El dibujante de la Euzkadi antifranquista

Luciano Quintana ‘NIK’ fue el ilustrador de referencia del Gobierno vasco durante la guerra Civil y el franquismo

Un reportaje de Iban Gorriti

Tuvo que empezar de cero tres veces, en Bilbao, París y Caracas, lo que le pasó factura y acabó mermando su salud en su otoño particular. Se llamaba Luciano Quintana Goiti y sus ilustraciones, carteles y grabados tuvieron una repercusión de alcance mundial en el apoyo propagandístico al Gobierno vasco durante la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y el franquismo. Firmaba de forma clandestina como Nik.

Su obra, de la que pocos originales sobreviven tras un seísmo, fue sublime. Su vida, nada estudiada aún. Las incógnitas se solapan. Internet sabe poco de él. Ni siquiera le pone ni cara. Hoy podemos ver su rostro por primera vez en una de las pocas fotografías que conservó. Las guardaba en una caja cuando, tras haberse exiliado a Venezuela, el edificio en el que vivía se vino abajo engullido por el terremoto que sacudió a Caracas el 29 de julio de 1967. De todo el inmueble solo salió con vida una persona, su hijo Luken.

Ese día perdió toda su obra gráfica atesorada con mimo. Y también la ilusión. Él, que había bocetado aquellos infranqueables gudaris con la ikurriña ondeando ante el fascismo, que dio vida visual a algunos Aberri Eguna, que, dicen, diseñó el primer logotipo de la cerveza Polar, la más importante de Venezuela. También ingenió el logotipo del partido Acción Democrática. “Es una especie de leyenda urbana por confirmar que ambas cosas son obra suya”, previene Luken Ignacio, nieto del artista vasco. Su abuelo falleció nueve años después, en 1976.

Estos días, sus descendientes residen temporalmente en Barcelona y Madrid. Solo una hija, Alazne, permanece en Caracas. “¡Un nuevo exilio que vive esta familia!”, resume a DEIA Luken Ignacio desde Catalunya. La familia, mientras tanto, trata de recomponer sus piezas y dar respuesta a las incógnitas de sus ascendientes. Para empezar ya en lo básico: el nacimiento de Nik y su segundo apellido. A pesar de que su acta de nacimiento da fe de que el autor fue dado a luz “en Tolosa”, su esposa siempre lo negó y dijo que, como ella, su marido era “de Bilbao”.

Las biografías, asimismo, le denominan Luciano Quintana “Madariaga”. Consultado al respecto, su nieto ha heredado que “el segundo apellido era Goiti, como confirma el registro civil. Desconocemos de dónde salió lo de Madariaga”.

Pero, ¿quién fue a grandes rasgos este recordado ilustrador? Una biografía escrita por Alazne, una de las hijas del autor, asegura que nació el 27 de octubre de 1904 “en Bilbao”. Cursó estudios en la capital vizcaina, en Escolapios y en la Escuela de Artes y Oficios. Todos sus títulos los obtuvo con la máxima puntuación. Logró trabajo en Astilleros Euskalduna, “pero su meta era el dibujo publicitario, industrial y las artes gráficas. Trabajó intensivo hasta convertirse en el gran dibujante que fue”, agrega Alazne a este medio. De hecho, viajó para seguir formándose en Leipzig, Alemania, “donde asimilaría las técnicas gráficas y un ejercicio plástico de lo que se conocía como cubo-futurismo”, según el análisis de Bernardo Estornés Lasa.

Al proclamarse la República en 1931 colaboró con el PNV dejándose ver en portadas de libros, revistas, carteles y demás ilustraciones, sobre todo con motivo de la publicación del Libro de Oro de la Patria y el del Aberri Eguna de 1932.

Con la guerra se incorporó al Departamento de Propaganda y Publicaciones. Fue director artístico de la revista Gudari y otras divulgaciones. “Las portadas de Gudari eran preciosas, pero ¿las originales dónde están?”, se pregunta la familia. También fue obra suya el cartel de cuestación pro avión Euzkadi.

