El empresario y político Cosme Echevarrieta impulsó varios partidos republicanos en Bilbao e identificó los fueros con República y democracia, en contraposición al absolutismo
En pleno Ensanche bilbaino, lindando con las calles Alameda Mazarredo, Heros y Lersundi, y muy cerca del Palacio Ibaigane, sede del Athletic Club, se encuentra la calle Cosme Echevarrieta. Fue el 20 de mayo de 1903 cuando, por acuerdo municipal, la antigua calle La Perla pasó a denominarse con el nombre de un personaje que había fallecido poco tiempo antes, el 28 de febrero de ese mismo año. ¿Qué importancia tenía tal personalidad como para que el Ayuntamiento de Bilbao le dedicase una calle en una zona tan preciada de la Villa tan solo unas semanas después de su muerte? Quizá algún lector relacione inmediatamente el apellido Echevarrieta con Horacio, hijo de Cosme, diputado a Cortes por Bilbao entre 1910 y 1917 y uno de los hombres más ricos de la España del primer tercio del siglo XX, pero serán muy pocos los que conozcan la relevancia que, en el campo político y económico del Bilbao de finales del siglo XIX, tuvo su padre, un empresario de éxito pero, sobre todo, el líder histórico del republicanismo vizcaino. Acerquémonos a su figura.
Cosme Echevarrieta nació el 28 de septiembre de 1842 en Bilbao. Era hijo de un carpintero oriundo de Ea devenido en comerciante de loza y cristalería. Cosme realizó sus estudios en el Instituto Vizcaino, desde donde pasó a una Escuela de Náutica para hacerse piloto de la Marina Mercante. Sin embargo, a la muerte de su padre, Juan Manuel Echevarrieta, Cosme abandonó su carrera como marino para encargarse del negocio familiar.
En 1867 se unió con su amigo y correligionario Julián Olave Picaza para formar la comunidad de bienes Echevarrieta y Olave, dedicada a asuntos coloniales, gabarras y minerales. Esta iniciativa empresarial, que tenía su sede en la calle Amistad, duró aproximadamente hasta 1880. Tras esta primera experiencia, en 1882 Cosme se unió de nuevo a otro de sus correligionarios, Bernabé Larrínaga Aránsolo, primer alcalde republicano de la historia de Bilbao, para formar la comunidad de bienes Echevarrieta y Larrínaga.
La empresa se dedicó, durante la década de los 80 del siglo XIX, al negocio minero en el territorio de Bizkaia, lo que les permitió situarse en cuanto a producción justo detrás de las grandes compañías y empresarios de la época, como los Ybarra, Chávarri o Martínez de las Rivas. Entre 1890 y 1903, fecha del fallecimiento de Cosme, la firma no sólo amplió su producción minera en Bizkaia, sino que extendió sus negocios al resto de la península, llevando a cabo nuevas explotaciones.
La casa, como familiarmente se denominaba a Echevarrieta y Larrínaga entre sus empleados, vivió su época dorada con Horacio al frente, como hemos apuntado antes, quien diversificó los negocios de la empresa de forma espectacular, participando en la fundación de compañías tan importantes hoy en día como Iberdrola e Iberia. Si ya su papel como empresario fue destacado, no lo fue menos su actividad política, pues Cosme se constituyó como el auténtico patriarca del republicanismo en la provincia de Bizkaia, un movimiento político que tuvo siempre representación en el Ayuntamiento de Bilbao entre 1872 y 1937, siendo el grupo político más numeroso en diversas ocasiones.
Cosme participó en la fundación del Comité Demócrata de Bilbao, el primer partido republicano en la historia de la provincia, el 3 de octubre de 1865, en el que estuvieron presentes los líderes republicanos estatales Emilio Castelar y José María Orense. El apelativo de demócrata era el nombre que utilizaban los republicanos para actuar en la época de Isabel II, pues el republicanismo estaba proscrito. El comité demócrata de Bilbao estaba vinculado al diario El Eco Bilbaíno, en el que Cosme nos dejó muestras de la ideología republicana federal y foral.
Democracia y fueros El 5 de mayo de 1865, Cosme publicó un artículo bajo el título de Solamente la democracia es compatible con los fueros cuya importancia es capital para el republicanismo vasco puesto que se recogen las principales ideas sobre las que los republicanos basarán su interpretación sobre el tema foral hasta 1937. En él, Echevarrieta intentaba demostrar cómo los fueros eran incompatibles con el absolutismo, identificaba fueros con República y democracia, y deseaba extender las ventajas forales a España.
