La niña del ‘Habana’ y madre de Biriukov

Clara Agirregabiria fue una de las tripulantes del último viaje del histórico barco hacia la libertad el 13 de junio de 1937. El próximo 30 de noviembre cumplirá 89 años

Un reportaje de Iban Gorriti

LA última salida del histórico vapor Habana fue el 13 de junio de 1937. A él auparon a la pequeña Clara Agirregabiria, natural de Ortuella. A la postre sería la madre de Chechu Biriukov Agirregabiria, mítico jugador de baloncesto internacional por la URSS y España. Ambos siguen siendo a día de hoy uña y carne. Habla el recordado escolta del Real Madrid: “Rusia nos lo ha dado todo; Euskadi es la patria de mi madre, y España nos recibió muy bien. ¡No podemos estar más agradecidos!”, enfatiza a DEIA José Alexandervich.

Agirregabiria junto a su hijo, Chechu Biriukov, que sostiene a uno de sus vástagos.Foto: Estudio Sanchinarro
Agirregabiria junto a su hijo, Chechu Biriukov, que sostiene a uno de sus vástagos.Foto: Estudio Sanchinarro

 

Pero no pivotemos antes de tiempo. Retornemos a aquel tristísimo episodio de guerra y momento de despedida familiar hacia un país en paz. El Habana partió de Santurtzi con 4.500 niños y niñas. Su primera parada fue el puerto de Paullac (Burdeos). De este contingente, un grupo de 1.610 niños protagonizó la única expedición que soltó amarras con destino a Rusia.

El libro de Jesús Alonso Carballés, 1937. Los niños vascos evacuados a Francia y Bélgica, editado en Bilbao en 1998 por la Asociación de niños evacuados el 37, mantiene que en Paullac los menores destinados a Rusia “transbordaron directamente al vapor francés Sontay, y sin tocar tierra, se dirigieron a Leningrado -hoy San Petersburgo- donde llegaron varios días después. Desde allí fueron trasladados a Crimea, Odessa y Moscú”.

Junto a Clara y sus hermanos Consuelo y Pedro -ingeniero de caminos que acabó en Cuba- también iba a bordo la más adelante madre del jugador de hockey Valeri Borísovich Jarlámov, es decir, Carmen Oribe, conocida como Begoñita la de Las Cortes de Bilbao. Jarlámov es el Pelé del hockey, según valoración del comentarista deportivo y exfutbolista Michael Robinson (Leicester, Inglaterra, 1958).

Clara Agirregabiria nació en 1927. El 30 de noviembre cumplirá 89 años. Recuerda aquella partida a lo desconocido. “Yo no dejaba de llorar. No me quería ir. Lloraba tanto que me pusieron en el Habana a una persona a mi cargo porque si yo empezaba a llorar de nuevo contagiaba al resto que hacía lo mismo”, relata. Hija de un empleado en el ferrocarril y de una tendera, llegó junto a sus hermanos a un centro de acogida en Samara. “Nos trataban muy bien”, testimonia Clara, y va más allá: “Las familias rusas eran capaces de quitar el pan a sus hijos para dárnoslo a nosotros”. Chechu agrega un dato más: “Los rusos vivían un momento malo al comenzar la guerra contra los nazis y les podía faltar de todo, pero a los niños del País Vasco no les faltaba de nada”.

Clara contrajo matrimonio con Alexander Biriukov, chófer de Moscú que fallecería en 1991. Se conocieron en la fábrica en la que trabajaba ella, en Telman, de cuero. Primero vivieron en la Avenida de Lenin en una casa habitada por diferentes familias con baño y cocina compartidos. Más adelante, el Gobierno les dio una casa para la familia de 28 metros cuadrados. De allí se mudaron a la avenida Lomonosov, pero no fue su último destino. Años antes de viajar a Madrid consiguieron “una casa de 42 metros cuadrados y un pequeño balcón”, sonríe el nacido en aquella metrópoli el 3 de febrero de 1963 y quien guarda una relación especial con la tierra de su madre.

“Yo me considero vasco y así lo digo cuando voy a Rusia. Tengo en Santurtzi a mis tías Consuelo y Araceli, a mi tío Leo, a mis primos. Voy a verles en verano, pero es que me hinchan a comer, es una barbaridad”, valora quien precisamente regenta el restaurante Biriukov Bistró en el barrio Las Tablas de Madrid y quien tras sus 22 años de gloria en el baloncesto internacional fue representante de caras conocidas como Antonio Molero, el Fiti de la serie Los Serrano.

Antes de llegar al Estado español, la familia visitaba a sus parientes que residen en Santurtzi. En el momento en el que se permitió a los niños de la guerra civil volver, muchos lo hicieron. “Cuando íbamos en verano a pasar dos meses en Euskadi, la entrada era por Irun. En tren, íbamos de Moscú a París. Nos daban un día de descanso. Y de allí a Irun adonde nos iba a buscar un tío mío”, trasmite Chechu. El jugador internacional recuerda “perfectamente” sus visitas a la localidad costera: “El viejo puerto, el olor a sardinas, pan y vino. ¡Joder! En la plaza vivía el marido de mi tía y sigue viviendo, Leo Mayor”.

Clara, por su parte, aunque mezcla en sus conversaciones el castellano con el ruso, asegura que “siempre me dicen que tengo acento vasco, no lo he perdido”. A partir de octubre de 1983 residen en Madrid. “Desde la distancia, estamos muy agradecidos a Euskadi. Nos sentimos parte de vosotros”, concluyen.

Arizmendi y Aranburu, fusilamientos sin respuestas

Ochenta años después del fusilamiento de Ángel Arizmendi y Leoncio Aranburu a manos de falangistas en Ibero, muchas preguntas quedan sin contestar y mucho también es el esfuerzo de sus familias por mantener viva su memoria

Texto y fotos de Xabier Agirre Arizmendi

el 25 de octubre de 1936, los cuerpos sin vida de nuestro aitona, Ángel Arizmendi Irastorza, y de su amigo, el oiartzuarra, Leoncio Aranburu, fueron abandonados por falangistas de la escuadra del Águila en el pueblecito navarro de Muniain de Guezalaz. Apenas unas horas antes, habían sido puestos en libertad en la prisión de San Cristóbal. Ochenta años después, a sus descendientes nos queda la responsabilidad de perpetuar su memoria.

