¿Quién la tiene más larga?

27-S

Decía yo hace poco que a las feministas no se nos da tregua y que por tanto, es muy difícil quitarse las gafas moradas aunque sea un ratito, porque la realidad se muestra cruel con nosotras y nuestras reivindicaciones día a día, minuto a minuto.

Ayer estuve dando una charla de corte político en una ciudad cercana. Antes de aceptar, pregunté cómo era la composición de la mesa en la que iba a participar como ponente: dos hombres y una mujer. Me hubiese gustado al revés, pero no me voy a poner exquisita. El caso es que cuando llegué, me presentaron a mis compañeros y tomamos asiento: en la mesa había además, un moderador y una persona de la organización (?) que también era hombre. Total, me encontré con que yo era la única mujer y cuatro hombres me rodeaban.

Miren, no tuve más remedio que denunciarlo nada más abrir el micrófono. La situación era tragicómica si me lo permiten: estábamos allí como parte de la nueva política y cuando oí hablar a mis compañeros diciendo “estamos aquí para transformar la sociedad”, no pude reprimirme: “mal vamos si queremos cambiar algo reproduciendo los esquemas de todo aquello que queremos vencer” reclamé. Lo dije sin acritud pero con mucha firmeza. Veía a las mujeres desde esa tribuna en la que nos habían colocado, sonreír apoyándome con un gesto afirmativo con la cabeza.

Les puedo asegurar que se hablaron de cosas muy, muy interesantes, pero al final de la charla tuve que soportar una avalancha de hombres que no estaban de acuerdo con lo que había dicho, con argumentos tan manidos como: “las mujeres no quieren participar”, “es que no hay mujeres” y retahílas del mismo índole que no voy a detallar porque sería infumable. Conclusión: autocrítica cero porque la culpa la tenemos nosotras.

Cebrian

Yo y tantas mujeres que denunciamos continuamente este tipo de actitudes, hemos dejado claro que la escenificación de cómo se hacen las cosas y la visibilidad que se da a las mujeres, ni es trivial ni forma parte de una obsesión nuestra por contar mujeres y hombres en los miles de eventos, elecciones, en los mítines, en las tertulias, en los consejos de las empresas y un largo etcétera que nos invaden cada día. Esta acción premeditamente reivindicativa, no es un simple conteo: es la punta del iceberg de este sistema patriarcal del que todos y todas somos corresponsables en la lucha por erradicarlo. En política, como en otros aspectos de nuestra sociedad, la clave está en reconocer y poner medios para combatir todo aquello que signifique no tener en cuenta a las mujeres, si es que realmente creemos en la Democracia real y no la hecha e impuesta por el género masculino. ¿Tenemos mucho que hacer las mujeres a este respecto? Sin duda. Pero que los hombres tienen que asumir su parte de responsabilidad es innegable. Y responsabilidad no es culpabilidad aunque a muchos les guste llevarlo a ese terreno.

Las mujeres participan poco porque estamos hartas de aguantar la lógica y formas de hacer masculinas. Y estamos muy hartas de esa lucha continua (apoyada y magnifcada por la hegemonía mediática que ayuda a normalizarlo) de egos masculinos que lo único que denotan es una guerra para demostrar “quien la tiene más larga”. Nosotras «estamos hasta allí» de tanta masculinización, y esta no puede ser atajada si los hombres no reconocen de una vez por todas que viven en un sistema -el patriarcal- que les dota de privilegios. Esto es difícil porque reconocer que se es un privilegiado pasa por empezar a dejar de serlo y ahí entra el quid de la cuestión: reconocer que las mujeres parten de una condición de desigualdad significa que para alcanzar la igualdad los hombres tienen que dar paso a las mujeres y eso en una frase significa sin más rodeos: “yo me tengo que quitar para que estés tú”. Y ahí hemos tocado hueso. Por eso hay tanta resistencia, por eso seguimos siendo invisibilizadas y por eso, siempre somos menos allí donde el dominio masculino es patente.

