Iñaki Goiogana
Hoy, 11 de febrero, se cumplen cincuenta años del fallecimiento en el exilio mexicano de Indalecio Prieto Tuero. En los próximos días y meses es seguro que se sucederán artículos, libros y exposiciones que relatarán la larga trayectoria política del periodista bilbaino hecho a sí mismo dentro siempre de las ideas socialistas. Cuando en julio de 1936 parte del ejército español se sublevó contra las instituciones democráticas republicanas el PSOE era el partido político más importante del Estado. Por delante de las distintas minorías en las que se dividían las fuerzas políticas españolas, el socialismo era el grupo más numeroso. Pero el partido fundado por Pablo Iglesias se debatía en debates internos que si no llegaron a la escisión formal se debió precisamente al golpe militar. El PSOE, dividido entre los partidarios de Largo Caballero, el denominado Lenin español, los de Indalecio Prieto, nada inclinado a posturas revolucionarias, y los seguidores de Julián Besteiro, posicionado también en ideas centristas, debía reunirse en congreso en 1936 para decidirse por la línea política a seguir. El golpe militar lo impidió, pero no borró las disensiones internas. El socialismo español se había presentado como parte integrante del Frente Popular a las elecciones a diputados a Cortes de febrero de 1936, pero cuando se produjo el golpe no formaba parte del Gobierno, precisamente debido a las divisiones internas, aunque sostenía al gabinete que presidía Casares Quiroga.
Este Gobierno republicano no tardó en caer y la necesidad de unión de todos las fuerzas que apoyaban a la República hizo que el gabinete que le sucediera fuera de concentración y estuviera presidido por un socialista, como decimos el partido más importante del bando leal. El presidente Manuel Azaña encargó la formación del ejecutivo republicano a Largo Caballero y al equipo que presidió se le denominó el Gobierno de la Victoria. Entraron nacionalistas vascos y catalanes, republicanos de izquierda y moderados, comunistas y anarquistas y, por supuesto, socialistas de las diversas corrientes. Entre los ministros miembros del PSOE nombrados por Largo Caballero se hallaban Indalecio Prieto, para el cargo de ministro de Marina y Aire, y Juan Negrín, para el de Hacienda.
A pesar de su nombre, el Gobierno de la Victoria cayó a los ocho meses de su constitución arrollado por los reveses bélicos y los enfrentamientos internos, por una parte, entre los comunistas, apoyados por los que entendían que lo primero era ganar la guerra y dejar para más adelante Sigue leyendo Prieto contra Negrín