En 1937 se replegó a Santander y Asturias. “Mi abuelo utilizó sus conocimientos de trabajar en la Naval para exiliarse a Francia. Viajó escondido en una bodega donde sabía que no le encontrarían. Sabía cómo evadir las patrullas portuarias porque había trabajado en ello”, analiza su nieto Luken Ignacio.

Quintana contrajo matrimonio con la bilbaina María Luisa Urrutia y tuvieron tres vástagos: Aintzane, nacida en Francia, y Alazne y Luken, en Venezuela. En París sobrevivió como pudo, haciendo trabajos para la Delegación del Gobierno vasco. “Entre otras labores, pasaportes falsos”, confirma la familia.

Volvió a mudarse buscando la estabilidad y la halló en Caracas. Sin embargo, el terremoto de 1967 le acabó de trastocar. Lo rememora su amigo Iñaki Anasagasti. “Le recuerdo acodado en la barra del centro vasco de Caracas con una cerveza toda la tarde, con la mirada perdida. Triste por el terremoto en el que murió el delegado del Gobierno vasco en Venezuela -Lucio Aretxabaleta- y su esposa. Perdió toda su obra, con un sentido de la propaganda maravilloso. Jugaba con los colores, la imagen. Mi último recuerdo suyo es esa tristeza, la de un autor a reivindicar”.

Homenaje Otra creencia sobre su persona que hay que desterrar es que Nik no fue el autor de los billetes del Gobierno vasco (denominados eliodoros por impulsarlos Eliodoro de la Torre) como suele confundirse. Fueron obra de Nicolás Martínez Ortiz (Bilbao, 1907-1991) con un estilo similar, eso sí, al de Quintana.

Una de las pasiones de este afiliado al PNV era dibujar retratos de Sabino Arana con aerógrafo. “En una época los vendía a otros miembros de la comunidad de la Eusko Etxea. Uno de esos retratos está en Sabino Arana Fundazioa”, agrega la familia, que proyecta hacerle algún tipo de homenaje para lo que piden la colaboración ciudadana: “Por si alguien tiene obras, material, correspondencia o información que trate de comunicarse con nosotros”.

Desde Caracas, su hija Alazne resume las cuitas de Luciano. “El terremoto fue un fuerte golpe para la familia y en especial para él. Moralmente sufrió mucho, siempre pensando en su archivo de recuerdos de Venezuela y lo poco que conservaba de su trayectoria en su querida Euzkadi. Él, que fue muy buen padre de familia y un gran artista con un carácter afable, alegre y humano”, resuelve su hija Alazne.

Eresoinka y la selección de fútbol Euzkadi

En el exilio, la comunicación del Gobierno vasco fue muy difícil por las mentiras de los franquistas. Dos iniciativas, una artística, Eresoinka, y la otra deportiva, la selección de fútbol Euzkadi, contribuyeron a luchar contra la desinformación

Un reportaje de Jean-Claude Larronde

Se lee en Euzko Deya: “Eresoinka es una palabra vasca que sintetiza los conceptos de canto, danza y acción. Así pues, Eresoinka es un resumen plástico y sonoro del pueblo vasco”.

Se crea Eresoinka el 22 de agosto de 1937 por voluntad del lehendakari José Antonio Aguirre quien escribe, hablando de Gabriel Olaizola: Llamando a un notable músico vasco, le hablé así: Es posible que nosotros no podamos salir de aquí. Pero por eso no ha de concluir la lucha, que quiero sea llevada también al campo artístico. Le encargo a usted salga inmediatamente para Francia y forme entre nuestros refugiados el coro más selecto posible.

Los miembros de Eresoinka no podían haber soñado con una directiva más prestigiosa: Manu de la Sota, presidente; Gabriel Olaizola, director del coro; Jesús Luis Esnaola, director del grupo de danzas; Enrique Jordá Gallastegui, encargado de los arreglos musicales; Antonio de Guezala, dirección escénica y decorados, y José Mari Ucelay, delegado de Bellas Artes.

Los ensayos tuvieron lugar en la localidad lapurtarra de Sara durante dos meses, en el otoño de 1937. Entre los 63 cantantes figuraban un tal Mariano González (el futuro Luis Mariano), segundo tenor, de Irun, con 23 años, y la contralto solista Pepita Embil, nacida en Getaria, entonces de 19 años, madre, algunos años más tarde de Plácido Domingo.

