La policía motorizada del lehendakari Aguirre

La entrada de los fascistas en Bilbao supuso la cuenta atrás de la tan corta como intensa actividad de Ertzain Igiletua, creada por el Gobierno Provisional de Euzkadi

Un reportaje de Iban Gorriti

EL 19 de junio de 1937 arrancó la desaparición de la Er-tzain Igiletua, es decir, la Policía Motorizada del Gobierno Provisional de Euzkadi presidido por el lehendakari Aguirre. Hace 79 años, con la ocupación de Bilbao por parte de los leales al golpe de Estado de julio de 1936, y días después con la entrega de las unidades vascas en Santoña y localidades limítrofes el 26 de agosto de 1937, “concluía la corta pero intensa existencia” de este cuerpo policial histórico, explica Aitor Miñambres, quien cuenta con una publicación sobre el mismo.

El uniforme característico de los agentes, enteramente de color negro para no suponer un blanco fácil.
El uniforme característico de los agentes, enteramente de color negro para no suponer un blanco fácil.

 

Miñambres relata que tras la caída de Bilbao, y con los restos del ejército vasco reorganizándose en Santander a pesar de la deserción o huida de algunos de sus mandos, el grueso de Ertzain Igiletua “permaneció en Bilbao cuidando del orden público hasta la entrada del ejército rebelde, al que se rindieron”. Otros miembros de este cuerpo se retiraron junto al Ejército vasco hacia tierras cántabras, donde continuaron su labor hasta el final.

Trece meses antes, iniciada la guerra civil y tras la ratificación por las cortes republicanas del Estatuto de Autonomía del País Vasco, el nacionalista José Antonio de Aguirre juró su cargo en Gernika como presidente del nuevo gobierno autónomo el 7 de octubre de 1936. “Las fuerzas de orden público existentes hasta la fecha eran variadas y a la vez muy reducidas por las necesidades de la guerra, pues la mayoría de sus efectivos habían sido destinados a cubrir el esfuerzo bélico”, aporta Miñambres. Éstas se componían por una parte de los cuerpos policiales estatales: Guardia Nacional Republicana -antigua Guardia Civil-, Guardia de Asalto y Cuerpo de Carabineros de la República.

Por otro lado, coexistían las policías forales -miñones vizcainos y algunos miqueletes guipuzcoanos llegados a Bizkaia tras la caída de su provincia en manos de las fuerzas rebeldes- junto con las Guardias Municipales de los respectivos ayuntamientos del territorio leal. Por iniciativa personal del Doctor Junod, de la Cruz Roja Internacional, se creó en Las Arenas el 22 de septiembre de 1936 una Zona Internacional donde embajadas y consulados extranjeros pudieran realizar su labor libre de los bombardeos que comenzaban a sufrirse en la capital, Bilbao, y custodiada por un cuerpo de Policía Militar formado por milicianos adscritos al PNV.

Guardia del pueblo Creado el Gobierno de Euzkadi y, a raíz del bombardeo de la Zona Internacional, se planteó la ampliación de la Policía Militar, renombrándola con el título Ertzaña, es decir, “guardia del pueblo, neologismo creado por Juan Bautista Eguzkitza y popularizado por Esteban Urkiaga, Lauaxeta”, explica Aitor Miñambres. Además, se creó un Cuerpo de Orden Público, sin ningún cometido militar, formado por unos 800 hombres adscritos a todas las ideologías políticas leales a la República y cuya labor fue la de toda policía civil. El 3 de noviembre de 1936, Luis de Ortuzar, jefe de la Ertzaña, fue nombrado inspector general de Orden Público por el consejero Monzón.

Independientemente de los cuerpos anteriores y más tardíamente, Gobernación terminó creando un cuerpo más de policía, la Policía Motorizada o Ertzain Igiletua, “el más moderno y mejor dotado de todos”. “Se estima que fueron alrededor de 500”, señala Miñambres, director del Museo Memorial Cinturón de Hierro de Berango. Sus cometidos abarcaron, según describe, todas las facetas, dada una enorme movilidad conseguida gracias al eficaz empleo de vehículos y sistemas de comunicación.

Estos vehículos, al igual que todos los del cuerpo, llevaban en sus matrículas las iniciales EI, Ertzain Igiletua, seguida del número del aparato. La tipografía escogida sería la misma que la empleada para Ertzaña, es decir la E del diario nacionalista Euzkadi.

“Como arma de dotación principal los agentes portaron pistolas semiautomáticas Star de calibre 9mm, fabricadas en Eibar”, cita Miñambres. Además, y como parte de la formación dada a los números de todas las compañías, se les instruyó o perfeccionó en el manejo del fusil, fusil ametrallador y granadas de mano.

A la hora de dotarles de un uniforme, dada su condición de motoristas, se pensó en el cuero como material más apropiado para su confección, por su carácter antiabrasivo en el caso de caídas. Aunque se les intentó proporcionar el casco correspondiente, no fue posible por motivos de escasez de prendas. La factura de estos uniformes se realizó en los talleres del propio cuerpo, interviniendo en su confección afiliadas a Emakume Abertzale Batza, o bien casas contratadas como Saralegui o los almacenes El Búfalo de Bilbao. Industrias Movilizadas suministró parte del resto del material.

De este modo, el uniforme definitivo de los agentes quedó compuesto por gorra de plato blanda, guerrera de cuatro bolsillos y cuello abierto, pantalón de montar, correaje tipo Sam Browne, guantes-manopla y botas altas de cordones, todo ello en cuero de color negro, a fin de no representar un blanco fácil. Oficialmente, una camisa caqui claro con corbata marrón oscuro completaba el uniforme, junto con la funda de la pistola reglamentaria y gafas de pilotar.

Actuaciones señaladas Algunas de sus acciones recordadas fueron en fechas históricas. Tras los bombardeos en Elorrio y Otxandio, el mismo 31 de marzo de 1937 Durango sufrió el raid aéreo que dejó la villa en ruinas con un balance de más de 336 muertos. A esta población llegó de Bilbao una unidad de la Policía Motorizada acompañada de equipos especiales de rescate para recuperar los cadáveres, que posteriormente habría que identificar, lo que llevó un día entero.

También durante el bombardeo de Gernika-Lumo, el 26 de abril, la actuación de Ertzain Igiletua “fue muy considerada, estando presente en todo momento, tanto durante el raid como después, gracias a la presencia de un puesto fijo del cuerpo en la villa foral, y comunicando telefónicamente a las autoridades el final del bombardeo aéreo”.