La historia del mercado de Santo Tomás en Euskadi

El mercado de Santo Tomás es la cita que inaugura oficialmente la Navidad en diversas localidades vascas, que mantienen viva la tradición de unir el mundo rural con el urbano en un multitudinario ambiente festivo.

Un reportaje de Amaia Mujika Goñi

Como cada 21 de diciembre, haga frío o lluvia o ambas cosas a la vez, Bilbao celebrará su tradicional mercado de Santo Tomás. Bullicio y animación que llenarán las siete calles y sus aledaños con gentes llegadas del agro vizcaino con sus mejores productos hortícolas, frutas, aves y matanza, y con urbanitas que se acercarán a cumplir con el obligado rito de degustar el talo de chistorra o morcilla con un chacolí o sidra, y a comprar, seguro, un poco más de lo previsto. En vísperas de esta jornada, en la actualidad más festiva que comercial, conocida como Mercado de Santo Tomás en Bilbao, Santamasak en Arrasate, Feria Agrícola de Navidad en Vitoria-Gasteiz o Feria de Santo Tomás en Donostia, Azpeitia, Hondarribia, Usurbil, Errenteria, Irun o Lekeitio, vamos a conocer algunas de sus características y curiosidades.

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El Mercado de Santo Tomás, en la Plaza Nueva de Bilbao (1925).

 

Con anterioridad a la llegada del invierno, las principales ferias señaladas como cita obligada para llenar la despensa y la adquisición de los últimos productos frescos y de aquellos otros que integrarán los menús navideños son las de San Andrés (30 noviembre), Santa Lucía (13 diciembre) y Santo Tomás. Este último se celebra en torno al solsticio de invierno, el día más corto del calendario, que varía según los años entre el 21 y 23 de diciembre. Un ciclo celebrado en la antigüedad como el renacer del sol y la irrupción del nuevo año -eguberri- y adoptado por el cristianismo para celebrar la Natividad de Cristo, inicio del periodo de Navidad -Gabonak-. En el ámbito tradicional, el otoño ha quedado atrás con la recogida y provisión de la cosecha de herbáceas, cereal y frutas, la elaboración de vino, chacolí y sidra, la matanza del cerdo para hacer acopio de carne, tocino y chacina, y el paso a un nuevo año agrícola con las labores de siembra y abonado que germinarán en primavera. Es el momento idóneo, por tanto, para vender los excedentes de la cosecha y los apreciados productos de elaboración propia, hacer un poco de caja para pagar deudas y contribución, firmar contratos y aprovisionarse de útiles y manjares en los comercios de la villa.

Esta cita anual cobró un especial protagonismo en Bilbao, Donostia y Gasteiz al ser además la fecha elegida por muchos -baserritarras- de la tierra llana para pagar la renta anual a los administradores o propietarios de sus caseríos y heredades que, avecindados en la ciudad, tenían establecido el periodo comprendido entre el 11 de noviembre, San Martín, fin del año agrícola, y la Navidad para hacerla efectiva. La renta estipulada, bien en metálico, en especie sobre un porcentaje de la cosecha (trigo, maíz, fruta, uva…) o bien mixta, se completaba además con algunos presentes de obligado cumplimiento distribuidos a lo largo del año: dos capones en Navidad, un cordero por Pascua y dos pollos por San Juan o fiesta patronal correspondiente, sin olvidar el compromiso de mantener en condiciones la propiedad, mejorarla o aumentar su producción. Hace ya más de medio siglo que el pago de rentas dejó de realizarse, por compra o desaparición de los caseríos, pero la feria se ha mantenido transformada en un día festivo, con la incorporación de nuevos ritos como el de reunirse entre amigos para comer talo con chistorra o morcilla, asistir con el traje tradicional que vistieron nuestros antepasados o promover la producción local participando en concursos y exhibiciones organizadas a tal efecto.

Santo Tomás en Bilbao

Santo Tomás se celebra en Bilbao desde, al menos, el siglo XIX en el que era espacio habitual de mercado en la Plaza Vieja, junto al puente de San Antón, y desde 1915 en su actual ubicación de la Plaza Nueva, traslado que se llevó a cabo por iniciativa de Félix Z. Garci-Arcéluz (Bilbao 1869-1920), conocido por sus cuentos y sucedidos costumbristas Klin-Klon y promotor de los Mercados Agrícolas de Bizkaia. Una efeméride que es recordada desde 1922 en una placa-escudo, obra del escultor Manuel Basterra hoy sin su policromía original, erigida por cuestación popular en la entrada a la Plaza Nueva, desde la calle Cueva de Ekain. Lugar elegido, desde el 2001, por Bilboko Konpartsak y la Academia del Cerdo Txarriduna para rendirle homenaje, en la mañana del domingo anterior a Santo Tomás, con una ofrenda floral y la edición anual de los premios Klin-Klon en dos categorías: mejor foto de prensa y mejor puesto de venta del tradicional mercado agropecuario.

A partir de 1945 la organización del mercado, tal y como lo conocemos hoy, se debe a la Caja de Ahorros Vizcaina, hoy Kutxabank, que la ha ido reestructurando a tenor de los tiempos con la ampliación del espacio expositivo hasta el Arenal, la sustitución de los puestos de tablas por casetas prefabricadas, la edición anual de premios a los mejores productores en las secciones de hortalizas, frutas, plantas, sidra, chacolí, queso, miel, conservas, panadería, pastel vasco, lácteos y animales vivos, así como el homenaje a instituciones o personas que trabajan en la promoción y revalorización de la producción agrícola y gastronómica local.

