Visita en la Isla de Margarita a la Fundación La Salle

Carlos Garaikoetxea visitó en mayo de 1983 Venezuela. Y dentro de ese viaje visitó en la Isla de Margarita al Hermano Ginés y su Fundación La Salle de Ciencias Naturales, firmando un acuerdo de colaboración.

A raíz de su fallecimiento la semana pasada he recordado aquel viaje y lo que allí se dijo, habló y firmó. En los discursos hay buena información de lo que hacía el Hermano Ginés.

Esta es la reseña de aquel 22 de Mayo de 1983:

Los dos bimotores partieron hacia la Isla de Margarita. Del estado Bolívar en la Guayana venezolana al estado Nueva Esparta formado por un archipiélago de islas siendo la más famosa la de Margarita y que incluso para los vascos tiene su interés por haber andado por aquellas tierras Lope de Aguirre, conocido allí por «El Tirano», aunque fuera el primero en lanzar un grito de independencia.

En el aeropuerto esperaban al Lehendakari el Gobernador del Estado, Augusto Hernández; la directiva de la Fundación La Salle con el Hermano Ginés al frente y un grupo de vascos que deseaban saludar a los esposos Garaikoetxea. Entre los presentes se encontraba asimismo Laurentzi Odriozola, periodista vasco, que impulsaba la creación de un diario para el Oriente de Venezuela.

La comitiva se trasladó hacia Punta de Piedras donde la Fundación La Salle en el Campus de Margarita le había preparado una recepción en la Sala de Reuniones del edificio de la Administración. En la biblioteca colgaba un precioso escudo de Euzkadi tejido por los indios guajiros.

Tomó la palabra el Hermano Ginés, vasco de Garralda e impulsor de la Fundación, quien pronunció las presentes palabras:

«Ongi etorri Lendakari jauna eta adiskide agurgarria.

Pozten gera zu emen egotere kin gaur egunean, Venezuela’ko irla txiki onetan, eta artzazu zure emaztea’rekin besarkada aundi ta bero bat denon partez.

Excelentísimo Señor Presidente del Gobierno Vasco Dr. Carlos Garaikoetxea y demás miembros de la Delegación Vasca.

Sr. Gobernador Civil y demás autoridades.

Sres. Miembros de Fundación La Salle.

Amigos todos.

Constituye un honor personal e institucional darle la bienvenida Sr. Presidente, Lehendakari en su condición de representante supremo del País Vasco, cuyas raíces se hunden profundamente en el humus histórico de Venezuela.

Ud. se encuentra en estos momentos, Sr. Presidente, en nuestro Campus de Margarita que, junto con los Campus de Guayana, Cojedes-Trujillo y Caracas integran la entidad material y moral de Fundación La Salle de Ciencias Naturales, Fundación cuyo objeto es estudiar el recurso natural renovable de nuestro suelo, para ponerlo al servicio de la promoción del hombre y también a la formación técnica del joven, sobre todo del joven de la marginalidad para darle un instrumento de redención que le capacite para superar su situación. Hace ya veinticinco años nuestra Fundación, nacida en Caracas, inició su proyección nacional al asentarse en esta región margariteña, a través de la Estación de Investigaciones Marinas de Margarita, EDIMAR, que surgió en este rincón, en una salineta impregnada de sal, del sudor del pescador. Estación porque queremos que nuestros científicos estén más en contacto con la realidad nacional, que no estén anclados en el aula sino disponibles para el trabajo de campo. Ella vino a ser el núcleo a cuyo alrededor fueron surgiendo institutos educacionales como el Liceo Náutico Pesquero y el Instituto Universitario de Tecnología del Mar -IUTEMAR- con sus bien dotados laboratorios, talleres, estanques de cultivo, muelles y embarcaciones oceanográficas y pesqueras.

Como Ud. podrá apreciar, Fundación La Salle ha enfatizado así lo que tiene que ver con un mayor y mejor conocimiento del potencial del mar venezolano pues considera que es en ese medio donde descansa en gran parte el futuro de esta isla y del resto del país y consideró de impostergable cumplimiento la formación y capacitación del hijo del pescador en las lides del mar, al que no basta conocer sino que es necesario explotar en forma adecuada y racional.