La primera etapa fue París, con cuatro espectáculos en la prestigiosa Sala Pleyel, los días 18, 19, 20 y 23 de diciembre, donde cosecharon un gran éxito. Había concebido Antonio de Guezala un cartel donde se leía: Eresoinka. Spectacles d’art basque. Figuraba arriba lo que sería el símbolo de la compañía, un hexágono con una hoja de roble con dos bellotas; tres personajes de perfil y un horizonte simbolizando el mar donde flotaba un barco de vela. En enero de 1938, Eresoinka se dedicó en París a preparar una larga gira. En Bélgica, actuó del 7 de febrero al 2 de marzo con trece espectáculos, la mayoría en Bruselas pero también en Gante, Amberes y Brujas. En este país aparecieron las primeras dificultades, porque aparte de la primera actuación en Bruselas, no se vendieron muchas entradas.

En Holanda, del 4 al 21 de marzo, Eresoinka actuó con diez espectáculos, especialmente en Ámsterdam y La Haya. Eresoinka volvió a París el 25 de marzo. Presentó quince espectáculos del 6 al 19 de abril, en el Teatro de París. El 10 de abril, la contralto solista Pepita Embil cantó por primera vez Aurtxo ttikia, creación de Gabriel Olaizola, la canción de cuna vasca.

Eresoinka fue a Londres para ofrecer en el Aldwich Theatre, del 13 al 25 de junio, 17 espectáculos. Inglaterra estaba en la vanguardia de la investigación sobre folclore. La agrupación disfrutó después de una semana de turismo en la capital inglesa. Pero todavía, a pesar del triunfo, los gastos eran superiores a los ingresos.

A partir del 4 de julio, los artistas de Eresoinka descubrieron su nueva residencia, el Château du Belloy, a pocos kilómetros de Saint-Germain-en-Laye, cerca de París. Se pudo tranquilamente preparar la gira por Iparralde prevista para septiembre, con dos representaciones en el Teatro Municipal de Baiona y una en el Casino de Biarritz. Eresoinka ofreció, en presencia del lehendakari Aguirre, un concierto de música sacra en la iglesia San Andrés de Baiona. La última función la dio el día 21 en Donibane Garazi. Esta estancia en Iparralde fue ocasión de reencuentros emotivos con familiares y amigos.

El otoño pasó en la calma del Château du Belloy. En las primeras semanas de 1939, realizaron 18 grabaciones sonoras. Muchas, como Agur Jaunak, Ama begira zazu, Boga boga, Akerra ikusi degu, Bigarren kalez kale, Aldapeko, Adio ene maitea, Goiko mendian, etc… quedaron como recuerdo clásico del repertorio vasco.

Eresoinka participó en el Aberri Eguna el 9 de abril en el Château du Belloy, en presencia del lehendakari Aguirre. El viernes 26 de mayo de 1939 fue la apoteosis en el Palacio de Chaillot, en compañía del grupo infantil Elai-Alai, ante 3.000 espectadores y en presencia del escritor François Mauriac, gran amigo de los vascos y de José Antonio Aguirre.

Pero algunos habían ya dejado la compañía, el movimiento se aceleró, y varios miembros se fueron a Venezuela. La disolución se produjo en agosto por motivos económicos. El 4 de diciembre de 1939, José Antonio Aguirre mandó una carta de agradecimiento y de felicitación al director, Gabriel Olaizola.

lA sELECCIÓN DE eUZKADI Se estudió la posibilidad de crear tal selección a partir de febrero de 1937, en conversaciones de José Antonio Aguirre con Melchor Alegría. No olvidemos que Aguirre había jugado 45 partidos con el primer equipo del Athletic entre 1921 y 1925 (entre sus 17 y 21 años). Por su parte, Melchor Alegría, entonces periodista deportivo, fue uno de los delegados del equipo Euzkadi en Europa y América. Se pensó enviar a Francia una embajada de futbolistas con un objetivo doble: dar a conocer en el exterior la situación política vasca (objetivo propagandístico) y recaudar fondos (objetivo humanitario). El primer partido se jugó el domingo 25 de abril de 1937, víspera del bombardeo de Gernika, en el Parque de los Príncipes de París. Euzkadi ganó 3-0 al Racing de París. Los tres goles los marco Isidro Lángara Galarraga, nacido en Pasaia, que había jugado en el Real Oviedo.