La Rifa del Cerdo Siendo la chistorra uno de los productos estrella de la feria, no podemos olvidar en este artículo al animal cuyas entrañas y carne lo hacen posible. El cerdo ha supuesto en la economía tradicional la principal aportación cárnica de la dieta invernal para lo cual se cebaba y mimaba durante el año antes de darle muerte, en torno al cuarto menguante de San Martín. Relacionado con ello se celebran las rifas de cerdo, un premio gordo no sólo por sus carnes, que instituciones benéficas instauraron a caballo entre los siglos XVIII y XIX como sistema para recaudar dinero para sus protegidos.

La Rifa del Cerdo

bilbaina fue iniciada en torno a 1831 por la Santa y Real Casa de la Misericordia con el fin de recaudar fondos para los ancianos y huérfanos acogidos en la institución, celebrándose en primera instancia el 17 de enero, festividad de San Antón, patrón de los animales.

El cerdo, con anterioridad al sorteo, era paseado sobre un patín por las calles de la Villa mientras los niños vendían los boletos para el sorteo. De aquellos acogidos ha quedado para el recuerdo la figura de Cabesita de Ajo, el asilado Francisco Simón Usabal Beraza quien, a partir de 1873, fue el encargado de cuidar y engordar el cerdo que cada año se sacrificaba. Abandonada la rifa, probablemente cuando la Santa Casa se trasladó desde su sede en el Casco Viejo, hoy ocupado por el Museo Vasco a su nueva ubicación en San Mamés, fue nuevamente recuperada en 1933 por la entonces recién estrenada Radio Emisora Bilbaina, conocida por todos como Radio Bilbao, y los carniceros Juanito y Félix Manzarbeitia que, encargados de la compra y engorde del gorrino para su presentación anual cada 21 de diciembre en la feria de Santo Tomás, colocaban en el escaparate de su despacho de Tendería un lechón vivo y la figura de su cuidadora, Marichu, desconsolada, accionando la máquina de picar carne.

En la postguerra la Rifa y la obligada exhibición del animal, sólo o en compañía de dos lechones regalados por el carnicero Domingo Gainza o Garsa, ha ido variando con los tiempos, desde su participación en las cabalgatas nocturnas de los cuarenta colocado sobre una elegante e iluminada carroza tirada por un tronco de caballos, o los paseos, ya diurnos, por toda Bizkaia de la década de los cincuenta, en el patín que ponía Mudanzas Alayo arrastrado por los camiones de la Firestone, llevando a bordo a la banda de música y a los niños de la Misericordia, hasta sus últimas participaciones, meramente simbólicas, al ser sustituido en el palmarés de premios por coches, electrodomésticos y consumibles aportados por industrias y comercios locales, coincidiendo con los premios del sorteo de la Lotería de Navidad.

En 1981 la Misericordia cerró el hospicio y la Rifa del cerdo dejó de celebrarse hasta que en 1992 fue recuperada, sin ánimo de lucro, por la Academia del Cerdo Txarriduna y la Asociación de Comerciantes del Mercado de la Ribera, dotándola de un carácter meramente festivo, retornando para su celebración al día de la festividad de San Antón (excepto el primer año que se celebró en Santo Tomás) y bautizando a la primera y monumental cerda de 320 kg. con el nombre de Tiberio.

El gorrino designado anualmente entre candidatos de más de 300 kg., recuperó el paseo en carroza por el Casco Viejo arrastrado por los académicos en compañía de animada fanfarria, y su exposición pública en el mercado de Santo Tomás hasta que, en 2001 tras un apercibimiento administrativo por vulnerar la Ley europea de Protección Animal, tuvo que suspenderse.

Los 9 integrantes de la dinastía Tiberio han corrido distinta suerte; los designados con los números I y III y cuyo boleto premiado no apareció, fueron transformados en chorizos y repartidos gratuitamente el Jueves Gordo, recuperando así la tradición del Txerriki Oparia de Carnaval; Tiberio V fue indultado y regalado al Club de Fútbol Extremadura para su retiro en la dehesa extremeña aunque en el último momento fue sacrificado y transformado en tiberitos con el fin de recaudar fondos para la rehabilitación del salón de actos de la Santa Casa de la Misericordia, siendo los seis restantes entregados, en vivo o en canal, a sus respectivos ganadores, que a su vez los entregaron a instituciones benéficas.

En 2014 la Asociación Txarriduna, fundada en 1991 por gentes de buen vivir, para la defensa y promoción del cerdo y sus derivados, retomaron la rifa del día de San Antón, con el sorteo de tres lechones euskal txerri feliz y su consabido paseo callejero en torno a la sede de la Academia. Esta iniciativa en pro de un nuevo modelo de producción y alimentación slow food fue denunciada por la ONG Wing of Heart, siendo sus promotores multados por la Administración al vulnerar la normativa vigente, por lo que la Rifa del Cerdo en Bilbao y lo que ello simboliza de tradición ha llegado a su fin en esta sociedad tan aséptica para algunas costumbres e insensible en el día a día para con sus semejantes.

Aun así, sirva lo que queda de tradición del mercado de Santo Tomás para el reencuentro y la celebración en torno a los excelentes productos de nuestros baserritarras y productores.

