Cospedalilla de mi corazón!

trío Cospedal

Mira que nos lo pone fácil la Cospedal… en el Día Internacional de la Mujer que celebramos hoy 8 de Marzo, ni corta ni perezosa se atreve a decir:  es «muy ofensivo» y «machista» para las mujeres formar parte de una cuota por el mero hecho de ser mujer. Sinceramente, esta elementa como portavoz de lo que piensa el cada vez más derechoso PP y su gobierno, es simplemente una IGNORANTE, pero con mayúsculas. Y no hay nada más peligroso que un o una ignorante con poder…

Practico la solidaridad asertiva entre mujeres, pero en este caso, no. Mire señora Cospedal, usted se está cargando, así como que no quiere la cosa, y en aras de lamer los oídos de las personas que piensan como usted (que,desafortunadamente, no son pocas),  toda la lucha de muchas mujeres durante muchos años, sin la cual usted, prepotente y soberbia, no estaría ahora mismo donde está. Claro que seguramente, prefirirá darle las gracias a la Sección Femenina que es una de las instituciones que durante muchos, muchos años, destrozó a una generación entera de mujeres privándolas de sus derechos, y ha dejado un poso heteropatriarcal que han sufrido las generaciones posteriores.

Le recomiendo, aun sabiendo que le puede producir una urticaria, que repase un poco la teoría y literatura feminista para saber cuál es la realidad actual de las mujeres y se estudie bien los índices de desigualdad que en todos los ámbitos estamos sufriendo. Por todo ello,  muchas de nosotras estamos luchando ferozmente para conseguir la Igualdad real (no de la que ustedes hablan sin saber lo que dicen, como es el caso). Pero luchamos siempre  desde lo positivo, sin estar en contra de nada ni de nadie… pero es que usted,  nos lo pone difícil.

Este discursito del que ya estamos más que cansadas (como dice Nuria Varela, cansadas de estar cansadas), tiene un tufo neoliberal que se carga de un plumazo toda la teoría de género y da por supuesto que la valía es de los hombres, ya que son ellos los que siguen detentando el poder político y económico favoreciendo que los varones aseguren su supervivencia.  Y no voy a poner más cifras porque en un día como hoy los medios están inundados de ellas que sólo hacen confirmar lo que venimos denunciando y lo que reiteradamente muchas personas no quieren ver, y si pudieran, no nos dejarían verlo a las demás.

Algún estudio anticipaba, que sin la implementación de acciones positivas hacia las mujeres, no se conseguiría la igualdad hasta el 2040. Sinceramente, y eso que el estudio era de de la ONU, creo que no se conseguiría nunca. Porque la resistencia a ello es tal, que siempre habrá algo que la frene: antes la formación, luego la maternidad, ahora la crisis… y después, no se preocupen: el propio sistema generará justificaciones para que las mujeres no podamos conseguir la “plena ciudadanía” (Lagarde  denomina  “semiciudadanía” a la situación actual), porque ahora no la tenemos ya que muchos de nuestros derechos se los están pasando “por debajo de la pata” (ya me entienden que no quiero ser grosera), y así indefinidamente…

Las cuotas, cospedalilla de mi corazón, son el resultado de un proceso de concienciación sobre el real alcance de la subjetivación femenina y reflejan al mismo tiempo un intento de rediseño de las asimetrías de género. Pero es verdad, la concienciación sigue siendo precaria, pero no decrece. Por eso, días como hoy son importantes porque visibilizan y denuncia de forma masiva la precariedad que en diferentes ámbitos de la vida viven aún muchas mujeres y niñas.

