Otra ensaladita y ésta con aires griegos, gracias a un recién desembarcado queso feta que nos llega de Creta, con una pinta pero que muy apetitosa.
Así que nos ponemos manos a la obra y en honor a ese socrático pueblo (Platón era más de raciones de plato hondo), a ese griego que elegí como optativa en mi bachiller hace “cuatro días” (cuando el griego sólo era una lengua), a Petros Márkaris el escritor de novela negra que me ha proporcionado momentos memorables de la mano del Comisario Kostas Jaritos, a su yogur con frutas, a sus islas, a Shirley Valentine, a sus gentes, a sus piedras, … pues a todo ello y mucho más, no nos queda más remedio que superarnos.
Ponemos en orden los ingredientes, primero los que han viajado desde la hermosa isla helénica, nuestro queso y unas aceitunitas de Kalamata que tienen un brillo que da gloria y luego vamos a animar todo con unas hojitas para la ensalada con muchos colores, tomates deshidratados* y unos taquitos de cecina, … la suerte está echada, que sea lo que tenga que ser.
Ese delantal ya tiene que estar puesto.
Los ingredientes en torno a la ensaladera.
Según cuente tres, que empiecen a saltar … uno, dos y tres.
A disfrutar.
INGREDIENTES:
Queso feta.
Aceitunas de kalamata.
Cecina (en taquitos y pintado con aceite)
Tomates deshidratados en aceite y especias*
1 Bolsa de brotes tiernos (lattuchino rojo, rúcula, red chard, tatsoi)
Aceite (he utilizado el de los tomates deshidratados que estaba especiado con tomillo, pimienta en grano, ajo y orégano).
ELABORACION
Echar todos los ingredientes, mezclar bien y empezar a comer.
Si quieres conseguir con esta ensalada un momento estelar, búscate como música de fondo un sirtaki.
Bueno, … además en casa lo hemos rematado con el postre: yogurt griego con frutas (por supuesto, también casero), otro día os cuelgo la receta.
*Los tomates son los primeros que he elaborado en casa. Han quedado tan buenos que estoy preparando otra remesita. Esta vez estoy fotografiando los pasos y según esté listo, os la colgaré.