Biarritz fue la primera localidad vasca en disponer de un servicio de telefonía automático, mientras que Donostia fue pionera entre las capitales de la Euskadi peninsular
Un reportaje de Begoña Villanueva García
Valla informativa de la futura sede de la Compañía Telefónica en Pamplona. Fotos: Begoña Villanueva
A finales del siglo XIX el teléfono comenzó a instalarse en algunas localidades vascas. Las situadas en las márgenes de la Ría del Ibaizabal fueron las primeras en recibir el nuevo medio de comunicación que comenzaba a abrirse paso lentamente. En Vitoria, un por entonces joven Heraclio Fournier instalaba en 1882 la primera línea telefónica de la ciudad. Aquellos primeros teléfonos eran manuales, es decir, se necesitaba para su funcionamiento la presencia de telefonistas que establecieran la comunicación entre los dos puntos deseados por el comunicante.
Así continuó siendo hasta la segunda década del pasado siglo XX. La mayor innovación del teléfono hasta la fulgurante llegada de los teléfonos móviles comenzó a funcionar: el teléfono automático. Un sistema perfeccionado gracias a Alexander E. Keith Strowger, un ingeniero estadounidense. Por primera vez en su corta historia, el teléfono funcionó sin la ayuda de las telefonistas desde comienzos del siglo XX.
La primera instalación del teléfono automático se produjo en Biarritz. Sus habitantes e instituciones disfrutaron pronto del teléfono, desde finales del siglo XIX y por supuesto del teléfono automático. Al comienzo del siglo XX, cuando el Estado francés comenzó a prestar atención al desarrollo telefónico, tras años de abandono y desinterés por el nuevo medio de comunicación, se produjo la instalación de las líneas telefónicas.
Fue un proceso totalmente diferente al de este lado de la frontera. Al 31 de diciembre de 1900 la red del Sud-Ouest funcionaba a plena normalidad, tenía diferentes estaciones y subestaciones instaladas en todas las localidades de la zona (Arcachon, Marmande, Pau, Mont-de-Marsans…). La actual subprefectura del departamento, Baiona, situada a 8,5 kilómetros de Biarritz contaba con una de esas centrales. Cuando el Estado francés decidió emprender la automatización de las redes telefónicas del país, Biarritz estuvo entre las localidades elegidas. Sin una cruenta guerra en el territorio, las instalaciones permanecieron dando servicio a todos los abonados y absorbiendo las diversas innovaciones tecnológicas que iban surgiendo. Biarritz es desde mediados del siglo XIX una localidad turística que cada verano ha acogido turistas de elevado poder adquisitivo e incluso a miembros de la realeza y por ello dispuso desde antes de 1914 de teléfono automático. Un verdadero avance en la costa del País Vasco continental.
Años veinte Al otro lado de la frontera el teléfono automático llegó durante la tercera década del siglo XX. Es decir, en poco más de dos años se cumplirá el primer centenario. La primera capital en la que los abonados pudieron comenzar a utilizar esta novedad fue Donostia. Allí, a las 00:00 del 12 de junio de 1926 comenzaron a funcionar los primeros teléfonos automáticos. Tras un concurso convocado por el Ayuntamiento donostiarra la Compañía de Teléfonos Ericsson, asentada desde 1922 en Getafe (Madrid), una especie de filial de la gigantesca compañía sueca, ganó y realizó la automatización de todas las líneas de la ciudad y de la provincia. Esto hizo que Donostia y Gipuzkoa fueran durante muchos años la única capital y provincia vasca con las líneas totalmente automatizadas.
El proceso fue recibido por algunos sectores de la ciudad con malestar ya que las telefonistas que desde la inauguración de las redes telefónicas habían contribuido al funcionamiento del teléfono se quedaron sin trabajo. Realmente no fueron todas, entre seis y ocho continuaron trabajando en la Diputación Provincial de Gipuzkoa. Sirva como muestra de la importancia de su trabajo que al comienzo de la Guerra Civil en 1936 todas debieron abandonar no solo su puesto de trabajo sino también su residencia y partir al exilio al sur de Francia. La mayoría estaban ya casadas y eran madres de familia.
