Por no hablar de penes…

Estos días varios diarios están haciéndose eco de lo que han venido en titular  Errores que cometen las mujeres al tener sexo. Algunos han «detectado», o mejor dicho sentenciado, nada más y nada menos que diez. Otros, los más remilgados, lo han dejado en seis, evitando eludir algunos temas que todavía deben ser tabú, como es el sexo oral.

Todos y cada uno responden a estereotipos sexistas. No salvo ni uno. Y ninguno, a mi entender, responde a la realidad de las mujeres. Lo que ocurre es que están definidos desde una perspectiva absolutamente machista y androcéntrica. Por supuesto, estrictamente heterosexual ya que todo el discurso que leemos, está todo supeditado a lo que les gusta a ellos. No quiero ser desagradable, pero da un poquito de ganas de vomitar. Sobre todo viendo el montón de “me gusta” que ha clickado el personal.

 Yo por resumir, los he agrupado por estereotipos. Vean:

  • Las mujeres son pasivas: se tumban en la cama y dejan que el hombre “lo haga todo”, son ellos los que compran los preservativos y se niegan a tener sexo con estúpidas y trasnochadas excusas.
  • A las mujeres no les gusta el sexo: prefieren hacerlo a oscuras porque se avergüenzan de su cuerpo y ponen cara de asco en el sexo oral (que practican ellas).
  • Tienen que estar siempre perfectas para ellos: si hacen un striptease tiene que ser sólo para gustarle a ellos, tienen que estar siempre depiladas y ponerse las bragas más sexys que encuentren en su cajón…
  • Dañan el “orgullo masculino”: hablan de su pene comparándolo con otros… Touché!

Sinceramente me pregunto ¿han leído alguna vez más gilipolladas juntas? Pero ¿de qué mente calenturienta (y nunca mejor dicho) han salido esta sartas de chorradas trufadas de tópicos sexistas que no se atienen para nada a la realidad de una sociedad del siglo XXI?. Algunos, por lo que se ve, son unos nostálgicos y disfrutarían si siguiéramos funcionando bajo los parámetros de opresión y falta de libertad a los que las mujeres han estado sometidas durante siglos con un único fin: complacer y dar placer al varón.

Pero vayamos más allá. Por un lado, me pregunto quién, y si es periodista  todavía más, puede escribir esta serie de sandeces sin ningún rigor excepto el de “ser gracioso” y encima creerse que está sentando cátedra. Por otro lado, qué periódico con un mínimo de rigor y responsabilidad frente a la información que ofrece, se hace eco de una información tan dañina para las mujeres ahondando en los estereotipos machistas que ya debieran estar superados y ayudando a perpetuarlos, en vez de ofrecer una información responsable sobre un tema en los que los propios medios tienen mucho qué hacer y más por dejar de decir.

Podría hablar extensamente de la responsabilidad que los medios tienen en este asunto: los medios y también la publicidad, pero de este tema ya he hablado varias veces en otros posts de este blog: Te operas y te dan una escoba, ¡Se les ha ido la …olla! entre otros. Emakunde, que está celebrando estos días el  XI Foro de Igualdad,  ha puesto en marcha una iniciativa implicando a los medios de comunicación y publicistas de Euskadi para actuar por una comunicación no sexista. Ha habido mucha receptividad al parecer, pero este tema me suena a repetitivo y hasta ahora siempre ha quedado en agua de borrajas. Me temo que nos queda mucho por ver… y por leer.

Mientras, abogo por no dar pábulo a este tipo de noticias (y que si se hacen se critiquen abiertamente como es el caso) y que se creen referentes, tanto en la publicidad como en los mass media, de mujeres empoderadas, mujeres que saben lo que quieren, que toman la iniciativa porque lo desean y no por “imperativo sexual”, que saben decir NO y celebrar un SI, que hablan de penes (si es el caso) como algo normalizado, que son fans del sexo oral (como la que escribe) y desde luego, se ponen cuando quieren y como quieren las bragas que les da la gana… ¡Sin complejos!

Emprendimiento Femenino: ¿Truco o Trato?

En la UE parece que existe una gran preocupación por la situación precaria de las mujeres en el mercado de trabajo. Por ello, cada poco tiempo aparece a modo de  denuncia alguna noticia sobre la Brecha Salarial de género que se sitúa en la UE (según Eurostat 2012) en una media del 16,4%. En el Estado Español es del 17,8%. Pero sorprendentemente países referentes en Igualdad entre hombres y mujeres, como son los nórdicos, no están muy distanciados de esa media: en Suecia la brecha salarial es de un 15,8%, en Noruega 15,1% y en Finlandia un 19,4%. ¡Tomen nota! Es verdad que se ha ido reduciendo, pero mucho menos de lo que nos imaginamos, por lo que lleva camino de perpetuarse: en el Estado español en 10 años, sólo se ha reducido en 2,4 puntos. Un avance a todas luces demasiado lento.