Con la revolución democrática de septiembre de 1868 los antiguos demócratas pasaron a formar el Partido Republicano Federal. En Bilbao, los republicanos se reorganizaron en la primavera de 1869, y eligieron a Cosme Echevarrieta como su presidente. Como tal, Echevarrieta participó en el Pacto Federal de Eibar entre las provincias vasconavarras. Los pactos federales (hubo otros, como los de Tortosa, Córdoba, Valladolid y A Coruña) constituyeron el primer intento de organizar el Partido Republicano Federal bajo las premisas del pensamiento de Pi y Margall, de abajo arriba, desde las provincias al poder central. Una vez que los pactos federales se vieron ineficaces para organizar el partido, Echevarrieta participó en las subsiguientes asambleas federales republicanas como representante de la provincia de Bizkaia.
En 1872 abandonó la presidencia del republicanismo bilbaino. Pero, sin duda, lo más relevante de lo sucedido ese año fue que Cosme encabezó un levantamiento de carácter republicano federal intransigente, secundando otros levantamientos similares que se produjeron en España el 24 de noviembre. Echevarrieta comandó una partida de 300 hombres que llegaron a las estribaciones del monte Gorbea. El grupo lanzó una proclama en contra de la institución monárquica y a favor de la República democrática federal. Lo curioso del manifiesto es que instaban a los carlistas a unirse a ellos pues decían que lo único que les separaban era la cuestión de la libertad de cultos. El levantamiento no tuvo mayor repercusión, si bien le costó a Echevarrieta el primero de sus exilios, puesto que tuvo que emigrar primero a Baiona y posteriormente a París.
Echevarrieta volvió a Bilbao tras la proclamación de la República. La coyuntura bilbaina de ese tiempo, marcada por la confrontación carlista y el sitio de la Villa, condicionó la actividad de Echevarrieta. Así, nuestro personaje fue el comandante del Batallón de Voluntarios de la República pasando, tras la caída de la misma, a formar parte del Batallón de Auxiliares.
Juntero por Ubidea Reapareció en 1876 en la escena política vizcaina como representante de Ubidea en las Juntas Generales. Su actividad fue nula ya que no fue aceptado en Juntas porque no reunía las condiciones necesarias para representar a esa localidad. Al día siguiente de su expulsión de las Juntas se conocía la noticia de su búsqueda por las autoridades militares, lo que le obligó de nuevo a exiliarse a Francia, primero a Hendaia y luego a Nantes. Al parecer había dado un viva a la Bizkaia republicana en el vestíbulo del salón de plenos y alguien le denunció. Volvió a Bilbao en junio de 1877 para asistir al funeral de su esposa, Jacinta Maruri, a pesar de que estaba perseguido por las autoridades militares.
Obligado por las adversas circunstancias de comienzos de la Restauración abandonó la política. Reapareció en 1879 para crear el partido Unión Democrática, el cual intentó agrupar bajo una misma sigla a todo el republicanismo bilbaino. Cosme presidió el partido hasta 1881, momento en que dejó la primera línea política para dedicarse a sus negocios, tal y como hemos explicado antes.
En 1890 reapareció en la escena política para formar el partido Centro Republicano en Bilbao, seguidor de las tesis políticas de Nicolás Salmerón (unitarismo, organicismo, apuesta por las vías legales). A pesar de que Cosme Echevarrieta no ocupó cargo alguno en la dirección de este partido, la fundación del mismo respondió a su voluntad, pues fue él quien encabezó el manifiesto constitutivo. A partir de entonces estuvo separado de la primera línea política hasta su muerte, ocupado en sus negocios.
En cuanto a su actividad institucional, Echevarrieta fue concejal del Ayuntamiento de Bilbao en tres alcaldías distintas entre los años 1872 y 1873. En las sesiones se mostró muy activo en lo que a formular mociones se refiere tendentes a mejorar las condiciones de vida y la educación de las clases operarias y su acceso a la práctica política, a la vez que nos dejó muestras de su ideología republicana.
Fue elegido diputado por Bizkaia para la Asamblea Nacional en las elecciones de 1873, a las que únicamente concurrieron los republicanos. Sus intervenciones en el Parlamento no fueron escasas considerando el breve período de tiempo que estuvo en él, únicamente los meses de junio y julio de 1873, pues enseguida volvió a Bilbao para hacer frente al asedio carlista. Su actividad en el Parlamento se centró en la guerra carlista y en apoyar al gobierno de Castelar en su decisión de suspender las garantías constitucionales, teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba la República.
Sirva este artículo para recordar la figura de este ilustre bilbaino y recuperar la memoria del republicanismo en Bizkaia.
Un reportaje de Jon Penche