Vascos en la fuerza naval francesa libre durante la Segunda Guerra Mundial

Juan Pardo San Gil

Entre los primeros en acudir al llamamiento del general De Gaulle para continuar la lucha por la liberación de Francia hubo hasta setenta marinos de ambos lados del Bidasoa que lucharon unidos

LA invasión alemana de Francia en mayo de 1940 acabó con la derrota de los aliados en suelo francés y la firma de un armisticio de rendición el 22 de junio por el nuevo gobierno que se aposentaría en Vichy. El anterior viceministro de Defensa, el general Charles de Gaulle, consiguió escapar a Londres unos días antes y el 18 de junio dirigía a los franceses por la BBC un llamamiento para continuar la lucha hasta la liberación de Francia. Aunque en Gran Bretaña se hallaba un buen número de militares franceses, solo unos pocos decidieron unirse a la Francia Libre; la mayoría prefirieron ser repatriados.

Aún con un número limitado de adhesiones, durante el verano de 1940, De Gaulle consiguió reunir una pequeña fuerza terrestre de 3.000 soldados, unos 900 marinos y 400 aviadores. Pronto, varias colonias francesas y numerosos simpatizantes de la causa aliada procedentes de países no combatientes, se irán incorporando también al movimiento. Tres años después sus fuerzas ascenderían a 50.000 hombres y mujeres en el Ejército, 12.500 en la Marina (civil y militar), 3.200 en la Aviación, 4.700 en la Resistencia y otros 1.900 en los comités de apoyo por todo el mundo. Más de la mitad de estas cifras eran ciudadanos nacidos fuera de Francia: casi 32.000 procedían de las colonias (mayoritariamente subsaharianos) y otros 5.000 aproximadamente pertenecían a diferentes nacionalidades, principalmente europeos y latinoamericanos.

Proseguir la lucha Las Fuerzas Navales Francesas Libres nacieron el 27 de junio de 1940, cuando llegó a Gibraltar el vicealmirante Émile Muselier, procedente de Marsella, y se reunió con las tripulaciones de 4 cargueros y un pesquero y un centenar de aviadores que habían escapado de Francia tras el armisticio. Todos ellos se mostraron dispuestos a proseguir la lucha, en consonancia con el llamamiento hecho por el general De Gaulle. Muselier se trasladó a Londres y colocó espontáneamente esta agrupación a las órdenes de De Gaulle, que el 1 de julio le designó comandante de las Fuerzas Navales Francesas Libres (FNFL) y provisionalmente de las Fuerzas Aéreas Francesas Libres (FAFL).

Las FNFL agruparon tanto a los navíos de guerra como a los mercantes de la Francia Libre. En su mayoría eran buques franceses refugiados en puertos británicos y puestos a disposición de De Gaulle por el gobierno británico. Las FNFL nunca tuvieron personal, ni repuestos suficientes para poner en servicio todos los buques entregados. En junio de 1942 contaban con 40 navíos de guerra operativos (de 65 disponibles) y 67 mercantes (de 170). El cuartel general estaba en Londres y operaron desde bases en Portsmouth, Greenock (Escocia) y numerosos puertos coloniales de África, América, Oriente Medio y el Pacífico.

Tras la ocupación aliada de Marruecos, Argelia y Túnez, la Francia Libre se fusionó con el mando civil y militar del Norte de África del general Giraud, creando el Comité Francés de la Liberación Nacional con sede en Argel. El 3 de agosto de 1943 las FNFL se fusionaron con las Fuerzas Navales del Norte de África para formar la nueva Marina Francesa de la Liberación. Las unidades que continuaron operando desde bases británicas se organizaron como una agrupación, denominada Fuerzas Navales en la Gran Bretaña, que mantuvo el espíritu de las antiguas FNFL hasta el fin de la guerra.

