El escritor británico Robert Egby busca con sus varillas y su péndulo el centenar de cuerpos que sepultaron las bombas italianas bajo una fosa común en el cementerio de Durango
Un reportaje de Iban Gorriti
Robert Egby, mientras buscaba la fosa común con sus varillas y su péndulo, la semana pasada en el cementerio de Durango. Foto: I. Gorriti
la radiestesia marcó el camino para hallar el cuerpo del Ché Guevara. O eso piensan algunos. En Euskal Herria, hasta la fecha se desconocía si alguien había tratado de buscar restos humanos por medio de esta técnica especial que se atribuye a determinadas personas de poder percibir las radiaciones electromagnéticas. El péndulo y las varillas sí se han utilizado por estos lares por los zahoríes para descubrir manantiales u otro tipo de yacimientos subterráneos.
Desde hace tres semanas, un escritor y excorresponsal de guerra como es Robert Egby, de 85 años, ha utilizado sus conocimientos de radiestesia en el cementerio de Durango. Todo lo relacionado con su persona y su esposa Betty Lou es, de algún modo, mágico, histórico, ternura y vitalidad desbordante y continua. No se presentan muchas ocasiones para compartir momentos con personas tan viajadas y vividas.
Egby ha escrito trece libros a lo largo de su vida. Su última novela se titula, en su traducción al castellano, Por el amor de Rose y en sus páginas llega a situar a sus protagonistas en los bombardeos de Durango del 31 de marzo de 1937 y días posteriores. También los ubica en Elgeta, pueblo en el que el pasado viernes impartió una conferencia junto al biógrafo del corresponsal de guerra George L. Steer, quien como Picasso puso a Gernika en el mapa terráqueo por el raid aliado del 26 de abril de 1937, del que el miércoles se cumplirán ochenta años.
Dos años y medio después de su primer viaje a Euskadi, el matrimonio ha retornado con el afán de investigar aún más en el capítulo histórico y escribir una secuela del tomo citado. “Tal vez la titule Urkiola, pero tengo otro nombre posible”, revela Egby quien para su primer libro descartó el episodio de Gernika-Lumo. “Vi que de Gernika se escribía mucho y de pronto encontré Durango y dije, este es mi bombardeo”, sonríe.
En su segunda visita a Bizkaia, tuvo noticia de que una enigmática y mimada zona del camposanto de Durango suma ocho décadas sin tocarse y se estima que un centenar de cuerpos muertos por las bombas italianas en la villa puedan estar enterrados bajo ese gran prado intacto circundado por tumbas. Se cree que pudiera ser la mayor fosa común resultante de un solo hecho histórico.
Allí volvieron Robert y Betty Lou, junto a Jimi Jiménez, de la sociedad Aranzadi. “Las varillas me dicen que aquí sí hay cuerpos enterrados. Creo que son 21 personas”, detalla al periodista y agrega que el lugar “tiene muy buena energía”, explica quien saluda con abrazos y quien busca superarse cada día. Un ejemplo, para volver a Euskadi lleva dos años estudiando castellano vía Skype con una profesora residente en Eslovaquia y con un pequeño Fiat recorren Durango, Urkiola, Elgeta, Donostia, Ainhoa… con el objeto de informarse lo mejor posible para su libro, aunque sea como colchón de una historia de ficción.
La vida de Egby es historia mayúscula. Con 16 años, el inglés reunió a unos amigos e hizo su primera comedia muda que llegó a los periódicos. Para entonces ya había conseguido un trabajo de mensajero para un estudio de animación. “Aprenderás mucho”, le dijo David Hand, tomen nota, era el productor de Walt Disney de películas como la histórica Bambi.
Aprendió a dibujar, pintar, escribir y fotografía. Diez años después, siendo corresponsal de guerra en Chipre, fue agasajado con una mención especial por una foto que fue portada de casi todos los diarios británicos. Corría 1956. Egby pasó 13 años en la guerra de Oriente Medio. “Tres años en Egipto con United Press y para el Financial Times, luego en el Canal de Suez, Israel, Jordania, Líbano, Chipre, y de allí fui a trabajar a Alemania, Canadá y por último a Estados Unidos donde vivimos”, taquigrafía quien con Betty Lou y sus chihuahuas, Satchmo y Bubba, residen en Pemberton, Nueva Jersey y Chaumont, norte de Nueva York, donde realizan talleres sobre la conciencia superior, radiestesia y energías de la Tierra.
lazos con durango Entre sus incontables anécdotas, Egby recuerda cómo estuvo presente en el rodaje de la famosa película Exodus, de Otto Preminger. “En el set reconocí a un antiguo terrorista greco-chipriota que hacía el papel de soldado británico. Cuando la imagen llegó a los periódicos de Londres, fue un escándalo. El rodaje se suspendió dos días mientras Preminger solucionaba las cosas. Le dije que lo lamentaba. Me respondió: No te preocupes, solo hacías tu trabajo”, sonríe.
Ayer tomó parte en la jornada Erresistentzia con recreación de la batalla de Elgeta, acto organizado por Intxorta 1937. “Durango, Elgeta y todo Euskadi tiene un lugar en nuestros corazones. Vinimos tras el rastro de una guerra y llegamos al País Vasco a investigar cómo fue. En el proceso de aprendizaje de su historia hemos llegado a amar y apreciar la cultura vasca. Gora Euskadi!”, enfatiza quien aporta pinceladas de la trama de Urkiola que arrancará en Kurutziaga kalea, de Durango, con una niña muerta por el bombardeo y el joven Mikel junto a ella y exiliado al Reino Unido. Allí la Inteligencia Británica lanzará una operación para asesinar a Franco durante una visita a Euskadi y tiene en sus filas a “Mikel Zabaleta, oficial de 22 años, francotirador que habla euskera, castellano, un poco de árabe e inglés. Mediante hipnosis recuerda lo que ocurrió en el bombardeo, él hijo de un propagandista del lehendakari José Antonio Aguirre”, adelanta el nacido el 14 de febrero de 1932 en Maidenhead, Windsor.