La Fundación Sabino Arana con las pilas puestas

Jueves 20 de junio de 2019

Este jueves en la Fundación Sabino Arana, ha tenido lugar un interesante Foro dedicado a analizar el trigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín.

Los ponentes han sido:

• ANNA KORBUT. Periodista. Academia Robert Bosch Fellow de Chatham House.

• JASMIN MUJAVONIC. Consultor político, analista de asuntos del sureste europeo.

• VALENTÍN POPESCU. Periodista.

• PRZEMYSLAW KAZANIECKI. Miembro del consejo de PDE y miembro de la Junta General de Stronnictwo Demokratyczne.

Y el Moderador: • FRANCISCO DE BORJA LASHERAS. Ex director de E.C.F.R. Madrid (European Council on Foreign Relations).

Esto ha dado lugar a un debate interesante sobre lo que es en la actualidad la Unión Europea.

La semana pasada hablamos de la emigración y ésta de un aniversario fundamental. La Fundación Sabino Arana mantiene esa perpetua curiosidad sobre lo que ocurre en Euzkadi y el mundo y eso creo que no lo hace ninguna Fundación en la actualidad.

1989-2019: Treinta años después de la caída del muro de Berlín; una mirada a los Balcanes y otros países europeos no pertenecientes a la UE

La caída del muro de Berlín hace ya 30 años no solo allanó el camino para la reunificación de Alemania, en virtud del derecho de autodeterminación del pueblo alemán, sino que también modificó el mapa de Europa central y oriental debido, sobre todo, al colapso de la Unión Soviética y de la antigua República de Yugoslavia.

Además, la caída del muro de Berlín también marcó el final de la Guerra Fría y del sistema de gobierno comunista en Europa oriental y suroriental. El prestigioso intelectual Francis Fukuyama proclamó prematuramente el «Final de la Historia», como si la historia consistiera en un enfrentamiento entre ideologías políticas y la democracia y el capitalismo occidentales hubieran ganado definitivamente la batalla.

En este sentido, en los antiguos Estados socialistas existía la sensación común de encontrarse ante un decisivo punto de inflexión, lo que dio lugar a grandes esperanzas de emancipación, modernización democrática y desarrollo económico, así como de un «regreso a Europa», después de décadas de autoritarismo y totalitarismo.

Este año 2019, cuando se cumple el XXX aniversario de la caída del muro de Berlín, es una ocasión perfecta para examinar algunos de los acontecimientos clave que precedieron a ese acontecimiento y para recordar las aspiraciones de libertad y las diferentes perspectivas con respecto a este momento decisivo de la historia reciente. Este aniversario nos permite examinar y evaluar el efecto que tuvo este hito histórico a nivel internacional, así como los drásticos cambios que experimentaron estas sociedades europeas, desde la euforia inicial a los diversos desencantos que se produjeron posteriormente durante los últimos 30 años. Además, el hecho de que muchos de estos países de Europa oriental y suroriental se incorporasen a la UE y a la OTAN a mediados del año 2000, en busca de prosperidad económica y de seguridad militar, respectivamente, fue un hito histórico que es preciso analizar. Aunque la ampliación se consideró en su momento una de las herramientas de transformación más potentes de la UE, el interés por la misma parece haber menguado en una UE consumida por el Brexit y otros desafíos. También hay que señalar la percepción del deterioro democrático que se está produciendo actualmente en Polonia o Hungría, que cuestiona algunos de los supuestos que se adoptaron en aquel entonces. Sin embargo, las expectativas de «Europa» siguen impulsando el cambio político y la transformación de los regímenes políticos cleptocráticos de varios países europeos no pertenecientes a la UE, como por ejemplo Ucrania, inmersa en un serio conflicto con Rusia. ¿Cuál es la magnitud de estos cambios y de los desafíos a los que se enfrentan estos países, décadas después de recuperar su independencia al desprenderse de las cadenas de la Unión Soviética y el comunismo? ¿Qué forma o qué formas de Europa podríamos ver durante los próximos años?

La segunda parte del Seminario abordará las consecuencias de los acontecimientos que se desataron en la antigua Yugoslavia a partir de 1989, y evaluaremos asimismo la situación actual en los Balcanes. La caída del socialismo, los procesos competidores de emancipación nacional y el predominio de las políticas identitarias y del nacionalismo ético provocaron la descomposición de Yugoslavia en 1991, dando lugar a una serie de guerras y episodios de limpieza étnica que conmocionaron a Europa. Veinte años más tarde, la perspectiva de una futura pertenencia a la UE, de la que Eslovenia y Croacia ya son miembros, parece seguir alentado discursos a favor del cambio y las reformas requeridas por la UE (y la OTAN). Dicha perspectiva contribuye incluso en ocasiones a la consecución de acuerdos entre líderes locales, como por ejemplo el alcanzado entre Skopie y Atenas que ha allanado el camino para que la ahora denominada Macedonia del Norte se incorpore a la OTAN, y posiblemente incluso a la UE, antes de 2030. Por desgracia, Bosnia y Kosovo parecen haberse quedado atrás, mientras que los agentes locales afirman que el autoritarismo se ha vuelto a instalar en Serbia. Además, en el conjunto de la región perduran las tensiones sociales y las divisiones étnicas, existiendo además la impresión de que los Balcanes se han convertido de nuevo en un escenario de competencia geopolítica entre un Occidente atribulado y otros actores como Rusia o China. ¿Cuál es la situación actual sobre el terreno? ¿Cuál es la percepción que tienen los agentes locales de los Balcanes tanto de su futuro como de Europa? ¿Y qué pueden, o no pueden, hacer otros actores europeos?

Un comentario en «La Fundación Sabino Arana con las pilas puestas»

  1. Si, todo sugiere que esa Fundación anda con las «pilas puestas» del revés.
    Normal, sigue la estela del PNV.
    Claro que se han hecho con «cuatro de cuatro», claro. Y democráticamente, claro que si. Lo que cambia en nada la situación: el PNV y sus filiales andan con las pilas puestas al revés…pero tienen el poder autonómico y buena parte del poder local en Alava, en Guipúzcoa, en Navarra y en Vizcaya.
    No es bueno andar con tantos troyanos dentro, ni con índices de abstención tan abultados aún.

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