandestinos en países donde está restringido su derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

Me pregunto por qué estas cifras se invisibilizan, y por qué cifras tan escandalosas no son abiertamente difundidas para ayudar a que todas las personas se conciencien de este grave problema en todo el mundo, cuando además, ya son numerosos los organismos internacionales que advierten que restringir el aborto sólo conlleva clandestinidad y muerte.  

En el estado español tenemos una Ley del Aborto, que si ya es restringida desde mi punto de vista, además el reaccionario Gallardón se la quiere cargar para retroceder a los tiempos del post- franquismo. Y con dicha reforma el estado español se va a situar junto con Irlanda, Polonia y Malta, a la cola de Europa en este tema, y va a equipararse con buena parte de las zonas más subdesarrolladas de África o América Latina. Por eso, días como el de ayer son importantes, porque tienen como objetivo tener repercusión en los medios de comunicación y con ello acercar y sobre todo, concienciar a hombres y mujeres de la necesidad de no restringir los derechos de las mujeres. Por una sola y legítima razón: evitar que su salud y sus vidas sean sesgadas por las decisiones de gobiernos y por culpa de la religión.

¿Se imaginan que 50.000 hombres murieran al año por alguna razón que tenga que ver con no respetar sus derechos? O pongamos el caso, ¿50.000 muertes de policías, bomberos, militares…? no dejaríamos de oírlo y leerlo continuamente. Las Mujeres, que por supuesto están por encima de cualquier colectivo, sin embargo, son continuamente silenciadas y nadie les presta mucha atención. Ni siquiera en el Día Mundial a favor de la Despenalización del aborto. Sinceramente, he visto en los medios de comunicación más interés por el Dia de la Risa en el trabajo ( que no deja de ser una frivolidad en los tiempos que vivimos) que por la efemérides de ayer. Y tanto desprecio me causa mucha pena y decepción. Y sobre todo, teniendo en cuenta que el 60% de las mujeres viven en países donde el acceso al aborto está restringido, con las consecuencias que ello acarrea, me produce mucha, mucha mala leche.  No lo puedo (ni quiero) evitar!

¡De arroces y relojes biológicos!

Reflexiono a propósito del artículo publicado en El País, No soy madre porque no quiero, porque llevo tiempo pensando en escribir sobre este tema y la publicación del artículo me ha servido de inspiración.

Me pregunto por qué a las mujeres que han decidido no tener hijos/as, se les pone tanto en cuestión. Además de soportar continuamente algunas de las famosas frases como que se nos pasa el arroz, o  que nos vamos a perder lo mejor que puede hacer una mujer, nos vemos sometidas a la consideración muchas veces de ser una mujer a medias”, es decir no completas. Como si la maternidad fuese la fórmula mágica que realmente nos hace ser mujeres de verdad.

Yo, como cualquier mujer cabal, entiendo la maternidad como una opción absolutamente libre. El problema es que muchas veces no lo es. Pero es que todo este discurso patriarcal responde a una sola razón, la de continuar siendo recluidas en nuestro papel reproductivo y doméstico mientras el ámbito productivo, el público, y con ambos los de mayor prestigio, siguen siendo predominantemente masculinos. Hace tiempo ya lo denunciaba en mi artículo [Enlace roto.], desde una perspectiva más económica, pero ahora quiero denunciar cómo sistemáticamente se nos acusa de egoístas y sobre todo se nos calla la boca al grito de “tú no eres madre y no puedes opinar” cuando participamos en este debate. Y es que tampoco soy política y hablo de política, y tampoco soy creyente y hablo de religión. Nada me desautoriza. Pero es que hablar de temas como la maternidad están actualmente sublimados y parece que otorgan un estatus diferente, por no decir superior, a las mujeres que son madres. Y todo este discurso androcéntrico es, desde mi punto de vista, una trampa. Una trampa reforzada últimamente con el discurso actual de la maternidad y crianza natural que puede derivar en una “mística de la maternidad” peligrosa.

Me canso de escuchar a mi alrededor y sobre todo en los medios de comunicación, expresiones como: ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida o la experiencia de ser madre es la más maravillosa que le puede pasar a una mujer, y se me ponen los pelos de punta. Y yo respeto, pero entiendo que cada mujer debe hablar de su experiencia y no se debe objetivizar lo subjetivo, contribuyendo a que parezca un valor universal. Con ello no se hace sino contribuir a fomentar los valores patriarcales que han creado una sociedad injusta y desigual, fruto de la cual las mujeres seguimos siendo ciudadanas de segunda, bajo el lema de que para ser una Mujer “como dios manda” (quién sino), hemos de ser buenas madres y esposas. Porque al final, el cuidado de los hijos e hijas, como el de todas las personas dependientes, cae mayoritariamente en las mujeres.

Este sistema nos necesita para seguir reproduciéndonos, y para ello elabora un discurso en torno a la familia tradicional que invisibiliza y repudia otras formas de entender la sexualidad, la familia y la propia autonomía personal. Miren sino como para “ser buenas” y no «raritas» hay que tener bebés, pero por otro lado, si dos lesbianas quieren tenerlos se les pone las trabas que hagan falta. La hipocresía rezuma por todos los lados en este sistema arcaico, mohoso y lleno de meapilas.

 Y además, y para colmo, dentro del imaginario colectivo existe la creencia de que las mujeres que además de haber decidido no tener hijos/as, han decidido no tener pareja, no practican sexo. Se convierten así en unas estériles sociales, porque en el fondo hablamos de lo mismo, de reproducir la familia tradicional. Que está bien, para quien lo quiera, pero que hay otras formas de relacionarse. Y a propósito del sexo, nada más lejos de la realidad: en general la actividad sexual suele ser prolija, enriquecedora y sobre todo libre, muy libre.

Detrás de todo ello, esta por supuesto el miedo que se tiene a la capacidad de decisión e independencia que tenemos las mujeres, cada vez mayor sin duda, porque no vaya a ser que se me “desmanden” y me den la vuelta a esta sociedad injusta e insolidaria y se acaben los privilegios para muchos. Pero eso es lo que hemos empezado a hacer. Y mientras tanto, déjense de arroz y de relojes biológicos. Nos aburre!