18 de julio de 1936, Ángel Arizmendi, primer abogado procurador de Donostia y dos veces decano del Colegio de Abogados, se encontraba en Lizarra, adonde se había dirigido como todos los años por esas fechas con su esposa, Juana Ayestaran, que sufría de asma y a quien el clima de Lizarra le sentaba muy bien. Desde su habitación del hotel Larramendi donde se hospedaban, vieron cómo llevaban detenido al alcalde nacionalista de Lizarra, Fortunato Agirre, quien fue fusilado el 29 de septiembre de ese mismo año. Al haberse declarado el estado de guerra, no pudieron abandonar Lizarra aquel día, aunque sí lo consiguieron hacer al día siguiente, desplazándose a su casa de verano de Oiartzun donde les aguardaban su hija mayor y la más joven, encontrándose las otras dos en la casa familiar de Donostia.

El 27 de julio, las tropas rebeldes, procedentes de Lesaka entraron en Oiartzun y montaron la comandancia militar en casa de Ángel Arizmendi, Arizmendi-nea, tomando al pie de la letra la inscripción grabada en el dintel de la puerta y que, desde luego, no les iba dirigida: Emen sartzen dana bere etxean dago. El día 30 de julio, Ángel Arizmendi fue detenido y pasó la noche en los calabozos de la casa consistorial. Al atardecer del día de San Ignacio emprendió viaje, a pie, junto con el resto de compañeros de infortunio, hasta Bera, para ser posteriormente conducidos en camiones al tristemente célebre fuerte de San Cristóbal de Pamplona, donde quedó recluido en el edificio de la segunda brigada.

A partir de ese momento se sucedieron las gestiones de la familia y amigos ante todo aquel que pudiera tener alguna influencia en aquella situación, principalmente con gente vinculada a la abogacía por sus numerosas relaciones profesionales en Donostia e Iruñea, y al tradicionalismo, incluso con la ayuda de algún militar como el capitán Hormaechea Camiña, comandante del valle de Oiartzun, que tenía varios familiares nacionalistas.

Luis Martínez Erro, en carta a Hormaechea fechada en Pamplona el 11 de agosto -con membrete de José Martínez Berasain-, le indicó que, puede comunicarles que la Junta Carlista de Guerra del Reino de Navarra se ha pronunciado con todas las decisiones favorables a favor del Sr. Arizmendi, y que, por lo tanto, queda a disposición del Coronel Sr. Beorlegui, que fue quien ordenó su detención. El 15 de septiembre, en carta mandada a San Cristóbal, F. Beldarrain le escribió: Pensamos renovar dentro de nuestras modestas posibilidades las gestiones a favor de Vds […] Yo sé que Beorlegui, ante las numerosas e influyentes sugestiones para libertarle a Vd, ha contestado reiterando sus órdenes de retención.

Denuncia de cuatro vecinos Las múltiples gestiones que siguieron realizándose, y que constan en la abundante correspondencia, se encontraron aparentemente bloqueadas por Beorlegui. El día 23 de septiembre cuatro vecinos de Oiartzun, encabezados por el alcalde nombrado por los sublevados, complicaron aún más la situación presentando esta denuncia:

Los que suscriben, Pablo Beiner Nigli, Martín Zalacain Eguino, José María Castro Isasa y José María Goñi Echagoyen, vecinos de Oyarzun (Guipúzcoa), considerándose en la obligación como buenos españoles, de participarle cuantos hechos conocen sobre la situación de determinados individuos, con relación al presente Movimiento Nacional salvador de España, tienen el honor de poner en conocimiento lo siguiente: Ángel Arizmendi Irastorza.- Este individuo, residente en Oyarzun el primer cabecilla y dirigente del movimiento nacionalista o separatista en esta localidad, principalmente desde 1931 a raíz del advenimiento de la República. Su casa, en cuya fachada figuran tallados sobre la piedra dos emblemas separatistas, ha sido el centro de reunión, donde bajo su dirección se controlaban con directivos del Partido Nacionalista Vasco, toda la política, asistiendo a dichas reuniones tanto el señor Alcalde y concejales del anterior Ayuntamiento como los elementos más destacados del presente Partido en la localidad. A poco de entrar en esta Villa las tropas nacionales tuvo lugar (según se puede comprobar por el Cabo Pesquera) con asistencia del señor Arizmendi una reunión clandestina de dichos individuos en casa del presbítero don José Larrañaga Urbieta, a la cual asistieron además, don Feliciano Beldarrain Aguirre, don Leoncio Aramburu y don Ángel o Daniel (borrado, escrito uno por encima de otro) Urriolabeitia Ibarrola, entre otros destacados cabecillas separatistas, cuyos nombres no recordamos. Además, el señor Arizmendi se destacó siempre por su antiespañolismo rabioso, manifestando repetidas veces, según se afirma, el deseo de exterminar a todos los que pensaran en español y que prefiere estar antes con los rojos que con los requetés. En las reuniones celebradas con los directivos nacionalistas en su domicilio, ha ejercido ese individuo verdadero cacicato sobre quienes asistían a ella, siendo su influencia muy destacada sobre todo cuanto en ellas se trataba, pero muy especialmente acerca de las normas directrices de la política local. Se dice que por indicaciones suyas tomaron armas contra el ejército varios muchachos de la localidad. Siguiendo las indicaciones y avisos dados por el Frente Popular, colocó su aparato de radio varios días en el balcón exterior de su casa a la máxima potencia, para transmitir al público las órdenes e instrucciones dadas con relación a la batalla empeñada en Guipúzcoa contra la tropa. Su señora, doña Juana Ayestaran fue hace cinco años la primera presidenta de las mujeres separatistas Emakume Abertzale Batza y confeccionó durante este movimiento, brazaletes para los milicianos separatistas aliados a los rojos.