40 años sin mujeres

Todos estos argumentos y la forma en la que hay que actuar, solamente pueden ser entendidas desde una clara postura feminista y por tanto, el desarrollo e implementación de las políticas feministas en la política, y con ello en los partidos políticos es imprescindible. Sobre todo en los de la izquierda, que ya van tarde en poner fin a esa deuda histórica que tienen con las mujeres. Lo demás son parches y es tener un enfoque reduccionista de lo que significa la participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Si el problema es que las mujeres tienen una baja participación, la respuesta no se «es que no quieren», la respuesta es otra pregunta bien clara: ¿qué hemos estado haciendo hasta ahora para que puedan participar?. 

Nosotras no queremos más peleas de gladiadores egocéntricos donde lo importante es el pulso del poder alentado por el exceso de testosterona. Entendemos el poder (y lo queremos) como una potente herramienta para cambiar las cosas. Pero no el poder como está definido desde el patriarcado. Contra eso luchamos y por ello nos dejamos la vida. Y por ello vamos a seguir denunciando y gritando hasta quedarnos sin voz. A no ser que nos la quiten antes.

#SinMujeresNohayDemocracia

#LaDemocraciaSeráFeministaoNoSerá

Foto: candidatOs a elecciones Catalunya 27-S. Una mujer.

#8 de Marzo. Una violación cada 7 horas

En vísperas de la celebración del Día de las Mujeres, #8deMarzo, es imperativo hacer un repaso a los avances conseguidos este último año y sobre todo poner en evidencia aquellos que no se han conseguido o que en el peor de los casos,  han retrocedido.

todos los dias

Comencemos por la lacra más repudiable: la Violencia de Género. El año pasado 53 mujeres fueron asesinadas víctimas de la violencia machista en el Estado español. Sólo una menos que en el 2013. De ellas, tanto la víctima como el agresor, en un 70% eran de nacionalidad española. En ese año hubo 125.000 denuncias por violencia de género, es decir 342 al día. En Euskadi esta estadística es más dramática en 2014: fueron asesinadas 3 mujeres, 2 más que el año anterior y 5.125 fueron víctimas de la violencia de género, casi un 3% más que el año anterior. Este año, ya han sido 3 las mujeres asesinadas, en el estado.

Viendo estas cifras no podemos ser muy optimistas: la violencia machista crece y sólo denunciarla como haremos este 8 de Marzo en las calles, en los medios y en todos los sitios que se pongan a nuestro alcance, no es suficiente. Es necesario revisar profundamente todas las políticas que se han diseñado y que claramente no están siendo eficaces. Hay una obcecación política general en querer tratar a las mujeres únicamente como víctimas y no abordar el problema desde la prevención y la educación. Así, la Ley de Violencia de Género estatal (Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género) se ha declarado abiertamente ineficiente: casi 800 mujeres asesinadas desde su puesta en marcha. Una secuela, en su décimo cumpleaños, que merece una sincera evaluación y una profunda reformulación porque hay temas que no están incluidos en la misma, como la trata de mujeres o la mutilación genital. Y es incomprensible que en la misma se defienda o proteja a las mujeres que  son maltratadas por sus parejas o ex-parejas sentimentales y se deje fuera a las demás,  porque así ¿dónde quedan el resto de mujeres que son madres, hijas, hermanas, etc? Y las prostitutas? La violencia machista también se ceba sobre ellas, pero con ello se evidenciarían unas cifras escalofriantes sí, pero las reales… las que son ciertas.

Y sobre todo, lo que la Ley necesita es una dotación de recursos importante para afrontar esta lacra que afecta a miles de mujeres. En vez de eso, en los tres últimos años se han reducido, por ejemplo, hasta en un 30% los fondos para prevenir la violencia de género.

Otro de los asuntos más espinosos que no incluye la Ley es la violación fuera de la pareja: en España se produce una violación cada 7 horas, más de tres al día (denunciadas). En Europa 10 millones de mujeres han confesado haber sido violadas. ¿Quién puede mirar para otro lado? El filósofo marxista Ludovico Silva dijo en 1975: «Ser heterodoxo no es violar un dogma, al fin y al cabo violar un dogma es como violar a una doncella: hay quejas, pero hay placer». Aunque han pasado muchos años (igual no tantos), el imaginario colectivo sobre la violación permanece casi intacto sobre el tema de la violación. Un horrible «crimen» sexual que mutila la vida física y psicológica de tantas mujeres alrededor del mundo. ¡Todos los días!