Junto a Manu de la Sota, que había sido presidente del Athletic, el jefe de la delegación era Ricardo Irezabal, vicepresidente de la Federación Española de Fútbol, quien había sido también presidente del Athletic.

El equipo jugaba con los colores de la ikurriña, camiseta verde con banda roja y pantalón blanco. El capitán de este equipo era Luis Regueiro Pagola, nacido en Irun, que jugaba en el Real Madrid desde 1931. El historiador Santiago de Pablo escribió: Aunque el Euzkadi representaba al Gobierno vasco y no al PNV, en la práctica, se identificó con este. En mi opinión, esta frase no es exacta. Lo que ilustra mi convicción, es que por ejemplo Luis Regueiro era republicano. Con ocasión de este partido, declaró este en la radio, alocución insólita en boca de un futbolista: ”Venimos de Euzkadi, donde nuestro gobierno que todos queremos y respetamos ha conseguido fácilmente que las ideas políticas y las creencias religiosas sean respetadas por todos”.

Se puede decir que se trataba de un Athletic reforzado. El Athletic había ganado la Liga en cuatro ocasiones -1930, 1931, 1934 y 1936- y la Copa cuatro años consecutivos, de 1930 hasta 1933. Muchos de los jugadores vascos habían sido internacionales con la selección española.

Otra gran victoria fue la conseguida el 23 de mayo, contra el Olympique de Marsella, campeón de Francia en 1936-37, por 5-2. La semana siguiente, Euzkadi conoció su única derrota en Francia, frente al club de Sète, bajo un calor asfixiante.

El equipo empezó su gira europea a principios de junio, perdiendo en Praga. En Polonia, el equipo jugó un único partido. En este país, muy católico, los jugadores vascos fueron tachados de comunistas y un segundo partido fue suspendido.

El equipo llegó a Moscú, vía ferrocarril, el 16 de junio. Su recibimiento fue apoteósico con ramos de flores y bandas de música. Es en este país donde recibió muestras entrañables de simpatía y hospitalidad por parte de las autoridades, pero también por parte de gentes sencillas. Desgraciadamente, tres días después de su llegada, el equipo se enteró de la caída de Bilbao. Es de destacar el partido en el terreno del Dínamo de Moscú, ante 90.000 espectadores, el 24 de junio, contra el Locomotiv. El partido finalizó a favor de Euzkadi por 1-5, con cinco goles de Luis Regueiro. También Euzkadi jugó en Bielorrusia, Ucrania y Georgia. El 15 de agosto, el equipo visitó una colonia de 500 niños vascos refugiados. Después, pasó por San Petersburgo, Helsinki, en barco hacia Estocolmo y en tren hasta Oslo. Jugó dos partidos en Noruega. El último partido en Europa fue en Dinamarca el 29 de agosto.

Así se acabó la gira europea de Euzkadi con catorce partidos ganados, dos empatados y cuatro perdidos. De regreso a Francia, Euzkadi fijó su residencia en Barbizon, cerca de Fontainebleau, a unos treinta kilómetros de París. En este momento se produjeron dos bajas que hicieron un gran daño moral: las de Guillermo Gorostiza y Roberto Echevarría. Estos dos jugadores no se atrevieron a decir a sus compañeros que abandonaban el equipo. Retornaron al País Vasco donde fueron bien recibidos por los franquistas. El resto de jugadores prepararon el viaje a América y se comprometieron a renunciar a la posibilidad de cualquier fichaje que en América se les ofreciera. La delegación vasca llegó a México D. F. después de varias escalas. Los primeros partidos en México, del 7 de octubre de 1937 al 9 de enero de 1938, se saldaron con ocho victorias, dos empates y dos derrotas.

Los jugadores llegaron a Buenos Aires el 20 de marzo de 1938. Quedaron en Argentina hasta el 4 de mayo, pero no jugaron ningún partido a causa de la oposición de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA). El bloqueo en Argentina provocó, además del agotamiento de los recursos económicos, la crispación del ambiente, por lo que algunos jugadores abandonaron el grupo.

