Gallardón, si la cagas: cagón!

foto curas aborto

Hoy es un gran día: al mediodía nos felicitábamos porque el gobierno español retiraba el proyecto de reforma de la Ley del Aborto. Yo misma deseaba a través de un tweet,«Ahora que se vaya Gallardón». No eran ni las tres del mediodía. Pero a media tarde saltaba la noticia: «Gallardón ha dimitido». Pocas veces los deseos se hacen realidad en tan poco tiempo. Hoy sí.

Estoy viendo ahora su speech de despedida y de verdad, me da mucho askito: sigue diciendo que en algún momento esa reforma saldrá adelante… qué miedito! Por oirle a él y por ver a las hordas enfurecidas que se autodenominan «pro-vida» arrogándose un valor que parece que sólo tienen ellas. Pero hay que decirlo bien alto y bien clarito: si por algo nos caracterizamos las feministas es por eso: porque sabemos el valor que tiene la vida, incluida la de las mujeres.

Así que no podía dejar de rendirle un homenaje a este tipo que se ha caracterizado por odiar a las mujeres y querer con su reforma de la Ley, llevar a muchas mujeres a una muerte segura. Hasta se estaba organizando una red de mujeres feministas por países europeos para acoger a las mujeres que quisieran abortar y no tuvieran medios. A este hombre de cejas imposibles al que tantas líneas he dedicado, De coños y moños: ríase señor Gallardon, La entrepierna de Gallardón, Gallardón eres un mamón y otras inmumerables citas dentro de mis post, creo sinceramente que no le voy a echar de menos.

Se nos fue una «musa» que tantos titulares nos ha proporcionado, pero sin duda vendrán otras… A este le ha salido mal su personal cruzada de txupa-sotanas raídas y túnicas de Armani: al fin al cabo, son las mismas llenas de caspa y con olor a naftalina y mal aliento.

Mientras tanto, nosotras nos felicitamos porque es un logro de las mujeres y sobre todo de las feministas, que para eso hemos estado en la calle, en las instituciones, nos hemos desnudado, hemos escrito, hemos montado redes y no nos hemos cansado de luchar por no volver un siglo atrás. Así que mi despedida personal no puede ser más clara: el que la caga, la paga, y por eso siempre le llamaremos cagón. Ese es su epitafio político. A ver si tenemos suerte y el mal olor no se extiende!

 

 

Mujeres en Política, ¿quién dijo miedo?

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¿Por qué hay tan pocas mujeres en política en puestos relevantes? Cada vez que se acercan unas elecciones, sale este tema a la palestra. Los partidos necesitan mujeres que se presenten a sus listas y que den el salto a la política activa en cargos de responsabilidad ejerciendo el poder y la toma de decisiones. Es curioso como muchísimas mujeres militan en partidos políticos en tareas de base y es también sorprendente como las mujeres participan activamente en el asociacionismo o en el voluntariado, trabajos altamente invisibilizados. Pero lo que sí es cierto es que de ahí a dar el paso a la política, el salto produce vértigo.

Podemos analizar los datos desde muchas perspectivas, pero en este caso los números cantan. Por ejemplo, ONU Mujeres está haciendo un importante ejercicio de visibilización de este tema con motivo del 20º Aniversario de la Plataforma de Beijing publicando una web para celebrar aquella histórica conferencia que marcó un hito en el Feminismo y para los derechos de las mujeres. En un informe de dicha web, como declaración de principios, consta: “La participación equitativa de las mujeres en la toma de decisiones es una cuestión de justicia y democracia. También es importante para reflejar las necesidades de todas las personas”. Sinceramente, yo apuntaría que más que importante, es crucial.

Al margen de esto, los datos que arroja este mini-informe, delatan que en estos casi 20 años el porcentaje de mujeres parlamentarias ha crecido sólo del 11,3% al 21,8%. Las Jefaturas de Estado (Presidentas) han pasado de 3 a 9 y las Jefaturas de Gobierno (Primeras Ministras) de 7 a 15. Las Presidentas representan un 6% del total; las Primeras Ministras se quedan en un 7,8% del total de mandatarios (esta vez bien puesto en masculino). Y plantea la cuestión de la Paridad como el ejercicio obligado para conseguir el equilibro de género, superando ya el discurso de los porcentajes inferiores que no respondan a la misma. Aquello del 30, 40 u otros porcentajes que dejen por debajo a las mujeres, ya no valen. Si somos la mitad de la población por qué ser menos en cualquier otro sitio. No es una cuestión de números, que no lo somos, es una cuestión que a estas alturas nadie debiera cuestionar.

