Jean Ybarnegaray, político de Iparralde apodado ‘El león de Uhart-Cize’, no deja indiferente a nadie. Hoy, más de cincuenta años después de su muerte, aunque ninguna placa ni calle lleva su nombre, el personaje suscita todavía una viva emoción, particularmente en su feudo, Donibane Garazi.
Un reportaje de Isabelle Bilbao
Jean Y barnegaray jugó un papel político considerable en el País: fue alcalde de Uhart-Cize, presidente del Sindicato de Cize, consejero general, diputado -elegido por primera vez en 1914 y reelegido repetidamente desde entonces-, ministro o secretario de Estado en tres ocasiones en 1940.
Toda su vida estuvo marcada por la ambivalencia. Orgulloso de su identidad vasca, él era francés por encima de todo. Vascoparlante, fue un gran orador en la Asamblea Nacional como portavoz de Croix-de-Feu (Cruz de Fuego), reconocido tanto por sus partidarios como por sus detractores.
Sus intervenciones eran recogidas ampliamente por la prensa, contribuyendo así a forjar su reputación entre los vascos. Apodado El León de Uhart-Cize, él prefería el diminutivo de Ybar con el que le conocían sus administrados. Verdadero señor en sus tierras del País Vasco interior, era temido al tiempo que respetado. Sin embargo, los servicios que él rindió a sus vascos, le hicieron beneficiario de la bondad de la población para con su gran notable.
Los orígenes Jean Ybarnegaray nació el 16 de octubre de 1883 en Uhart-Cize. Su padre era un antiguo comisario de marina que navegó a bordo de los buques que hacían el trayecto a Sudamérica y que fue varias veces concejal e incluso alcalde de Uhart-Cize entre 1892 y 1896. Se casó en 1882 con Marie Estrugamou, cuya familia había emigrado a Uruguay y después a Argentina y donde hicieron fortuna; la riqueza de la familia Estrugamou permitió dotar de belleza a Argava, pasando a ser denominado Castillo Ybarnegaray por la población local.
Jean Ybarnegaray comenzó su educación en el Seminario pequeño de Larressore, colegio de los hijos de la burguesía y de la pequeña aristocracia vasca de la época. Finalizó sus estudios secundarios en 1901 en el prestigioso colegio Stanislas de París y en las facultades de Derecho de París y de Burdeos, de 1902 a 1904. A partir de ahí, Jean Ybarnegaray pasó a otra esfera: la de la élite intelectual y política del país. Se convirtió en abogado pero no ejercería mucho. En 1912, con 29 años, fue elegido alcalde de su pueblo, Uhart-Cize.
En el centro de las redes políticas, religiosas, militares y deportivas, no admitía oposición alguna y representaba la figura del gran notable tradicional. La etiqueta de notable, se reservaba normalmente a personas ligadas por su pertenencia familiar a figuras relacionadas con el orden político, social y cultural tradicional.
La notabilidad es entendida aquí como construcción social, producto de un juego de representaciones: el notable está dotado de una cierta visibilidad y de respetabilidad. Se es influyente porque se es heredero, hijo, sobrino o yerno de un hombre que cuenta. Además, los vascos, pequeños propietarios, son católicos. Confían las responsabilidades políticas a estos notables, siempre grandes propietarios, que se valen de la Iglesia y son sostenidos por ella.
Ybarnegaray fue elegido diputado por primera vez en las elecciones legislativas de abril de 1914 por la circunscripción de Mauleon (correspondiente a la Baja Navarra y a Soule). Esta elección es la más interesante por ser la más apasionada. Su adversario, el consejero general de Saint-Palais, Blaise Guéraçague, era el candidato de la Administración, próximo a los radicales-socialistas y antirreligiosos. El periódico Eskualduna -muy leído en aquella época- presentaba así a Jean Ybarnegaray: «Gizon gazte, jakintsun, biphil, bihotz bero, uskaldun odoleko da» (Un hombre joven, sabio, decidido, de corazón caliente, de sangre vasca).
Esta primera elección fue contestada ya que el clero local intervino abiertamente en la campaña electoral ejerciendo presiones intolerables. Sin embargo, la elección se da por válida.
El 2 de agosto de 1914, Jean Ybarnegaray ingresó en el 249 Regimiento de Infantería. Ybarnegaray tomó parte como voluntario. Fue citado tres veces a las órdenes de la armada. Testigo de la ofensiva desastrosa del Camino de las Damas (30.000 muertos en 3 días) ejerció en la cámara de diputados una violenta acusación contra la acción del general Nivelle: fue su primer golpe de efecto, un episodio que reveló a toda Francia sus cualidades como orador y que construyó su reputación a nivel nacional.
Al final de la guerra, en cada una de las elecciones -1919, 1924, 1932, 1936- fue elegido a mano alzada convirtiéndose en el diputado inamovible de Mauleon.
Llevaba un gran tren de vida (caza, deporte, Bugatti, fiestas en mansiones), seductor, brillante, tribuno apasionado (dominaba perfectamente el francés y el euskera), los vascos le admiraban y estaban orgullosos de él. Personalizó la asociación del frontón y de la iglesia y supo guardar un estrecho contacto con sus electores, que le daban un apoyo superior al 80%.