El equipo llegó por segunda vez a Cuba; jugaron ocho partidos hasta el 31 de julio, con seis victorias y dos derrotas.

A principios de septiembre se supo que la FIFA dejaba de perseguir a Euzkadi gracias a la Federación Mexicana de Fútbol que lo había acogido en su seno.

La selección vasca fue admitida a participar en la Liga Mayor de México D. F. en la temporada 1938-39, una competición formada por siete equipos. Euzkadi jugó en esta Liga doce partidos del 27 de noviembre de 1938 al 7 de mayo de 1939: siete ganados, un empate y cuatro perdidos. Euzkadi terminó segundo detrás del Asturias, campeón de esta Liga.

En abril de 1939, cada jugador vasco recibió 10.000 pesetas, unos 10.000 euros de hoy. Parece poco como salario para dos años, mucho más si comparamos con los salarios de los futbolistas profesionales de hoy.

Euzkadi disputó su último partido el 18 de junio de 1939. En esa fecha, ocho futbolistas vascos jugaban ya en Argentina. Otros jugadores fueron fichados por clubes mexicanos.

En aquellos años trágicos, Eresoinka y la selección de fútbol de Euzkadi fueron dos embajadas originales y pacíficas que dejaron en muchos espíritus una profunda huella y dieron a conocer al mundo el pueblo vasco y su causa.

El gudari que escupió sobre la tumba de Franco

El soldado del batallón ‘Padura’ Pedro María Urruticoechea comparó al dictador español con un reptil en la revista ‘Euzkadi’ cuando este último falleció en 1975

Un reportaje de Iban Gorriti

el Tribunal Supremo ha avalado esta semana la exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Los restos del dictador serán inhumados, si no hay vuelta atrás, en el cementerio público madrileño de El Pardo-Mingorrubio. Esta noticia ha provocado “emoción” a la hija del gudari Pedro Mari Urruticoechea. “Lo hemos celebrado”, asegura Iruña Urruticoechea.

Aquel soldado jeltzale del Euzkadiko Gudarostea escribió un artículo de opinión en la revista Euzkadi que el PNV editaba en el exilio de Caracas (Venezuela). La columna se publicó a los pocos días de morir el militar golpista español en 1975. Lo tituló: Epitafio para un reptil (y escupiré sobre su tumba).

Retrato de Pedro Mari Urruticoechea en 1952. Foto: I. Urruticoechea

El gudari firmó el contundente documento bajo el seudónimo Pedro Mari de Pagogaña. El autor era en realidad Pedro Mari Urruticoechea Landajo, natural de Abando (Bilbao) aunque de corazón de Arrankudiaga. Su hija mantiene desde América que su padre publicó el texto con ánimo de defender a su patria. “Aita lo escribió porque Franco trató de destruir su patria, Euskadi, la mejor del mundo. Así como la destrucción de la vida de sus familiares, y la suya propia”, enfatiza Iruña.

El amigo de la familia y exsenador jeltzale Iñaki Anasagasti confirma que aquel gudari del batallón Padura del PNV cumplió su palabra escrita. “Ante los horrores que sufrió en la guerra, se hizo la promesa de escupir algún día sobre la tumba de Franco. Cumplió su deseo. Hoy -al conocer la noticia del Tribunal Supremo- lo volvería a hacer por partida doble”, sostiene con rotundidad.

Pero, ¿cómo fue aquel día? detalla a este diario la hija del gudari: “Apenas fue a Madrid después de la muerte del reptil, con mi ama a su lado, aterrada por si lo veían, fue al Valle y escupió sobre su tumba. ¡Lástima que no verá que lo sacan de ahí y lo metan en una fosa perdida por ahí”, estima Iruña.

Esta semana, estos últimos tiempos, la tumba de Franco es actualidad a diario. Cuatro décadas atrás, aquel gudari descargó en su artículo de opinión todo lo que almacenaba en su mente sobre el dirigente y sobre su mausoleo en el Valle de los Caídos. “Cuando escribo estas líneas, parece que te estás convirtiendo en carroña. Por fin. Flebitis más gastroenteritis. Los médicos que te atienden es lo que creen que tienes. Porque yo, creo otra cosa”, comenzaba escribiendo tras calificar a Franco como reptil. “Y que me perdonen la comparación los reptiles”, se disculpaba.

