La Guerra Civil convirtió a la Bilbao Orkestra Sinfonikoa en un instrumento de propaganda franquista

Joseba Lopezortega

La Guerra Civil convirtió a la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, una pujante formación musical, en un instrumento más para la propaganda del régimen franquista

Amorebieta-Etxano. EL relato de lo sucedido en la Sinfónica de Bilbao durante la Guerra Civil no resultará nuevo para los lectores habituales de estas páginas, pues quizá con otros protagonistas, lo han leído antes: con la victoria franquista llegaron la persecución y la venganza sistemáticas, el afán típicamente fascista de imponer al derrotado símbolos y trámites humillantes, el cultivo e incentivo de las delaciones y, en definitiva, el intento, por lo demás generalmente baldío, de arrasar al vencido en su orgullo, su ideología y su memoria. Estos rasgos, cada vez más alejados en el tiempo, también son evidentes en la historia de la orquesta, en cuyos archivos han dejado una huella evidente y negra.

La guerra significó el final de una edad dorada de la Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS). Al inicio, muchos profesores se habían integrado en las distintas facciones vascas y republicanas, en las que pasaron a formar parte de las bandas de música de los regimientos. De ello existe constancia documental por la remisión a la BOS de certificados que justificaban la inasistencia a ensayos y compromisos orquestales. Y la guerra la ganó Franco. La BOS interrumpió sus actividades hasta que fue reactivada, bajo las órdenes del Consistorio bilbaino, en 1938. Dio su primer concierto de posguerra un año después y lo hizo, como mandaban los tiempos, a la mayor gloria de Franco y al servicio de su propaganda. Italia y Alemania eran poderosos musicalmente y Franco no quería pasar por un ignorante a ojos de sus aliados. Reactivar la orquesta era una cuestión de prestigio y una prioridad para el régimen. Es elocuente que desde el primer concierto de posguerra hasta la virtual derrota de Hitler a manos de los aliados, se programara con profusión música alemana y particularmente de Richard Wagner, compositor por el que el Führer sentía una indudable y bien conocida predilección. Programar su música era grato a las autoridades franquistas, Sigue leyendo La Guerra Civil convirtió a la Bilbao Orkestra Sinfonikoa en un instrumento de propaganda franquista