El soldado del batallón Abellaneda del PNV, quizás decano, celebró el jueves su longevo cumpleaños. «Había días en los que pensábamos que nos podíamos estar disparando entre hermanos, matarnos».
POR IBAN GORRITI
En pie de guerra a los 101 años. Antonio Izagirre los cumplió el pasado jueves. Quien fuera gudari del batallón Abellaneda del PNV pide de regalo de cumpleaños una prórroga más al Dios en el que cree. «Me da pena ser tan mayor y que esto se pueda acabar. ¡Con lo que me gusta la vida!», y lo dice sonriendo, con esa ilusión de niño centenario. Total, dicen que nadie es tan joven como para morir mañana, ni tan viejo para vivir solo un día más.
Izagirre acaba de remontar una neumonía a sus cien ya jubilados años. Todavía la fiebre se atreve a molestarle de noche, como lo hace al soñar a diario con la Guerra Civil y con sus días de fábrica. «No me los quito de la mente». Lo dice un señor «de Sodupe» -insiste orgulloso una y otra vez -, que si ha llegado a los 101 años es en parte porque «no he sido de matar la cabeza. Por ejemplo, yo siento una idea, me la reservo y la conservo. He sido el más tranquilo en temas de política de los hermanos. Sé a quién voto y punto». Otros dos más también fueron gudaris y al más joven «se lo llevaron de soldado los nacionales, como a mí después de hacerme prisionero», lamenta. Y alcanza una reflexión máxima: «Había días en los que pensábamos que nos podíamos estar disparando entre hermanos, matarnos». Pero los cuatro volverían sanos y salvos a su hogar, a su Enkarterri del alma.
Antonio vino a la vida en Euskadi el 30 de enero de 1913. Hijo de Remigio Izagirre y de Presentación Perón. La madre murió cuando el hoy centenario tenía 6 años, y era el cuarto de diez hermanos. No llegó a conocer a todos. Las monjas de Sodupe fueron sus primeras maestras. Continuó estudios en la escuela pública hasta los 14 años. Quería ir a trabajar con su padre a la fábrica, pero «me decían que si pasaba alguna inspección… era ilegal. Aunque el día que cumplí los catorce allí estuve en La Conchita, de tejido de yute». Cuando él hacía gala de 23 inviernos detonó la Guerra Civil de los golpistas españoles contra la II República y «¡allí fui a las milicias a defender Euskadi!», levanta la voz orgulloso. Siguió a sus hermanos Feliciano y Floren. A Santos, el benjamín, en cuanto cumplió 18 le fueron a buscar los autodenominados «nacionales y marchó con ellos».
batallón del pnv Antonio luchó con el batallón Abellaneda del PNV, según recuerda, en Maroto, Otxandio y Markina-Xemein. «En Maroto fue donde peor lo pasé. Veíamos cómo del campo de aviación de Vitoria se levantaron aviones: 21 eran bombarderos grandes y 36 cazas que te quitaban del despegue hasta la boina de la cabeza. Teníamos a la aviación por aire, artillería por un costado e infantería por el otro».
En otra ocasión, cuando iban a bombardear Gernika, nosotros justo estábamos saliendo del pueblo y nos metimos en un túnel para poder escaparnos de los aviones. Lo pasamos muy mal. ¡En la guerra no hubo un día bueno!», narra ante sus tres hijos y su única nieta, Nerea Landazabal, actual lehendakari de la organización municipal del PNV de La Quadra, una de las cuatro presidencias Sigue leyendo Gudari en pie de guerra a los 101 años