El elorriarra Alejandro Goicoechea informó a los fascistas de en qué iglesias estaban los batallones del Eusko Gudarostea
Iban Gorriti
Durango – La investigación sobre el bombardeo de Durango ha dado un giro inesperado. Hasta la fecha, los estudios de los investigadores sobre el ataque sufrido en la villa el 31 de marzo de 1937 arrojaban que fue obra únicamente de la Aviazione Legionaria italiana. Sin embargo, tal y como desvela hoy DEIA, esa conclusión no es totalmente exacta. El diario personal del jefe mayor del Estado nazi y último comandante de la Legión Cóndor, Wolfram Von Richthofen, corroboró que la aviación alemana también tomó parte en el raid que acabó con la vida de, al menos, 336 personas, el 5% de la población del municipio vizcaino.
Von Richthofen dejó escrito que los nazis de Adolf Hitler planificaron los bombardeos del 31 de marzo y días posteriores de hace 81 años. El mariscal más joven de la Luftwaffe tecleó que aunque proyectada por los germanos, la ejecución sería obra de los fascistas italianos, acompañados en el raid vespertino de aquel último día del mes por cazas alemanes.
El mayor estudioso de este episodio histórico es Jon Irazabal Agirre, que cuenta con varios libros dedicados a los bombardeos de Durango. El investigador de Gerediaga Elkartea se muestra sorprendido ante la evidencia de que hubo alemanes en el raid de la tarde del último día de marzo. “No lo sabía. En la primera exposición sobre el bombardeo que organizamos en Gerediaga en 1987, afirmamos en el folleto que los autores habían sido los alemanes, pero entonces desconocíamos que habían sido los italianos como más adelante demostramos. Lo de los cazas alemanes no lo había oído hasta la fecha”, admite Irazabal.
Numerosos testigos y supervivientes del bombardeo de Durango siempre señalaron a la Legión Cóndor como los autores de la barbarie. Sin embargo, los investigadores no se fiaron de su testimonio porque citaban que habían visto esvásticas y cruces gamadas en los aeroplanos. “No pudieron ver cruces gamadas y esvásticas en aquellos aviones, aunque fueran alemanes, porque no las llevaban. En el timón de cola llevaban una aspa negra sobre fondo blanco -cruz balcánica-. No hay ningún avión nazi en la Guerra Civil con esvástica”, diferencia Irazabal.
Y un dato inédito más ve hoy la luz: el objetivo de los conventos y las iglesias los marcó Alejandro Goicoechea, natural de Elorrio. El a la postre inventor del tren Talgo, pasó en plena Guerra Civil del bando republicano al de los golpistas y aliados sublevados contra la legítima Segunda República. Así lo atestigua el documento del que hicieron uso entonces nazis y fascistas italianos.
Al parecer, Goicoechea pasó la información de que en algunas iglesias y conventos tenían su cuartel batallones de gudaris y milicianos del Eusko Gudarostea, de ahí que los aliados antidemócratas se dirigieran directamente a bombardear San José Jesuitak, Santa María de Uribarri y el convento de Santa Susana con nefasto resultado.
Los bombarderos italianos partieron de Soria para ejecutar el raid de la tarde del 31 de marzo de 1937 y pasaron por Logroño. Desde la capital riojana, se les unieron un total de 14 cazas alemanes. El diario de Wolfram Von Richthofen detalla la llegada de sus compañeros pilotos -él también dirigió cazas de combate- al valle de Durango, enclave que califica como “pequeña y bonita ciudad, con hermosos palacios de nobles que tras un doble bombardeo de los italianos tiene un aspecto horrible. Es como si las bombas hubiesen buscado precisamente las iglesias”, estima en su escrito.
El testimonio informa de que “en el gran templo -cabe suponer que se refiere a la actual basílica de Santa María de Uribarri- en ese justo momento se celebraba misa mayor. Recibió un mínimo de seis bombas y una iglesia conventual, que es cierto que era un cuartel rojo [sic], cuatro al menos. Solo están en pie los muros”. Agrega que “en el templo mayor hubo muchos muertos -se estima que más de 150-. Por razones de propaganda, los rojos no han desescombrado absolutamente nada” del desastre, describe el mariscal.
Testigo directo Y no queda ahí la cosa. El propio Von Richthofen pudo haber visto desde el aire un mes después cómo quedó Durango tras los ataques cometidos de forma coordinada por Alemania, Italia y España. De hecho, según su diario, mantuvo una reunión con Kindelan, Franco y autoridades italianas en Gasteiz. “Puede que se reunieran porque Vitoria era lugar de encuentro para ellos. He visto fotos de uno de los comandantes nazis, Hugo Esperle, en Elorrio o de Franco y Mola juntos en Otxandio”, aporta Irazabal.
El manuscrito original de Von Richthofen fue redactado en Schloss Dyck, en la región del Rhin, siete años después de los bombardeos y poco antes de su muerte el 7 de diciembre de 1945.