En nuestro Campus de Margarita, nuestros jóvenes sienten muy de cerca la aspiración de Fundación La Salle por la conjunción de una formación teórica con una enseñanza práctica, pues sólo así podemos obtener el pro­fesional que requiere el país; un profesional no sólo capacitado para hacer frente a las demandas de la produc­ción, sino también preocupado por la promoción de su comunidad, consciente de que su redención debe hacerse con los demás.

Uno de los testimonios de la labor que aquí se realiza es la Carta Pesquera que tengo el placer de entregarle y que cubre todos nuestros mares de oriente a occidente. A ello se añaden innumerables estudios de biología marina y pesquera de prospección hidroacústica, de sísmica, de contaminación ambiental, de acuicultura, etc.

Y como aquí, Fundación La Salle hace sentir su presencia de investigación y educación -que siempre queremos vayan gemelas- en otras regiones de Venezuela -las más desprovistas o de mayor problemática social- en las cuales ha echado raíces, prestando atención a las peculiaridades de producción, el agro, el río y la industria. Ha sido en función de tales características, que ha creado sus centros de investigación o los institutos de enseñanza técnica. De esta manera, buscamos un mejor conocimiento de nuestra realidad geográfica y humana, regional y a la vez producir, a través de la educación y de la capacitación, el profesional que requiere la región para su desarrollo y para su promoción.

En cuanto a nuestro Campus de Caracas, además de caracterizarse por constituir el asiento central de la Administración, también lo es en cuanto al asiento de algunos Departamentos de gran importancia institucional. Así en él se encuentra el Departamento de Producciones Bibliográficas y Audiovisuales, dotado de equipos modernos apropiados para la elaboración de videocassetes y de películas de largo metraje.

También se debe destacar la presencia del Instituto Caribe de Antropología y Sociología por cuyo intermedio Fundación busca ahondar en el conocimiento de nuestras etnias y de su cultura y ruega porque se les reconozcan sus derechos de la existencia total. Estudia también el folklore de nuestro pueblo adentrándose especialmente en el lore con el fin de rescatar y apuntalar la identidad nacional enriqueciéndola con un contenido cada vez más profundo y consciente.

Y hablando de identidad nacional, señor Presidente, necesariamente, en estas palabras de bienvenida, debo referirme al acento de la sangre vasca en cuanto aporte étnico para Venezuela.

Arístides Rojas, erudito historiador venezolano del siglo pasado, al referirse a los orígenes de nuestro pueblo en su trabajo sobre el elemento vasco en la Historia de Venezuela, comienza por expresar:

«Hay un pueblo cuya historia remonta a la noche de los tiempos; cuyos hábitos, tradiciones y lenguaje no se han perdido a través de los cataclismos humanos; cuya nacionalidad, como un fuero de los antiguos privilegios, se ha conservado en el transcurso de los siglos, después de luchas sangrientas y de episodios sublimes que los anales del mundo registran, como los puros blasones de la raza primitiva que pobló en las remotas épocas el suelo íbero. Ese pueblo es el vasco…»

La presencia del pueblo vasco se hizo positivamente visible durante la colonia con la Compañía Guipuzcoana y se evidenció en la gesta de nuestra independencia, como lo testimonian los Urdaneta, los Arismendi, los Ibarra, los Uztariz, los Lecumberri, los Iribarren y el más excelso de todos: nuestro Libertador Simón Bolívar, cuya trayectoria Ud. conoce y acerca del cual se erige como testimonio la libertad de cinco naciones de este Continente.

Pero la influencia vasca no se ha hecho sentir en Venezuela sólo en los tiempos remotos de la conquista, ni en los posteriores de la Colonia, ni en los difíciles días de la independencia: en este siglo, como consecuencia de la guerra fratricida de la Península Ibérica y de la segunda gran conflagración mundial, arribó a nuestras costas un numeroso contingente de vascos a quienes Venezuela acogió con cariño y a ella se asimilaron contribuyendo a su desarrollo sobre todo en los frentes de la industria y del comercio.

