El rocambolesco viaje de Mari Elena desde Gijón a Burdeos

Esta historia es como para hacer una película. Pero es real. Sucedió en 1937 cuando la guerra avanzaba y la evacuación se imponía sin medios, con miedo, miserias y heroicidades. Es una historia que Paulino Sainz entregó contando la peripecia del Mari Elena que llegó a Bayona a duras penas y en la Delegación del Gobierno Vasco, presentado por Sabino Aguirre y Julio Olavarrieta le hicieron entrega a Don Javier Gortazar la factura de reparación de éste barco así como los víveres que habían gastado por un importe de 5,874 pesetas. De las de entonces.

En vista de que no disponían de efectivo para vivir en Francia Don Javier, con el visto bueno de Luís Alfaro, les autorizó pagarles 2.500 francos, como así se hizo, y el resto a cobrar en Barcelona.

Pero la historia rocambolesca o inédita es ésta:

“El que suscribe Paulino Sainz Franco, tiene el honor de elevar a su conocimiento el presente informe que se refiere a la evacuación de Gijón efectuada en el barco denominado MARI ELENA, llevada a cabo el día 21  de Octubre último (1937) y lo  hace así porque ha llegado a  su conocimiento a su llegada a Barcelona de le provincia de Lérida a donde me trasladé para visitar a mi familia  refugiada en aquella región, que unos cuantos desaprensivos se  dedicaban a recoger nombres de  algunos que venían  en dicho barco diciendo que  tenían derecho a una gratificación por lo realizado y como interesa  al  que suscribe dejar perfectamente aclarada la intervención que en el citado  hecho  ha  tenido  y los trabajos que ha realizado para conseguir llevar a buen término la evacuación mencionada ha de  hacer constar los siguientes hechos.

1.- Que el barco citado fue echado a pique por lA aviación dos días antes de efectuarse la evacuación,  por  lo que fue  preciso proceder a su reparación y achique lo que duró hasta las 10  aproximadamente de la noche del citado  día 21 de Octubre en que comenzó el embarque de unos 700 heridos de guerra, procediéndose después al embarque de personal militar y civil hasta un total  de 2.000 a 3.000 hombres.

2.- Debo hacer constar que el barco en cuestión tiene  un tonelaje no superior  a 1.200 toneladas.

3.- Por no poderse llevar a  cabo una  reparación  formal del barco fue preciso  hacerse a Ia mar  con varias vías de agua causadas por  la metralla de la bomba que  cayó en el   interior.  Por   otra parte la misma bomba causó considerables   desperfectos en las tuberías de achique, así como   en la caldera por cuyo motivo no podía  obtenerse  el  vapor necesario para el servicio de la máquina y  tampoco como es lógico proceder  a expulsar el agua que el  barco hacía por  las vías  a  que antes nos hemos referido, a no  ser por los considerables  esfuerzos realizados para lograrlo, escorando el barco intencionadamente para lograr el achique  de  cada sentina lo que suponía  como es   natural   un gran peligro por la enorme carga que el barco  llevaba  y por lo peligrosidad de la misma para un barco de  tan pequeño tonelaje por llevar el personal en su mayoría en  cubierta en la imposibilidad de que cupiera en las bodegas que  se encontraban verdaderamente  atestadas.

4.- Téngase en cuenta que  el citado barco salió de puerto sin capitán, sin piloto y sin uno de  los  maquinistas, por lo cual el que suscribe hubo de  hacerse cargo de la máquina porque el único maquinista que se encontraba a bordo se desmoralizó por completo al ver la enorme cantidad de gente que se embarcaba en un barco de tan reducido  tonelaje y observar la falta del capitán, piloto y maquinista.

5.- Como la dotación del barco no se encontraba  completa puesto que solo había a bordo dos  marineros y el contramaestre  en cubierta y en la máquina tan solo un engrasador tuvimos que improvisar la dotación total con el personal que embarcó a bordo del mismo. Téngase en cuenta  que la labor de los fogoneros por la índole del trabajo a realizar es pesadísima y que ésta requiere también conocimientos que solo se adquieren  en la práctica puesto que de otra forma no se consigue alcanzar la presión requerida.

Por lo que dejo expuesto se comprenderá fácilmente que nos vimos en momentos de quedamos casi a la deriva en el mar pues a los pocos conocimientos que el citado personal reunía pera lograr lo que antes se dice, se unía la falta de agua potable y la escasez de los alimentos necesarios para reparar las fuerzas gastadas en tan duro trabajo.