Este informe recalca: “De las 39 cámaras bajas o únicas que tienen un 30% de mujeres parlamentarias, 32 han establecido algún tipo de medida especial de carácter temporal o cuota. En la mayoría de las 38 cámaras bajas o únicas que tienen menos de un 10 por ciento de mujeres, no existe ningún tipo de cuota u objetivo”. Todos los estudios que hay al respecto de la participación de las mujeres en cualquier ámbito, reafirman que las políticas de acción positiva para aquellos colectivos que parten en inferioridad de condiciones, son imprescindibles. Desde mi punto de vista debieran ser obligatorias. Desafortunadamente, nada va a suceder por sí solo. Las mujeres debemos y podemos desear el poder (bien entendido) sin ningún tipo de remilgo ni inseguridad, esa maldita inseguridad que cercena nuestras aspiraciones y nos inmoviliza, pero sin miedo!

Si miramos a nuestro entorno y en este momento lo que tiene que ver con la política municipal, a modo de ejemplo por ser las elecciones más cercanas, las cifras facilitadas por el Instituto de la Mujer también quedan lejos de la Paridad: actualmente el porcentaje de alcaldesas en Euskadi es sólo un 23,11% y concejalas un 40,26% frente a un 17,42% y un 35,24% respectivamente en el Estado español. Lejos, muy lejos de la Paridad.

Viendo las cifras, lo cierto es que todavía no hemos alcanzado esa “masa crítica” de la que hablaba Drude Dahlerup para poder influir, y llevar a la agenda política aquellos temas que nos interesan y que son prioritarios para nosotras. Quien piense que son los mismos que para los varones, está equivocada. Hay temas comunes, pero hay un territorio a defender que es nuestro y nadie lo va a hacer por nosotras. Por ello, los partidos políticos deben dejar de buscar excusas, como por ejemplo todas aquellas que empiezan por “es que… (las mujeres no se presentan, las mujeres no se animan, no tenemos suficientes mujeres….)”, y empezar a preguntarse muchos más “por qués…” a esta reiterada situación. Una causa importante desde mi punto de vista, aparte de la falta de corresponsabilidad,  es que los partidos, los gobiernos, o llámese cualquier ámbito de poder, funcionan bajo patrones masculinos fruto del sistema patriarcal que los vio nacer. Ese es un freno absolutamente claro que, además de frenar, genera que las tasas de deserción de mujeres en política sean tremendamente altas, comparadas con las de sus compañeros.

Es indudable que las barreras y obstáculos que existen para que las mujeres accedan y permanezcan en cargos de representación política es parte del sistema social de género que da lugar a la desigualdad. Amelia Valcárcel lo dice claramente: “A la política no se accede por un sistema meritocrático, es un sistema de cooptación o red informal que no valora la destreza y capacidad objetiva, sino la adecuación del candidato/a a un perfil preconcebido”.

https://www.youtube.com/watch?v=XQH_jN9KnW0

El empoderamiento de las mujeres es vital, y romper el tan cacareado “techo de cristal” es imprescindible para alcanzar nuestro objetivo de una sociedad más equitativa, más libre y más solidaria. Kate Millett lo tenía muy claro allá por 1970 cuando escribió su Política Sexual: “El sexo femenino podría desempeñar, en la revolución social, una función dirigente completamente desconocida en la historia. (…) Constituiría el punto de arranque de una verdadera revolución asentada sobre la abolición de las categorías y papeles instituidos”. Pero esto no será posible si los hombres no comienzan a cambiar sus formas de entender cómo funciona la política y empiezan a ceder su espacio, su tiempo y sus responsabilidades. Eso, me temo queridas amigas, va a ser lo más difícil.