Y por favor, no me vengan con la milonga de que lo mejor sería que no hiciese falta celebrar un día como el 8 de marzo. De obvio ofende.  Pongámonos a trabajar para que eso ocurra, propongámonos todos y todas, aunque sea un mínimo gesto que durante este año nos ayude, a que para el año que viene haya mejorado la situación para todas las Mujeres y Niñas de este planeta.  Porque lo que está ocurriendo es que con tanto por hacer, cada año nos damos cuenta de lo poco que han mejorado las cosas. La recesión económica, no sólo dificulta los progresos de la mujer, sino que amenaza los logros conseguidos. Pero no vamos a permitirlo, verdad?

Víctima del maltrato

 

Creo que apenas tenía 17 años cuando tuve mi primera experiencia de maltrato a una mujer. Maltrato machista. Entonces creo que no fui consciente de lo que era, ni de lo que realmente significaba. Por supuesto, por entonces  todavía no se había instaurado el 25 de Noviembre como el Día para la  eliminación de la violencia en contra de las mujeres. El maltrato machista tampoco “existía”: o se silenciaba o la noticia era muy escabrosa y aparecía en los periódicos como un asesinato más, al estilo de lo que durante años se hizo en El Caso.

Sólo supe que una compañera de trabajo había dejado a su novio. Una tarde cuando volvía a su casa en coche aparcó en su garaje y a la salida estaba su ex esperándola para darle una paliza. Y se la dio. Eso fue de lo que me enteré. Tuvo que ser ingresada en el hospital. Aquellos días andaba yo haciéndome unas pruebas en el hospital y me pareció de lo más normal pasar a visitarla. Cuando abrí la puerta, vi a una mujer con la cara amoratada y llena de heridas (las piernas estaban tapadas), un brazo escayolado, el suero y varios medicamentos entraban en sus venas… Tuve un shock. Pero lo que no he olvidado -y miren que han pasado años- es su cara al verme: ladeó la cabeza para no mirarme y se puso a llorar… posiblemente de  vergüenza. Sólo alcancé a decir su nombre, me di la vuelta y me marché llorando  de pena, de rabia y de impotencia. Sin embargo, a su alrededor todo se trató en susurros. No era un tema público. Nadie hablaba de violencia machista, ni siquiera de maltrato. Por supuesto nadie habló de denunciarlo. Es que el novio era muy “rarito y especial”. Lo que era realmente es un despreciable maltratador como todos aquellos que están detrás de los 4.858 casos de violencia machista que hubo en Euskadi en 2011, lo que significa 13 casos al día y un 13,4 por ciento más que en 2010. Hasta octubre, ya son 4.194 casos los contabilizados, 149 más que el año anterior.

Otros datos que ponen los pelos de punta: en Euskadi en el 2011 crecieron las violaciones un 42% más que el año anterior. El 30% de las mujeres víctimas de la violencia machista tienen menos de 30 años. Una de cada tres mujeres vascas soporta algunas formas de violencia machista de alta o baja intensidad, pero lo desconoce porque no es consciente de que la relación mal llamada amor esconde una situación de violencia de género. El número de menores de edad, de entre 14 y 17 años, enjuiciados por delitos relacionados con la violencia de género ascendió a 778 desde 2007, una cifra que representa un aumento del 23,7% entre 2007 y 2011…suma y sigue!

Ante esta evidente escalada de violencia contra las mujeres, no queda más que trabajar profunda y contundentemente en la prevención, concienciación y educación. Pero hay que ir más allá. Se presenta a las mujeres como víctimas que necesitan protección y asistencia, más que sujetos activos que luchan por sus derechos y por su independencia. Y esto tiene que cambiar. Las acciones suelen estar orientadas hacia el tratamiento de las consecuencias de la violencia, a través de la asistencia, cuando lo que se necesita es un cambio estructural de la sociedad heteropatriarcal a través de medidas educativas de carácter integral y de la reeducación de los maltratadores a partir de la primera señal de violencia. De otra forma, parece que encima son las mujeres las que tienen la responsabilidad de acabar con la violencia machista  a través de sus denuncias.

