La LIAB se fundó el 16 de diciembre de 1938 en París para apoyar a los miles de exiliados y la labor del Gobierno de Euzkadi tras la Guerra Civil
El diputado democratacristiano Ernest Pezet junto a Manuel de Ynchausti, uno de los principales promotores de la LIAB. (Sabino Arana Fundazioa)
Baiona
Hace 75 años, el 16 de diciembre de 1938, tuvo lugar una reunión en París donde se decidió la fundación de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos (LIAB) en el momento en que la situación no podía ser más crítica y difícil para el Gobierno vasco en el exilio, que se encontraba en el campo de los vencidos en la Guerra Civil.
En el verano de 1937, cerca de 150.000 vascos tomaron el camino del exilio, evacuados por mar desde puertos de Bizkaia, Santander y Asturias. Cuando pisaron suelo francés, quedaron sorprendidos al encontrarse con una excelente organización, puesta en marcha por su Gobierno. Aunque bien es cierto que la opinión pública mayoritaria, tanto en París como en Iparralde, no les fue inicialmente favorable. La propaganda franquista había hecho estragos y muchos no podían y, sobre todo, no querían comprender la actitud de los nacionalistas vascos en la Guerra Civil. Fue necesario que los vascos explicaran una y otra vez que habían sido agredidos por los franquistas desde el inicio del conflicto. Si se habían encontrado combatiendo al lado de los comunistas no era por otra razón que la de haber sido agredidos por un enemigo común.
La opinión pública
Estos razonamientos fueron los que se expusieron en el entorno de los medios conservadores y católicos. La delegación en París del Gobierno de Euzkadi (otoño de 1936), el periódico Euzko Deya, los grupos Eresoinka y Elai-Alai, y el equipo de football Euzkadi actuaron como valiosos embajadores a la hora de transmitir estas verdades y salir al paso de las calumnias franquistas.
Poco a poco, una parte de la opinión francesa cayó en la cuenta de que no fueron los rojos separatistas quienes incendiaron Gernika. Los primeros apoyos a la causa vasca se abrieron paso: entre otros, los católicos de izquierdas de la Joven República, los del Partido Demócrata Popular animado por Auguste Champetier de Ribes, los socialcatólicos de Marc Sangnier, los democratacristianos que editaban L’Aube et La Vie Catholique (Francisque Gay, Georges Bidault), los padres dominicos que publicaban Sept, Emmanuel Mounier y la revista Esprit.
Antecedentes de la LIAB
Entre los apoyos también conviene recordar el Comité Francés para la paz civil y religiosa en España que insistió en la necesidad de una mediación internacional para detener los combates, animado por el filósofo Jacques Maritain, que se inclinó cada vez más a favor de la causa vasca.
Igualmente, el Comité Nacional Católico de Acogida a los Vascos desempeñó un papel crucial en el sostenimiento de los niños vascos; estaba presidido por Monseñor Clément Mathieu, de Hazparne (Lapurdi), obispo de Aire y de Dax en Las Landas.
Es obligatorio mencionar la actuación incansable de un mecenas inspirado, Manuel de Ynchausti, personaje sencillo pero eficaz y emprendedor, que intervino en el origen de la LIAB.
La nueva situación política
Durante el período de formación de la LIAB (diciembre de 1938 a febrero de 1939), el Gobierno de Euzkadi en el exilio en París era plenamente consciente de que, con la victoria cierta en un futuro próximo de la rebelión franquista, se le iban a plantear graves problemas, no solamente concernientes a la asistencia moral y social de sus refugiados, sino tal vez relativos incluso a su propia existencia jurídica.
Además, muchos ciudadanos vascos procedentes de Cataluña iban a engrosar el número de sus refugiados; en la península, los partidos políticos, las organizaciones sindicales y todas las personas que lo habían sostenido eran severamente sancionados por la Ley de Responsabilidades Políticas promulgada por Franco el 9 de febrero de 1939; Francia y Gran Bretaña se disponían a reconocer de jure al gobierno de Franco; este reconocimiento se dio el 27 de febrero de 1939.
Así, las cuestiones que se planteaban al Gobierno de Euzkadi eran los siguientes: ¿por quién, cómo y con qué medios se podría continuar la obra de asistencia social y humanitaria que se había realizado desde mayo de 1937 a favor de los refugiados? ¿Por quién, cómo y con qué medios se podría dar a conocer la trágica situación del pueblo vasco y la actitud de su Gobierno que había luchado contra el fascismo en una guerra que tal vez no era más que el preludio de otro conflicto?
El Gobierno de Euzkadi necesitaba un potente relevo internacional que fue conveniente crear de inmediato en territorio francés, dada la importancia y gravedad del problema de los refugiados.
Las primeras reuniones
Fue el 16 de diciembre de 1938 cuando, en el curso de una reunión en París, se tomó la decisión de constituir la LIAB. Once personalidades asistieron a esta reunión, entre los cuales estaban el Cardenal Verdier, Arzobispo de París, monseñor Mathieu y el gran escritor François Mauriac, de la Academia Francesa.
Es en la persona de este último, donde los vascos van a encontrar su aliado más prestigioso. Hasta su muerte en 1970, el célebre escritor seguirá siendo un apoyo constante y fiel para los vascos, al mismo tiempo que un antifranquista decidido. Ya en 1937 había escrito estas líneas proféticas: «Puede ser que algún día comprendamos que este pobre pueblo sufrió y murió por nosotros. Quiera Dios que no encontremos nosotros a los muertos de ellos allá donde tengamos que enterrar a los nuestros».
Las personalidades presentes aprobaron dos nominaciones: la de Pierre Dumas (periodista) como delegado de Propaganda y la de Francisco Javier de Landaburu como Secretario; este último fue el delegado oficioso del Gobierno de Euzkadi a la vez que del PNV en el seno de la LIAB.
En la segunda reunión de la LIAB, el 15 de febrero de 1939, se decidió que la Sección Francesa de la Liga (se pensaba crear Secciones en varios países pero solo hubo otros intentos de creación en Estados Unidos, Bélgica, Gran Bretaña y Argentina) se compondría de dos comités unidos por un secretariado común a cargo del diputado democratacristiano Ernest Pezet.
Los dos Comités
Dos asociaciones fueron creadas en la primavera de 1939 en la Prefectura del Sena; constituían la Sección Francesa de la LIAB. El Comité de Socorro a los Vascos era un comité humanitario de ayuda a los vascos, en particular a los niños; se componía de un Comité de Honor presidido por el Cardenal Verdier y de un Consejo de Administración presidido por Monseñor Mathieu.
Y el Comité de Intereses Generales de Euzkadi, que era un Comité político cuyo objeto era «organizar un Centro de Información que recopile y dé a conocer los problemas históricos y actuales de Euzkadi, propagar y defender el respeto de las libertades y derechos, de la tradición social, política y religiosa del pueblo vasco».
Los órganos dirigentes de estos dos comités estaban compuestos de 18 personas. Dos de ellas, Eugène Goyheneche (militante nacionalista de Iparralde) y Raymond Andrieu (militante occitano) se ocupaban de las tareas materiales. Las 16 personas restantes pueden ser clasificadas en los subgrupos siguientes: cuatro personalidades de la jerarquía eclesiástica -un cardenal (Jean Verdier), un arzobispo (Maurice Feltin) y dos obispos (Clément Mathieu et René Fontenelle)-; tres personalidades católicas prestigiosas -François Mauriac y Louis Gillet (ambos de la Academia Francesa) y el filósofo Jacques Maritain-; cuatro personalidades políticas miembros del PDP (demócrata-cristianos centristas) -un senador (Auguste Champetier de Ribes), dos diputados (Ernest Pezet y Jean Raymond-Laurent) y un periodista (Pierre Dumas)-; tres personalidades políticas católicas de izquierdas -dos miembros de la Joven República (Georges Hoog y Philippe Serre, diputado), y Claude Bourdet-; una personalidad política de izquierdas -Edouard Herriot, alcalde de Lyon y presidente de la Cámara de Diputados, del partido radical-; y una personalidad del mundo excombatiente (de la Primera Guerra mundial) -Georges Rivollet-.
La actividad de la liga
El periódico Euzko Deya informó de la constitución de la Liga en su número del 26 de febrero de 1939; la noticia indicaba que la Liga estaba «destinada a agrupar a los amigos que tienen los vascos en el mundo entero».
El 21 de mayo de 1939, un gran titular encabezaba la primera página de Euzko Deya: «La Liga Internacional de Amigos de los Vascos les presenta sus objetivos, sus realizaciones, sus esperanzas». En efecto, en esa publicación se anunciaron tres grandes manifestaciones, organizadas por la LIAB, denominadas las Grandes semanas parisinas de amistades vascas: un Salón de pintores vascos bajo el título de Cincuenta años de pintura vasca, del 22 de mayo al 10 de junio en una galería de la calle del Faubourg Saint-Honoré; una gran gala de música y danza en el Théâtre du Palais Chaillot, el 26 de mayo con la intervención de Eresoinka y Elai-Alai, en presencia de 2.600 espectadores; y grandes partidos de pelota vasca, en el frontón de París, el domingo 28 de mayo.
En total, estas manifestaciones tuvieron un éxito importante de acogida del que se felicitaba Pierre Dumas, ya que habían tenido la virtud de hacer que los vascos fueran mejor conocidos por los parisinos.
En definitiva, el papel de la LIAB dista mucho de haber sido desdeñable o inútil. En primer lugar, la LIAB fue un instrumento prestigioso de la política exterior del Gobierno vasco, que contribuirá a dar a conocer al mundo el martirio del País Vasco en la Guerra civil.
A continuación, la LIAB constituyó, según la expresión de Jesús María de Leizaola, «en la época musoliniana, el habitáculo prenatal de la democracia cristiana europea». En efecto, a partir de 1938, reunió a los principales nombres de esta corriente de pensamiento y todas sus tendencias. Gracias en gran parte a la LIAB, José Antonio de Aguirre fue tras la Segunda Guerra mundial, el amigo de los principales líderes políticos demócrata-cristianos, pioneros de la construcción política europea como Bidault, Adenauer o de Gasperi.
La Liga Internacional de Amigos de los Vascos ha pasado a la historia contemporánea como la organización exterior más consumada y prestigiosa de ayuda y apoyo al pueblo vasco.