Documentos e historia para principiantes. La producción documental de Sancho VI el Sabio, rey de Navarra

El autor introduce a los lectores no iniciados, en la labor que realizan los historiadores para sacar de los documentos que analizan información que puede arrojar luz sobre acontecimientos de la Historia.

Un reportaje de Iosu Urra Lorea

QUÉ supone investigar la historia medieval? ¿Qué información, conclusiones y pequeños detalles se extraen de su análisis? Son muchos datos curiosos los que podemos encontrar cuando se realiza un trabajo de investigación medieval, y sobre esto tratan las siguientes líneas. Historiador de formación y medievalista de vocación, no tengo ni voz ni voto para hablar de cómo es la investigación de la Edad Media. Sin embargo, sí que voy a contarles la aventura de realizar un Trabajo de Fin de Máster desde el punto de vista de alguien que no tenía mucha idea y que aprendió sobre el terreno, o sobre el documento, mejor dicho.

Quizá el lector se estará preguntando por qué se utiliza la cursiva en la palabra historiador. La respuesta es que tras acabar la carrera podía llamarme oficialmente historiador, pero, siendo honesto, no tenía casi ninguna idea de cómo escribir historia, opinión que compartíamos otros historiadores y otras historiadoras de clase y cuyos motivos darían para un par de artículos más. Hoy en día me sigo sintiendo historiador, pero creo que en camino de quitarme la cursiva.

El objetivo del TFM era un primer acercamiento a los problemas que plantearía elaborar una colección diplomática regia de Sancho VI el Sabio. ¿Qué quiere decir esto? Que había que recopilar los textos correspondientes emitidos o confirmados por el monarca, los conservados en el Archivo General de Navarra principalmente para esta ocasión. Una colección diplomática regia completa sería, grosso modo, recopilar todos y cada uno de los documentos emitidos o confirmados por el rey, tanto los que se conocen como los que no, para lo que se tendría que acudir a archivos de distintos niveles con la esperanza de encontrar alguno aún desconocido e inédito. Sería necesario transcribir dichos textos y compararlos entre ellos, teniendo en cuenta las publicaciones ya existentes. A continuación, se procedería al análisis diplomático de todos ellos deteniéndose en elementos como el tipo de escritura, tamaño de las distintas piezas, la morfología de las letras, su inclinación, estado de conservación del documento, tradición (originales o copias), signos de validación, idioma, datación, etc. Todo ello debería culminar en una edición completa de dichos diplomas, adaptada a las normas internacionales existentes, algo que exigiría (obviamente) un largo proceso de formación del propio investigador.

¿Qué necesidad hay de hacer un trabajo así? Aparte de que la investigación engancha mucho a quien es un apasionado de la materia, nadie ha realizado una colección diplomática completa de Sancho VI. Solo María Isabel Ostolaza y Santos García Larragueta realizaron algo parecido para este monarca en un magnífico trabajo publicado hace ya treinta y siete años.

104 DOCUMENTOS Para el TFM, lo primero que se hizo fue una introducción sobre el reinado de Sancho VI que sirviese como contexto histórico de los documentos que después se iban a analizar. Un segundo apartado estaba dedicado a hablar del itinerario real una vez analizados los 104 documentos que se utilizaron en el trabajo, aunque hay que insistir en que estos no son todos los diplomas del monarca. Esta parte nos sitúa a Sancho VI de un modo geográfico.

¿Cómo podemos saber esto? A través de la data tópica de un diploma, o lo que es lo mismo, el lugar desde donde se emitió. Cuando los documentos muestran las datas tópicas, y lo hacen muy a menudo, se puede saber por dónde se movía el rey o su entorno, donde pasaba más tiempo, que ciudades frecuentaba más que otras etc.

Esto arrojó curiosidades como que Tudela era la ciudad desde donde más documentos había emitido el rey. Llama la atención este dato, ya que lo lógico sería pensar que desde donde más diplomas se habrían emitido habría sido Pamplona, siendo esta última capital del reino. Aun así, al no utilizar todos los documentos existentes del rey para este trabajo, sería aventurado sacar conclusiones demasiado ambiciosas. Quizá si se analizasen todos los documentos este dato cambiaría. En las datas tópicas y en los documentos en general también aparecen nombres de localidades navarras atestiguando así su antigüedad.

En los documentos a menudo no constan los nombres de los pueblos tal y como se llaman hoy, sino que los encontramos con la forma arcaica con que se conocían en la época, algo curioso para los interesados en la toponimia.

Una tercera parte estuvo dedicada a hablar sobre el servicio de expedición de documentos regios, puesto que durante este reinado es cuando se creó la Cancillería del Reino. Cuando se redactaba un documento normalmente aparecía el nombre de la persona que lo había redactado, escribanos reales hasta la mitad del reinado del Sabio. De todos los documentos consultados para el trabajo el título de canciller, como responsable de un servicio más organizado, aparece por primera vez en 1173 (unos años antes de lo que sugieren Larragueta y Ostolaza en su publicación), por lo que se puede deducir que es a partir de entonces cuando se podría hablar de la Cancillería del Reino de Navarra, por muy primitiva que fuese (se desarrolló mucho más en el siguiente reinado con Sancho VII el Fuerte). Por lo tanto, vemos cómo en este periodo la organización de la creación y emisión de documentos va evolucionando y volviéndose más compleja.

