ELOGIO A LA CORTEZA: Militantes de la piel del cerdo, seguidores de la amiga pobre de la oliva, tomad nota, Chiang Mai es el paraiso de las cortezas crujientes. En cualquier esquina que se precie ahi estan dispuestas a hacerte crujir, colocadas en sus bolsas pequeñas o medianas y para los mas exigentes unas de tamaño super increible.
Las hemos probado y como somos incapaces de parar nos hemos prometido pasar un poco de ellas para evitar un atascon. Es caminar por la calle y te aparecen por todas las esquinas, las muy locuelas conociendo nuestro vicio nos cantan como sirenas. Pero firmes, nos vamos resistiendo a duras penas aunque a veces las fuerzas flaquean y llevadas por la emocion se nos saltan las lagrimas.
Ya relataba Ulises esta misma experiencia con este canto, claro que el pobre peor porque las tenia metidas en el barco y fuera, … pues fuera se estaba dando la tormenta perfecta o no se si me estoy liando y al final, … bueno que este hombre se las comio todas y acabo como acabo, eso si, su señora esperando a que el volviese y mientras, tejiendo y comiendo pipas, si porque Penelope era mas de pipas.
Proponemos pues a la corteza como aperitivo con encanto, por su vocacion de internacionalizacion, asequible tanto en oriente como en occidente, tambien llamada el caviar del operario. La podemos comer como siempre o ya hay cocineros que la incluyen con propuestas de vanguardia. El chef Dani Garcia hace una receta espectacular acompañandola con miso.