A 82 kilómetros de Donostia se encuentra Pamplona. Allí el servicio de telefonía automática se inauguró el 17 de diciembre de 1927. En este caso fue la recién creada en abril de 1924 Compañía Telefónica Nacional de España la encargada de realizar la obra de automatización de las líneas telefónicas existentes. Es cierto que en la Guerra Civil las instalaciones quedaron destruidas y hubo de esperar hasta mediados de los años 50 del siglo XX para reinaugurar el servicio telefónico automático. La central automática quedó instalada en la sede de la CTNE de la Calle Cortes de Navarra construida a lo largo de 1926. (Imágenes 4 y 5)
Bilbao, 1928 El 1 de diciembre de 1928 a las 0.00 comenzó a funcionar el servicio telefónico automático en Bilbao. En la capital vizcaina el teléfono automático funcionó solo de forma sectorial. La central se instaló en la sede de la compañía situada en la calle Buenos Aires de Bilbao. Desde allí se unieron las líneas con otra pequeña central construida en la calle Barria de Las Arenas. Este pequeño caserío estuvo en la zona hasta finales de los sesenta en que fue derruido. El solar fue adquirido por el grupo Anasagasti. Como en el caso de Pamplona tras la guerra se reactivaron las obras de automatización. El proceso fue lento, ya que hasta mediados de los ochenta no estuvieron automatizadas todas las líneas telefónicas de la provincia.
En los años cuando a la provincia llegaban personas de otras regiones a trabajar en las grandes fábricas el servicio telefónico continuaba siendo manual. Todavía muchos bilbainos de cierta edad recuerdan los locutorios situados en zonas de la ciudad, caso del que se encontraba en la actual Gran Vía de Bilbao. Al comienzo de 1963 se instalaron en la ciudad las primeras cabinas telefónicas. Durante siete años solo permitieron realizar llamadas a abonados situados en la ciudad. Avanzada ya la década de los 70 se instalaron las cabinas que permitían realizar llamadas interurbanas. Afortunadamente el servicio telefónico en las cabinas sí era automático, una excepción en aquel Bilbao.
GasteiZ, 1930 En Vitoria-Gasteiz el teléfono automático comenzó a funcionar a mediados de 1930. La encargada de ponerlo en marcha fue también la Compañía Telefónica Nacional de España. En la capital se procedió en los meses anteriores a retirar todas las líneas de la red telefónica urbana e instalar las líneas automáticas. La central automática se instaló en la sede de la compañía sita en la calle General Álava.
El proceso fue recibido por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Álava con agrado y satisfacción tras haber sufrido diversos problemas y decepciones con la instalación del teléfono. No debe olvidarse que el primer presidente de la Compañía Telefónica desde el momento de su creación fue el laudiotarra Estanislao Urquijo y Ussía, III Marqués de Urquijo, nacido por circunstancias personales de su familia en Madrid. Al resto de la provincia el teléfono automático tardó bastantes años en llegar.
Hasta bien avanzada la década de los 60 del pasado siglo no se completó la total instalación del teléfono en la provincia. Merece la pena destacar en este artículo el formidable papel desempeñado por la Diputación provincial de Álava que desde el primer momento intentó la instalación del teléfono en la provincia. Cuando llegó la oportunidad de proceder a la automatización no dudaron ni un momento en traer a Vitoria-Gasteiz y su hinterland el máximo avance de la telefonía hasta ese momento.
En resumen, el teléfono automático, algo que hemos conocido y utilizado todos en nuestros hogares, lugares de trabajo… tuvo un desigual desarrollo en las capitales vascas de ambos lados. Donostia fue la primera capital vasca en disponer de este avance en todo el Estado. Sin embargo, no debe dejar de citarse que Balaguer, capital de la comarca de La Noguera en Lleida, fue la primera y única localidad del Estado en disponer de una centralita telefónica automática desde 1923. Es cierto que la instalación no puede compararse por su modestia con las grandes y completas instalaciones que se colocaron en las capitales vascas y en otras ciudades pero aun así el dato debe siempre citarse.