Señor Presidente: deseamos que esta visita de Ud. contribuya a fortalecer los vínculos que unen nuestros pueblos y que hoy, más que nunca, están llamados a consolidarse en acciones de consciencia que si antes posibilitaron la independencia política, deben ahora contribuir a la independencia económica, sin la cual aquella labor quedaría inconclusa.»

Posteriormente el Presidente del Colegio de Abogados de Venezuela y miembro del directorio de la Fundación, Antonio Reyes Andrade, saludó al Lehendakari en nombre de la directiva dando paso a la entrega de la placa de Miembro de Honor de la Fundación juntamente con la Carta Pesquera realizada por la Fundación y diversos libros editados por La Salle como el referido a los Diablos Danzantes de Yare. El Lehendakari, por su parte, entregó el libro «El Bolívar de los Vascos» y el Estatuto de Autonomía.

Fue exhibido un video sumamente interesante sobre las actividades de la Fundación La Salle y se firmó el siguiente protocolo:

Protocolo de colaboración cultural y técnica entre el Gobierno Vasco y la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, de Venezuela

Entre el excelentísimo señor Dr. Carlos Garaikoetxea, Presidente de Euzkadi (País Vasco), y el Dr. Pablo Mandazen Soto, Presidente de Fundación La Salle de Ciencias Naturales, conocido en medios religiosos y científicos como Hermano Ginés, se ha convenido en celebrar un Protocolo de Colaboración Cultural y Técnica que se sujetará a las siguientes cláusulas:

Primera: Fundación La Salle se compromete a dar cabida a estudiantes del País Vasco, interesados en recibir capacitación en los campos de Oceanografía y Acuicultura lo mismo que aquellos que quieran realizar sus tesis de grado en aquellas áreas o en las de Hidrografía, Zoología y Botánica Tropical.

Todo ello, previo el cumplimiento de los requisitos que serán objeto de estudio y de aprobación por las partes contratantes.

Segunda: El Gobierno Vasco se compromete a recibir estudiantes venezolanos (provenientes de los institutos educacionales de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales) para que cursen estudios en institutos especializados previo el cumplimiento de los requisitos cuya naturaleza y extensión serán considerados y aprobados por las partes contratantes.

Tercera: Como efecto del contenido de la Cláusula anterior, los cursantes venezolanos tendrán derecho a recibir en institutos especializados del País Vasco, formación y capacitación en las áreas marinas de Navegación-Pesca y de Mecánica Naval. Igualmente, en Fundición y Máquinas y Herramientas.

Cuarta: Ambas partes contratantes se comprometen a promover en sus respectivos países la cultura venezolana y la cultura vasca, a través de intercambio de bibliografía, de exposiciones artísticas, conferencias o cualquier otro medio lícito de difusión popular.

Parágrafo primero: Con la finalidad de resaltar en el País Vasco el Bicentenario del Libertador Simón Bolívar, la Fundación y el Gobierno Vasco promoverán una exposición que resalte la conjunción de los dos pueblos.

Parágrafo segundo: En colaboración de Vía Le Monde de Canadá y FLASA-Producción se estudiará la forma de introducir dos leyendas vascas en la serie Cuentos y Leyendas del mundo.

Quinta: Ambas partes contratantes se abocarán al estudio para establecer en Venezuela una empresa conjunta (joint venture) y desarrollar actividades de tipo integral para la explotación, procesamiento y comercialización de los productos pesqueros con el fin de proponer un modelo aplicable al medio venezolano.

Dado en Punta de Piedras, Isla de Margarita, a los 22 días del mes de mayo de 1983.

Dr. Carlos Garaikoetxea, Presidente de Euzkadi.

Dr. Pablo Mandazen, Presidente de FLASA.