Sólo así se podrá poner fin a esta lacra, trabajando conjuntamente de organizaciones sociales y políticas, instituciones y gobiernos: poniendo las bases hacia esa necesaria transformación social, reconstruyendo la educación, superando los falsos mitos sobre la sexualidad y las relaciones, y rompiendo con el modelo de familia tradicional. No queda otra!

Esto qué es, ¿la Sección Femenina?

Muy dura ha sido la lucha de la perseverante Viviane Reding que, por fin esta semana, ha conseguido que la Comisión Europea haya aprobado su propuesta de una ley europea para que haya un 40% de mujeres en los Consejos de Administración de las empresas en 2020. Ha sido una lucha titánica contra un frente, donde países que se autodenominan modernos y progresistas como Reino Unido y Holanda, se han opuesto rotundamente a su propuesta de una cuota femenina obligatoria en las empresas.

Admiro profundamente a esta Vicepresidenta y Comisaría de Justicia de la Unión Europea. Mujeres así necesitamos en este precario mundo que nos ha tocado vivir a las mujeres. Pero ha sido, desde mi punto de vista, una victoria amarga ya que para sacar la propuesta adelante,  ha tenido que ceder en que sean los estados miembros los que diseñen las sanciones  a las empresas que no cumplan ese 40%. Y eso es muy peligroso, porque va a ocurrir  lo que está ocurriendo aquípor ejemplo,  con la “Ley Orgánica para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres” de marzo del 2007: una ley bastante innovadora en sus intenciones pero que las empresas no  cumplen, y no pasa nada. Ni se han puesto en marcha los suficientes Planes de Igualdad que con un plazo máximo de ocho años, habiendo pasado ya casi seis, debieran estar en funcionamiento en todas las empresas de más de 250 trabajadoras y trabajadores ya que es obligatorio, ni como se dice en su artículo 75, haya en sus Consejos de Administración una presencia equilibrada de mujeres y hombres.

Y nadie mueve ficha. Con la que está cayendo, para qué vamos a meternos en estos menesteres, si lo que importa es salir de la crisis. Evidentemente, una crisis provocada por los varones que son los que detentan el poder, toman las decisiones y que miren por dónde, nos ha abocado a la denigrante situación actual.

Y claro, lo de cuánto nos aburre esto de la paridad, porque somos personas y lo que importa es la valía de los individuos, es un discurso ferozmente neoliberal que no atiende a que la discriminación es evidente en este ya viejo y contaminado (en todos los sentidos) continente: el 86,3% de los consejeros son hombres y el 60% de las nuevas licenciadas mujeres. Y es que a mí también me aburre a veces… pero porque creo que tanta injusticia debiera desaparecer…ya, de cuajo, sin contemplaciones.

Así, que como a mí me gusta decir, de aquellos polvos estos lodos y tenemos que escuchar estupefactas a la presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso español, diciendo sin un mínimo de decoro ante el Comité de Derechos de la Mujer en el Parlamento Europeo que hay necesidad de lograr la paridad pero “con premios y desde la voluntariedad”. ¿Pero dónde se cree que estamos? Pensará que aún seguimos en los años de la Sección Femenina, porque su discurso huele a eso: a rancio, patriarcal y a pobres chicas sin talento que sólo nos queda interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho. Y es literal de lo que por entonces pregonaba el aparato de educación femenino, junto con curas y médicos de aquellos años de la dictadura.

Es evidente que  control masculino del mundo público sigue siendo una base importante de las relaciones patriarcales modernas, porque los varones regulan las condiciones en las cuales se les permite a las mujeres acceder al mismo. Aunque actualmente lo “políticamente correcto” es afirmar que es positiva la incorporación de las mujeres a los ámbitos de decisión, la realidad es que si no se emplean estrategias de género como los sistemas de cuotas (directos o indirectos), la paridad entre mujeres y hombres no va a ser nunca una realidad.