Hay referencias que don Ignacio Aguinagalde y doña Flora Kennedy, Vda. de Romero, han trabajado intensamente en Pamplona por la libertad de algunos presos nacionalistas detenidos en Pamplona lo cual a nuestro entender está prohibido por la Junta de Defensa Nacional. Los señores Aguinagalde y viuda de Romero son vecinos de esta Villa. Si V. E. lo cree conveniente podemos darle cuando nos lo pida una relación completa de los individuos que según nuestras noticias han tomado las armas en esta contra el Ejército.

Fusilados Sobre las 9.00 horas del día 25 de octubre de 1936, Ángel Arizmendi y su amigo Leoncio Aranburu fueron puestos en libertad en el fuerte de San Cristóbal. Después de hacerles firmar su libertad, ya a la salida del fuerte, les preguntaron si querían confesarse. Extrañados por tal hecho, aitona preguntó a sus guardianes si pensaban matarles, porque de ser así, sí deseaba confesarse. Los falangistas de la escuadra del Águila, bajo el mando del tristemente célebre Galo Egüés, se hicieron cargo de ellos. Camino de la sierra de Andia, les llevaron a la iglesia de Ibero para que pudieran confesarse ante el párroco. Aitona le dejó sus pocas pertenencias para que se las hiciera llegar a su mujer, cosa que hizo, aunque mucho más tarde. Desde Ibero fueron llevados hasta Muniain de Guezalaz, término municipal de Ibero, donde los fusilaron.

Aitona dejaba una viuda muy delicada de salud y cuatro hijas; la mayor Mari Teres, nuestra ama, que con 25 años tuvo que hacerse cargo de la situación ante el estado de salud de su madre; Naty y Carmen, refugiadas en Iparralde, y Corito, de 16 años.

Tras consumar el crimen, los asesinos volvieron a Ibero para dar cuenta al alcalde de que habían dejado tirados dos cadáveres y que no tenían tiempo para enterrarlos, pues querían asistir a misa por ser la festividad de Cristo Rey. El alcalde, acompañado del médico, se hizo cargo de los cuerpos, llevándolos a enterrar a poca distancia, en la carretera de Izurzu, punto kilómetrico 22. La casualidad quiso que el médico reconociera a aitona, a quien conocía de sus estancias en Lizarra, y gracias a ello, la familia conoció la noticia de su asesinato y del lugar exacto donde se encontraba enterrado.

Última carta Entretanto, desconociendo aún los hechos, el día 30 de octubre, su hija Mari Teres le mandó una carta de ánimo, pensando que las gestiones iban por buen camino:

Veo que sigues recibiendo las cartas con muchísimo retraso y lo mismo nos pasa a nosotras, la última que recibimos fue la del día 22.

Estoy encantada de que te hayas convencido de que todo lo que digo es cierto para que así se te haga tu estancia en esa menos penosa y, por lo menos, puedas estar tranquilo.

[…] Estate seguro de que todo lo que te decía de tu situación es cierto pues estamos muy bien enterados.

Esta última carta fue devuelta al constar que Ángel Arizmendi había sido liberado el día 25. Cuando llegó a casa la noticia del asesinato y del lugar del enterramiento, nuestra ama consiguió acercarse hasta el lugar y alquilar el trozo de terreno que contenía los restos de su aita y de Leoncio Aranburu, procediendo a instalar un cerco para evitar que se labrara el lugar. El precio del alquiler fue de 100 ptas. anuales, como consta en los recibos. Pero, la pesadilla no había acabado. Todos los bienes de Ángel Arizmendi fueron incautados y, además, se le impuso una multa de 50.000 ptas. después de haberle matado.

Además, la batalla para el traslado del cadáver y su inscripción en el registro de defunciones no había hecho más que empezar. Todas las peticiones de autorización para el reconocimiento de su muerte y el traslado a Donostia del cadáver fueron sistemáticamente denegadas. Ya terminada la guerra, la casualidad hizo que, ante la ausencia del juez titular, su sustituto fuera un conocido de la familia. Este, Ignacio Orue, autorizó la exhumación y traslado de los restos, aunque todo ello con la máxima discreción: ni esquelas ni funerales, conducción directa al panteón familiar.

Ama, acompañada de su mejor amiga, que vino con su cuñado médico, fueron a Izurzu donde exhumaron los cadáveres, encontrándose intacto y perfectamente reconocible el de su aita, que llevaba un rosario al cuello. El 18 de diciembre de 2008 murió ama a los 97 años. Ella siempre nos educó en el rechazo a cualquier tipo de odio, aunque ella misma viviera traumatizada por el drama experimentado. En sus últimos instantes de vida, el mismo día de su muerte, nos siguió preguntando “¿por qué le mataron?” Pero, realmente, hay muchas preguntas que quedarán para siempre sin respuesta: ¿Quién ordenó el asesinato? El coronel Beorlegui había fallecido un mes antes. ¿La liberación de Arizmendi y Aranburu pudo ser real y, al enterarse, puede que los matones fueran en su busca? La hora del asesinato no fue la habitual para las sacas, y sí parece una hora más normal para una liberación real. ¿Puede que fuera en venganza por la primera muerte en el frente de un ciudadano de Ibero, el 6 de octubre? ¿Pudo influir el juramento el 7 de octubre de José Antonio Agirre, amigo de la familia y cuyo hermano Juan Mari era novio de la hija mayor de Ángel Arizmendi? Nunca lo sabremos.

No nos será posible durante muchísimo tiempo sustraernos al relato de hechos que muestran, con caracteres que estremecen, cuál fue el espíritu que empapó la rebelión militar española y cuál el afán de exterminio que nubló el corazón de los generales que la dirigieron. (G. Iñurrrategi – 1945)

Sin justicia ni reparación, solo nos quedan la memoria y la responsabilidad de perpetuarla.

Agur eta ohore aitona! Agur eta ohore zuri ere, ama.