Parece que este en el que vivimos es un mundo bastante hostil para las mujeres, ¿verdad? Y es que ya está bien de que las mujeres seamos educadas en el miedo  y ya basta de que los asesinos y agresores machistas tengan a menudo una presunción de inocencia casi «per se» que no ocurre si se cometen otro tipo de delitos. Un 8 de Marzo más, reivindicamos y mostramos nuestro hartazgo. Un 8 de marzo más saldremos a la calle,  aunque para nosotras todos los días son 8 de marzo. Yo por mi parte, este año voy a contribuir viajando como invitada con un grupo de mujeres hasta Bruselas, para trabajar en una jornada en el Parlamento Europeo cuyo objetivo es fomentar las políticas y estrategias por la Igualdad de Género y contra la Violencia machista en Europa,  #Greens4Equality. Ya les contaré…

El poder de las Mujeres

A menudo se nos acusa a las feministas de estar continuamente contando el número de mujeres que aparecen en las fotos o en las noticias referentes al mundo de la política o entornos económicos. Me pregunto cómo sería posible no hacerlo, y sobre todo me pegunto que si no lo hacemos nosotras, ¿quién lo va a hacer? Este afán, que sólo pretende visibilizar, o mejor dicho, denunciar la invisibilización de las mujeres en los ámbitos de poder y toma de decisiones, nos está dando mucho trabajo últimamente, en todas partes.

Evidentemente, esto viene a colación del recién nombrado Gobierno griego, donde ninguna mujer «ha tenido el honor» de formar parte del mismo. Hace unos meses, ya denunciaba en este mismo medio con mi post: «Mujeres en Política, ¿quién dijo miedo?», la paupérrima situación de las mujeres en el ámbito político. Pero no me resisto a seguir lanzando nuevas cifras. Así en Europa, el 72% de las personas que constituyen los gobiernos son hombres: España 62%, Noruega y Suecia cumplen la paridad con un 50% y en Finlandia por el contrario, los hombres son el 41%. Es curioso, los países más avanzados tienen muchas mujeres en sus gobiernos. Grecia sin embargo, se lleva el puesto de honor con el 100% de hombres en el suyo recién estrenado. No se crean, antes del  triunfo de Syriza, también estaba en el top con un 95% de hombres (había una mujer en el gobierno anterior).

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Una puede creer en determinados proyectos políticos, porque representan un cambio en un momento en el que hay que hacer frente a la austeridad dictada por los que más tienen (y quieren tener más),  a los recortes, a la pobreza y al desempleo, y también porque muestran el triunfo de que es posible converger si se quiere ganar, y sobre todo, porque representa una ideología de izquierdas que hace frente al  avance galopante de las políticas neoliberales que están arrasando con los derechos de las personas. Todo esto es legítimo,engancha, seduce… hasta que nos encontramos con los derechos de las mujeres. Hablar de izquierda y feminismo es en sí mismo complejo, porque nunca se han llevado bien. A lo largo de toda la Historia, para la izquierda siempre ha habido «cosas más importantes» y por supuesto más urgentes que las reivindicaciones de las mujeres. Nunca es el momento. Contaba Robin Morgan, activista feminista y escritora, que cuando las mujeres se incorporaron a los movimientos de los sesenta de la denominada Nueva Izquierda, a la hora de participar en las supuestas reuniones revolucionarias para cambiar el viejo orden (¿les suena?), al final acababan «pasando a máquina los discursos de los varones y haciendo café, pero no política…»

Algo han cambiado las cosas, por supuesto, pero quizás no lo suficiente si en la Europa del siglo XXI siguen pasando cosas como en Grecia, donde una coalición de izquierdas se hace con el poder y se deja a las mujeres fuera del ámbito político de primera línea, sin que a Tsipras y sus acólitos se les mueva un pelo. No es una fijación por contar, es que la ausencia de mujeres en los espacios de poder, pone en cuestión  tal y como dice Rosa Cobo  «la legitimidad de la Democracia».