VASCOS EN LAS FNFL: EL PACTO FRANCO-VASCO

Entre los primeros en acudir al llamamiento del general De Gaulle había varios marinos vascos. El 1 de julio de 1940 firmaban su alistamiento los labortanos Pierre Dupin, Max Martín Ibarlucia, Jean Le Gasse, Paul Leremboure y René Miremont y el bajonavarro Armand Mailharin, que entonces servían en la Marina de Guerra o Mercante francesas. Durante el verano de ese año, una veintena más se incorporaron a las FNFL. Entre ellos estaba una mujer, Marthe Marie Larramendy, de San Juan de Luz, y el primer vasco peninsular alistado, el tolosarra Juan Antonio Castro Izaguirre, teniente de navío de la Marina Republicana durante la guerra civil y que en las FNFL haría toda la campaña del Pacífico como oficial del contratorpedero Triomphant.

En mayo de 1941, el Consejo Nacional Vasco, organismo que sustituyó temporalmente al Gobierno Vasco, firmó en Londres un acuerdo de colaboración con la Francia Libre (DEIA, 14-05-2011). Como resultado de ese acuerdo llegó a crearse una unidad militar vasca dentro de las FNFL en 1941, el Tercer Batallón de Fusileros Marinos. El batallón estaba formado por oficiales vascos o republicanos españoles y reclutas de diversos orígenes pero mayoritariamente latinoamericanos. Las presiones de los ingleses, que querían evitar cualquier acción que pudiera animar al Gobierno de Franco a entrar en guerra, obligaron a disolver la unidad, en 1942, sin haber completado su instrucción, ni llegado a entrar en combate. Sus componentes pasaron entonces a otras unidades de las Fuerzas Navales o del Ejército de la Francia Libre a título individual. (DEIA, 19-11-2011).

Las adhesiones de marinos vascos prosiguieron durante los tres años de vida de las FNFL. Por primera vez en varios siglos, vascos de ambos lados del Bidasoa combatieron juntos, en el mismo bando y en una misma unidad. Entre los alistados en las FNFL están identificados unos 70 marinos vascos: 44 labortanos, 2 de ese mismo origen aunque nacidos en Asia, 6 bajonavarros, 7 suletinos, 1 alavés, 6 vizcainos, 3 guipuzcoanos y 1 navarro del sur, a los que podríamos añadir al menos 1 bearnés vascoparlante. Eran voluntarios de todas las edades. El más joven, Gerard Brett, de Biarritz, ingresó sin haber cumplido los 18 años. El de mayor edad, José Salaberria, originario de Rentería, tenía casi 62 cuando se incorporó.

Estaban distribuidos por todas las unidades navales y centros terrestres. El grupo más numeroso fue el que se reunió en el Tercer Batallón de Fusileros Marinos donde, aparte de 8 vascos, conocemos los nombres de 10 republicanos españoles, 5 franceses y 42 latinoamericanos que estuvieron en él. Además, en diversos centros vascos de América Latina, se inscribieron al menos otros 110 más procedentes de diversos países. Otras unidades en las que hubo numerosos vascos fueron el Primer Batallón de Fusileros Marinos, por el que pasaron 13; el aviso Commandant Duboc, en el que sirvieron 6, y el contratorpedero Triomphant, donde estuvieron 4. Sólo uno de los oficiales vascos, Max Martín Ibarlucia, mandó uno de los buques de las FNFL, el cazasubmarinos CH10 Bayonne, entre 1940 y 1943, con el que participó en numerosas acciones en el Canal de La Mancha.

TRIBUTO DE SANGRE

La participación de los vascos en las FNFL en su lucha contra el nazismo se cobró su tributo de vidas humanas. Once jóvenes marinos (9 labortanos y 2 bajonavarros) murieron en acto de servicio durante la contienda. Los primeros caídos fueron dos marinos mercantes naturales de Baiona, el artillero Louis Detrez, fallecido cuando un submarino italiano hundió en el Atlántico al mercante Djurdjura (3-6-41) y el oficial mecánico Pierre Dupin, del vapor Félix Roussel, muerto en Suez (Egipto) de una enfermedad contraída en servicio (22-07-1941).