El último gudari de mar vivo

A sus 94 años, Juan Azkarate recibe un homenaje en Donostia como último superviviente de la marina auxiliar

Un reportaje de Iban Gorriti

debemos ser cautelosos cuando escribimos sobre memoria histórica. Muchas veces, demasiadas, caemos en el error de enunciaciones como la siguiente: “El último gudari de…”, y el no saberlo a ciencia cierta lleva a errar. Por suerte, hay más testigos del Eusko Gudarostea del lehendakari Aguirre vivos de los que imaginamos. Algunos, totalmente anónimos.

Juan Azkarate sí lo es. Es el último gudari vivo de la unidad del Gobierno vasco denominada Marina Auxiliar del Gobierno de Euzkadi. Fueron alrededor de mil personas las empleadas en este ejército y se sabe, por su listado, que el de Bermeo que perteneció a Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV) es el único con vida. Días atrás, le rindieron un merecido homenaje en el Museo Naval de Donostia.

Si uno acude a conocer la curiosa biografía de Azkarate, Bermeo recibe al visitante con olor inconfundible a mar. Con sonidos de gaviota y volteo de campanas eclesiásticas. Con elegante vestimenta y porte, Azkarate recibe en su hogar al amigo con sonrisa firme, mano nonagenaria sincera y dedos experimentados que señalan al pasado desde un presente futuro.

Al grito de “Egun on, gudari!”, uno traspasa el umbral de su hogar. ¡Hay tanta piel en su cuerpo convertido en cuero labrado por las circunstancias! Héroe anónimo, hace gala de un cerebro que sortea olvido e, incluso, perdón sincero. Todo ello, a pesar de que sufrió una poco civil guerra tras el golpe de estado militar de 1936.

Aconteció poco después de perder a su madre, ahogada en la famosa barra de Mundaka que hoy navegan los surfistas. Eran días de huelga de panaderos en su pueblo y volvía de jornada de recados a Gernika-Lumo en barco. El cuerpo apareció sin vida en Laga. Juan sumaba doce años. Lo recuerda con hondo penar.

Se hizo gudari, de los más jóvenes. Tenía solo 14 años (se lo permitieron tras afiliarse al PNV y a SOV/STV) y una cara de retaco impresa en su ficha de la jefatura de guerra. Su padre, mientras tanto, también se sumó a construir trincheras.

Juan conoció y sufrió el mar, tierra y aire. “Las tres”, sonríe. Tres también fueron las veces que acudió y fue recibido por el lehendakari José Antonio Aguirre. Sufrió campos de concentración de Sur de Argeles e Irun. Cárcel en Larrinaga. Fue testigo de altos mandos que, de algún modo, les traicionaron. Lamenta que a políticos y otras personalidades “ricachuelas” se les facilitara el exilio. Lo reprocha aún.

Fue gudari del Bou Araba y del José Luis Díez. Fue camarero segundo y también ayudante de ametralladora en el bacaladero camuflado de guerra. Navegó en el Euskal Herria. Pasó hambre en la España republicana. Perdió todo contacto estando en Francia y pensó, desarraigado, hacer su vida lejos. Le sonaba bien ir a Venezuela, adonde no llegaría. Coincidió con Olaizola, con el tío del famoso artista fallecido Nestor Basterretxea (exalcalde de Bermeo), con el pintor Barrueta. Salió vivo de bombardeos como el de Barcelona o Granollers.

Se vio obligado a andar un día y una noche entera para ir al campo de concentración de Sur de Argeles, al grito de “alez, alez, y con golpes de culatas de rifle si se paraban”, propinados por los senegaleses encargados de su envío a este enclave perteneciente a Perpignan.

TRAS LA GUERRA La vida, curiosa ella, acabada la guerra le llevaría con su empresa de atúnidos a Senegal. Fue presidente de la Sociedad Azkarate Hermanos y sufrió en el país subsahariano la explosión de un compresor que le dejó ciego por un mes. Incluso mantenía la ceguera cuando regresó al pueblo natural de quienes entre sí se llaman txo.

Sin embargo (agárrense a los mecanismos de defensa de sus emociones), decía, “la guerra, lo sufrido en mi vida, no fue dolor en comparación cuando murió mi mujer el 8 de marzo de 2011. Yo era el primero que hubiera ayudado a que falleciera. Padecía Alzheimer y no hubo un día que no estuve con ella. Cada día le ponían un tubo. Aquello sí fue horrible”, compara con todos sus desastres vividos en la guerra civil y se emociona, la única vez en todo el encuentro.

Sus dos brazos aún portan las iniciales tatuadas de su Rosario Etxebarria Zulueta, aquella redera que conoció al día siguiente de salir de la cárcel bilbaina de Larrinaga, con la que compartió siete décadas. “Si me decían los franquistas qué era E. R., yo les decía que El Rey”, sonríe.

Juan Azkarate (Bermeo, 18 de junio de 1922) comienza a relatar en primera persona sus avatares con un llamativo “nació la guerra el 18 de julio de 1936, yo tenía recién cumplidos 14 años”. Él era un niño “espabilado” hijo de Felipe y Anastasia. El matrimonio tuvo once hijos pero, al morir la madre ahogada, ya solo quedaban, por diferentes circunstancias, cinco vivos. “Me llevaron a verla al cementerio. Dolor, sentí mucho dolor. Recuerdo de noche que los coches del pueblo se acercaron a Mundaka a alumbrar con sus luces la mar para ver si se podía rescatar a alguien. Mi madre sabía nadar, pero las corrientes…”, silencia ante la cámara de vídeo que le graba conmovido.