Esperar con los brazos cruzados a que porque una ley se promulgue, cambie algo, es cuanto menos, ingenuo. Porque la resistencia de los varones a perder sus cuotas de poder es férrea y no va a ser fácil que con el montón de mujeres que se necesitarían para ocupar dichos cargos, nos los cedan generosamente.

Pero cueste lo que cueste, seguiremos hablando de paridad, y lo haremos en la esfera pública si nos dejan, y sino en la calle (quién sabe, dentro de poco igual tampoco nos dejan a base de golpes), porque sabemos organizarnos y porque la presión externa es imprescindible para conseguir ser eso: personas sí, pero personas con igualdad de derechos. Sin ese movimiento feminista y asociativo, les puedo asegurar que hoy nos estaríamos donde estamos. Aunque haya mucha gente a la que no le guste y siga ridiculizándonos. Y porque aunque la ley de Reding al final no salga adelante (realmente está difícil con Cameron y Merkel en contra),  aunque las leyes no se cumplan para sonrojo del sistema democrático en el que vivimos, y aunque en los nuevos presupuestos del Estado para 2013, se haya reducido un 24% en políticas de Igualdad y Bienestar Social, seguiremos perseverando como Viviane. Porque para Sección Femenina ya tuvimos una y con las majaderías que decían sólo nos queda hacer chistes y reírnos un poco. Pero aparte de eso, ni un paso atrás!

Escotes a tutiplén!

Oír a estas alturas que hay mujeres que consiguen trabajo porque enseñan su escote, se acuestan con su jefe u otras perversidades fruto de los estereotipos que perduran en nuestra sociedad, me parece como poco, bastante frívolo en el contexto actual de paro, rescate y recesión que estamos viviendo

Llevo escuchando este tipo de argumentos durante toda mi vida, bueno, ese y otros, como que hay mujeres que mantienen sexo con sus jefes para ser ascendidas(disculpen por ser tan recatada, porque evidentemente cuando alguien se refiere a este tema, otros verbos más sonoros y explícitos son los que se usan ), o que las mujeres entre ellas se despellejan cuando trabajan juntas… En fin, una sarta de gilipolleces que sólo responden al machismo imperante que desafortunadamente también cala en el género femenino.

Así que me llevo las manos a la cabeza cuando leo estos días a una súper triunfadora diciendo que tenemos que ser reinas que no encuentren problemas en afrontar cualquier tipo de barrera que les impida triunfar en la vida. Lo de reina omito comentar, porque además de ser republicana no me gusta, y el resto de la frase la doy por supuesto. Señoras/es triunfadoras, eso lo hacemos millones de mujeres todos los días, no para triunfar, sino para simplemente vivir que no es poco en estos tiempos de penuria teñidos de desigualdad y falta de solidaridad. Además, lo de triunfar me chirría un poco. Hay mujeres que quieren vivir y trabajar y eso ya es un triunfo, y no necesariamente lo que los conservadores liberales denominan triunfar, que se refiere sobre todo a escalar en puestos de trabajo y que está escandalosamente estereotipado.

Sino que se lo pregunten a las Mujeres que están en paro en Euskadi que son el 51,17% de la población total. Y a la precariedad en la que viven en el mundo laboral: firman menos contratos indefinidos que los hombres y entre las mujeres la mitad de los contratos firmados son a tiempo parcial, mientras que entre los hombres el porcentaje es del 23,5%. Y ya no es por la formación: las mujeres tienen el más alto nivel de formación que se ha tenido nunca, vamos en mayor porcentaje que ellos a la Universidad y sacamos mejores notas. Desgraciadamente son tan malos tiempos que según los últimos datos, es entre la población universitaria donde más ha aumentado el paro. Decir malos tiempos es poco… come on baby and rescue me!

Así que si una mujer se pone un escote, dejemos de juzgarla en base a esos estereotipos y como somos inteligentes y con capacidad de discernimiento no lo enfoquemos como que está utilizando las malinterpretadas “armas de mujer”. Lo lleva porque le da la gana, que es algo que a muchos hombres les cuesta entender porque huele a independencia y libertad.