El símil se debía a que en palabras de Urruticoechea, Franco era de sangre fría, “o mejor dicho, de un líquido motor venenoso”. “Nunca un reptil ha muerto de flebitis o de gastroenteritis”, argumentaba hace casi 44 años.

El gudari que fue preso de Franco durante 14 años en el fuerte navarro de San Cristóbal en Ezkaba le denomina frío asesino o paradigma del cinismo a escala cósmica. “Tú asumiste el mando de una guerra incivil, injusta, provocada por la fracasada chusma residual ibérica contra las ansias de redención social de un pueblo miserable, aplastado y explotado secularmente; guerra que produjo un millón de cadáveres”, continuaba.

A su juicio, el dictador dio la orden para la masacre de Gernika por la aviación hitleriana, aprobó las penas de muerte por fusilamiento ante los “ásperos paredones” de Santoña, Derio o Burgos. Le acusaba, además, de responsable directo de las muertes de 17 sacerdotes vascos “asesinados por tus hordas de pistoleros sanguinarios”. Asimismo, subrayaba que el autodenominado Generalísimo arrojó a los gudaris “cual bestias, por decenas de miles, a lo profundo de tus campos de concentración, para triturarnos allá, durante años, física y moralmente”.

El soldado del lehendakari Aguirre proseguía con sus recriminaciones de la actuación de Franco acabada la guerra. “Seguiste ordenando el crimen. Quisiste beber la sangre de los modernos gudaris atrapados en el Proceso de Burgos, jóvenes de ambos sexos, sacerdotes, que solo pudieron salvarse de tus garras en última instancia por la presión insoportable del mundo civilizado”.

Como creyente que era Urruticoechea, no concebía que Franco se autocalificara, siempre según sus palabras, “enviado de Dios”. “Dejaste mal parado al propio Jesucristo cuando dijo a Pedro que el que a hierro mata, a hierro morirá; en tanto tú, tus sargentos y sayones cono Queipo de Llano y Millán Astray y los pistoleros de la Falange fenecéis en blandas camas entre sábanas de fino hilo”.

Y Urruticoechea se despide con conclusiones. “Por todo ello. Por tu condición de máximo reptil maldito escupiré sobre tu tumba. Si la encuentro, si para entonces todavía tus despojos no han sido arrojados a los perros, escupiré sobre tu tumba. En tanto, te perseguirán y acosarán por los siglos de los siglos, en tu devenir errante y eterno por las más negras galaxias, las maldiciones de mil generaciones vascas, por todo el dolor que nos causaste”, zanja quien con el batallón Padura luchó en Villarreal, presenció los bombardeos de Durango y Gernika y sufrió las cárceles bilbainas de Escolapios y Larrinaga, así como el campo de concentración de San Cristóbal.

La prensa abertzale vivió dos intensas décadas hasta la aparición de ‘Euzkadi’, hace cien años

Por Luis de Guezala

La prensa abertzale vivió dos intensas décadas hasta la aparición de ‘Euzkadi’, ayer hace cien años

SE cumplió ayer el centenario del primer gran diario nacionalista vasco, el Euzkadi, que vio la luz el 1 de febrero de 1913. Hace un par de años mi compañero Iñaki Goiogana dedicó un artículo a este acontecimiento en esta misma sección de Historias de los vascos, por lo que hoy pretendo esbozar el relato de los veinte años de prensa abertzale que precedieron a esta efeméride.

No cabe duda de que la labor periodística fue la actividad más destacada del nacionalismo vasco desde sus inicios. Su primer acto público, en un txakolí de Begoña en el que Sabino de Arana pronunció su discurso conocido desde entonces como Juramento de Larrazabal, vino seguido inmediatamente, tan solo cinco días después, el 8 de junio de 1893, por la publicación del periódico Bizkaitarra. La importancia de este órgano de prensa en el naciente nacionalismo vasco sería tal que sus miembros acabarían siendo conocidos como bizkaitarras, lo mismo que su bandera.

