La Euskal Etxea de Berlín recrea la peripecia del lehendakari que vivió unos meses en la capital alemana bajo una identidad falsa y con gafas de bigote
Un reportaje de Iban Gorriti
ESTE año se cumplen 80 años de la investidura del lehendakari José Antonio Agirre, ocho décadas desde la constitución del Gobierno Provisional de Euskadi. A esta efemérides se suma una segunda: el 75 aniversario del paso del presidente por Berlín. Y una tercera: los 60 años de su vuelta de la capital alemana para participar junto a Robert Schuman -uno de los considerados padres de Europa– y otros políticos de la época en un congreso de los Nouvelles Équipes Internationales. Fueron los precursores de la Democracia Cristiana Europea, germen de la actual Unión Europea.
Para que datos como estos no caigan en el olvido, la euskal etxea de Berlín, la Gernika Deutsch-Baskischer Kulturverein e.V., ha organizado un ciclo de actividades esta semana y una web en la que se abunda sobre los meses que vivió José Antonio Agirre de Lekube en la clandestinidad en la ciudad europea bajo la identidad de “Doctor Álvarez Lastra, natural de Panamá”.
Así, uno de los objetivos es difundir en Alemania y en alemán los escritos originales de Agirre, dar a conocer el estado actual de la investigación en los distintos ámbitos que se entrecruzan en relación con la figura del primer lehendakari y presentar de la manera más amena posible su odisea durante su estancia en Alemania. Agirre era un hacendado doctor en leyes que respondía al nombre de José Andrés Álvarez Lastra en aquel año 1941, y trataba de esconder su fisonomía con unas gafas que contaba le costaron 10 francos, que estaban sin graduar. A ello sumaba un bigote.
Regresó en 1956 ya como líder del Gobierno vasco y miembro activo de la democracia cristiana europea. Vivió camuflado. Y esta semana están presentando un mapa con aquellos lugares que él citaba en un diario. El callejero berlinés se basa en los escritos del propio Agirre. Plasma los lugares y personas más significativos que conoció entre enero y mayo de 1941 en Berlín. El lehendakari fue un exiliado que se movía bajo identidad falsa en la capital del Tercer Reich, pero esto no supuso inconveniente para que plasmara en sus escritos el ambiente social y político que se respiraba en aquella ciudad en plena guerra, ni para dejar de describir el centro político de sus enemigos políticos.
Para completar este mapa los autores se han basado en la edición crítica de sus diarios y en la obra De Guernica a Nueva York pasando por Berlín, escrito por el propio Agirre. Dirigido por la Euskal Etxea de Berlín, el historiador Ingo Niebel ha sido el asesor y autor de los textos.
El mapa muestra lugares como Charlottenburg, donde residió con identidad falsa en una pensión y mantuvo amistad con diplomáticos latinoamericanos. A este lugar hay constancia de que llegó su esposa Mari Zabala -con pasaporte venezolano, también falso, de María Arrigorriaga-, junto a sus dos niños Aintzane y Joseba. El matrimonio se había casado en 1933. Agirre se movía por la legación de Panamá y de la República Dominicana, el Hotel Victoria, la cancillería de Venezuela, el restaurante Tusculum y el hotel Villa Majestic, donde se instaló su mujer con los hijos. “Hitler se mostraba al público desde el balcón de la cancillería del Reich y Agirre asistió como espectador de calle a la recepción oficial del ministro de exteriores japonés en marzo de 1941”, narran desde la euskal etxea y agregan que también acudió de incógnito a las exequías del ex rey Afonso XIII en la catedral de St. Hedwigs, un 13 de marzo de 1941.
También anduvo por Wilhelmtrasse para conocer el centro político del régimen nazi y solicitar la documentación necesaria parar huir a Suecia. Estas visitas las hizo con diplomáticos amigos. En la capital germana recuerdan estos días que Agirre fue el primer lehendakari del Gobierno vasco democráticamente elegido en plena Guerra Civil española.
LUCHADOR ANTIFASCISTA Investigadores como Iñaki Goiogana y Xabier Irujo reivindican estos días en Berlín a un personaje político de primer orden, reconocido unánimemente como “presidente de todos los vascos”, su trayectoria, tanto política como personal que vertebra los años más convulsos del siglo XX. “A día de hoy, la persona del lehendakari Agirre sigue despertando un enorme interés y es una de las pocas figuras políticas de aquella época que concita consenso. Siempre incluyó su proyecto político de Euzkadi dentro de una Europa democrática y ese sigue siendo hoy en día su legado principal”, valoran los impulsores del proyecto.
Desde 1936 fue un firme luchador contra el fascismo internacional, primero en el País Vasco y más tarde en su exilio en Catalunya, Francia y Bélgica. En 1940, cuando la Alemania nazi invadió el occidente europeo, Agirre pasó a la clandestinidad y recaló en Berlín. Desde la capital del imperio nazi, vía Goteburgo, consiguió huir a Sudamérica para, desde allí, llegar a EE.UU.
Una vez afincado en Nueva York, siguió liderando la lucha contra el fascismo y, a partir de 1945, trabajó por la democratización del viejo continente. Tras el final de la II Guerra Mundial volvió a Europa para impulsar la creación de la democracia cristiana europea y falleció de forma repentina en 1960 en París.