Eso sí, cabestros y cabestras  hay en todos los sitios. Uno me llegó a decir una vez que las mujeres mejor que fuéramos tapaditas a  trabajar, porque sino él no podía concentrarse. La respuesta era clara: el problema lo tienes tú y no ellas. Quieres que dejen de hacer lo que desean para evitar algo que tú no puedes controlar. Eso algunos musulmanes lo resuelven mejor: te ponen un burka y asunto zanjado. Al final es lo de siempre, como de alguna manera se transige con los derechos masculinos al dar por supuesto que prevalecen sobre los femeninos, a las mujeres nos toca siempre renunciar a algo.

Así que lo de los titulares de la noticia del escote en un periódico de derechas es sólo un síntoma de lo que está pasando y del retroceso que puede producirse en el terreno de la Igualdad como no nos movilicemos y estemos en estado perpetuo de vigilancia. Yo de todas formas, prefiero que me pille con escote, eso sí, que se tape quien le de la gana.

Orgullosas!!!

Así debemos estar todas y cada una de nosotras gracias al [Enlace roto.] concedido a tres mujeres: la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, su compatriota Roberta Gboween y la yemení Tawakkol Karman. Las tres reivindicaron los movimientos de mujeres de África y Asia e hicieron una mención especial a todas las que han obtenido antes el Nobel de la Paz. El Premio Nobel y Premio en Ciencias Económicas se ha concedido a las mujeres 44 veces entre 1901 y 2011. Sólo una mujer, Marie Curie fue premiada dos veces: la primera en 1903 con el Premio Nobel en Física y la segunda en 1911 en Químicas. Esto significa que 43 mujeres en total, han sido galardonadas con el Premio Nobel en 110 años. De ellos, 2 Mujeres lo ostentan en Física, 4 en Química, 10 en Fisiología o Medicina, 12 en Literatura, sólo una fue honrada con el Premio en Ciencias Económicas y 15 obtuvieron el Premio Nobel de la Paz.

Es indudable la contribución que las Mujeres están haciendo en pos de la Paz, reconocida su labor en estas admirables mujeres galardonadas y el número de Premios Nobel conseguidos durante más de un siglo en este apartado. Y es evidente, ya no voy a decir sólo porque en este epígrafe es donde más mujeres han sido galardonadas, sino porque ellas están representando el trabajo que muchas otras mujeres realizan diariamente para contribuir a la Igualdad entre Mujeres y Hombres que es parte consustancial de la Paz, tal y cómo debe entenderse en el mundo que nos está tocando vivir.

Así tal y cómo reconoce el Jurado y porque hoy en día ya es indudable, no puede existir un mundo realmente democrático y justo sin que la acción diaria y comprometida de las mujeres sea visibilizada y reconocida. Y tiene desde mi punto de vista un matiz tremendamente importante: su contribución a la Paz a través de la lucha no violenta, con el fin de  garantizar  la seguridad de las mujeres y su participación en los procesos de Paz de sus países.

Defensoras de la Paz, han conseguido representarnos universalmente y esto merece un aplauso porque es motivo de orgullo y aliciente para corroborar  lo que ya sabemos desde hace mucho tiempo: que estamos más que preparadas para seguir construyendo un mundo diferente, dónde se respete sin ningún tipo de excusa, los derechos de mujeres y niñas en cualquier lugar, sin importar su  ideología. Por tanto, creyendo que no es suficiente, este premio es sustancialmente importante y de tal  repercusión que es un espaldarazo para seguir trabajando, seguir construyendo puentes para la Paz y sobre todo, seguir creyendo que un mundo que maltrata, no respeta y permite  que las mujeres sean obviadas, no es un mundo justo. No al menos en el que a muchas y me consta que  muchos también, nos gustaría vivir. Y mucho menos en el que nos merecemos vivir!!!