Un año antes, con once años, ya él mismo decidió dejar el colegio y ayudar a su padre en el puerto. “Era mal estudiante y buen dibujante”. Con el golpe de Estado ni se lo pensó: “Yo voy a la guerra”, dijo aquel que había sido alumno de un profesor republicano. “Esa suerte tuvimos con Don Gerardo Jiménez”, alza la voz y el dedo índice. Al crío le dieron un “jersey de invierno” como uniforme de la Marina Auxiliar de Guerra del Gobierno vasco y le alistaron en el bou Araba. En el Ejército del lehendakari Aguirre le pagaban 400 pesetas al mes. Sin cumplir 15 primaveras ya era gudari. El bou Araba fue a dique seco y en un principio le derivaron a un submarino, pero acabaría en el José Luis Díez y en Burdeos. “Los mandos del barco se pasaron como Goikoetxea al bando de Franco y nos devolvieron a España, a Santander. El viaje fue entre cortinas de humo, una hora de combate a oscuras. Ganábamos por velocidad”, recuerda.

periplo Allí le enviaron al Estado Mayor de Fuerzas Navales del Cantábrico. De ordenanza en tierra. “No conforme, me fui adonde el lehendakari Aguirre. En euskera le dije que quería volver a los bous. Pero me mandó a El Sardinero”. Sin embargo, con los franquistas allí, en el Euskal Herria fue a Asturias. Y en un mercante volvió a Francia. De allí, a Barcelona. Y volvió a visitar a Aguirre. Este le recordaba y le mandó a estudiar al mejor colegio, pero “no me aseguraban la comida”.

Y volvió por tercera vez adonde “José Antonio”, exclama. El lehendakari le destina al consulado de Cuba. “Pedí que me pagaran y me dijeron que 250 pesetas. Yo ni quería acabar en Cuba ni ese dinero, por lo que me fui”, enfatiza. Acabó en Aviación como “único vasco en Gerona”, matiza. Más adelante llegó el horror de los campos de concentración tras no aparecer un mugalari en una misión especial. “Éramos 50.000 en la playa de Argeles”. Y de Irun, los franquistas le llevaron a Larrinaga. Al salir libre, conoció al amor de su vida.

Tres prismas para Aguirre

El próximo viernes se conmemoran 80 años de la investidura en Gernika del lehendakari del Gobierno Provisional de Euzkadi. Tres investigadores de la Europa de Aguirre evocan su figura

Un reportaje de Iban Gorriti

ANTE Dios humillado, en pie sobre la Tierra Vasca, en recuerdo de los antepasados, bajo el Árbol de Gernika, ante los representantes del pueblo, juro desempeñar fielmente mi cargo”. Estas palabras resonaron el 7 de octubre de 1936 pronunciadas por José Antonio Aguirre y Lecube, vizcaino de 32 años, a quien instituían como primer lehendakari del autogobierno vasco junto a miembros del PNV, ANV, Izquierda Republicana, PSOE, Unión Republicana y PCE.

Bien conocen los detalles de aquella jornada investigadores de la biografía de Aguirre como son Nick Rankin (Yorkshire, Reino Unido, 1950), Ludger Mees (Essen, Alemania, 1957) y Leyre Arrieta (Mutriku, 1971). Aportan a DEIA tres horizontes sobre los que se sostienen los atributos humanos y políticos del presidente vasco fallecido en 1960, así como la trascendencia de su mensaje, legado con “más aciertos que errores”.

Optimista, pragmático y con gran carisma

José Antonio Aguirre (Bilbao, 1904) era jugador del Athletic, abogado preparado en Deusto, alcalde de Getxo y miembro de la fábrica familiar de chocolates Cho-Bill. La guerra invistió lehendakari a un hombre “directo, abierto, sincero y con grandes dotes de gentes”, subraya Ludger Mees, catedrático que considera que el tribuno transmitía optimismo innato. “Conseguía crear un clima de confianza con sus interlocutores. Pocos políticos lo lograron”, enfatiza.

La mutrikuarra Arrieta presenta al orador como hombre de fe. “Creía en Dios y en la humanidad. A pesar de desilusiones y amarguras, era optimista”, señala. Le dibuja con carácter abierto, simpático y con carisma, un atractivo innato que hacía que cayera bien: “Y sabía escuchar. Buscaba el consenso, el acercamiento y la colaboración”.

El británico Nick Rankin presenta por su parte a un “caballero cristiano”, cosa que “Franco no lo era en absoluto”. El autor de Telegram from Guernica considera que era simpático, sociable y ético. “Su sentido moral importaba mucho. Fue un buen marido, padre y amigo, de gran corazón”, explica.

Los investigadores subrayan el perfil humano de Aguirre. Ludger parafrasea a Max Weber y asevera que “un buen político se caracteriza por el equilibrio que establece entre la ética de la responsabilidad, por una parte, y la ética de la conciencia o convicción por otra”. Aguirre, según Ludger, tenía unos ideales bien claros, sabía lo que quería, la conciencia de qué conseguir y “lo contrastaba con la ética de la responsabilidad, preguntándose qué consecuencias tiene esta responsabilidad política. En concreto qué es lo que se puede conseguir. Contrastaba sus pensamientos y deseos a más largo plazo con un sentimiento de pragmatismo, más bien, a corto plazo”.

Leyre Arrieta estima que los rasgos políticos de Aguirre no se pueden separar de los humanos. Creyente, estaba convencido de que su misión era guiar a su pueblo en unos momentos difíciles. Bebió de filósofos y pensadores católicos moderados como Maritain y Mauriac, y compartió sus planteamientos sobre el progreso del hombre y la justicia social. Fue líder de una generación, apunta la guipuzcoana, que llevó al PNV hacia la democracia cristiana. Y, por tanto, un profundo demócrata. “Cristiano y demócrata son los dos rasgos claves en la personalidad política de Aguirre”, acentúa.

A su juicio, tal era el optimismo del vizcaino que no estaba reñido con un enorme pragmatismo aplicado en la política. Por ello, se le puede considerar excesivamente optimista o poco realista, pero “aunque pueda parecer contradictorio, creo que ese optimismo era consecuencia de su propio pragmatismo. Era de los que pensaba en estas circunstancias, hacemos lo mejor que se puede hacer, lo que más le conviene a Euskadi, aunque no sea lo óptimo o lo que nos gustaría. Y es más rentable afrontar la situación con optimismo que tirar la toalla”, aporta.

Si Arrieta cita a Maritain y a Mauriac, Rankin recuerda a George Lowther Steer, “leal amigo de los vascos”, quien veía a Aguirre como el capitán de un buen equipo de fútbol, regido por las normas de “no morder, no dar patadas, no poner zancadillas. Steer dijo que Aguirre era un idealista, pero admiraba su pragmatismo al hacer funcionar un amplio gobierno de coalición en aquella Euskadi sin estúpidas contiendas y riñas. Un líder auténtico, no un mero representante”.