Xabier Irujo: “Fueron más de 600 las operaciones de bombardeo sobre suelo vasco”

El codirector del Centro de Estudios Vascos de Reno urge a la investigación tras firmar el capítulo sobre los ataques aéreos perpetrados durante la Guerra Civil, texto publicado en el informe ‘Senderos de Memoria’ del Gobierno vasco

Un reportaje de Iban Gorriti

EL Gobierno vasco ha dado un paso más en materia de memoria histórica y de tragedia. Un equipo de investigadores dirigidos por Mikel Urquijo y Joseba Agirreazkuenaga ha publicado el informe Senderos de Memoria. Relación de espacios vinculados a la memoria de la guerra civil, una herramienta de más de 400 páginas que aporta datos sorprendentes como el hecho de que fueron 600 las operaciones de bombardeo que sufrió la población civil en alrededor de 200 localidades atacadas a cielo abierto, donde se certifica que fueron asesinadas más de diez mil personas.

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Ese capítulo del documento entregado al Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos Gogora -creado para coordinar las políticas públicas de la memoria- es obra de Xabier Irujo Amezaga, doctor en Historia Contemporánea y codirector del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada, en Reno (Estados Unidos).

Irujo detalla como nadie lo había hecho hasta la fecha los lugares de ataques aéreos con bombas y las fechas en su Relación de bombardeos contra núcleos urbanos y localidades, trabajo desarrollado junto a Antón Pérez Enbeita (UPV/EHU). Planteado el estudio desde el axioma de que la utilización de la aviación ha sido uno de los cambios relevantes en las guerras del siglo XX, esta síntesis que Irujo y Pérez aportan constituye un esfuerzo por cuantificar y localizar los municipios y lugares que sufrieron bombardeos aéreos durante la guerra de 1936 sobre territorio vasco.

El listado incluye asimismo algunos de los bombardeos navales sobre poblaciones costeras vascas más destacados. La mayor parte de los mismos se registraron entre julio de 1936 y agosto de 1937, si bien se registran algunos bombardeos postreros en 1938. Quedan fuera de esta investigación, para ser incluidos con posterioridad, los ataques aéreos que la aviación alemana llevó a cabo sobre algunas localidades costeras de Iparralde en 1940. Hay, asimismo, documentos secundarios procedentes de otros archivos, como el del Ejército de Tierra de Ávila.

Esta guerra fue, a juicio de uno de los directores del informe, Mikel Urquijo, un “ensayo de una nueva táctica que, luego, en la segunda Guerra Mundial, se desarrolla en toda su atrocidad”. Para Irujo es preciso subrayar que no se trata de un listado definitivo. “Más aún, subrayo con rotundidad que es absolutamente necesario realizar una nueva búsqueda de fuentes históricas en los archivos de Villaviciosa de Odón y en el archivo del ejército del aire italiano (Uffizio Storico de la Aeronautica Militare). Es del todo imperativo hacer estas búsquedas porque, si bien hasta día de hoy hemos registrado un total aproximado de 600 operaciones de bombardeo, el total supera con creces esta cifra, y no podremos saber qué localidades fueron bombardeadas con seguridad hasta no hacer una nueva y exhaustiva búsqueda de material de archivo depositado en los dos archivos arriba mencionados”, concluye Irujo Amezaga, autor de los libros El Gernika de Richthofen. Un ensayo de bombardeo de terror (Gernika, 2012) y Expelled from the Motherland: The Government of President Jose Antonio de Aguirre in Exile (1937 – 1960) (Reno, 2012).

El informe donde aparece este capítulo está publicado en internet y es uno de los doce proyectos estratégicos del Programa-Base de Prioridades 2015-2016 en materia de memoria histórica que presentó en noviembre de 2014 el lehendakari, Iñigo Urkullu, y da respuesta, además, a un mandato parlamentario acordado en la Cámara vasca en junio del pasado año.

Para el análisis de la información sobre los bombardeos, la ficha utilizada por Xabier Irujo incluye también la fecha y localización del ataque aéreo, la descripción del mismo en la que se incluyen el número de víctimas o daños materiales, las fuerzas militares que lo realizaron y la fuente de la que se ha obtenido toda esta información.

La Azoka de Durango: origen y génesis de una Feria

La Azoka de Durango cumple este año su edición número 50 consolidada como un referente indispensable de la cultura vasca y de los frutos de esta en forma de producciones editoriales y discográficas

Un reportaje de Jon Irazabal

Los días 30, 31 de octubre y 1 de noviembre de 1965 Gerediaga Elkartea, que se había constituido ese mismo año, organizó en el pórtico de la iglesia de Santa María de Uribarri la 1ª edición de la Feria del Libro y Disco Vasco de Durango. El objetivo era dar visibilidad a las publicaciones en euskera o que sobre temática vasca existían en el mercado editorial y que solían estar fuera de las librerías y redes habituales. Acudieron a la cita las cuatro diputaciones vascas, instituciones culturales, editoriales comerciales, religiosas y varias casas discográficas, que mostraron sus publicaciones en 18 estands. Una gran novedad constituyó la edición del catálogo que recogía las referencias de los libros que se hallaban en venta y que se convirtió en un importante documento referencial para los interesados en el mundo cultural vasco.

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La Feria, organizada en su aspecto editorial a raíz de la tenacidad de Leopoldo Zugaza y en el discográfico del empeño de José Luis Lizundia, unido al trabajo militante de socios y colaboradores de Gerediaga, fue un éxito en términos sociales y económicos. Este hecho supuso un aliciente para que Gerediaga Elkartea continuase organizando las siguientes ediciones en las que se consolidó esta. Afianzamiento determinado por el pequeño pero continuo incremento de expositores que, unido a la labor silenciosa pero constante de los diversos grupos y personas que trabajaban en torno al euskera y la cultura vasca, generó que durante las festividades del 1 de noviembre Durango se constituyese anualmente como una cita ineludible.

