Gara critica al PNV por aquel éxito negociador en Madrid

Miércoles 10 de abril de 2019

Nada menos que un editorial dedica Gara (el Granma vasco) a criticar al PNV con este amable titular.”Euskaltel, fracaso del PNV con el patrimonio público”.

Termina su perorata cargada de tópicos y falsedades con esta perla. ”Un discurso pueril, falaz que va dejando en evidencia Zegona. ¡Basta ya de jugar a hacer negocios con el patrimonio de la ciudadanía vasca!.

Quien lea ésto puede pensar que el mundo de la IA hizo algo en su día para que Euskaltel naciera y fuera una empresa vasca y patrocinara aquel fantástico equipo ciclista que nos metió en el Tour mientras movilizaba a miles de seguidores vascos en su paso por los Pirineos. O que tuvo en su día la visión estratégica de crear una telefonía vasca con nombre tan sugerente y con sede en Euzkadi, como seguirá estando pese a lo que diga el editorial de Gara.

Y sin embargo nunca han hecho nada salvo poner palos en las ruedas y ahora, y como siempre, criticar al PNV.

En aquellos años, 1996-97, solo recibimos críticas por negociar con el PP la Investidura de Aznar, eso que llaman ahora ellos “el ser determinantes”. Lo hacíamos nosotros y era una traición a la patria aunque de aquel acuerdo naciera nada menos que Euskaltel.

Pues no. Ellos no hicieron nada, salvo criticar y ensuciarlo todo. Lo hizo el PNV.Y recuerdo como fue.

El martes 30 de abril de 1996 salíamos Arzalluz y yo hacia Madrid rumbo a la sede del PP, Génova, 13. La expectación era inusitada. Subimos al despacho de Aznar. Allí estaba con Rato, Rajoy y Mayor Oreja. Hablamos del acuerdo y de sus partes. Había una cláusula secreta a petición de Aznar. Habíamos llegado al acuerdo sobre el segundo operador de telefonía, Euskaltel, y el PP no quería que esto se supiera porque CiU les iba a pedir a ellos lo mismo. Y allí estaba escrito. Pero Arzalluz quería que Aznar firmara el documento. Éste le preguntó si no se fiaba de él. “Sí, pero me fío más si firmas”, le contestó Arzalluz. “Pero bueno, ¿vosotros no habláis siempre de la palabra de vasco?”, y diciendo esto puso su mano sobre la carpetilla verde. Con ese gesto daba por firmado el documento.

Y con las mismas, a la planta baja, a una rueda de prensa que estaba de bote en bote. Con las gaviotas del PP detrás. Un periodista le preguntó a Arzalluz si sabía dónde estaba. “Por supuesto. Esto de aquí detrás son las gaviotas del PP y este edificio la sede del PP en la calle Génova, 13. ¿No es así? ¿Usted cree que yo no sé con quién estoy pactando?” Trece cámaras de televisión y una rueda de prensa de una hora. Arzalluz utilizó su contrastada capacidad didáctica para explicar el acuerdo. Dijo que había tenido especial interés en que se hiciera público. Al final, el PP accedió. “No hay nada mejor que la transparencia, que la gente lo sepa por si alguien lo incumple”. Al no haber firma, la prensa actuaría como BOE. Pero no mencionó a Euskaltel, para respetar lo que le había dicho Aznar. ”Vosotros sois pocos pero Catalunya son siete millones y no podemos”. Fue el PNV quien consiguió el acuerdo, ese acuerdo que Gara se erige en defensor de lo que consiguió el PNV pero con 23 años de retraso.

Sí a la investidura

Los días 3 y 4 de mayo de aquel año 1996 se celebró en el Congreso el Debate de Investidura. Me tocó la intervención en nombre de mi grupo. En los escaños, González de Txabarri, Emilio Olabarría, Margarita Uria y Jon Zabalia. Cuando Olabarría pasó al Consejo General del Poder Judicial fue sustituido por María Jesús Aguirre y al año por Carlos Caballero.

Fue muy llamativo el eco del acuerdo que encontramos en la calle. Telegramas, enhorabuenas y palmadas. La gente veía bien el pacto. Quizá también habría mucha gente que rechazara el acuerdo, pero en general el pacto fue muy bien recibido. También es preciso constatar la intolerable presión sindical que de no haber existido nos hubiera permitido un mejor acuerdo, pero tanto los sindicatos como los socialistas seguían tercamente aferrados a dogmas propios del nacionalismo español más rancio.

Los del PSOE andaban en el hemiciclo con la cara larga. Sin embargo, mantenían el acuerdo de gobierno en Euzkadi con Ardanza en el ejecutivo vasco. Había que coger un manual para entender aquello. Como había sido para mí insólito el que cuando fuimos a Génova, 13, como habíamos llegado con tiempo, nos dedicamos a pasear y llegar, Arzalluz y yo, hasta la Puerta del Sol. Entramos en una librería. La gente en la calle felicitaba a Arzalluz. La típica mezcla amor-odio funcionaba en aquel momento en clave de amor. En la librería le pidieron autógrafos y le solicitaron que firmara libros. Insólito.

Aznar en su Investidura hizo un discurso de centro reformista tipo UCD. Nada que ver con el facha actual. Ni con el discurso de Casado. Lo más alejado de la derecha que podía esperarse. Anunció la eliminación de los gobernadores civiles y del Servicio Militar Obligatorio. Modificaría la Ley de Costas y la de Puertos. Devolvería el patrimonio incautado con motivo de la guerra. Actualizaría el Concierto Económico. Plantearía el diálogo como método de trabajo y desarrollaría y completaría el Estatuto de Gernika. Nos restregamos los ojos. Y, el nacimiento de Euskaltel, esa Euskaltel que la Izquierda Abertzale repudió porque el partero había sido el PP.

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