Leyre concluye la ronda asegurando que buscaba los matices, escuchaba y actuaba como mediador: “El primer Gobierno vasco es un ejemplo claro de hasta qué punto él buscaba la participación de todos, los puntos en común a pesar de las diferencias ideológicas”.

Euskadi en una Europa unida y federal

Los tres analistas coinciden en que el mensaje de Aguirre es actual. Mees asiente porque demostró que con voluntad y respeto es posible lograr consensos. “Es decir, lo que necesita la política en todas partes. No solo pensar en su propio ideario”. El propio Ludger va más allá al apuntar que el lehendakari “no era un santo” ya que como persona que era también cometía errores, pero “era capaz de aprender y sacar conclusiones de sus propios errores y actuar en consecuencia. Hoy pocas veces se ve esto”.

Rankin también se muestra convencido de que el mensaje de Aguirre es aún relevante y hace una llamada “a remar juntos por el pueblo, con humanitarismo, justicia y libertad. Gora Euzkadi askatuta, como decían los gudaris y marineros valientes”, remacha.

Arrieta se suma a ratificar la actualidad del mensaje porque sus planteamientos sobre el encaje de Euskadi en Europa siguen vigentes en el PNV. “La Doctrina Aguirre reivindicaba una Euskadi en una Europa unida y federal, una Euskadi que contribuyera a la construcción de una Europa federal integrada por naciones, no por Estados. Fue un ferviente defensor de una Europa unida y creía en los valores humanistas de la cultura europea”, analiza. Agrega estar “convencida” de que, a pesar de la crisis multifactorial que el continente está atravesando, “él seguiría apostado por Europa y preferiría actuar desde dentro para mejorarla que desvincularse de ella”.

 

Invitado a presidir el Gobierno republicano

Figura clave en la Guerra civil y el franquismo, la vida de Aguirre cuenta con datos curiosos. El inglés consultado mantiene que el periodo más remarcable de la vida del lehendakari fue 1940-1941, tras la caída de Dunquerque, cuando “este demócrata vasco tuvo que disfrazarse de doctor panameño y vivir desapercibido en la Europa de dictaduras hasta que pudo tomar un barco hacia Sudamérica y la libertad. ¡Vaya cojones!”, sonríe.

Mees aporta dos curiosidades “muy poco conocidas”. La primera ubica a José Antonio Aguirre en 1947 en el exilio. Tras haber fomentado la creación del Gobierno español republicano en el exilio fue invitado hasta dos veces por el presidente de la República a presidir dicho Ejecutivo. Ello obedece a que “era el único que más o menos se llevaba bien con todas las facciones de los exiliados. Imaginar hoy que un nacionalista vasco reciba la invitación de presidir el Gobierno español se nos hace un poco raro. Era un dato no conocido y del que hemos sacado la documentación que lo demuestra”.

En otro ámbito, Aguirre era un hombre “bastante progresista” en su relación con las mujeres. Cuando vivía en Nueva York, fregaba los platos de la cena. Arrieta saca a colación una cita que lo pone de manifiesto: “En lo del fregado estoy a gran altura -ante el asombro de Mari, su mujer, que esperaba una catástrofe-. No se me ha ido ningún plato”. “Es decir -agrega la doctora y escritora-, estamos hablando del año 43 y de un hombre, un líder político, que ayudaba a fregar platos en casa, algo que no se veía a menudo”.

Leyre Arrieta apostilla que el dirigente vasco tuvo contactos “con altas instancias del Departamento de Estado norteamericano. Era un político muy bien valorado. ¡Ah! Y como mutrikuarra que soy, no puedo dejar de apuntar que muy pocas veces se dice que su madre era de Mutriku. No se conoce demasiado esa rama de la familia”, exclama Leyre, y concluye con una máxima: “Aguirre es el mejor líder que Euskadi ha tenido”.

Nick Rankin le considera el Winston Churchill de los vascos, que “nunca será olvidado”. En esta línea, concluye que “el PNV sobrevive; las mejores tradiciones perviven. El lehendakari Urkullu hará el viernes su juramento de nuevo bajo el roble de Gernika como hizo Aguirre hace 80 años”.

Euba, pertsonaia aipagarriak eta euskararen sustatzaileak

Duela hirurogei urte Eubara hamalau pasiotar iritsi zirenetik, hamaika pertsona arduratu da bertan sortu zen proiektua aurrera ateratzen, bere arima izan direlarik

Gregorio Arrienen erreportajea

aurreko idazki batean DEIAn Eubako 60 urteko historiaren lerro nagusiak azaldu baziren ere, egoki iruditzen zait lan hau osatzea, aparteko lana egin zuten hezitzaile-talde eta pertsonaia aipagarri batzuei buruzko datu berriak gehituz. Dudarik gabe, beraien heziketa-lanaren fruiturik baliotsuena Eubako geletatik igaro diren ikasleak dira: ikasle ohiak dira ikastetxearen emaitzarik oparoena.

1956an Eubara iritsi ziren lehen hamalau pasiotarrak, itzelezko eraikin dotore eta erraldoia aurkitu zuten bertan, baina edozein erakunderen hastapenetan gertatzen den bezala, inauguratu berri zen ikasturtea aurrera eramateko hezkuntza-komunitate batek behar zituen baliabideen eta baldintza egokien gabezia zen nagusi. Baina talde haren egokitze-gaitasunak oztopo guztiei egin zien aurre. Pasiotarren lehen talde hura honako hauek osatzen zuten: Balendin Mendibe (nagusia) Leonides Otegi (espiritu-zuzendaria eta irakaslea), Gabino Zugazaga (prefektua eta irakaslea), Asensio Belamendia (prefektuaren laguntzailea eta irakaslea), Lorentzo Iza, Jose Mª Larrarte, Koldo Sarasola, Jose Mª Garijo, Isaak Calle irakasleak eta Feliziano Gerrikabeitia, Blas Barinaga, Martzelo Jaio, Pablo Areitioaurtena eta Andres Gezuraga anaiak, azken hauek obren, soroen, sukaldearen, jostundegiaren, garbitegi zerbi-tzuen… ardura zeramatzaten. 1956ko irailaren 14an inauguratu zen Eubako Apaiztegia.