Su consolidación no resultó del agrado de diversas personalidades y estamentos del régimen franquista. En 1974, año en que se celebró la 9ª edición, el franquismo se debatía entre quienes proponían un incipiente aperturismo conocido como “espíritu del 12 de febrero” y la intransigencia de quienes, bajo la denominación de el búnker, apelaban al espíritu del 18 de julio. El militar Fulgencio Coll de San Simón, gobernador civil y jefe del Movimiento de Bizkaia desde 1968, determinó prohibir la Feria de Durango. El apoyo manifiesto a esta de Marcelino Oreja Aguirre, subsecretario de Información y Turismo y miembro de la RSVAP, generó fricciones entre ambos, lográndose finalmente que la Feria continuase celebrándose, aunque trasladada obligatoriamente del pórtico de Santa María a la plaza del Mercado.

No fue el único obstáculo a remover de esta edición. El Ayuntamiento de Durango negó la subvención que solía otorgar desde la primera edición. Del programa de actos, que se abrió con la conferencia inaugural de Gregorio Monreal Zia, se prohibió proyectar la película Navarra 4 estaciones, rodada por Julio y Pío Caro Baroja. Curiosamente el 8 de noviembre, una semana después de la Feria, el régimen cesó a ambos de sus cargos oficiales.

Tras el venturoso 1974, Gerediaga Elkartea acordó continuar desarrollando la Feria en la plaza del Mercado al considerarlo un espacio más idóneo que el pórtico de Santa María. Sin embargo, en 1975 el ambiente en la Feria era de incertidumbre. El 27 de septiembre el franquismo fusiló a dos militantes de ETA y a tres del Frap. Franco, que fallecería el día 20 del mismo mes de noviembre, se hallaba hospitalizado agonizante. A pesar de todo, el gobernador civil de Bizkaia, Ignacio García López, sin duda, con ánimo de denotar normalidad, acudió el día 2 a la Feria, que aquel año estuvo ocupada por 35 estands dedicados a editoriales y cinco casas discográficas. La prensa de la época cifró en 1.400 los títulos expuestos en la Feria, de los cuales en torno a 100 eran novedades. En el campo musical la noticia vino de la mano de un nuevo soporte, el casete.

Transformación Tras la muerte del dictador, el panorama editorial y discográfico inició una transformación radical con la irrupción de nuevas editoriales y casas discográficas como Hordago, Elkar, etc. que presentaron en el mercado editorial y musical libros y discos de temática hasta entonces prohibidos. De algunos de ellos, como Pertur, Que se vayan… el Gobierno decretó el “secuestro previo administrativo” que, en la práctica, no resultó efectivo dado que se siguieron vendiendo, aunque de manera discreta.

Las elecciones democráticas de 1979 trajeron grandes cambios en ayuntamientos y diputaciones, así como la constitución del Gobierno vasco en 1980. Estos cambios conllevaron una nueva actitud por parte de las recién elegidas autoridades y un aumento del apoyo institucional a la Feria. Gerediaga Elkartea, sin embargo, se hallaba inmersa en una crisis, ya que muchos de sus miembros habían encaminado su dedicación a diferentes campos sociales, políticos y sindicales. Reducido el trabajo militante a media docena de personas, la actividad cultural de Gerediaga se limitó a organizar la Feria de Durango y algún otro evento. Conscientes de la importancia de la Feria, y desde la languidez, se decidió iniciar una transformación de la Azoka adecuándola a los nuevos tiempos.

Fue en 1980 cuando se inició esa transformación. Por un lado, el Gobierno de Adolfo Suárez reformó el calendario laboral y, entre otras medidas, suprimió la festividad del 1 de noviembre. Gerediaga Elkartea decidió trasladar los días de la Feria a la festividad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. Asimismo, y con objeto de poder abordar la nueva realidad y las sinergias que se entreveían, Gerediaga Elkartea decidió que yo me dedicara a tiempo completo a la organización del evento, pasando el peso organizativo de la Azoka a recaer en un reducido grupo formado por José Luis Lete, Sabin Goikolea, Antton Mari Aldekoa-Otalora, Lázaro Milikua y Jesús Mari Salterain que pilotaron la nave durante un largo periodo. Este 1980 fue también el inició de la transformación física de la Azoka al habilitar un espacio en el propio recinto de la Feria para desarrollar las actividades culturales programadas. Transformación que, en 1982 con la instalación de nuevos estands, cambiará definitivamente su imagen.

Gerediaga Elkartea entendió como algo básico impulsar la transmisión cultural y, en aras a esa idea, se organizó a partir de 1982 el Ikasle eta Irakasle Eguna, dirigido a las escuelas del Duranguesado. En 1985 se transformó este día abriendo las actividades programadas a todos los escolares de Euskal Herria. En 1990 se reforzó esta faceta de transmisión generacional cuando, a iniciativa de Berbaro Elkartea de Durango, se inició la organización del espacio Haur Literatura Txokoa, hoy día denominado Saguganbara.

Referencia cultural En esta década de los 80 corrieron tiempos en que la sociedad buscó cambios y espacios de libertad y la Feria se constituyó por antonomasia en la muestra referencial de la cultura vasca. Además de un intenso programa de actos, que generaron en ocasiones fuertes debates como el desarrollado en 1986 en torno a la apertura del canal en castellano de ETB, la Azoka se convirtió en lugar de encuentro generando, por ejemplo, que en 1982, durante los días de Feria, se constituyera Euskal Idazleen Elkartea; y en 1984, Euskal Editoreen Elkartea.

