Beti-Jai, la ‘catedral’ deportiva de Madrid

El ayuntamiento de la capital española adquiere el inmueble por 7 millones de euros para su rehabilitación

fronton

Un reportaje de Iban Gorriti

El pasado 30 de mayo se estrenó el primer documental sobre el frontón Beti-Jai, considerado la Capilla Sixtina de la pelota, diseño del arquitecto de Laredo, a quien también se le encargó el teatro Arriaga o el Ayuntamiento de Bilbao. La joya del siglo XIX fue bautizada, además, como “la catedral de los frontones”, es decir, como un San Mamés del cuero contra la piedra, pero en Madrid. A día de hoy es noticia por dos razones más: una, porque se cae de tristeza y, dos, porque el Ayuntamiento capitalino lo ha adquirido por 7 millones de euros, con el fin de rehabilitarlo.

El Beti-Jai se derrumba en una de las zonas más adineradas de la capital española, en la calle del Marqués del Riscal, perpendicular del Paseo de la Castellana y prolongación de la de Caracas. Gracias a la plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai, la esperanza continúa.

El director adjunto de la revista Interview ha abundado en las novedades de este exquisito solar días después de ver el documental y de que la jueza Manuela Carmena, líder de Ahora Madrid, pueda ser la próxima alcaldesa de la ciudad. “En aquellos barrios no la quieren del todo [a Carmena], pero si el Ayuntamiento rehabilita el Beti-Jai mata muchos pájaros de un tiro. Los defensores del frontón verían que su lucha no ha sido en vano. Los vecinos tendrían a tiro de piedra un recinto cultural espectacular. Chamberí ganaría una joya arquitectónica y, sobre todo, se haría justicia con un deporte, la pelota, que gusta en muchos sitios de España aunque lleve el apellido vasca”, escribe Alberto Gayo.

El frontón Beti-Jai es una antigua instalación deportiva en ruinas. Fue levantado en la última década del siglo XIX y recibió la declaración de Monumento del Patrimonio Histórico de España en 1991. Tan solo hace cuatro años, el 9 de febrero de 2011, fue declarado Bien de Interés Cultural. También se encuentra protegido dentro del Conjunto Histórico de la villa de Madrid, catalogado como singular Nivel 1, la máxima protección dentro del plan general de ordenación urbana.

Pese a este grado de protección, el edificio presenta a todas luces un alarmante estado de conservación: lo que algunos consideran “maltratado por el paso del tiempo y la dejación de sus propietarios”. Por ello, fue incluido en la Lista Roja de Patrimonio en Peligro. Pero, por fortuna, el edificio acaba de ser adquirido por el Ayuntamiento de Madrid, que ha puesto sobre la mesa siete millones de euros en su rescate. Quienes defienden sus características aseguran estar “ante la expectativa de si se llevará a cabo una respetuosa y efectiva restauración del mismo”.

construcción de 1893 El frontón se comenzó a construir en 1893, con un presupuesto aproximado de unas 500 000 pesetas, y se debe a un diseño del arquitecto Joaquín Rucoba (1844-1919). El autor era natural de Laredo (Cantabria) y también son suyos los diseños de la plaza de toros de la Malagueta, el mercado y el parque de Málaga, así como la Casa Consistorial de Bilbao o el teatro Arriaga, entre otras obras.

Fue la cuarta infraestructura de estas características abierta en Madrid a finales del siglo XIX, en un momento en el que el deporte de la pelota vasca alcanzó una notable popularidad en la capital del Estado. Le precedieron, por este orden, los frontones Jai Alai (1891), Fiesta Alegre y Euskal Jai.

Fue inaugurado el 29 de abril de 1894 -otras fuentes indican el 29 de mayo del mismo año- y estuvo en funcionamiento hasta el año 1919. Con la Guerra Civil sus instalaciones fueron reconvertidas en comisaría y, durante los primeros años de la dictadura franquista, sirvió como lugar de ensayo de bandas musicales vinculadas a la Falange española. A mediados del siglo XX, se vendió a la compañía automovilística Citroën, que lo utilizó como taller de reparaciones. En 1997 fue comprado por 2,3 millones de euros por la sociedad vasca Frontón Jai Alai, que inicialmente pretendía su recuperación para uso deportivo. Más adelante, la propiedad pasó a manos de la empresa Aguirene. El 27 de enero de 2011 fue declarado como Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid y hace escasas fechas el Ayuntamiento de Madrid lo ha comprado por un total de siete millones de euros.

El Beti-Jai se ubica en el número 7 de la calle del Marqués de Riscal, en el distrito madrileño de Chamberí. Ocupa una parcela de 3.609 metros cuadrados y la superficie construida alcanza los 10.800. Está realizado en diferentes estilos, entre los que cabe destacar el eclecticismo de la fachada principal, el neomudéjar presente en algunas partes del interior y la arquitectura del hierro característica del siglo XIX.

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