Siempre nos quedará un grato recuerdo del primer coche que hubo en la familia. Sin cinturones de seguridad, sin airbag, sin climatizador, casi sin nada, pero que felices eramos. Si estos montones de chapa hablaran….
Este coche adquirió el triste sobrenombre del «coche de las viudas».
El mil quinientos era un lujo romano.