Feministok Prest!!

Desolador. En el año 2015 se registraron 130.000 denuncias por violencia de género (recuerden que esta denominación sólo contempla las agresiones cometidas por parejas o ex parejas). Esta cifra que ya de por sí es escandalosa, pone los pelos de punta: 356 mujeres al día que sufren violencia machista! Y no olviden que además, faltan por un lado las que no denuncian: las que se mueren de vergüenza y no son capaces de hacerlo por no reconocer ante la sociedad que han convivido, amado y compartido vida con un agresor que muchas veces se convierte en su asesino. Y por otro lado, todas aquellas que han vivido agresiones machistas de hombres que no son o han sido sus parejas. Una cifra que como ven se queda corta si se contabilizase todo ello. Tengan en cuenta que la mitad de las agresiones contra las mujeres y niñas se produce en el ámbito familiar: padres, hermanos, tíos, primos….

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Lo más triste, y desde mi punto de vista intolerable, es que además, esta cifra no decrece anualmente: en el 2015 aumentó un 2% sobre el año anterior. Un problema a todas luces que en vez de solucionarse, se agrava y esto cuando todo el mundo (entiéndanme, las personas sensatas) condena y rechaza unanimente, pero que no hay manera de atajar porque no se toman las medidas necesarias y efectivas. Es como si la vida de las mujeres importara poco. 

En Euskadi y según datos de Emakunde, entre 2010 y 2014 hubo un incremento de un 20% de las victimizaciones de violencia contra las mujeres. Una cifra más que escandalosa, ¿no creen? Y observen: entre los agresores también hay una importante presencia de hombres jóvenes: uno de cada cuatro hombres que han ejercido violencia contra las mujeres en el primer semestre de 2015 (25%), tiene menos de 30 años.

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Es incuestionable que hay una falta de dirección en la lucha contra la Violencia Machista. Y lo afirmo porque estando todas y todos de acuerdo en el diagnóstico para su erradicación, las agresiones siguen creciendo y los asesinatos también. Si se repite hasta la saciedad que la educación es el pilar clave sobre el que hay que trabajar, es difícil de entender que en los colegios no haya un programa claro y con vocación de perdurar en el tiempo para que se eduque en Igualdad. Esto no es una cuestión de impartir una charla o unos cursillos de vez en cuando. Desafortunadamente la apuesta en este sentido deja mucho que desear.

Por otro lado, está la lucha actual contra el sistema patriarcal que a día de hoy sigue considerando a las mujeres como ciudadanas de segunda clase, abocando con ello a más de la mitad de la población a la desigualdad, la injusticia, el sometimiento, la precariedad y la pobreza. Y muy frecuentemente a la muerte.

Es por todo ello, que el sábado 9 de abril se celebrará en Gasteiz una Jornada contra las Violencias Machistas: ¡FEMINISTOK PREST!, organizada por el movimiento feminista de toda Euskal Herria para mostrar nuestro hartazgo, nuestro rechazo a todo tipo de violencia contra las mujeres y para demostrar que no nos quedamos con los brazos cruzados, que seguiremos luchando en las calles, en los medios de comunicación que pongan a nuestro alcance, y en todos aquellos sitios posibles nos dejen o no, ocupando las calles y gritando el  lema de la jornada: «Vuestras violencias tendrán respuesta»@FeministokPrest #MachismoMata

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¿Amor romántico? No, gracias

Esa especie de euforia amorosa que implica un ritual pre-determinado y que partiendo del principio de que si amamos debemos demostrarlo, tiene su mayor exponente cada año cuando llega San Valentín, y es entonces cuando se nos inunda con cenas, velas, corazones y demás parafernalia comercial que ensalzan el amor romántico y que lo presentan como la única forma de amor, y por tanto de amar.