 

 

Caca, CULO, pis

Anoche cenando en un restaurante muy cool de Bilbao, fui al baño y me quedé impactada con la forma en cómo estaba señalado el de chicas y el de chicos. Por supuesto, lo fotografié. Juzguen ustedes:

 CHICA CULO: explícito e incitador.

baño chica

CHICO PLÁTANO: de Warhol, que queda más «in».

 baño chico 2

Existe una tendencia, al menos aquí, de demostrar más creatividad que nadie a la hora de señalizar los baños de mujeres y los de hombres. Está bien, ya que el típico “S” y “H”, los sombreritos, la iconografía tradicional del país, el rosa y el azul, y otros estereotipos de género están un poco más que vistos, y ya «huelen», nunca mejor dicho. Lo que ocurre es que te puedes encontrar con todo lo contrario: por un lado en algunos espacios, no sólo bares o restaurantes, sino instituciones públicas, universidades, coles, etc., la señalítica es tan moderna y abstracta, que te quedas delante de las puertas de ambos baños sin saber dónde tienes que entrar, y por otro lado, puede ocurrir lo contrario, que en un intento de ir más allá de lo cool como es este caso, se convierte en un ejemplo más de micromachismos cotidianos. Ese que se visibiliza a todas horas, en los chistes, en la publicidad, en los informativos, en las tertulias…

No, no crean que soy una paranoica. Es lo que tiene llevar las gafas violetas puestas. Te las pones un día para tener una mirada crítica sobre las cosas con un enfoque de género, y aunque a veces duela y muchas canse, ya no te las puedes quitar. Y así, ves a la hora de ir al baño un culo de mujer explícito e incitador, y por otro un plátano (eso sí, el diseñado por Warhol para colmo de la modernidad), como muestra del androcentrismo que nos rodea, y una no puede quedarse inmune.

Como me decía una seguidora en un tweet, igual entré en el baño equivocado y el del culo era para los chicos y el plátano para las chicas. Quizás, pero por ello pienso que para la caca y el pis, menos CULOS y más cabeza. A mi con estas cosas, se me encienden las alarmas (violetas). Y menos mal!

A propósito de otros micromachismos en los baños escribí hace ya tiempo: «Sólo quería hacer pis»: http://blogs.deia.com/xsermujer/2011/09/27/10/

Te operas y te dan una escoba!

Hoy, retomando alguna lectura que tenía atrasada, me he encontrado con un anuncio al que no daba crédito. Y créanme que es literal porque pensaba que era una broma, una página que alguien mostraba irónicamente para, en plan gracioso, ridiculizar los estereotipos que siguen prevaleciendo en la publicidad. Así que pensando que era eso, una broma, me puse a buscar al anunciante en internet (porque hasta el nombre me parecía sospechoso). Y sí, es verdad,el anuncio va totalmente en serio. Lamentándolo mucho, no he podido conseguir el anuncio en internet, así que he decidido hacer un par de fotos con el móvil porque si no, pienso que nadie me creería. Perdonen la poca calidad de las imágenes.

la foto 1 (1) la foto 2Así que como no se ve muy bien, les cuento lo que dice: «Louise Sansom sufría una discopatía lumbar que le impedía hacer algo tan normal como las tareas de casa. Pero gracias al… (bla, bla, bla de publicidad), ahora puede barrer, fregar o limpiar. Y lo disfruta«. (La negrita es mía).

No tengo palabras; una mujer mejora supuestamente su salud para hacer lo que más le gusta: barrer, fregar o limpiar. Y quédense con el titular: «Es curioso cómo ahora disfruta haciendo lo que los demás odiamos». Sinceramente, no creo que se pueda hacer un anuncio más machista que reproduce sin ningún tipo de pudor, los roles en contra de los cuales las mujeres llevamos luchando muchos, muchos años y que relega a las mujeres al trabajo doméstico y de los cuidados, es decir, el ámbito privado y reproductivo, frente al ámbito productivo, liderado y defendido con uñas y dientes por los hombres.

¿Pero estos tipos (los que han hecho el anuncio y los que lo han aprobado), dónde viven? Por favor, muestren este anuncio como la forma más prosaica, primitiva y machista de presentar a las mujeres: critíquenlo y sobre todo, militen para denunciarlo y por supuest,o tengan cuidado con la citada clínica, no vaya a ser que las mujeres que pasen por ella, además de curarles la espalda, salgan con la escoba ya en la mano… como en la foto.

 

 

 

 

Betty Friedan: El «problema» que no tiene nombre.