Ehunen bat ikaslerekin lan egin behar zuen Eubako lehen hezitzaile-talde hartan, irakaskuntzan eskarmentu handia zuten eta euskal kulturan paper adierazgarria izango duen jendea zegoen; adibide bat Jose Mª Larrarte da: hezitzaile handia eta euskararen ikastuna, Bidegileak bildumaren pertsonaietako bat da. Frankismoaren urte gogorretan, euskara sakontasunez eta gogo beroz landu zen Eubako geletan.

Ikasturteak aurrera joan ahala, ikasleriaren kopuruak gora egin zuen, eta irakasle berriak gehitu ziren: Kamilo Letamendi, Miguel Blanco, Jabier Gallastegi, Luis Lopategi, David Arrieta, Rosendo Díaz, Jesus Mª Iturrioz, Martin Camino, Eleuterio Larruskain, besteak beste. Gabiriako garaietatik Miguel Blancok literaturan eta, orokorrean, didaktikan erabiltzen zituen metodo berritzaileengatik nabarmendu zen eta Euban bide berberari ekin zion.

Aipatutako irakasleen ondora, goi mailako musika irakasleak heldu ziren: Jesus Etxeandia, Alfonso Mª Aizkorbe, Gregorio Paredes eta beste batzuk.

Egunero egin behar ziren lanen aniztasunak eta kopuruak gora egin ahala, anaia pasiotarren zenbakiak ere gora egin behar izan zuen: Julian Gerrikagoitia, Isaak Irazabal, Luis Zarrabe, Plazido Gojenola, Luis Mª Lauzirika… etorri ziren Eubara.

Apaiztegiaren garaian, Nagusiak zuen aginpidea eta bere eragina pertsonengana eta etxeko hainbat alorretara heltzen zen: lan handiak egin ziren ikastetxearen baldintzak hobe-tzeko. Horrela, Karlos Lizarragaren agintea, 1966-69 urteen artean, kon-tzilioaren osteko aldian, une mugitu eta berritzaileetakotzat hartzen da: Apaiztegian egin ziren lanez gain, bere garaian 4. eta 6. mailetako errebalidak eta PREU ezarri ziren. Ikasturtero handitzen zihoazen hezkun-tza-beharrizanei erantzuteko, irakasle laikoak kontratu ziren: natur zien-tziak, matematikak eta hizkuntzak irakasteko irakasleak izan ziren.

1956 eta 1969 urteen artean, nagusi, zuzendari, irakasle eta anaien artean, berrogeita hamar pasiotarretik gora igaro ziren Eubatik. Ikasleen kopurua 1.029 ingurukoa izan zen.

JENDE BERRIAREN ETORRERA 1969-70 ikasturtean aldi berri bati eman zi-tzaion hasiera Euban: Apaiztegia San Gabriel Ikastetxe bihurtu zen, gehienbat bokazio, erlijio eta soziokultural arrazoiengatik. Urte horietan nagusiak izan zirenak -Atanasio Amundarain, Jose Jabier Armendariz, Fermin Iraolagoitia…- instalazioetan zein ikasketetan burutu ziren berrikun-tzen arduradunak eta, aldi berean, lekukoak izan ziren, eta azkenean ikastetxearen errekonozimendu ofiziala eta OHO (EGB), BBB (BUP) eta UBI (COU) ezartzea lortu zuten. Asko izan ziren ikastetxe berriaren hastapenetan lan gogor eta adoretsua egin zutenak: J. B. Belamendia, Dositeo Aldai, Jose Jabier Armendariz, Jabier Gallastegi, Kalixto Uriarte eta beste batzuk.

Ikastetxearen irakasle zerrenda osa-tzeko, 70eko eta 80ko hamarkadetan irakasle berriak etorri ziren Eubara: Felix Zubiaga, Gregorio Arrien, Luis Elordi, Paskual Barturen, Sabin Barruetabeña, Juan Miguel Saez de Lafuente, Juan M. Santamaria, Javier Areitioaurtena, Jesus Goikoetxea, Esteban Aurre, Jose Antonio Garro, Luis Antxia, Jose Larruskain… Eman behar zituzten ikasgaiak irakasteko eta lanak eskatzen zituen helburuak betetzeko gaituta zeuden denak. Aldi horretan, gora egin zuen irakasle laikoen -gizonezkoak zein andrazkoak- kopuruak, eta epe laburrean klaustroaren gehiengoa osatu zuten.

Aipatutako pertsonaien artean, honako bi hauek nabarmentzea merezi dute: Kalixto Uriartek eta Sabin Barruetabeñak. Arlo ezberdinetan aritu ziren, baina oso maite zituzten eta oroitzapen ikaragarri ona utzi zuten lankideen eta ikasleen artean.

Kalixto Uriarte (1930-1996), Zuzenbidean lizentziaduna zen. Irakasle, disziplina prefektu eta kiroletako arduraduna izan zen Euban. Denbora eta lan gehiena kirolen antolaketara bideratu zuen: batez ere futbolera, saskibaloira eta pilotara. Edozein atsedenaldi egokia zen kirol lehiaketak antolatzeko. Bere garaian lortu ziren kirol arrakastez gain, pedagogian oinarrizkoak ziren balioak landu zituen: esaterako, ikasleen arazoekiko enpatia, aditasuna eta interesa.

Sabin Barruetabeña (1934-2005) euskara batuan eta euskalkietan aditua zen. Ezagutzen zutenek beti azpimarratzen zuten bere euskara maila. 1977 eta 1993 urteen artean, San Gabriel Ikastetxeko eta Lauaxeta Ikastolako irakaslea izan zen. Zenbait idazkiren egilea bada ere, bere lanik nabarmenenak itzulpengintzan egin zituen; gustukoen zuen arloa zen eta denbora gehien dedikatu zuena. Goi mailako itzultzailea zen. Ekarpen handiak egin zituen parte hartu zuen erakunde eta lan-taldeetan: Radio Popular, Euskara Pausoak, Pasiotar Euskal Pastoral Elkartea, Ibaizabal Argitaletxea… 80ko hamarkadaren lehen zatian idazki asko argitaratu zituen DEIA egunkarian; ugariak dira Redención eta Angosto aldizkarietan egiten zituen kolaborazioak.