Gerediaga Elkartea organizó en la primavera de 1986, con motivo del centenario de la Durangoko Euskal Jaiak, la Euskerazko Liburu eta Disko Azoka, en la que solo tenía cabida material en euskera. Perduró esta nueva Azoka los dos años siguientes (1987 y 1988), pero la baja respuesta, tanto de los participantes como de los visitantes, determinó que la asociación optara por no continuar con ella y trabajar en la paulatina euskaldunización de la Feria de diciembre.

En 1990 se alcanzó la 25ª edición que tuvo lugar entre el 6 y el 9 de diciembre. Este primer día, 6 de diciembre, se publicó el nº 1 del diario Egunkaria escrito íntegramente en euskera. Como era de esperar, esa mañana Durango acogió la puesta de largo en sociedad de un elemento tan esperado y deseado por la cultura vasca. El número mágico de la 25ª edición impulsó un importante programa de actividades, destacando la conferencia inaugural ofrecida, por primera vez, por una mujer y que corrió a cargo de la baxenabartar Enrriet Aire, el magistral concierto de Benito Lertxundi o el mítico regreso a los escenarios de Xabier Lete, acompañado por Antton Valverde. La Feria, que se instaló en la plaza y en la calle adyacente, instaló 143 estands, presentándose en ella en torno a 250 nuevos libros además de 14 discos.

En Gerediaga, conscientes de la importancia del trabajo desarrollado por muchas personas y colectivos en tiempos adversos como los de la dictadura franquista, se decidió instaurar en 1992 el premio Durangoko Argizaiola con el fin de reconocer su labor a “los que fueron luz en la larga noche”. En su 1ª edición la Argizaiola la recogió Jon Bilbao, en homenaje a su importante labor bibliográfica.

A Landako La Feria sufría un mal crónico que no era otro que la falta de espacio. El que ofrecía la plaza del Mercado se volvió insuficiente. Para hacer frente a esta dificultad, en 1985-1986 se desdobló el espacio ferial, situando los estands dedicados a los libros en la plaza del Mercado y los ocupados por las casas discográficas, en el pórtico de Santa María. En años posteriores se trató de ampliar el espacio cubriendo la calle adyacente o la plaza posterior a la del Mercado, pero claramente se entreveía que era una solución transitoria y que la Feria no podía continuar mucho más tiempo sin hallar una respuesta acorde con lo que el mundo cultural vasco esperaba de ella. En el año 1996 se optó por organizar la Azoka bajo una carpa que cubriera el espacio necesario. Esta solución se mantuvo hasta 2002, año en el que se inauguró Landako Erakustazoka y obligó a la Azoka a viajar por diverso lugares de Durango; pero esas historias las dejaremos para otra ocasión.

Habrá quien piense que las bellotas que año tras año ha dado el roble que plantó Gerediaga en Durango en 1965 son el fruto del trabajo de unas pocas personas. Nada más alejado de la realidad. Son el resultado del esfuerzo de muchas personas. Por los fundadores y por quienes continuaron con la labor de estos, por los socios y obreros, por editores de libros y discos que han acudido a Durango, por instituciones y entes privados que nos han patrocinado, por los que han dado a conocer nuestro trabajo en los medios de comunicación, por creadores y activistas culturales que nos han apoyado y ayudado… En una palabra, es el resultado del trabajo de un Pueblo.

Chim Seymour, Lea-Artibai eskualdea eta Ziortza-Bolibarko elizgizonak

Chim Seymour argazkilari poloniarrak 1937. urteko hasieran Lea-Artibain ateratako argazkiek gerra zibilaren egoera larrian euskalde honetako biztanleek erakutsi zuten bizitza aurrera ateratzeko kemena islatzen dute

Patxi Juaristiren erreportajea

David, Chim, Seymour (1911-1956), Robert Capa (1913-1954) eta Gerda Taro (1910-1937) errepublikazaleen aldean argazkiak ateratzen aritu ziren Gerra Zibilean. Eta, egia esan, euren lanak, balio historikoa eta artistikoa izateaz gainera, iraultza izugarria ekarri zuen garaiko kazetaritza grafikora, hasiera emanez gerrako argazkigintza modernoari.

1936tik 1939ra egin zituzten argazkien 4.500 bat negatibo eta baita inprimatutako argazki batzuk ere ia 70 urtez egon ziren gordeta (edo galduta) Mexikon, gerora Maleta Mexikarra izenarekin ezagutu den kartoizko hiru kaxatan.

Robert Capa hiru kaxok Frantziatik ateratzen saiatu zen 1940. urtean, naziak hurbiltzen ari zirelako beldurtuta, eta oso argi ez dauden gora beherak medio, 1941ean edo 1942an, jeneral mexikar baten eskuetara heldu ziren. Cornell Capak, Robert-en anaiak, bazuen argazkion berri, eta urteetan aritu zen horien bila, baina arrakastarik gabe. Dena dela, 2007an, ustekabean, jeneralaren ondorengoek bere eskuetan utzi zituzten hiru kaxok. Horrela, 2011n ikusi ahal izan ziren, New York-en, Cornell Capak bere anaiaren argazki-ondarea kudeatzeko sortu zuen International Center of Photography-ri esker.