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Desde pequeñas nos enseñan y nos sumergen en un mundo rosa (no es casualidad que el color con el que se identifica a las niñas desde que nacen, sea el rosa igual que el del universo que rodea al amor romántico), con príncipes azules, patéticas historias dulzonas donde las chicas sólo nacen para ser queridas, y happy ends donde las parejas (siempre heterosexuales) terminan superando todas sus dificultades a través del sempiterno “porque el amor lo salva todo”, con un beso que deja el futuro abierto lleno de perdices que comer…

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El caso es que esta forma de entender el amor que nos han inoculado, causa más dolor que placer, y al contrario de lo que nos quieren vender, mata más que da la vida.  Y lo cierto es que vivirlo de otra manera no es fácil, porque además de que nos educan en él, la campaña publicitaria dura toda la vida (no sólo el día de San Valentín) y con esos patrones es casi imposible adoptar una postura crítica contra el mismo.

Ciertamente, las categorías que definen lo  femenino y lo masculino se concretan en roles ocupando espacios sociales diferentes (el privado-doméstico para el primero y el productivo-público para el segundo)  y así, bajo esta estructura patriarcal, la vida de las mujeres se ve dominada por los sentimientos. Sentimientos que a ellos desde pequeños les enseñan a dominar: es decir ellos dominan lo que a nosotras nos domina, en este caso, el amor. Una gran diferencia, vital muy a menudo, que hace que la forma de vivir ese amor que nos venden, sea una trampa mortal para las mujeres.

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No hay mayor error desde mi punto de vista, que creer que el amor tenga que ser el centro y motor de nuestras vidas. Frases como que «el amor es lo más importante del mundo» y «sin amor no se puede vivir», lo elevan al pódium de aquello que hay que conseguir sea como sea y sin el cual no somos nada. Esa forma de entender el amor que nos han enseñado, nos lleva a vivirlo de forma que las mujeres somos las que lo damos sin pedir nada a cambio, convirtiéndose así en un tipo de dependencia que asumimos como natural dentro de la sociedad en la que vivimos.

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No estoy diciendo, ni mucho menos, que haya que vivir sin amor (aunque por qué no, si alguien lo desea), sino que hay que cambiar el paradigma y dejar de pensar que el amor es lo más importante de nuestras vidas, porque con ello nos sometemos y aceptamos una forma de vivir que nos esclaviza. Hay que reconocer que lo romántico es patriarcal y que a partir de ahí deben construirse relaciones igualitarias de afectividad, tolerantes y respetuosas con otros modelos y desde la libertad. Diseñemos finales felices diferentes, no impuestos y con el único fin de querernos, pero querernos bien.

Y las mujeres ¿ganaron las elecciones?

En las pasadas elecciones del 20D, ha ocurrido algo bastante poco habitual hasta ahora: fue la campaña en la que más he oído hablar sobre las mujeres, la Igualdad de Género y de Feminismo. Tampoco ha sido para tirar cohetes pero es verdad que la #ViolenciaMachista ha jugado un papel clave en algún que otro debate (sobre todo, porque durante la campaña electoral tres mujeres fueron asesinadas «oficialmente»). En uno de esos mediáticos (y mediatizados) debates, uno de los partidos (CiudadanOs) se jugó, o mejor perdió, muchos votos con unas declaraciones sobre la Violencia contra las Mujeres, en las cuales se hacía eco de su “visión” sobre esta lacra y que recogían en su programa, en el cual, y cito literalmente, quieren acabar «con la asimetría penal por cuestión de sexo» reformando la Ley Integral contra la Violencia de Género. A partir de esas declaraciones (no sólo, pero también, estoy segura) su caída fue en picado.