Firmado el protocolo tomó la palabra el Gobernador del Estado Nueva Esparta, Augusto Hernández, quien agradeció la presencia del Lehendakari en la Isla de Margarita y destacó la labor efectuada por un vasco, el Hermano Ginés, en favor de Venezuela y sus clases necesitadas.

Terminó el acto, el Lehendakari recordando cómo había conocido al Hermano Ginés en la Navarra de la clandestinidad donde los dos trabajaban en las ikastolas y allí conoció el temple de Pablo Mandazen, conocido en religión como Ginés. Lo que veía materializado en Punta de Piedras no era más que la plasmación de lo que el «Gernika’ko Arbola» expone en su última estrofa de dar y expandir frutos de libertad por el mundo.

Firmó el libro de visitantes ilustres y recorrió algunos talleres de enseñanza técnica así como los laboratorios de biología pesquera, tecnología de alimentos, acuicultura y estanques.

En un simpático chamizo presidido de nuevo por el escudo de Euzkadi se desarrolló la simpática comida ofrecida por la «Fundación La Salle». Antes de dar comienzo a la misma el Profesor I. Fernández dirigió a los asistentes las siguientes palabras:

«Excmo. Sr. Presidente y Sra. de Garaikoetxea: Este humilde comedor y todas las instalaciones tanto de la Isla como de las otras partes de la República hace un cuarto de siglo no existían.

Hoy existen gracias a la divina tes­tarudez vasca del Dr. Pablo Mandazen Soto-Hno. Ginés.

Quiero significar enfáticamente que el Hno. Ginés como vasco venezolano es una persona altamente apreciada en todo el Territorio de nuestra República.

Él enorgullece cualquier nacionalidad porque en la concesión de su pensamiento lleva a lo sublime de la máxima nacionalidad que es la nacionalidad del hombre.

El Directorio de la Fundación entiende que su visita a esta Isla específicamente a la Fundación es un acto de reconocimiento a este vasco que se sembró en los cuatro puntos cardinales de nuestra Geografía y en el Centro.

Este reconocimiento a Ud. lo enaltece y a nosotros nos honra.

No me queda Señor Presidente sino expresarle en nombre de la institución la más profunda gratitud por este bello gesto.

Muchas gracias y buen provecho.

22-5-83.»

El Lehendakari en los postres agradeció el plato con el escudo de Nueva Esparta que le había obsequiado el Gobernador así como la presencia de los vascos de Margarita y de la «Fundación La Salle» que le había hecho pasar un día inolvidable.

Los presentes entonaron el himno nacional vasco y se despidieron del Lehendakari, que había de volver al aeropuerto para tomar el avión que lo conduciría a Caracas.

Tras las despedidas en el Aeropuerto los aviones volvieron a la base de “La Carlota”, donde le esperaban al Lehendakari personal de protocolo y su comitiva, que lo llevó al hotel.

Requiem por aquella EA

 LA división del Partido Nacionalista Vasco en 1986 fue toda una tragedia. No supimos, no quisimos o no pudimos convivir bajo una sigla que en aquel entonces tenía 91 años y mucho sufrimiento por detrás. Nos faltó la madurez democrática suficiente para resistir un debate interno con posturas contrapuestas. Hacía once años que había muerto el dictador y solo nueve de la salida del PNV de la clandestinidad y eso se notaba. La vieja guardia, con su autoridad moral, iba desapareciendo y en ambas partes nos consideramos poseedores absolutos de la verdad cuando, en el fondo, de lo que se trataba era de un pulso de poder con la argumentación de fondo de una ley de Territorios Históricos que al parecer no casaba bien con aquel nuevo ámbito de actuación que era aquella potente autonomía todavía en ciernes y golpeada por la Loapa. Todo esto y una lucha de personalidades carismáticas y muy atractivas para cada una de las partes hizo el resto, pero el resultado fue un desastre. Garaikoetxea, por quien el jelkidismo había apostado desde el principio, formó un nuevo partido cuyo resultado inmediato no fue otro que la llegada del PSE al Gobierno vasco. En aquellos años, el mundo de HB se aferraba a su bandera de la no participación en el Parlamento Vasco con argumentos de adolescente, mientras toleraba y propiciaba una lucha armada, cruel y asesina a la vez que estéril para la causa que absurdamente decía defender.

