¡De arroces y relojes biológicos!

Reflexiono a propósito del artículo publicado en El País, No soy madre porque no quiero, porque llevo tiempo pensando en escribir sobre este tema y la publicación del artículo me ha servido de inspiración.

Me pregunto por qué a las mujeres que han decidido no tener hijos/as, se les pone tanto en cuestión. Además de soportar continuamente algunas de las famosas frases como que se nos pasa el arroz, o  que nos vamos a perder lo mejor que puede hacer una mujer, nos vemos sometidas a la consideración muchas veces de ser una mujer a medias”, es decir no completas. Como si la maternidad fuese la fórmula mágica que realmente nos hace ser mujeres de verdad.

Yo, como cualquier mujer cabal, entiendo la maternidad como una opción absolutamente libre. El problema es que muchas veces no lo es. Pero es que todo este discurso patriarcal responde a una sola razón, la de continuar siendo recluidas en nuestro papel reproductivo y doméstico mientras el ámbito productivo, el público, y con ambos los de mayor prestigio, siguen siendo predominantemente masculinos. Hace tiempo ya lo denunciaba en mi artículo [Enlace roto.], desde una perspectiva más económica, pero ahora quiero denunciar cómo sistemáticamente se nos acusa de egoístas y sobre todo se nos calla la boca al grito de “tú no eres madre y no puedes opinar” cuando participamos en este debate. Y es que tampoco soy política y hablo de política, y tampoco soy creyente y hablo de religión. Nada me desautoriza. Pero es que hablar de temas como la maternidad están actualmente sublimados y parece que otorgan un estatus diferente, por no decir superior, a las mujeres que son madres. Y todo este discurso androcéntrico es, desde mi punto de vista, una trampa. Una trampa reforzada últimamente con el discurso actual de la maternidad y crianza natural que puede derivar en una “mística de la maternidad” peligrosa.

Me canso de escuchar a mi alrededor y sobre todo en los medios de comunicación, expresiones como: ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida o la experiencia de ser madre es la más maravillosa que le puede pasar a una mujer, y se me ponen los pelos de punta. Y yo respeto, pero entiendo que cada mujer debe hablar de su experiencia y no se debe objetivizar lo subjetivo, contribuyendo a que parezca un valor universal. Con ello no se hace sino contribuir a fomentar los valores patriarcales que han creado una sociedad injusta y desigual, fruto de la cual las mujeres seguimos siendo ciudadanas de segunda, bajo el lema de que para ser una Mujer “como dios manda” (quién sino), hemos de ser buenas madres y esposas. Porque al final, el cuidado de los hijos e hijas, como el de todas las personas dependientes, cae mayoritariamente en las mujeres.

Este sistema nos necesita para seguir reproduciéndonos, y para ello elabora un discurso en torno a la familia tradicional que invisibiliza y repudia otras formas de entender la sexualidad, la familia y la propia autonomía personal. Miren sino como para “ser buenas” y no «raritas» hay que tener bebés, pero por otro lado, si dos lesbianas quieren tenerlos se les pone las trabas que hagan falta. La hipocresía rezuma por todos los lados en este sistema arcaico, mohoso y lleno de meapilas.

 Y además, y para colmo, dentro del imaginario colectivo existe la creencia de que las mujeres que además de haber decidido no tener hijos/as, han decidido no tener pareja, no practican sexo. Se convierten así en unas estériles sociales, porque en el fondo hablamos de lo mismo, de reproducir la familia tradicional. Que está bien, para quien lo quiera, pero que hay otras formas de relacionarse. Y a propósito del sexo, nada más lejos de la realidad: en general la actividad sexual suele ser prolija, enriquecedora y sobre todo libre, muy libre.

Detrás de todo ello, esta por supuesto el miedo que se tiene a la capacidad de decisión e independencia que tenemos las mujeres, cada vez mayor sin duda, porque no vaya a ser que se me “desmanden” y me den la vuelta a esta sociedad injusta e insolidaria y se acaben los privilegios para muchos. Pero eso es lo que hemos empezado a hacer. Y mientras tanto, déjense de arroz y de relojes biológicos. Nos aburre!

Publicado por

Carmen Muñoz

Feminista. On Fire!

4 comentarios en «¡De arroces y relojes biológicos!»

  1. Totalmente de acuerdo Carmen.
    Es uno de los temas que sale a menudo cuando intento explicar que el patriarcado y el sexismo siguen vigentes (y que por tanto necesitamos el feminismo y medidas concretas) – las expectativas que se proyectan sobre las mujeres, desde peques, son totalmente distintas a aquellas que se proyectan sobre los hombres.

    Y es curioso que aunque «lo mejor que le puede pasar a una mujer» es ser madre, cuando es un padre que decide ocuparse más de su familia se considera que ha sacrificado su «principal» tarea, la de ser quien gana el dinero en la familia, etc.

    Vamos, que como sociedad nos creemos muy moderna y muy avanzada, pero los roles de generaciones anteriores los tenemos muy interiorizados.

    Gracias y enhorabuena como siempre por el blog!

    1. Gracias Joan por tu interesante aportación sobre la sobrevaloración de las mujeres que son madres. Efectivamente, dejarlo todo por tus hijas/os es femenino. Dejar el trabajo que en el caso de los hombres es su «principal» ocupación, se escribe en masculino. De sociedad moderna, me temo que nada!

  2. La experiencia propia me empuja a comentar acerca de este articulo que describe muy bien los sentimientos adheridos y no adheridos a la maternidad. Pero aun puede incluso viajar mas alla, al borde de la accion inconsciente. Yo he decidido no tener hijos. En realidad, no lo he decidido sino que ha sido una conclusion que me ha encontrado a mi (en vez de buscarla yo a ella a traves de preguntas y planteamientos). Me considero muy afortunada de haber vivido una vida plena en la que por consecuencias de lo mas natural, obvio y organicamente, lo de ser madre no ha sucedido y eso, como mujer, ha sido la representacion de libertad mas grande que he podido disfrutar. Porque vivir la vida como un SER HUMANO, sin tener que mirar el reloj biologico a partir de los 40, sin dejarse influir por culturas y arraigos y presiones familiares, ha sido la mejor manera de expresar mi feminismo. La maternidad no ha tocado mi vida porque mi vida no lo ha requerido, y porque mi vida ha tomado el cauce que el deseo y la oportunidad, a muchos niveles, le han otorgado. Lo de ser madre no es una funcion para mi, sino mas bien otro galardon con el que embellecer mi existencia. Ni me lo planteo, ni me lo pregunto, ni lo deseo, ni no lo deseo. El foco de quien me mira y me conoce se posa en mi como persona. Esta claro que no he sentido ni la necesidad ni el tiron, de tener hijos, pero estoy orgullosa de haber llegado a este punto sin tener que sentarme a pensar en ello. Algunos diran que soy inconsciente, a mi me parece un gran lujo, haber podido dejar a mi vida que tome su cauce mientras disfruto de ella plenamente.

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