En 1942 fallecieron el contramaestre electricista Laurent Picabea, de Hendaia, al hundirse accidentalmente en el Golfo de México el submarino Surcouf (18-02-1942); el contramaestre artillero Armand Mailharin, de Luxe-Sumberraute, cuando el patrullero Vikings fue torpedeado por el submarino U-81 frente a Saida, en el Mediterráneo (06-04-1942); el fusilero marino de Baiona, Edouard Lasbordes, capturado por los italianos en Bir Hakeim (Libia), que murió cuando el navío italiano que conducía a los prisioneros aliados fue torpedeado por un submarino inglés en el Mediterráneo (17-08-1942), y por último el alférez de navío Bernard Crouzat, también de Baiona, que murió cuando el crucero auxiliar británico Fidelity, tripulado por miembros de las FNFL, fue torpedeado en el Atlántico por el submarino alemán U-435 (30-12-1942).

En 1943 murió ahogado accidentalmente en Takoradi (Ghana) el marino mercante Pierre Partarieu, de Hasparren, del vapor Désirade (29-01-1943) y unos meses después el alférez de navío Jean Pierre Graille, de San Juan de Luz, desapareció en el Golfo de México, en el curso de un vuelo de entrenamiento nocturno en un hidroavión Catalina (17-07-1943). Los últimos fueron los marineros Gérard Brett, de Biarritz; Georges Ibáñez, de Osses, y Maurice Etcheverry, de Ciboure, fallecidos cuando el destructor La Combattante, con su tripulación originaria de las FNFL, chocó con una mina junto a la costa inglesa y se hundió (23-02-1945).

LOS ‘VASCOS’ DE SAINT PIERRE ET MIQUELON El panorama no estaría completo si no habláramos de «otros vascos», los de Saint Pierre et Miquelon. Saint Pierre et Miquelon, nombre de claras reminiscencias vascas, es un pequeño archipiélago de soberanía francesa, a tan solo 14 millas de Terranova (Canadá). Durante siglos sirvió de base a los arrantzales vascos, y luego a los normandos y bretones que se dedicaban a la caza de la ballena en aquellas aguas. Por eso, en la actualidad, la bandera y el escudo de Saint Pierre et Miquelon, incluyen tres cuarteles con la ikurriña y las banderas normanda y bretona. Como curiosidad podríamos añadir que sus coches son los únicos en el mundo que lucen la ikurriña en su matrícula y que su principal frontón, el Zazpiak Bat, cumplió 100 años en 2006.

La madrugada del 24 de diciembre de 1941, una flotilla de las FNFL, comandada por el almirante Muselier, ocupó el archipiélago para la Francia Libre sin ninguna resistencia. La población, que entonces rondaba los 4.300 habitantes, abrazó de modo entusiasta la causa aliada. Nada menos que 350 hombres y 53 mujeres de las islas ingresaron voluntariamente en las FNFL en los meses siguientes; eso sin contar a otro centenar de residentes en las islas, aunque originarios de otros lugares. Muchos de los alistados eran muy jóvenes: 63 chicos y 12 chicas no habían cumplido los 18 años al firmar su incorporación. El más joven, Martín Walsh, se alistó con tan sólo 11 años, siguiendo los pasos de sus tres hermanos que lo habían hecho antes. El de mayor edad, Pierre Louis Serignac, lo hizo con 72 años, y fallecería por enfermedad en 1943.

La mayoría de los isleños sirvieron en las unidades de defensa del archipiélago. Lanchas motoras e infantería de marina los hombres; servicios de comunicaciones y sanidad las mujeres. Pero también un grupo numeroso embarcó en las corbetas de la Francia Libre, dedicadas a la protección de convoyes en el Atlántico. Y en ellas se produjo el mayor número de víctimas entre los marinos de St. Pierre et Miquelon: 5 en la Alysse (08-02-1942) y 15 en la Mimosa (09-06-1942) cuando fueron torpedeadas por submarinos alemanes. Otros 5 marinos más fallecerían en el curso de la guerra en accidentes o por enfermedades. Un duro precio para una población tan reducida.

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