La maleta mexicana. Las fotografías redescubiertas de la guerra civil española de Robert Capa, Chim y Gerda Taro liburuan esaten da Chim 1937ko urtarrilean eta otsailean egon zela Lea-Artibai eskualdean. Bertan agertzen den sekuentziari kasu egiten badiogu, lehenengo Lekeitio bisitatu zuen, ostean Berriatua eta azkenik Ziortza-Bolibar.

Lekeition Txatxo kaia eta eliza erretratatu zituen, baita bertako edo inguruko azoka bat ere. Argazki multzo berean, lau argazki daude moja bat zauritutako gudari edo miliziano bat zaintzen erakusten dutenak. Pentsatzekoa da argazkiok Lekeitioko Zita enperatrizaren jauregiaren beheko solairuan Eusko Jaurlaritzak eratu zuen ospitalean ateratakoak direla. Ospitale honek 68 gaixorentzako tokia zuen, eta bertan Lekeitioko Sektoreko borroketan zauritzen zirenak artatzen zituzten.

Lea-Artibai eskualdera egin zuen bigarren bidaia ere Lekeitioko Sektorera izan zen; zehatzago esanda, Berriatuako Asterrika auzora. Kontuan hartzekoa da Deba, Mutriku, Ondarroa eta Mendaro inguruan zeuden errekete eta falangistengandik Bizkaia babesten zuen Gipuzkoako Frontearen zati bat Berriatuko lurretan zegoela, nahiz eta gerrako gune horri Lekeitioko Sektorea dei-tzen zitzaion; hain zuzen ere, bertan kokatu zirelako komandantzia, soldaduen kuartelak eta ospitalea.

Bigarren bidaia horretan, Chimek mezaren prestaketak egiten ari ziren Mungia batailoiko Txorierri konpainiako gudariak erretratatu zituen, Asterrikako Alipasolo baserriaren aurrean; baita Jesus Jaio Urionabarrenetxea Aita Julian (Ziortza-Bolibar, 1911-Lima-Peru, 2008), konpainiako kapilaua, meza esaten, eta inguruko baserritarrak eta gudariak meza entzuten. Mezatan herritarrak daudela kontuan hartuta, gure ustez, argazki horiek igande goiz batean aterakoak dira. Argazkiok 1937ko martxoaren 4ko Regards aldizkarian argitaratu ziren.

Markina eta Ziortza-Bolibar Badirudi Chimek Berriatuan atera zuen argazki honetan agertzen den emakumeetariko bat Engrazia Bikandi dela; frankotiratzaile frankistek hil zutena 1937ko otsailaren 24an, 18 urte zituela.

Engrazia Asterrika auzoko Asterrikakua baserrian bizi zen. Luis Almagro tenientearen 1937ko martxoaren 5eko txostenaren arabera, 1937ko otsailaren 24an, 13:30ak inguruan, Bikanditarrak etxean zeudela, frankistek, Urkixamendi edo Goikomendi ingurutik botatako balek (ziur asko metrailadore baten bidez) etxaurrean jo zuten. Horietariko bi bala atetik sartu, eta Engrazia hil zuten.

Hirugarren bidaian, Chimek Markina eta bereziki Ziortza-Bolibar bisitatu zituen, 1937ko otsaileko igande arratsalde batean.

Markinako sarreran argazki bakarra atera ostean, argazkilari poloniarra Ziortza-Bolibarrera abiatu zen.

Herri horretan ateratako argazkietan, herritarrak agertzen dira San Tomas elizatik ateratzen, arratsaldeko arrosarioa entzun ostean; baita bi abade ere, Chim berarekin eta beste gizon batekin hitz egiten. Abadeetariko bat Pedro Zenarrutzabeitia Urionabarrenetxea (Ziortza-Bolibar, 1901 – Bilbo, 1987) da, Ziortza-Bolibarko abade laguntzailea eta nire emaztearen aitaitaren anaia.

Bonetearekin agertzen den beste abade altua Domingo Txomin Ugartetxea Urkieta da (Markina, 1885 – Lamiako, 1958) (Jose Domingo Santa Teresa karmeldarraren anaia), garai hartan herriko parrokoa.

Lea-Artibai eskualdean Chimek 1937ko hasieran atera zituen argazki hauek guztiek gauza asko adierazten dituzte, baina nik sei gogoeta egin nahiko nituzke:

Lehenengo eta behin, gerrako egoera zail hartan herritarrek bizirauteko zuten gogoa erakusten digute. Chimek giro latza topatu zuen Lekeition, Berriatua, Markina edo Ziortza-Bolibarren. Zibilen zein Lekeitioko eta Markinako sektoreetan borrokatzen ari ziren gudari eta miliziarren heriotzek ezinegon eta urduritasun izugarria sortzen zuten; gainera, asko izan ziren, bonbardaketa eta tiroekin beldurtuta, euren etxea utzi eta beste nonbaitera bizi-tzera joan zirenak, eta oinarrizko elikagaien gabezia gero eta mingarriagoa zen. Edozelan ere, bere argazkiek oso ondo adierazten dute jendeak euren bizimoduekin eta egunorokotasunarekin jarraitzeko zuen grina: azokara eta mezetara joaten ziren, elkarrekin egoteko eta hitz egiteko momentuak topatzen zituzten, umeak kalean jolasten zuten…

Bigarrenik, Chimek argi erakutsi zuen herritarrak zein gudariak fededunak zirela eta elizari izugarrizko errespetua ziotela: mojak zauritutako gudariak zaintzen agertzen dira Lekeition, gudariak meza prestatzen eta meza entzuten Berriatuan, herritarrak eta abadeak Ziortza-Bolibarko eliza aurrean, igande arratsaldeko arrosarioatik ateratzen… Fedearekin eta elizgizonekin loturiko argazkiokin, errepublika babestu zutenen, eta, zehazki, gudari eta milizianoen aurka, batez ere Frantzian, hedatzen ari zen propagandaren aurka egin nahi zuten.