6.- Mientras el tiempo se encontraba encalmado y aún con cuantas  dificultades quedan expuestas fue posible solventarlas con relativa facilidad y con un poco de serenidad pero no así cuando cambiado  el tiempo nos hacía  prever un funesto desenlace pues  hubo a bordo varios casos de  locura producidos por el hambre, la sed y el terror, por  lo que de no haber tenido el personal que iba  en la máquina la serenidad suficiente para sobreponerse a todo lo que se  indica se hubiera  producido  el desenlace  que se cita  puesto que   en  aquellos momentos era cuando más  necesario se  hacía el achique del barco puesto que la dificultad era superior a cuando se navegaba con buen tiempo  puesto que la ceniza, restos de carbón, maderas y otras suciedades se acumulaban en los chupones  de la bomba de achique (hay que añadir a esto que la bomba de achique acoplada a la máquina se averió por lo que esto  debía realizarse con la  bomba auxiliar).

Quizás lo que se indica no refleje exactamente la gravedad de los momentos vividos pero hay  que advertir que fue  preciso poner un hombre para  que  con un tablón, un  saco y el pie  pudiera  contener en parte la entrada  de una de las vías de agua que teníamos en  el fondo del barco. Intentamos reparar esta vía de agua en vista de que el caudal de la misma aumentaba colocando un espiche de madero que pasó de parte a parte porque la chapa del fondo estaba completamente oxidada y por lo tanto tenía un grueso no superior a 1 milímetro, por lo que recurrimos a colocar un tablón con varios sacos y un hombre que los sostuviera viéndose obligado a ejecutarlo durante 17 horas sin poderse mover del sitio por lo difícil que era efectuar relevo por temor de que se corriera el tablón y diera ello lugar a que se inundasen las sentinas durante el tiempo que se tardara en colocarlo nuevamente.

7.- La salida del puerto de Gijón se efectuó a las tres de la madrugada del día 21 de Octubre y la llegada al puerto de (barra) a las tres y media de la madrugada del día 23 donde fondeamos y en vista del peligro que ello suponía para el barco y los pasajeros nos vimos obligados a tocar con verdadera insistencia la sirena para que acudiera el práctico que nos llevara a puerto pues suponía como ya se dice un inmenso peligro continuar en la barra con mar gruesa y viento fuerte teniendo en cuenta la enorme cantidad de pasajeros a bordo y que todo este personal no había comido ni bebido desde que el barco salió de puerto. El práctico acudió a las 12 del mediodía del 23 y llegamos al puerto de Burdeos a las 7 de la tarde, procediéndose seguidamente al desembarco.

8.- Mejor idea que lo que se deja expuesto de las difíciles circunstancias atravesadas en el viaje la dará el conocimiento de que el barco se hundió definitivamente a las pocas horas de haber atracado al muelle según después hemos podido saber.

Por si lo expuesto no fuera bastante nos queda hacer saber que en la travesía hubo intentos de sabotaje según pudimos comprobar por el hallazgo  de algunos cartuchos de dinamita colocados en  los guardianes del timón, lo que dio lugar a la detención de algunos y a que otro se arrojara al  mar asustado sin duda por las consecuencias de lo que pretendían  llevar a cabo.

Adviértase como ya antes decimos que la  travesía se hizo sin pilotos que pudieran  sugerir  una orientación  firme sobre la situación en que  nos halláramos en muchas ocasiones por lo cual llegamos inclusive a la vista de cabo Mayor pudiendo apreciar perfectamente la población de  Santander. Hubo de intervenir el que suscribe en todos estos cambios de rumbo al ser consultado  en diversas ocasiones por el contramaestre del  barco que como comprenderán no tiene conocimientos náuticos. Estos cambios de rumbo se debían a que durante  la noche  apreciamos en distintas ocasiones luces que nos infundían temor por sospechar fundadamente que se debían a los  barcos piratas. Una vez avistado el Cabo Mayor pudimos afirmar el rumbo y recalar en Burdeos con todas las dificultades que ya han sido expuestas.

El que suscribe no tiene dotes para explanar  un informe con la debida hilación y que  por otra parte la premura del tiempo le impide hacerlo con más detenimiento puesto que todavía quedan por añadir algunas otras cosas sucedidas en esta  accidentada   travesía.

El que suscribe se pone a su disposición para   ampliar de palabra cuentos datos se precisen para  completar este informe y cuantos testimonios sean  necesarios para garantizarlos.

Barcelona, 5 de noviembre de 1937

Paulino Sainz F.