Una de las 1.153 armas cortas que la Legión Cóndor compró en la villa foral tras bombardearla en abril de 1937 fue un regalo para el mariscal nazi Göring
Un reportaje de Iban Gorriti
Gernika-Lumo, villa foral y también armera. Cuando irrumpió la Guerra Civil en 1936, la localidad ya era el mayor núcleo de fabricación de material bélico en el Estado español. Hoy sorprende saber datos documentados que destapan cómo el nazismo compró en el municipio un revolver al número 2 de su régimen genocida y fundador de las Gestapo, el mariscal Hermann Göring. O, incluso, que una carambola hiciera que una de las pistolas adquiridas por Hitler en el municipio que su Legión Condor bombardeó el 26 de abril de 1937 acabara en manos del miembro de ETA Francisco Javier (Txabi) Etxebarrieta Ortiz y, según datos confirmados, acabara con la vida del guardia civil José Pardines en 1968. Fue el primer atentado de la organización.
“La gente al hablar del bombardeo de Gernika solo tiene en mente el 25 y 26 de abril. Parece como que no hay más… Y el ataque continuó después con la presencia de los pilotos nazis y otros mandos en la villa para ver cómo quedó, y la compra de pistolas como souvenirs de su ataque”, asegura José Ángel Etxaniz Txato, de Gernikazarra Historia Taldea en declaraciones a este diario.
Las investigaciones de Etxaniz llevan a saber que la Legión Cóndor compró en el municipio un total de 1.153 pistolas. De ellas, 769 del Modelo 200 calibre 6,35; y 384 del Modelo 300 de calibre 9 mm. “A mí me sorprenden los debates sobre quién sería el culpable del bombardeo: si Franco, Mola o quien fuera que dio la orden. Mientras, sus autores más directos, los pilotos que tenían nombres y apellidos, son desconocidos popularmente”, subraya.
Y para ello también tiene respuesta con un listado de, al menos, 30 nazis. Un ejemplo es Karl von Knauer, capitán y jefe de la Primera Escuadrilla del Grupo de Combate K/88 (Junkers 52) en abril de 1937 y que llegó a teniente coronel del Ejército del Aire de la República Federal Alemana. Dejó escrito: “El 1 de mayo de 1937 fui enviado con otros a Guernica (en camión por mandato del teniente coronel Von Ricthofen y el general Sperrle) a fin de constatar los efectos en Guernica”.
Otro de los visitantes fue el primer teniente Hans-Henning von Beust, jefe en abril de 1937 del Segundo Grupo de ataque y que en el año 1973 era coronel de aviación de la RFA. Detalló que los pilotos eran conocedores de cuál era la situación del frente de guerra el día 26 de abril; de cuál fue la composición de las escuadrillas, de la altura de vuelo y del número de aviones; y de cómo ya el mismo día 26 después del ataque “las tripulaciones fueron animadas a no hablar del ataque y desmentirlo, llegado el caso”.
También estuvieron, entre otros, el Coronel Jaenecke, miembro del Estado mayor de la Legión Cóndor. Veinte años después regresó a la villa armera. “Los primeros testimonios -matiza Etxaniz- de los pilotos fueron recogidos por el Ejército de los Estados Unidos. Posteriormente, el Instituto de Historia Militar alemán recogió de nuevo los testimonios de estos aviadores participantes en la Guerra Civil española y que habían sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial”.
En 1937, Von Knauer, general de la RFA, viajó junto con otros compañeros -hay testimonio gráfico en una fotografía realizada frente a la puerta de las fábricas de armas- y tras visitar los talleres, “hicieron turismo por la localidad, visitando la Casa de Juntas y el Árbol, lugar en el que dejaron constancia de su presencia al firmar en el libro de visitas ilustres, tomo que desgraciadamente está perdido, pero del que tenemos afortunadamente una copia”. Además de a la Legión Cóndor, también surtían a la Aviazione legionaria -coejecutora de bombardeó Gernika y, antes, Durango- o a Franco, directamente. “Las compras efectuadas por los alemanes, como souvenir de su participación en la Guerra Civil española generaron un serio problema administrativo a la empresa que trató de resolver en Burgos”, subraya Etxaniz.
La guía del arma consultada corrobora que las unidades compradas fueron enviadas a Corella, Alfaro, Utebo, Lleida y Morella: “Armas guerniquesas habían combatido en lugares como la Primera Guerra Mundial, en el desmoronamiento del imperio turco o en la guerra chino-japonesa de finales de la década de los años veinte”.
Compra de armas
La compra más curiosa se produjo el 18 de mayo de 1942. En Gernika se registró la venta de una pistola damasquinada y marcada con el nº 533869 con destino a la Embajada alemana en Madrid para ser enviada al jefe de la Lufttwaffe, la aviación alemana, el mariscal Hermann Göring. “También se fabricaron, aquí, miles de armas para Hitler. Una de ellas, que perteneció a la policía de aduanas, cuando se vendió a un contrabandista, llegó a manos de ETA y, sabiendo su número de fabricación, resultó ser con la que Etxebarrieta mató a Pardines”, confirma Etxaniz, a quien le llamaron desde Berlín para ratificar el número de aquel revólver.