Chimek militar eskuindarren altxamenduaren bidegabekeria ere erakutsi zuen. Eta horrekin batera, baita errepublikazaleen kausaren alde hartu zuen konpromisoa ere. Alegia, Capak eta Tarok bezala, Chimek ere errepublikarren aldeko argazkigin-tza egin zuen, militarren estatu kolpeak eragin zuen drama nazioartean salatzeko.

Argazkiak ikuskatuz ateratzen dugun laugarren ondorioak Chimen argazkietan agertzen diren pertsonekin zerikusia dauka. Aipagarria da Lea-Artibai eskualdean erretratatu zituen elizgizon guztiak harreman estua zutela Ziortza-Bolibarrekin. Alipasolo baserrian meza esaten agertzen dena Jesus Jaio, Aita Julian, da, Ziortza-Bolibarko Karakate baserrikoa. Bestetik, Ziortza-Bolibarreko parrokoa, Domingo Txomin Ugartetxea, eta bere abade laguntzailea, Pedro Zenarrutzabeitia, agertzen dira.

Larreako komentua Hipotesi bat da, baina iruditzen zaigu Chim Seymourrek Jose Sotero Urionaguena fraide karmeldarraren aholkuz bisitatu zituela elizgizon hauek Lea-Artibaira etorri zenean. Izan ere, Jose Sotero Urionaguena – Rafael San Joserena Amorebieta-Etxanoko Larreako karmeldarren komentuko priorea zen, Chimek komentu hori ezagutu zuenean, 1937ko urtarrilaren bukaeran.

Larreako komentua gudarien kuartela izan zen 1936ko abuztuaren 4tik 1937ko maiatzaren 18an frankistak hartu zuten arte. Chimek komentuko bizitza eta fraideen eta gudarien arteko elkarbizitza erretratu zituen. Larrean egin zuen erreportajeko argazki batzuk 1937ko otsailaren 4ko Regards aldizkarian argitaratu ziren.

Jose Sotero Urionaguena fraideak Chim Berriatura edo Ziortza-Bolibarrera joateko izan zuen eragina onartuta, hipotesi gisa bota nahi dugun bosgarren ondorio da Alipasolo baserriko eta Ziortza-Bolibarreko argazkiak 1937ko otsailean ateratakoak direla. Hori pentsatzeko bi arrazoi ditugu: Alde batetik, kontuan hartu behar dugu Chim urtarrilaren bukaeran egon zela Larreako komentuan, eta, argazkien sekuentziari kasu eginez, Jose Sotero Urionaguena fraidearekin egon ostean etorri zela Lea-Artibaira.

Bestetik, aipagarria da Alipasoloko argazkian agertzen den Engrazia Bikandi 1937ko otsailaren 24an hil zutela. Beraz, Chim egun hori baino aurretik egon zen Berriatuan. Alegia, pentsa daitekeena zera da: Chimek otsaileko lehen hiru igandeetariko batean (7an, 14an edo 21ean) atera zituela Alipasoloko argazkiak.

Azkenik, Chimen argazkiek zuzenean ikusten ez den beste zerbait ere erakusten dute: Frankoren errepresioa. Izan ere, erretratatu zituen Ziortza-Bolibarko lau elizgizonak atxilotu eta kartzelan sartu zituzten, Bizkaia frankisten eskuetan jauzi zenean.

Jesus Jaio, Aita Julian, Santoña inguruan preso hartu, eta 1937ko irailaren 6aren bueltan, Duesoko kar-tzelan sartu zuten. Espetxean bi urte egin zituen, abertzalea izateagatik eta errepublikazaleen alde kapilau-lanetan aritzeagatik. Ostean, Francoren kapilau izatera behartu zuten. Bizkaian eta Galizian abade lanetan aritu ostean, Hego Ameriketara joan zen, eta Liman hil zen.

Pedro Zenarrutzabeitia eta Domingo Ugartetxea 1937ko maiatzaren lehenengo egunetan atxilotu zituzten, eta beste abade batzuekin batera Bilbon epaitu zituzten, 1937ko abuztuaren 31n. Epaiketan libre gelditu baziren ere, ez zieten utzi Zior-tza-Bolibarrera bueltatzen

Azkenik, Jose Sotero Urionaguena fraidea 1937ko apirilean atxilotu zuten, eta abuztuaren 2an atera zen sententziaren arabera, 16 urteko espetxe zigorra ezarri zioten. 1940ko uztailaren 29ra arte egon zen Carmonako kartzelan, eta baldintzapeko askatasunarekin atera ostean, Santanderreko Hoz de Aneroko komentuan bizitzera kondenatu zuten.

Chimen argazkiek gerrako drama, herritarren bizitzeko gogoa, eskuindarren altxamenduaren bidegabekeria, herritarren zein gudarien fedea edota Bizkaia frankisten eskuetan jauzi osteko errepresioa erakusten digute. Zalantza gabe, bere begira-tzeko modua gure memoria historikoa jorratzeko eta gerra zibilaren drama ulertzeko iturri ezin hobea da.

