DUNKERQUE Y NUESTRA HISTORIA.

Jueves 27 de julio de 2017

Estuve viendo la película Dunkerque. A quien le gusta el cine bélico con valores, se la recomiendo. Al que le gusta observar un espectáculo de efectos especiales, luchas aéreas, situaciones límite, heroísmo, guerra y muerte, se la recomiendo. Y a los que les gustaría que nuestra historia de hace ochenta años fuera contada de esta manera, se la recomiendo doblemente.

Trata del embarque del ejército inglés y parte del francés en esta localidad del norte de Francia en 1940 tras iniciarse la II Guerra Mundial y las divisiones de Hitler de ocupar Bélgica y Francia tras hacerlo con Polonia.

Es una película con pocos diálogos. Todo funciona con la mirada hacia un espectáculo terrible y humano pero que a pesar de los muertos por la aviación alemana logró repatriar unos trescientos mil hombres. De no haber sido así, posiblemente Hitler hubiera ganado la guerra en ese momento y Gran Bretaña tenía que haberse rendido.

Viendo este sacrificio me imagino que los ingleses habrán pensado en el Brexit y al palpar visualmente lo que fue aquello se sentirán orgullosos de cómo reaccionó su país enviando una pequeña flora de barquitos, pesqueros, yates junto a los destructores a recoger al personal. Paralelamente a la historia de los soldados está contada la historia de los aviadores y de esos barquichuelos.

Bueno pues por todo ésto pasó Aguirre y su gobierno, los gudaris y milicianos, que tuvieron además que luchar sin armas y teniendo a su espalda solo el mar y unos barcos que llegaron y no les recogieron, una inmensa playa de Laredo que sirvió de aeródromo de guerra como la de Dunkerque, y un ejército en retirada, y, para colmo la visita que en mayo de 1940 hace el lehendakari a Ostende para ver a su familia le sorprende en plena desbandada y en plena operación Dinamo que fue el nombre que le pusieron el embarque en Dunkerque. Pero haría falta una película como la que ví para darnos cuenta de la intensidad de toda esta singular historia y de toda la épica que vivieron angustiados nuestros mayores cuando el fascismo pisaba con sus botas de hierro toda Europa.

Buena película con el mensaje final de Churchill de luchar en las calles, en las plazas, en los montes, en las playas, en las ciudades, en los pueblos para no rendirse nunca. Es una bella página de la historia de la humanidad y de Gran Bretaña. Recomiendo pues la película.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *