40 años del ‘Hotel Carabanchel’

El ex preso político de ETA V asamblea Fernando Garate recibe unas fotos históricas que no sabía que existían y que muestran a compañeros encarcelados en la Prisión Provincial de Madrid, que fue demolida en el año 2008

Carabanchel

Cuarenta años después, le remiten unas fotos que no él esperaba. Firma acuse de recibo de una imágenes que nunca pensó que pudieran existir. Se cruzan los recuerdos del pasado, sin perceptible nostalgia, en la mente de Fernando Garate. EGI. Carabanchel (prisión que mandó construir Franco por 700.000 pesetas y demolida en 2008). Madrid. ETA-V Asamblea. Amigos. Cárcel de Basauri. Apellidos. Camisas de cuadros. En resumidas cuentas, vidas (y muertes) cruzadas. «Nunca habría pensado que en el Hotel Carabanchel, como la llamábamos, alguien metiera una cámara de fotos. No recuerdo haber visto una allí. No nos dejaban ni tener radio. Eran muy estrictos. Solo había una tele comunitaria y a unas horas», evoca el ex preso político vizcaino.

Fernando Garate es memoria histórica paseante y activa en Gernika-Lumo. La mayoría le conoce. Le saluda. Algunos se vuelven para decirle retazos como que «ya te vi en la tele». Él siempre hace gala de una sonrisa. Un café. El cristal de un bar separa esa vida palpitante de la villa con sus recuerdos: los más contables y las materias por él reservadas o sorteadas. Los primeros quedan aquí y hoy impresos.

Latía el día 2 de julio de 1946 en Gernika-Lumo. En el barrio de Renteria, entonces Ajangiz, nacía Fernando Garate, hijo de uno de aquellos primeros ertzañas. Benito Garate fue uno de los agentes que escoltó a Lauaxeta en su entrada a la aún humeante y bombardeada localidad en 1937. «Él siempre contó que Lauaxeta le dijo que yendo con un periodista francés no le harían nada. Y no fue así. Mi padre pudo escapar a Bilbao. Después de ser hecho preso le llevaron a El Puerto de Santa María». La madre de Fernando, Elvira Zubizarreta, nacida en Boise (Estados Unidos), ciudad con la que nuestro invitado aún guarda lazos de unión y visitas. «Quieren que el Athletic vaya Boise para la próxima fiesta», avanza. Del matrimonio nacieron, por orden, Evita, Javi y Fernando.

El benjamín recuerda cómo en su casa de San Juan, portal 13, se vivieron las primera reuniones clandestinas del PNV del municipio en los 60. En su hogar, se eligió como líder jeltzale local a Dionisio Abaitua, que llegaría a ser alcalde. Fernando, por entonces, se encargaba de propaganda, pintadas… y fue portavoz de EGI. «Pero los jóvenes queríamos más acción que los mayores del PNV y algunos nos marchamos a EGI-Batasuna, acabando en ETA V asamblea», argumenta.

1964 fue el año del recién conmemorado Aberri Eguna de Gernika. «Los días de víspera nos encargamos de la propaganda del PNV para incitar a que la gente viniera. Las medidas de seguridad eran muy fuertes. Habría grises por todas partes, policías de paisano vestidos con kaiku. Muchas personas mayores… Día de emociones y detenciones».

Ferando Garate

Ocho años después fue detenido por presunta vinculación a ETA. Fue el 2 de septiembre de 1972, cuando salía del taller en el que trabajaba como ajustador. «Sabíamos que íbamos a caer, pero no escapé porque no tenía nada importante», valora. Le trasladaron a Indautxu donde estuvo retenido diez días. De allí a Basauri. «Nos dijeron que nos detenían por colaboración con banda armada», argumenta.

Estuvo preso dos veces en Basauri y una en Carabanchel. La Prisión Provincial de Madrid, en su recuerdo, era «inmensa». Todo voces. Cuatro pisos. Galerías enormes. Impresionante. «Los presos estábamos en condiciones jodidas. Una taza de váter para los cuatro, y con ellos delante», narra. Los presos políticos estaban aparte. Los vascos vestían camisas a cuadros para distinguirse de los demás.

«Por allí estuvimos el hoy vicerrector del campus de Bizkaia de la UPV/EHU, Carmelo Garitaonandia, el actor amiguete Patxi Bisquert; Jon Idigoras, de nuestro mismo sumario; los sindicalistas de CC.OO. Marcelino Camacho o Francisco García Salve; Goyo López Irasuegui, del Proceso de Burgos o Joseba Elosegui, amigo íntimo y de ideas fijas. Era muy duro. Como anécdota, su concuñado era el jefe de la prisión», explica sobre esta figura histórica del PNV que se quemó a lo bonzo ante Franco en Donostia el 18 de septiembre de 1970. «Tenía aún todas las marcas del cuerpo del fuego».

¿Ustedes sufrieron torturas?

-Que yo sepa no hubo torturas. Por las noches había muchos gritos. Sabíamos que había violaciones a chavales. Nosotros no estábamos tan mal. Sí lo pasé mal en Basauri, más adelante.

A su salida de Carabanchel, volvería ser detenido y hecho preso en Basauri. «En total, fui como cinco o seis veces detenido. En Basauri estuve dos meses más y lo pasé fatal. La Guardia Civil había encontrado unos papeles de ETA-pm. Uno cantó y debió decir mi nombre, sé quién es pero no voy a hacerlo público. No interesa aquí. Me llevaron a Durango y allí me drogaron hasta el punto de que vino mi madre a visitarme y ni la conocí. Lo pasé muy mal de los nervios. Muy mal. Entonces andábamos montando LAB aquí en Gernika», manifiesta queriendo pasar página.

carrero blanco: ¿eta o cia? ETA atentó contra el presidente del Gobierno de España franquista Luis Carrero Blanco el 20 de diciembre de 1973. «Recién salido, pensé que con lo de Carrero Blanco me metían otra vez. Había mucho miedo. Es más, me pareció una acción muy fuerte para ser ETA. Yo mismo llegué a dudar. Se dijo que la CIA podía estar por medio. Carrero Blanco era una continuación muy dura del franquismo», analiza.

Cuatro años después, en 1977, Garate formó parte de EIA, Eusko Irakultzarako Alderdia, de Mario Onaindia, y el denominado brazo político de ETA-pm. Y, de allí, a Euskadiko Ezkerra. «Estuve bastantes años encargado de pancartas y carteles en Gernika».

Otra fecha que resuena en la mente de Fernando es 10 de septiembre de 1986, día en el que cayó Yoyes asesinada. «Fuimos a su entierro. Fue muy duro», sintetiza quien a mediados de los 80 abandonó Euskadiko Ezkerra y fue cofundador de LAB en Gernika. Pasados los años, continuó y sigue con su labor desde un ámbito más social, en el Txoko Bake Leku, organizador de actividades.

Otro episodio que recuerda es el día en el que ETA anunció el cese definitivo del uso de las armas en 2011. «Lo vi positivo -subraya-. Estaba en un bar tomando algo, y me pareció no solo bueno para el país, sino que también para los partidos abertzales. Creo en el derecho a decidir de cualquier sociedad demócrata. Que el pueblo decida. Es fundamental, por ello me gusta el proyecto Gure Esku Dago. Es la calle la que tiene que empujar a los políticos de forma civilizada y democrática», aboga quien vio positivo los avances del Plan Ibarretxe. Coincidía en mucho con él, en la soberanía económica y política». Fernando Garate espera que se haga realidad sus sueño, el de que llegará el día en el que «los abertzales caminen juntos», concluye.

Un reportaje de Iban Gorriti

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