Es en este contexto en el que nace una Eusko Alkartasuna, como un PNV bis. En aquel momento el PNV y EA eran como la Coca-Cola, y la Pepsi-Cola, iguales en casi todo, aunque a la nueva formación le gustara hacer hincapié en su carácter socialdemócrata e independentista como si el PNV no incluyera esos dos elementos desde su misma fundación. Pero eso ayudaba a explicar lo inexplicable, es decir, que el nacionalismo institucional se había dividido en dos de manera suicida.

 El coste mayor para el Partido Nacionalista Vasco, además de su obligada necesidad de pactar con el PSE, lo tuvo en Navarra. Ya en 1977 Garaikoetxea no había querido ir solo a las elecciones con la histórica sigla, subsumiendo a esta en una sopa indigesta formada por el PT, ESB y ESEI a la que llamaron UAN (Unidad Autonomista Navarra) para inmenso disgusto de D. Manuel de Irujo que clamaba en el desierto diciendo que el PNV era tan histórico en Navarra como en Bizkaia. El resultado fue que no obtuvimos acta de diputado para Garaikoetxea sino cinco años de ausencia del escenario político navarro, donde se aupó la consolidación de UPN, y el que, tras la división y la poco acertada expulsión de la Asamblea navarra del PNV, toda esa representación fuera traspasada a una EA que nacía en 1986 con fuerza y representación en los cuatro territorios vascos. Asimismo, en Madrid veríamos después con estupefacción a Begoña Lasagabaster defender exactamente lo mismo que el PNV con un discurso de pose más radical que no le impedía, cuando bajaba de la tribuna, mantener una obsequiosa relación con un PSOE que ha sido quien le ha facilitado su salida personal para trabajar en ONU-Mujer con la líder socialista Michelle Bachelet e Inés Alberdi. ¿Para qué le sirvió a Euzkadi aquella división en Madrid? Absolutamente para nada.

 No pretendo ser muy pormenorizado en este análisis de parte porque debería apuntar los distintos gobiernos y alianzas posteriores entre el PNV y EA, entre Ardanza y Garaikoetxea, entre Ibarretxe, Azkarraga e Intxaurraga que fueron positivos para el país en momentos de una Brunete mediática desatada, de una ETA enloquecida, de una HB ilógica y de un PP desaforado. La historia es como es con sus luces y sus sombras y aquellos años de colaboración dieron resultados importantes para el país hasta que al secretario general de EA, Unai Ziarreta, se le ocurrió romper la entente triunfadora decidiendo negociar con la mal llamada izquierda abertzale absurdos proyectos de futuro que lo único que dieron fue con el PNV en la oposición, EA en la marginalidad, Ibarretxe en la dimisión, y el frente españolista PSE-PP en Ajuria Enea. Esto, es preciso repetirlo, fue obra de una EA radicalizada que creía que ya el tiempo de la Coca-Cola y de la Pepsi-Cola había acabado. Se cubrieron de gloria.

 Un escritor de la IA resumía la hazaña de esta manera: «Si os fijáis, Eusko Alkartasuna nació como partido burgués, pero la realidad nacional vasca, tan íntimamente ligada a lo social, ha arrastrado a la izquierda al partido del Sr. Garaikoetxea y todos aquellos señores (y sobre todo aquellas señoras) burgueses, algunos jubilados, de impecable atuendo que acudían a los pequeños mítines que EA organizaba hacia mediados de los 90 (cuando el gobierno de coalición de Lakua del PNV-PSOE) en el hotel Indautxu, a escuchar al carismático y tan bien parecido y elegante lehendakari del partido pamplonés. Ni siquiera el paréntesis de institucionalismo puro (cuando el gobierno de coalición de Lakua PNV-EA-besteak) ha podido evitar que la corriente arrastre al partido de aquel Oliveri, al partido actual de Urizar -que por aquel entonces era solo un leader de Gazte Abertzaleak (la EGI de EA) y concejal de EA en Arrasate-Mondragón- que une sus fuerzas al soberanismo vasco, claramente izquierdista». Hasta aquí Donatien Martínez Labegerie.