Este debate, es decir el del machismo recalcitrante que no cesa en querer equiparar que una mujer mate a un hombre a que un hombre mate a una mujer, solo refleja el no entender nada sobre la asimetría real del sistema patriarcal en el que vivimos, porque que las mujeres sean asesinadas por los hombres se produce en un contexto de desigualdad que los machirulos de turno se obcecan en no querer reconocer. Es lo que ya se ha denominado “la reacción posmachista del machismo”: todo para que este no desaparezca porque con él se van los privilegios, el rol dominante masculino que el patriarcado sostiene y la dulce sensación de poder decir siempre a las mujeres lo que tienen o no tienen que hacer.

no se nace machirulo

Entiendo, y quiero creer que muchas mujeres se movilizaron por tanto el pasado diciembre para no votar a partidos que además de ofendernos, cuestionan tal y como dice Miguel Lorente “la realidad de la violencia de género, al tiempo de atacar a las mujeres y a toda persona que la defendiera”. Pero nosotras hemos, o estamos aprendiendo la lección: cada vez tenemos un mayor grado de concienciación y ya no van a decirnos qué tenemos (o no) que hacer. Desde hace apenas un siglo (en Estado Español las mujeres votaron por primera vez en 1933) tenemos un arma irrefutable que nos da poder: nuestro voto. Y esto se lo debemos a las mujeres que durante casi dos siglos lucharon incansablemente por ello: las sufragistas.

https://www.youtube.com/watch?v=EYQoyv-U1i0

LAS SUFRAGISTAS

Hace poco más de un mes llegaba a las pantallas la película Las Sufragistas, narrando cómo estas consiguieron el voto para las mujeres en Gran Bretaña en 1928. A menudo se ha identificado el movimiento sufragista como aquél en el que sólo se pedía el derecho al sufragio y nada más lejos de la realidad, así lo afirma Ana de Miguel en 10 palabras claves sobre mujer: “las sufragistas luchaban por la Igualdad en todos los terrenos apelando a la auténtica universalización de los valores democráticos y liberales”. Además, Amelia Valcárcel afirma en su artículo La memoria colectiva y los retos del feminismo que la política democrática debe al movimiento sufragista dos grandes aportaciones de estilo:

  • La palabra Solidaridad (para evitar fraternidad con raíz “frater”-hermano varón-)
  • Los métodos y modos de la lucha cívica actual. El sufragismo innovó las formas de agitación e inventó la lucha pacífica.

A todas esas mujeres en todo el mundo, les debemos que ayer, hoy y mañana no sólo nuestro voto, sino también nuestro compromiso político sirva para cambiar el mundo. Un mundo más justo, más habitable y sobre todo un mundo donde dejemos de ser ciudadanas de segunda y nos maten en parte, por eso mismo. Cuidado, porque las cosas están cambiado y estas últimas elecciones son una prueba de ello: hemos empezado a marcar la agenda política y ya no hay vuelta atrás: es una #CuestióndeEstado!

25N: Nos Queremos Vivas!

25N 2015 acto insti

ESTOY VIVA. Sí, ESTAMOS VIVAS. Y así es como nos queremos: VIVAS.

Quizás sea una cuestión de suerte, porque la violencia machista es como una ruleta rusa: no sabes quién la va a sufrir y no entiende de color, origen o condición. Y todo ello por una razón que no podemos y no queremos  cambiar: SER MUJERES.

Cada día se me hiela el corazón, porque no hay uno en el que no haya mujeres que sean agredidas, maltratadas, asesinadas… o que no sufran toda clase de micromachismos en su vida cotidiana.

Y de tanto que se hiela el corazón, se ha convertido en cristal, ante una sociedad que se ve incapaz de acabar con esta repugnante lacra que pone en juego la vida de las mujeres. Porque sí: Nos Están Matando. Por ello, al mismo tiempo cada hora, cada minuto y cada segundo, el corazón se torna en acero y metal para no dejar de denunciar, para no dejar de luchar y para no dejar de gritar… En definitiva, para no claudicar: PARA SEGUIR VIVAS.

