No te piques….

foto: coche-clasico.com

El transcurso de mi infancia corrió paralelo a la invasión del automóvil en este país. De ver una calle vacía donde podías jugar al futbol, pasamos a un aprendizaje de las marcas de los coches, de los centímetros cúbicos, de lo que corrían, etc.

Seat 600 y 800, Simca 1000 –Barreiros, eso sí- Renault 4/4, Citroen 2 cv…. eran las “joyas” que iban llenando nuestros “campos de futbol” arrinconándonos a campas y patios de colegio. Reconozco que el que disponía de uno de esos coches se tenía que sentir muy orgulloso, la gente los paseaba por el barrio para que todo el mundo supiese que había comprado un coche y ya no digamos cuando se iban de vacaciones al pueblo.

Con lo que les había costado era lógico que pensaran que era el mejor coche del mundo, el que más corría, el que más “reprís” tenía, el que menos consumía, y así todo. Nadie quería dejarse pisar por el vehículo del vecino. En carretera se notaba el “poderío”. No se podía -bajo ningún concepto- permitir que un “dos caballos” adelantase a un seiscientos, que un Simca 1000 pasase en una recta a un R-8, hasta dónde íbamos a llegar. El “pique” era una constante en todos los viajes y en los comentarios de los propietarios.

Para mejorar la “joya” se optaban por soluciones de lo más original: ponerle doble tubo de escape –de adorno, claro-, llenarlo de pegatinas de rallyes –eso daba bastantes más caballos- el caso era darle más potencia y agresividad al coche. No cuento con los accesorios imprescindibles y obligatorios que todo vehículo debía llevar: la tira de goma colgando –para evitar el mareo de los niños– y los consabidos cojines de ganchillo en la repisa trasera hechos por la abuela.

Gracias a Dios, la gente ya no se “pica” tanto en carretera. Ahora el problema es del personal que dice “yo voy a mi velocidad y el quiera correr más, que me adelante” y no se da cuenta de que va montando unas caravanas de órdago.

Si es que no puede ser….

Agur