Iñaki Goiogana
Lekeitio
EL 14 de junio se celebró el 80 aniversario de la Asamblea Municipal de Estella, producto directo de las elecciones locales que supusieron el advenimiento de la II República. En efecto, el 14 de junio de 1931 se celebró la conocida como Asamblea de representantes municipales de Estella, convocada para ratificar el proyecto de Estatuto de Autonomía para los territorios del sur de Euskadi, redactado por la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza.
José Antonio Aguirre se dirige a los congregados en la plaza de toros de Lizarra. (Foto: sabino arana fundazioa)
El Estado español había sufrido una dictadura desde 1923 y, cuando esta cayó en enero de 1930, la vieja élite dirigente monárquica liberal-conservadora intentó poner de nuevo en vigor el régimen de la Restauración. El rey y quienes le apoyaban intentaron hacer tabla rasa de los años de la dictadura e idearon un plan de elecciones para dotar de legitimidad a las instituciones. El Gobierno planeó, primero, unas elecciones municipales, para continuar con unos comicios provinciales y culminar el proceso con la renovación de las Cortes. Un plan electoral escalonado de menor a mayor importancia política, no fuera que la situación se le escapara de las manos.
Pero, previo a las elecciones, durante todo el año 1930 las gestiones de las fuerzas de la oposición para propiciar un cambio de régimen fueron incesantes. Entre estas, la más importante fue la que se conoce como Pacto de San Sebastián. Aprovechando el veraneo, el 17 de agosto de 1930 se reunieron en Donostia representantes de los partidos republicanos catalanes y españoles además de delegados socialistas, que asistieron a título personal. En el Pacto se acordó el cambio de régimen y el restablecimiento de las libertades religiosas y políticas, además de encauzar la cuestión catalana por medio de un estatuto de autonomía.
sin nacionalistas vascos Al Pacto no acudió ningún representante del nacionalismo vasco debido a dos razones fundamentales. Por una parte, a motivos ideológicos. El nacionalismo vasco de la época era fundamentalmente católico y conservador, y quienes se reunieron el 17 de agosto de 1930 en Donostia, aunque entre ellos había elementos católicos como los convocantes Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura, predicaban un liberalismo combatido con fiereza por los sectores más reaccionarios. Por otra parte, el nacionalismo vasco se hallaba en un período de refundación. El nacionalismo aranista, escindido desde el año 1921 en dos partidos, Comunión y Aberri, aprovechó los años de la dictadura para olvidar sus diferencias internas y, sobre las bases del fundador Sabino Arana, unificar el movimiento en 1930. Paradójicamente, esta unificación condujo también a una escisión, precisamente por causa del confesionalismo jeltzale. A raíz de la misma surgió ANV como una fuerza laica y liberal. El desprestigio de la monarquía y las conjuras republicanas más o menos abiertas, más o menos legales, hicieron que las elecciones municipales de abril de 1931 se plantearan como un referéndum sobre la monarquía. Y resultó que allí donde se pudo votar en libertad triunfaron casi sin oposición las opciones pro-republicanas y, en consecuencia, el régimen monárquico cayó.
Pero la proclamación republicana de abril no fue un fin, al contrario, resultó una especie de pistoletazo de salida para distintas carreras que empezaron a disputarse en aquel momento. En el caso del nacionalismo jeltzale comenzó una marcha de fondo en pos de un marco de autogobierno para Euskadi, un régimen autonómico que permitiera desarrollar al país económica, política y culturalmente. Se puede decir que la proclamación republicana pilló con el paso cambiado al PNV. No se lo esperaba y, además, el cariz liberal y de izquierda no podía ser el más deseado por los jelkides de la época. Por su parte, la nueva República de abril adoptó como compromisos básicos los acuerdos de Donostia del verano anterior. Según el Pacto, Euskadi, teóricamente, podía acceder a su autogobierno pero, al contrario de Catalunya, no había compromiso sobre ello. Sin embargo, estos inconvenientes no fueron óbice para que los jeltzales reaccionaran e intentaran aprovechar los nuevos vientos para lograr sus reivindicaciones.
jóvenes dirigentes La renovación interna que experimentaba en la época el PNV implicó también la incorporación de una nueva generación de dirigentes, entre los que cabe citar a José Antonio Aguirre, Jesús María Leizaola, Juan Ajuriaguerra, Manuel Irujo, etc., etc., casi todos ellos jóvenes o Sigue leyendo La Asamblea de Municipios de Estella: el Estatuto de Autonomía que no pudo ser