Así ven la evolución de EA desde el espacio de los nuevos socios del Sr. Urizar, que de cinco palabras que pronuncia dos son para nombrar a Euskal Herria; que nada tiene que ver con la trayectoria de aquella EA que se veía continuadora de la obra de Sabino Arana. A fin de cuentas, fue este quien superó el concepto geográfico y cultural de Euskal Herria y de los tibios euskalerriacos de Sota, para resumir su acción política en que «Euzkadi es la Patria de los Vascos», con Euzkadi continental incluida, hoy llamada Iparralde. Cien años llamando a Euzkadi como Euzkadi (la propia ETA significa Euzkadi ta Askatasuna) para que un pirado redactor de comunicados de ETA decidiera por sí y ante sí y por puro antipeneuvismo y antisabinianismo recuperar el nombre carlista de Euskal Herria como hecho diferencial, para que este Sr. Urizar incluya simbólicamente a aquella EA sabiniana en el circuito de esta nueva EA radical y euskalerriaca definida ya claramente hasta en su nomenclatura. Su nuevo socio de Alternatiba, Oskar Matute, ha dicho que tiene como referencia política histórica no a Sabino Arana sino al comunista Jesús Larrañaga. Está en su derecho. Pero esto nada tiene que ver con aquella EA. Los partidos cimarrones sirven para acolchar disputas mayores, rara vez para conducirlas. Pueden incluso jugar a centrismo posicional ya que encarnan valores tradicionales e intereses concretos de los viejos tiempos a la vez que ofrecen la frescura de la oposición marginal que protagonizaron. Pero esta EA de Urizar devino en tragedia porque ni tuvo los arrestos para reedificar una alianza sólida y de futuro ni el talento para promover un nuevo sistema de relaciones políticas, propio del pluralismo democrático. Hoy son una caricatura de lo que fueron.

Xabier Lapitz lo escribía con precisas palabras: «Me cuesta mucho imaginar a Carlos Garaikoetxea y lo que él representa compartiendo sigla con Oskar Matute y lo que este joven veterano trae detrás. Culturas políticas distintas bajo una misma sigla, ligada por un objetivo que necesita del aceite de unos independientes obligados a llamarse así por imperativo legal y que, a su vez, traen su propia tradición. De lo que no tengo ninguna duda es del compromiso de Garaikoetxea con la paz, ayer y hoy, y me parece un insulto dudar de ello».

Estamos, pues, en este país de Oñacinos y Gamboinos, Carlistas y Liberales, Comunión y Aberri, con la sigla EA diluida en la nueva percha de la izquierda abertzale, la misma, a la que no le importa un comino pasar de HB a Batasuna, de Batasuna a Herritaren Zarrenda, de ésta a Aukera Guztiak y de aquella sigla del año 2005 al Partido Comunista de las Tierras Vascas para pasar a Acción Nacionalista Vasca en 2007, Democracia Tres Millones en 2009 y ahora con Sortu y Bildu. Ante esta coyuntura la actual EA tiene poco que hacer más que aportar su sigla-kleenex a este nuevo proyecto que ojalá sea definitivo y cuente con todos. Con contundente claridad lo decía Andoni Ortuzar el pasado domingo: «El electorado de EA va a venir al PNV y sus dirigentes a la izquierda abertzale». Y así será. Serán bienvenidos. Dicho todo esto con el máximo respeto para Hamaika Bat.

Euzkadi camina hacia su normalización política. De ahí que nos parezca imprescindible que Bildu, con EA dentro, participe el 22 de mayo. Pero nuestra dimensión de país no da más que para una mesa de cuatro patas. PP y PSE por una parte, PNV y HB por la otra. Y ese será un gran día si a ésta realidad se le suma la desaparición definitiva de ETA. No sería bueno reeditar la leyenda de los zombies: los muertos que caminan sólo conducen al precipicio.