Jugador de pelota, creó en 1921 en Baiona la FFPB (Federación Francesa de Pelota Vasca). Fue el primer presidente de la FIPB (Federación Internacional de Pelota Vasca) en 1929.
Su posicionamiento político A nivel de la gran patria, Ybar representaba (según la expresión de Jean-Claude Larronde) una derecha dura, más una derecha extrema que una extrema derecha, ya que estaba muy unido a los valores conservadores. Defendía las ideas católicas, el apego a la familia, la denuncia de los escándalos político-financieros (por ejemplo, el caso Stavisky) y era intratable con sus bestias negras: los comunistas, sinónimo de desorden, y los franco-masones, que perseguiría toda su vida con un odio feroz.
Con sus cualidades de tribuno, se convirtió en portavoz de los Croix-de-Feu (Cruz de Fuego) del Coronel de la Rocque: liga de extrema derecha que rechaza el antisemitismo y el fascismo. En junio de 1936, los Croix-de-Feu se transforman en partido político: el Partido Social Francés, del que Ybar fue vicepresidente.
Ybarnegaray fue, en primer lugar, un hombre de acción. Las contradicciones no le daban miedo. Por ejemplo, este patriota salvajemente anti-alemán, votó los acuerdos de Munich en 1938. No era un bonapartista ya que su antiparlamentarismo lo ejercía sobre todo contra los parlamentarios y no contra el Parlamento que le aseguraba su popularidad.
Esas contradicciones acabaron por aparecer también en la vecina España y en particular en el sur del País Vasco. Ybarnegaray pretendió favorecer los lazos económicos entre los dos países aunque no dudó en hacer respetar el lugar de Francia siempre que estuviera amenazada.
Además, Ybarnegaray era francés por encima de todo y, por tanto, estaba en contra de cualquier tipo de independencia del País Vasco. Al estallar la guerra civil en España, Jean Ybarnegaray deploró la lucha fratricida entre vascos.
En un primer momento, fue favorable a acoger a refugiados franceses que venían de España y, en caso necesario, a nacionalistas vascos que tuvieran que buscar asilo en Francia. Pero, ante la afluencia de refugiados, Ybarnegaray cambió radicalmente su posición. El 23 de enero de 1937, tras una reunión pública en Donibane Garazi, Ybarnegaray declaró: «Deseo ardientemente la victoria del general Franco; apoyar al Frente Popular español es trabajar en favor de la guerra».
1940, punto culminante En mayo de 1940 Ybarnegaray fue nombrado ministro sin cartera. Después, del 16 de junio al 10 de julio de 1940, fue nombrado ministro de Antiguos Combatientes y de la Familia Francesa. Por último, del 10 de julio al 6 de septiembre de 1940 fue secretario de Estado para la Familia y la Juventud durante el gobierno Laval. El 6 de septiembre de 1940, sale del gobierno junto con otros siete miembros.
El 22 de septiembre de 1943, detenido por la Gestapo, es deportado a Plansee, en el Tirol. Al regresar a Francia es detenido como todos los miembros de los gobiernos de Vichy. El Jurado de Honor del 31 de diciembre de 1945 decidió que Ybarnegaray no pudiera ser elegido durante 10 años, igual que los parlamentarios que hubieran otorgado plenos poderes al mariscal Pétain. El proceso tuvo lugar en el Tribunal Supremo de Justicia el 18 de marzo de 1946.
El fallo del alto tribunal decía así: «Declara a Jean Ybarnegaray culpable del crimen de indignidad nacional. Por mayoría, declara no condenarle por este cargo por razones de la ayuda aportada a los elementos de la Resistencia y por su deportación durante 16 meses debida a la expresión de sus sentimientos anti alemanes; condena a Ybarnegaray a pagar las costas».
El declive Tras la guerra, el tiempo de Ybarnegaray acabó. Su ineligibilidad le impedía presentarse a las elecciones hasta 1953. Fue derrotado en las elecciones municipales de abril de 1953 por la lista de Pierre Mendy. Después, tuvo dos fracasos más: en las elecciones legislativas de abril de 1955 y en las de enero de 1956. Jean Ybarnegaray falleció el 25 de abril de 1956 en una clínica parisina.
A modo de resumen, podemos decir que en su discurso ha habido tres elementos recurrentes: su fe, que defendía con fogosidad, su país, al que servía, y por último, la pelota vasca.
Si bien hoy su imagen está deteriorada, incluso totalmente olvidada, debido a dos campos en los que él no se conformó con hablar sino que ejerció una acción represiva excesiva, que le permitió ejercer el poder en 1940: por una parte, su combate contra la franco-masonería le granjeó el odio de los intelectuales y de las fuerzas de izquierda; por otra parte, sus posiciones pro-franquistas y contra los nacionalistas vascos del lehendakari Agirre. Pero, más que todo eso, evocar a Ybarnegaray es evocar su elección pro Vichy y su participación como ministro del Estado francés. Sin minimizar su papel durante este período, hay que recordar que su acción ministerial fue casi nula, al igual que su acción en la Resistencia.