JARDUNEAN DAUDEN PERTSONAIAK Urteak aurrera joan ahala, pasiotarren Komunitateak beherakada izan du, kideen kopuruari dagokionez, baina hori ez da izan oztopo euskal kulturaren eta euskararen inguruan lan egiten jarraitzeko. 2006ko abenduan Bizkaiko Foru Aldundiak Lauaxeta Saria eman zion Eubako pasiotarren Komunitateari, euskararen eta euskal kulturaren alde egindako lanagatik. Sari hau ematerakoan kontuan hartu ziren: Eubako Komunitatearen euskararen aldeko urteotako lana; euskaraz egindako predikua eta liturgia-zerbitzuak; pasiotarrek idatzitako liburuak eta argitaratzeak. Hainbat irratitan egindako lanak, Bidea.net web orria, sortutako beste erakunde eta ekintza batzuk: Ibaizabal argitaletxea, Orue aldizkaria, Karramarro aldizkaria, Lauaxeta Ikastolaren lana …

Jarraian aipatzen diren autobiografietan azaltzen dira gaur egun Euban bizi diren pasiotarren ibilbide profesionala eta Eubako errealitatea isla-tzen du:

ANDRINUA LARIZ, Martxel: Bolibarren (Bizkaia) 1930ean jaioa. 1961ean Euskaltzain urgazle hautatua. Alfontso Irigoienekin batera bertsolari txapelketaren eratzaile eta epaimahaikoa. Eubako Euskal Jaien (1957-77) era-tzailea. Lau antzezlan idatzi ditu. 1956an hasita gaur arte etengabeko predikaria izan da Hego Euskal Herrian. Hainbat irrati eta aldizkaritan lan egin du. Bilboko Elizbarrutian gotzain bikario-ordezkaria (1973-1984). Pasiotarren artean kontseilari eta erretore. 1997tik Bizian Gora adinekoen mugimenduaren kontseilari euskal alderdian. 12 liburu ditu argitaratuak.

2007an omenaldia jaso zuen aita Martzel Bertsolari liburua oparituz.

ZUBIAGA, Felix (1932): Humanidadeak (1948) egin zituen Elizako Apaiztegi Txikian, eta Filosofia eta Teologia (1953) Apaiztegi Nagusian. Erromanika ikasketak egin zituen Deustuko Unibertsitatean (1976) eta bere tesiaren izenburua: Unamuno y las Lenguas Peninsulares. Bere erakarpena: Vascuence, inconsciente coletivo (2005).

Doktorego Ikasketak Deustun egin zituen (1999) eta tesiaren izenburua: Vascuence y Mitoanálisis (2000) Ez onartua. Zehaztasun gehiago Amarekin topo (2011).

Euskeraren inguruko lanak argitaratu ditu, Redención Idazkaritzan (1963), Redención-Ikastola (1977), Maisutza Lauaxeta Ikastolan (1977) Ikasketa gaiak Euskara, Artea, Irakurketak, Ipuina, Teatroa, Poesia, Elaberria, Eleiker Bloga, Eleiker mitoanalisiaren jarraipena eta ikerketa honen azken titulua Ama Eskolako Hizkuntza Bakarra (2016).

Jaio, Jabier: Iurretan jaioa (1951). 1962an Gabiriako Apaiztegira joan zen eta hurrengo urtean Orue-Eubakora, batxiler ikasketak egitera. Urte haietan Apaiztegian euskara irakasten zen eta hantxe alfabetatu zen. PREU Irunen eta Filosofia-Teologia ikasketak Gasteiz eta Deustun burutu zituen. Abadetu ondoren, Lauaxeta Ikastolan erlijio klaseak ematen zituen eta pastoraltzan parte hartzen zuen. Orue, Berriz, Elorrio eta gaur egun Zornotzan dabil pastoral lanean. Laiko batzuen laguntzarekin, 10 urte dira Bidean.net webgunea sortu zuela eta eguneratuta jarraitzen du bizkaieraz, batuaz eta gaztelaniaz, batez ere pasiotar gaiak eta liturgiako hainbat arlo eskainiz.

LARRUSKAIN GARITAGOITIA, Jose: Markina-Xemeinen jaio zen 1939an. Soziologian lizentziaduna eta EGA tituluduna. Gazte-gaztetatik irakaskuntzan jardun da. Irakaslea izan da Cajicá-ko (Kolonbia) ikastetxean; Erlijio irakaslea Erandioko Konpasionisten Ikastetxean, Balmasedako Maristetan eta Lauaxeta Ikastolan. La Paz-eko ikastetxeko (Dominikar Errepublika) zuzendaria ere izan zen.

Pastoralari dagokionez, Medellineko (Kolonbia), Deustuko San Felizisimoko, Iurretako eta San Sebastiango (Puerto Rico) koadjutorea izan da. Espainiar emigranteen kapilaua izan zen Parisen, eta La Pazeko (Dominikar Errepublika) eta Traslaviñako (Balmaseda) erretorea.

ARRIEN, Gregorio: Kortezubin jaioa (1936). Historian doktorea. Irakaslea izan da Eubako San Gabriel Ikastetxean eta Lauaxeta Ikastolan. Bere ikerketa lanak hiru arlotara bideratu ditu: hezkuntza Euskal Herrian; erbesteratze politikoa: bereziki ume euskaldunen ebakuazioa, eta pasiotarren kongregazioaren historia.

Erbesteratuen oroimenak (2013) lanean biltzen da erbesteratzeari buruz argitaratu dituen liburu gehienen zerrenda, baina gai horri buruzko lanik onena eta osoena bere azken liburua da: ¡Salvad a los niños! Historia de los niños vascos en Gran Bretaña (2014). Zenbait errekonozimendu eta sari hartu ditu, esaterako 2008ko Urrezko Luma.