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La paridad de género (más allá del trasnochado y simple denominado «equilibrio de género») debe ser una conquista de justicia social para las mujeres, pero además, debe servir para corregir las relaciones asimétricas de poder entre ellas y los hombres. No es una medida coyuntural, es una herramienta política que debe tener como finalidad acabar con el sistema patriarcal que sustenta la ya sempiterna desigualdad. No es democrático que la mitad de la población sea relegada sin ningún tipo de argumento, al menos válido, a estas alturas. Pero es de recibo que la izquierda, aquí y en el resto del mundo, deje de mirarse el ombligo y rinda cuentas ante las mujeres. Es su asignatura pendiente y nos lo debe. Y si no nos entienden cuando afirmamos que «la Democracia será Feminista o no será», nosotras se lo explicamos, porque tener, lo tenemos muy clarito. También la Revolución!

Mujeres 10

Son ya tres años los que llevo hablando en este blog de feminismo y de mujeres, de muchas mujeres, a las que la Historia olvidó, con conciencia o sin ella, pero a las que dejó aparcadas en los márgenes de la misma y  a pesar de su grandeza, quedaron olvidadas y apenas nombradas. A ellas también dedico mi espacio «No somos recién llegadas» en La Galería de Radio Euskadi los sábados por la noche. Tanto trabajo para contribuir, o al menos esa es mi intención, a una sociedad mejor porque esta no puede serlo si se sigue discriminando a las mujeres.

Mafalda

Pero en esta reflexión me he dado cuenta que también hay mujeres en nuestras vidas que hacen historia día a día. Muchas mujeres que pasan casi inadvertidas pero que hacen historia, quizás con minúsculas, pero al fin y al cabo esa historia sin la que la otra, la de mayúsculas, no podría llegar a serlo.

Yo personalmente tengo mi lista privada, y aun sabiendo que este post no va a tener mucho interés, más allá de ellas mismas y su entorno, me atrevo a hacer mi lista particular de mujeres a las que admiro profundamente:

  • María José Navarro: por haberse convertido en mi hermana y sin la que no podría vivir. Su grandeza y generosidad son inconmensurables. Su apoyo incondicional y su valor, no tienen medida.
  • Mercedes Mínguez Losua, mi gran amiga del alma que con su pragmatismo y sensatez es referente para todas nosotras. Su comprensión, indispensable para mi.
  • Felicidad Peláez, porque desde su obligado exilio lucha por sobrevivir y defender sus principios día a día. Una batalla diaria rodeada de soledad y arrojo. La echo de menos.
  • Rosa Martínez, coportavoz de EQUO, por su brillante inteligencia, intelectual y emocional, que se ha convertido en un referente para muchas mujeres y a mi me inspira cada vez más en el difícil reto de cambiar esta sociedad y los entresijos que la sostienen y mantienen.
  • [Enlace roto.] porque un té a media mañana con ella se convierte en una experiencia vital. Admirable madre, profesional y compañera de viaje que sin apenas conocerme, no deja de tenderme una mano día a día.
  • Itxaso Atutxa, Presidenta del Bizkai Buru Batzar porque se mueve como pez en el agua en un mundo como la política, muy duro para las mujeres; porque me gusta cómo pelea y porque cada vez que me abraza es como si no hubiera pasado el tiempo.
  • Ana Iriondo porque después de más de veinte años, me gusta hablar con ella y me gusta escucharla… y al final siempre me hace reír!
  • Anu Martínez que habiendo superado una terrible enfermedad ha conseguido hacer del día a día, un disfrute continuo.
  • Idoia Postigo porque ha hecho de su sueño una realidad, escribiendo su primera novela «Y te reirás de los peces de colores» y de la empatía, una forma de ayudar a quien tiene la suerte de estar a su lado.

A todas ellas admiro profundamente y tengo al suerte de que de una forma u otra estén en mi vida y por ello la hacen más fácil, a mi y a quienes les rodean. Será que me está embargando el espíritu navideño y por una vez no me importa, hacía varios años que no me ocurría, así que aunque suene ñoño (que lo es) lo voy a disfrutar.