Texto propio leido en acto institucional celebrado en Bilbao, hoy 25 de Noviembre: Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

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«Pollas violadoras, a la licuadora»

Ayer, en la multitudinaria Marcha contra las Violencias Machistas celebrada en Madrid, esta era una de las consignas junto con: «No son muertes, son asesinatos», «Si tocan a una nos tocan a todas», » El machismo es terrorismo», entre otras muchas que conformaron la banda sonora del #7NFeminista. Es verdad que algunas consignas suenan fuertes, incluso no del gusto de todas. Yo prefiero consignas más constructivas, pero no se me ocurre ni de lejos enjuiciar a las que las gritan. Si yo fuera una mujer violada o sujeto de un intento de la misma, es posible que las gritara hasta quedarme afónica. Son consignas reivindicativas llenas de hartazgo, y con el firme propósito de llamar la atención para de una vez por todas, acabar con la violencia machista.

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7 de Noviembre de 2015, una fecha que pasará a la historia del movimiento feminista, sí, del movimiento feminista porque aunque no lo parezca, fue dicho movimiento quien lo había organizado. Miles de mujeres abarrotamos las arterias centrales de Madrid, para que los violadores, los agresores, los asesinos, los maltratadores sientan en sus cuellos el aliento del rechazo; para demostrar que la sociedad los condena y los abomina. Sencillamente porque nos dan asco, mucho asco.

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Pero la noticia no ha sido portada en los medios, algunas fotos sí, pero apenas alusión a ese triunfo de organización y poder de convocatoria de 400 asociaciones feministas. Apenas titulares. Cuesta mucho reconocer un triunfo del Feminismo y desde luego, si se puede minimizar y reducir a su mínima expresión, pues aqui paz y después gloria… dejemos a esas locas que se «desfoguen» un día en la calle gritando lo que quieran, y a otra cosa mariposa.

NO he visto ni un solo artículo de opinión llamando a la reflexión, y mucho menos a la acción política. ¿Realmente esto le importa a alguien? ¿Tomaron nota los partidos políticos que estuvieron allí? Me temo que no, pero lo que sí presenciamos fue cómo los medios dieron como protagonistas a lOs dirigentes de los partidos, cuando se tenían que haber hecho eco de las organizaciones feministas. Creo sinceramente que hubiera sido un gesto de altura política que ellos mismos dieran un paso atrás y hubieran dejado los micrófonos a las mujeres feministas que llevan varios meses organizando la Marcha.

Esta actitud es muchas veces criticada, porque hay quien quiere entender que con ello las mujeres feministas no creemos que los hombres son parte de esta lucha. Lo son, por supuesto, pero no  los protagonistas. Ni Pedro, ni Pablo, ni Juan… En estos actos el protagonismo es de las mujeres. Entender lo contrario es contribuir al patriarcado que se resiste fuertemente  a dejar el espacio que nos corresponde. Incluso en este tema. En los actos de repulsa y condena a la violencia machista son ellas las que tienen que adquirir visibilidad. Los hombres tienen muchos espacios para demostrar que están en contra del machismo y deben hacerlo día a día, y más si cabe, si son representantes políticos. Y ya de paso, si les ponen un micrófono delante que sea para decir exactamente qué van a hacer para erradicar esta lacra, y no sólo condenarla y chupar cámara. Son responsables.

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Sin políticas feministas dirigidas por mujeres feministas dificilmente se va a luchar contra el machismo. Sé que es duro, pero es el inicio de reconocer de una vez por todas que ellos tienen los privilegios y que han de empezar a dejar de tenerlos para conseguir la necesaria transformación social que acabará con la discriminación de género y la violencia machista. No en vano, más de 800 mujeres han sido asesinadas desde 2003, superando el número de muertes por terrorismo en casi treinta años…

Creo que se puede decir más alto pero no más claro y para ello, comparto un video de El Tornillo sobre los hombres feministas del que quiero resaltar un mensaje: «Tenéis que ser compañeros en la lucha: mateneos en la retaguardia y, sobre todo, no nos digáis cómo tenemos que hacer las cosas«. Quien quiera comprometerse de verdad con esta causa, que reflexione al respecto. Son sólo 3 minutos.

Las fotos son de David de Ecuador Etxea.