Los primeros abertzales comenzaron desde este periódico a realizar su más importante actividad, la difusión de su ideario y pensamiento entre sus compatriotas, que compartían sentimientos pero que todavía no tenían desarrollada y asumida su conciencia nacional vasca.

La Patria vasca, comenzó así, siendo de papel. El material en ocasiones más débil, pero que puede resistir, a diferencia de otros soportes, funcionando perfectamente, el paso de los siglos.

Con el Bizkaitarra, pionero de la prensa abertzale, se vivieron muchas de las características que definirían el desarrollo de este periódico y de sus sucesores. Quizás la más destacable pueda ser la represión que sufrió por parte de las autoridades españolas la expresión del pensamiento político vasco. En un marco legal que si ya era poco democrático en 1893 lo sería aún menos en los años posteriores aplicándose a los vascos la legislación ex-profeso contra la libertad de expresión que se desarrolló en España en defensa de la unidad del reino sobre el que no se ponía el sol independientemente de la voluntad de sus habitantes.

La forma en que las autoridades españolas combatirían la publicación de las ideas nacionalistas por vía gubernativa y judicial supondría numerosas multas e incluso cárcel para los escritores y responsables de sus periódicos, además del secuestro de sus ejemplares y su prohibición y clausura.

Prohibición y secuestro

Los dos primeros números del Bizkaitarra fueron saludados con su denuncia, prohibición y el secuestro de sus ejemplares. El suplemento del nº 2 sería también denunciado, al igual que el nº 6, que lo sería antes incluso de su publicación. El nº 14 sería objeto de otra denuncia que acabaría suponiendo una multa gubernativa de 500 pesetas de la época y otra judicial de 125, además de la pena de un mes y once días de arresto mayor para el director del semanario, Sabino de Arana.

El nº 25 sería objeto de la sexta denuncia, por los artículos titulados Ellos y nosotros y La Bandera española, siendo secuestrados sus ejemplares. Gobernador civil y judicatura competían en la represión al semanario, imponiendo una multa el gobernador de 500 pesetas que serían devueltas al conocer que se había iniciado un proceso judicial que estableció una multa y fianza de 2.000 pesetas.

La séptima denuncia correspondió al suplemento IV del Bizkaitarra, del 24 de julio de 1895, por los artículos Abolición y reconquista y Vengan escobas. Sabino de Arana no era su autor, pero, como siempre, se hizo responsable de ellos, lo que le supondría su ingreso en prisión preventiva.

El 16 de septiembre de 1895, en el solemne acto de Apertura de los Tribunales, el ministro de Gracia y Justicia anunció la reforma del Código Penal para poder poner fuera de la ley al Bizkaitarra, dado que la legislación vigente le parecía insuficiente para ello, posiblemente por la sacrificada resistencia vasca a tantas denuncias, secuestros, multas y cárcel.

La octava denuncia al Bizkaitarra, que supuso la apertura de dos procesos, civil y militar, se realizó por un artículo publicado en el que sería su último número, el 32, del 5 de septiembre de 1895. Sabino de Arana, en prisión, fue convencido por su familia y amigos para no intentar sacar a la calle el número 33 que ya tenía redactado, muriendo así Bizkaitarra, al igual que la primera organización abertzale, el Euskeldun Batzokija, clausurado también en esta ocasión. Sabino de Arana sufrió por la publicación de este semanario un total de 8 denuncias, 7 procesos, 3 multas y 3 encarcelamientos.

No sería tan fácil para las autoridades españolas acabar con los nacionalistas vascos, cuyo ideario se había extendido notablemente entre sus compatriotas gracias, precisamente a la difusión y lectura del Bizkaitarra, y a partir de entonces continuarían apareciendo publicaciones abertzales a pesar de la represión y persecución gubernativa y judicial.

El siguiente órgano de prensa nacionalista vasco fue Baserritarra, del que se pudieron publicar 18 números entre el 2 de mayo de 1897 y el 29 de agosto del mismo año, en que corrió la misma suerte Sigue leyendo La prensa abertzale vivió dos intensas décadas hasta la aparición de ‘Euzkadi’, hace cien años