Por otro lado, hago la misma reflexión buscando hombres a los que admirar y me salen pocos, muy pocos. Quiero a muchos, pero ese sentimiento de admiración profunda me sale con las mujeres, será porque estoy convencida de que la vida para nosotras es muchísimo más difícil. Así que esa otra lista la dejo para el año que viene. Mientras tanto vivan, vivan y vivan… Todo es tan terriblemente provisional, que es lo único que merece la pena.

Por un 2015 lleno de buenas sorpresas! A mi, discúlpenme, me tocan!

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Violencia de Género: ¿A quién le importa?

 “Si analizamos por qué las mujeres sufren agresiones, la multitud de formas de violencia que las mujeres padecen, ya sean los crímenes en nombre del honor o la mutilación genital, todos ellos se basan en la idea de que las mujeres no deben controlar su sexualidad”. Charlotte Bunch, activista y política feminista.

De nuevo un 25 de Noviembre como jornada de reivindicación del Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Y de nuevo, tenemos que hablar de las miles de mujeres que son víctimas de esta horrible lacra. En el caso de Euskadi, nada más y nada menos, 4.765 mujeres víctimas de la violencia machista reciben en la actualidad algún tipo de protección por parte de la Ertzaintza. Sí, lo han “leído” bien: casi 5.000 mujeres. ¿Se imaginan estas cifras en cualquier situación que tuviera que ver con el género masculino? Les aseguro que estaríamos oyendo al respecto, noticias y noticias en los medios de comunicación, todos los días.

punto.lila

Al igual que el 25N del año anterior, el contador no para; y lo que es peor, no baja. Si ya sólo una mujer asesinada es mucho, 45 lo han sido a día de hoy en el Estado español. Exactamente la misma cifra que el año pasado en estas fechas. Y los números duelen, porque detrás de las 45 asesinadas, de las 15.972 que llevan protección oficial porque se teme por su vida, y de las casi 125.000 denuncias que se produjeron el año pasado en el 016, hay una mujer apaleada física o psicológicamente. Y sobre todo, detrás de cada una de estas escalofriantes cifras hay un machirulo maltratador que aterroriza, un machirulo en definitiva, que se cree el dueño del destino de las mujeres. Y tal y como dice la campaña en FB, (Libre de violencias machistas)  #Almachistaledigo, yo le digo que NO, que las dueñas de nuestras vidas somos nosotras.

Foto 25N 2014

En todo este baile de números, fríos y sin caras visibles, que cada año se mueven en torno a esta fecha, se quedan en el tintero medidas claras y contundentes para erradicar esta lacra que lapida la vidas de las mujeres, y que como dice Charlotte Bunch tiene como objetivo que las mujeres no controlemos nuestra sexualidad. De otra manera, ¿cómo se entiende que no se actúe con contundencia (no ya con los asesinos y maltratadores, que también), en educación, y en el establecimiento de medidas encaminadas a la prevención y la transformación radical de la sociedad? Una sociedad que victimiza continuamente a las mujeres, en vez de tratarlas como seres autónomos capaces de tomar sus propias decisiones y ser dueñas de sus vidas.

Pero para eso hay que dejar de mirar hacia otro lado y no conformarse con una mini mención en los medios de comunicación cuando se produce un asesinato o cada 25 de noviembre. Tiene que ser un compromiso serio y no un maquillaje político: los lazos y puntos lilas están muy bien, pero son insuficientes a todas luces…Y que nadie se confunda pensando que esto es un problema de las generaciones de más edad. En 2013, sólo en Euskadi, 1.138 mujeres jóvenes de entre 15 y 29 años fueron víctimas de violencia machista… Si alguien ve estas cifras y no se estremece es que no es de este mundo; y si es un o una política menos… Llegan tiempos de cambio y la Violencia de Género ha de estar obligatoriamente en la agenda política. Tomen nota en campaña electoral a ver cuántos partidos se interesan sinceramente por el tema. Y después, decidan!