Las ikurriñas de Zalla, dos supervivientes y una tercera enterrada

La familia Zubieta, que custodió de forma clandestina las históricas banderas a lo largo de ocho décadas, las donó el pasado viernes a Sabino Arana Fundazioa

Un reportaje de Iban Gorriti

lOS ojos de Mikel Zubieta se empañan nostálgicos, familiares, históricos. Se aferran a sus recuerdos. Entrañas. A los confines de toda una vida de custodia de dos ikurriñas que sortearon la malaventura de la Guerra Civil y anatema del franquismo. El hijo del molinero Luis y de la ama de casa Feli se alegra y entristece al mismo tiempo. Su razón chasquea al viento de Zalla. “Entregar las dos banderas a Sabino Arana Fundazioa me produce esa sensación de desprenderme de algo que cuidamos de forma clandestina durante años, algo que tengo mucho cariño, y por otra parte sé que van a estar mejor conservadas”, admite con vista vidriosa en las dependencias del batzoki en el que antes de la guerra una de las ikurriñas se mostraba orgullosa colgante desde el balcón, y la otra era el blasón de la Junta Municipal del PNV de Zalla.

Y hubo una tercera: la de las emakumes, con una cuita que Zubieta exhuma de lo escuchado en su casa y a las personas mayores de la localidad vizcaina. “Es como un mito ya”, valora. Existió aquel estandarte que según los testimonios orales heredados permanece enterrada a día de hoy bajo un edificio de la avenida Lanzagorta de Zalla. “Al parecer era una bandera blanca con una ikurriña a un lado. Por cierto, las propias emakumes fueron quieren bordaron el escudo de Zalla con el arcángel San Miguel y el árbol de Gernika en la ikurriña de la Junta, hecha con lanilla”, contribuye Mikel.

Hay dos secretos que han mantenido casi intactas las dos ikurriñas donadas a la fundación con sede en Bilbao. El primero, que Luis Zubieta, antes de la entrada de los fascistas sublevados contra la legítima Segunda República, las tomara del batzoki y escondiera, con el peligro que corría. Y el segundo, gracias al tabaco, pudieron conservarse hasta el siglo XXI. “Mi padre fue un valiente en 1937. Recogió las ikurriñas y las llevó al molino donde vivíamos. Hasta allí hay como un kilómetro y entonces te revisaban las bolsas a ver qué llevabas. Se la jugó”, enfatiza orgulloso de quienes le trajeron al mundo. Y no es para menos. Luis Zubieta fue un marido, un padre de familia, un nacionalista que prefirió exponerse a la cárcel o a la muerte, antes que desprenderse de las dos ikurriñas.

a través del tiempo Los Zubieta han vivido en cinco inmuebles diferentes y con ellos y más adelante sus descendientes siempre viajaron los colores: rojo, verde y blanco, jirones de la historia de su pueblo, de su axioma vital e ideológico. Tras vivir en el recordado molino, lo hicieron en Herculano Plaza, también junto al Bar Teide, en el mismo batzoki que siempre ha estado emplazado en el mismo lugar y en el barrio de El Carmen. La esposa de Luis estuvo a punto de dar el brazo a torcer y quemar las ikurriñas, como la familia hizo con la biblioteca que poseían sobre temas vascos y de nacionalismo vasco. “Mi padre se lo contó a un amigo y este, a su mujer. Ella dijo que le iba a denunciar. No lo acabó haciendo”, apostilla Mikel.

Más adelante, en los años 60, Zubieta hijo y su mujer tuvieron visita de la Guardia Civil porque habían hallado a su padre con “propaganda clandestina” por lo que llegaría a sufrir la cárcel bilbaina de Larrinaga. Acabaron quemando todo durante “una noche entera, salvo un libro de vistas de Bizkaia de la Diputación”. A quien calificaban de bizkaitarrón lograron sacarle de prisión gracias a que la mujer de Luis pidió ayuda al clero de la zona. Del matrimonio, nacieron cuatro vástagos. Uno, falleció al poco de nacer. La hermana mayor fue Ana (a día de hoy fallecida), Elia y Mikel. El padre formaba parte de la organización municipal del PNV de Zalla cuando se desató la Guerra Civil.

Esta familia y descendientes escondieron las ikurriñas en lugares impensables, como por ejemplo, debajo de una bañera o soltando unos ladrillos y volviéndolos a poner con labor de albañilería de por medio. Los días que las aireaban sobre la cama o en un pasillo era todo un rito para los de casa, orgullo a la máxima potencia.

La del balcón del batzoki, algo raída en algunos puntos, es de considerables dimensiones: mide cuatro por dos metros, y la de la junta municipal, 1,90 por 1,20. Las anécdotas se solapan en fechas. Así, por ejemplo, la familia vivió en la casa del batzoki y cuando la ocuparon los de Falange, los fascistas estuvieron muy cerca de los dos estandartes prohibidos.

Horas antes de entregar las banderas a Sabino Arana Fundazioa, Mikel Zubieta proyectaba qué iba a hacer al donarlas. “Les daré un beso muy grande. Me despido de ellas. Me emociono. La de la junta es una ikurriña muy especial: en realidad son dos ikurriñas que cuando las llevamos a donde unas monjas para que vieran cómo se podía mejorar, le pusieron un paño blanco entre ambas, a modo de sandwich y así reforzarla”, detalla quien ya entregó en 1977, con la democracias, estos blasones al batzoki, pero volvieron a la familia hasta los años 90. “Me despido de ellas, pero sé que va a estar mejor cuidada. Ahora, queremos poner una reproducción aquí en el batzoki, en esa vitrina donde ha estado expuesta. Y pensar que en aquellos tiempos para quitar humedad mi padre le ponía tabaco…”, concluye emocionado.