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No creo que nadie, a estas alturas y con los datos en la mano, pueda decir lo contrario a pesar de todos aquellos que les gusta decir eso de “pero estamos mejor que antes” y sobre todo “las cosas no cambian de hoy para mañana”. A este paso ni para dentro de un siglo… otro más! La Brecha salarial de Género es uno de los indicadores que reflejan más claramente la discriminación y la desigualdad de género. Los números no engañan y acallan ese tipo de banalidades y simplezas que no son más que frenos al avance por la Igualdad.

En este contexto, leo una noticia cuyo antetítulo se refiere a la Brecha de Género y cuyo titular es: La UE apuesta por el empleo parcial de calidad para reducir la desigualdad de género y después de unas líneas, que a mi entender son sólo una declaración de intenciones sin aportar nada nuevo, me quedo sorprendida cuando se alude a que “Las conclusiones recuerdan, además, que el emprendimiento y el autoempleo pueden ofrecer a las mujeres una manera de compatibilizar las responsabilidades familiares con el trabajo y abogan por el apoyo de iniciativas para ayudarlas en ese ámbito”. Me preocupo.

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Hace un par de meses fui invitada a exponer en el Parlamento Europeo en Bruselas, una ponencia acerca del emprendimiento femenino desde una perspectiva de género. La titulé: Emprendimiento femenino, ¿truco o trato? En ella mostraba mi preocupación sobre si el emprendimiento, que ahora está tan de moda, pudiera ser una “burbuja” para maquillar las cifras de paro. Cifras en las que las mujeres, en estos años de crisis, han salido tremendamente perjudicadas.

Cuando la UE se muestra “preocupada” por el trabajo parcial de calidad es porque el empleo precario es netamente femenino: en jornadas, en salarios y en cualificación. La discriminación laboral tanto vertical (pocas mujeres en puestos de decisión) como horizontal (mujeres en “actividades femeninas” que perpetúa los estereotipos sexuales), están a la orden del día.

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Me pregunto entonces, ¿por qué esa presión a redirigirnos hacia el emprendimiento? Y sobre todo, tal y cómo se está enfocando, ¿no es un nuevo escenario que puede enmascarar y perpetuar “la doble jornada” para la mujer, entrando en el círculo más que viciado de la desigualdad? Si las mujeres, cansadas de trabajar en empresas dirigidas generalmente por hombres en las que muy a menudo poco reconocidas y discriminadas, sin unas políticas de conciliación igualitarias y con un techo de cristal irrompible, deciden ser emprendedoras, esto puede llevar a que, y esto es una hipótesis, muchas mujeres al final lo hagan para poder soportar esa “doble jornada”: la de seguir haciéndose cargo del trabajo doméstico y de los cuidados, eludiéndose así que se pongan en marcha políticas de corresponsabilidad, acompañadas de argumentos hacia una nueva mentalidad, que hoy son más urgentes que nunca.

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Por todo ello, creo que es imprescindible enfocar el tema desde una perspectiva de género y sobre todo desde lo que me parece una herramienta vital, si se tiene en cuenta dicho enfoque: el empoderamiento económico. Cada vez hay más estudios que avalan los beneficios que tendrían para las economías mundiales, una participación equitativa de mujeres y hombres en el mercado de trabajo, y esto se traduce en que en algunos países podrían disparar su PIB (GDP en inglés), hasta un 45%, como vemos en el cuadro que muestra los países de la UE:

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Más datos para que no me acusen de poco objetiva: esta Matriz de la Igualdad* pone de manifiesto, a nivel mundial, que a mayor empleo de mujeres, incluyendo los puestos de alta responsabilidad y de decisión, el soporte financiero y la educación, los países alcanzan una mayor riqueza económica.

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El empoderamiento económico es vital para conseguir la autonomía y el desarrollo personal de las mujeres. Ya sea desde el trabajo asalariado o desde el emprendimiento. Pero si somos conscientes de las cifras expuestas con respecto a la situación de la mujer en el mercado laboral, y conscientes del carácter cíclico de las políticas de igualdad, que en tiempos de crisis se estancan o involucionan, debemos afrontar todas las políticas a implementar en el mercado laboral desde una perspectiva de género seria.

Y creo sinceramente que esto hay que ponerlo sobre la mesa. Para que las mujeres alcancen ese empoderamiento económico es necesario, por tanto, que participen en igualdad en el mercado laboral, y en política, y en todos aquellos entornos donde puedan adquirir importantes cotas de poder y capacidad de decisión. Porque el emprendimiento no es la varita mágica, pero tampoco lo es la conciliación tal y como se está enfocando en muchas empresas e instituciones, ya que ambos términos pueden esconder precariedad, inseguridad y empobrecimiento para nosotras.

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Las mujeres ya hemos aprendido de otros errores que nos han querido vender y que supuestamente “eran nuestra salvación” en lo que al ámbito laboral versus doméstico se refiere. Por eso, todo ello puede ser una trampa, por eso también, hay que tomar conciencia de lo que está ocurriendo. Hay que distinguir muy bien cuando nos ofrecen algo, entre si es un truco o un trato…de otra manera volveremos a reproducir los mismos errores que generan desigualdad. La cuerda sin fin… Mucho cuidado!

 *Fuente: Empowering the third billion: Women and the world at work in 2012. Booz&Company. GDP data from the World Bank.