Hoy escribo este post con un libro rojo a mi lado, ese libro rojo con el que hoy voy a salir a la calle. Y es que a mediados de los años sesenta, en muchos periódicos y revistas estadounidenses, y en algunas conocidas publicaciones europeas, solía caricaturizarse a las mujeres feministas siempre acompañadas de un libro rojo en la mano. Además de distorsionar su imagen continuamente como seres con un horrible aspecto físico, se sumaba ahora, para rematar de forma irónica dicha  imagen, un complemento que se suponía debiera ser  “El Segundo sexo” de  Simone de Beauvoir, o “La Mística de la feminidad” ambos pilares del feminismo y cuya autora fue Betty Friedan, teórica y líder del movimiento feminista estadounidense durante las décadas de 1960 y 1970. Por eso, también le hemos dedicado nuestro espacio radiofónico  «No somos recién llegadas» de La Galería de Radio Euskadi. Sólo tienes que pinchar en el link para escucharlo.

Se han cumplido ya 51 años de su publicación aquel 1963 con una tirada de sólo 3.000 ejemplares que pronto sobrepasó los dos millones, siendo reconocido un año más tarde con el Premio Pulitzer. En dicho libro, publicado cuando tenía 42 años, Betty Friedan criticaba actitudes muy arraigadas en Estados Unidos, pero desde luego extrapolables a Europa, como la idea de que la mujer sólo puede realizarse como madre y esposa. Criticó abiertamente a la publicidad a la que culpaba de ser «uno de los perfectos aliados que contribuía a perpetuar ese misticismo en torno a esa idílica vida doméstica y su forma de ser».

 

Betty Friedan fue tremendamente clara en diseccionar las relaciones entre mujeres y hombres y sostenía que esa “Mística-Idealización” que se hacía de las mujeres, constituía una conspiración para impedir que la mujer compitiera con el hombre en el trabajo y en otras áreas de la vida social. Habló de lo que denominó “El problema que no tiene nombre”. Las mujeres de aquella época vivían una insatisfacción tremenda, sumergidas en una vida supuestamente cómoda y pasiva, dedicadas en cuerpo y alma a sus maridos y al hogar. Así que muchas “amas de casa” se sentían vacías, carentes de ánimo y de personalidad en aquellos barrios idílicos que tantas veces hemos visto en las pelis y de hecho, a esa “insatisfacción” los médicos de entonces lo diagnosticaban como “síndrome de fatiga crónica” y el remedio: pastillas y más pastillas… Era el «problema» al que nadie quería poner nombre.

En una entrevista  realizada por Berta Sichel a Betty Friedan para el periódico El País, en 1983, explicaba muy bien qué pasó con la publicación de su libro de cubiertas rojas: “La reacción fue explosiva. Con las armas que tenían en la casa, escobas y sartenes, salieron a la calle gritando por la igualdad. Fueron llamadas brujas, acusadas de destruir la familia, ridiculizadas por los hombres y la Prensa. Sin atender a las críticas rompieron la imagen y los lazos (…) fueron a buscar la identidad lejos de los hombres, del matrimonio y de los hijos, exigiendo las mismas oportunidades y poderes”.

Así que aquí, consiguió editarse sólo dos veces en diez años: en 1965, con prólogo de Lilí Álvarez, tenista, escritora y periodista, y una segunda a principios de 1975, en un acto de verdadera valentía que hay que reconocer a las editoriales de la época, y que coincidió con una visita que realizó a Madrid en la cual se declaró abiertamente feminista, proclamando abiertamente que el movimiento feminista era revolucionario, e identificando a las feministas como “pioneras en la línea de fuego de la batalla para la evolución de la mujer”. Todo ello en plena agonía del régimen franquista:

https://www.youtube.comhttps://www.youtube.com/watch?v=IbTcTnxGjVo/watch?v=IbTcTnxGjVo

Escribió más libros sobre temas relacionados con la mujer como “La segunda etapa” y “La fuente de la edad” y además en sus memorias relató sus 22 años de violento matrimonio con un ejecutivo publicitario. También creó NOW, Organización Nacional de la Mujer en Estados Unidos donde ya reclamaba salarios iguales para hombres y mujeres y colaboró con organismos internacionales para temas de las mujeres.

Maltratada durante años, esta gran mujer que había estado recibiendo golpes de su marido sistemáticamente durante décadas, y del que finalmente se divorció, murió de una dolencia cardiaca a los 85 años, hace muy poquito en 2006. En 1970, y coincidiendo con el 50º aniversario del sufragio femenino, lideró una «Huelga por la Igualdad de las Mujeres» (Women’s Strike for Equality) que congregó a más de 50.000 personas y en la que se exijía “aborto gratis e inmediato”: han pasado ya 44 años y seguimos pidiendo lo mismo. Tomemos nota!