Las siguientes partes del trabajo estuvieron dedicadas puramente al análisis de los documentos. Tras unas líneas dedicadas al Archivo General de Navarra, a las colecciones diplomáticas que se han realizado hasta ahora en general, etc. se dio paso directamente al estudio de los diplomas dividiéndolo en dos partes: caracteres extrínsecos e intrínsecos. Dentro de los caracteres extrínsecos (los relativos a la materialidad del documento) se investigaron solamente los diplomas originales centrándose en aspectos como sus medidas, la disposición de los párrafos, el estado de conservación, todo lo relacionado con las letras, con la escritura, el idioma, etc.

Aquí hubo bastantes complicaciones ya que, era difícil diferenciar un original de una copia y sin el asesoramiento y precauciones precisos del director del TFM, imposible. El problema estaba en que algunas publicaciones aseguran que un documento es original o que es copia, pero luego en el archivo hubo que revisar y replantear algunas de estas opiniones.

Quien realiza un TFM no tiene conocimiento ni tampoco experiencia suficiente para cuestionar la opinión de expertos en la materia, pero si alguien que la tiene revisase documentos originales y lo debatiese con otros expertos para mejorar el conocimiento sobre ellos nos haría un gran favor, sin ánimo de menospreciar el trabajo ni la opinión de nadie.

CAMBIO A ‘REINO DE NAVARRA’ Todo esto por lo tanto trastocaba ciertos aspectos generales y uno en concreto: el cambio de Reino de Pamplona a Reino de Navarra, lo que denota un cambio substancial en la manera de concebir el ejercicio del poder real. Se acepta comúnmente que el cambio se produjo en 1162, pero la palabra Navarra no fue una invención de la nada, es decir, el término ya se utilizaba antes de que se cambiase el nombre del reino, no se la inventaron ex nihilo.

Se podría pensar que en ámbitos no oficiales ya se utilizaba ese término, por ejemplo en el lenguaje oral o en documentos ajenos al entorno regio. Por otra parte, documentos analizados, algunos de ellos anteriores a 1162, muestran la titulación Sancius per Dei gratia rex Nauarre (Sancho rey de Navarra por la gracia de Dios).

De modo que el cambio debía haberse producido con anterioridad, según algunos autores, en torno a 1157. Todo depende de los documentos, ¿Son verídicos? ¿Los que muestran esa titulación antes de 1162 son originales o copias? Si son originales o copias fidedignas, tal vez debamos adelantar unos pocos años el cambio. Debemos tener presente que también pueden ser copias con errores de transmisión textual. Puede que esto a simple vista no tenga mucha importancia, al fin y al cabo, no son más que unos pocos años. Pero para un navarro y navarrista tomó bastante importancia, de modo que desde aquí se anima a cualquiera que tenga conocimientos sobre el tema a que los comparta.

Dejando de lado el dichoso cambio, el análisis de documentos originales y su consecuente observación en los archivos sirve para ver ciertas cosas. No todos los archivos son iguales ni todos están cuidados y organizados al mismo nivel. No todos los documentos están guardados como se debería y no todos ellos se tratan con el debido cuidado. Aun así, el sumergirse en un documento original escrito por alguien que vivió hace tanto tiempo, leerlo y tocarlo, notar su fragilidad y comprobar que todavía no se ha perdido es algo que enseña a valorar el trabajo de quienes han hecho un esfuerzo por guardarlo y conservarlo, y a quienes deberíamos estar agradecidos.

En cuanto a los rasgos intrínsecos (que tienen que ver con el contenido del documento) se analizaron cada uno de los 104 documentos deteniéndose en rasgos más generales como pueden ser la tradición (originales o copias), el idioma (las copias a veces aparecen en romance o en un latín muy romanceado), datación y el tenor documental, que básicamente es como se le llama al esquema interno que siguen todos los documentos.

Aquí se pudo observar que la mayoría de documentos reales siguen el mismo orden y tienen muchas similitudes entre sí (a excepción de algún fuero como el de Estella), por lo que se podría decir que los escribanos tenían una serie de formularios que utilizaban para redactarlos. En relación con los fueros, hay cierto número elevado de ellos para este reinado.

Algunos nacen de la necesidad de confirmar y en algún caso modificar los ya existentes, pero en otros surgen debido a la fundación (más intensa que en otros periodos) de nuevas villas, sobre todo a partir de 1179. ¿Qué se esconde detrás de estas cartas de población y fueros? A menudo se trata de atraer a gente nueva para que pueble ciertos territorios, especialmente aquellos colindantes con el reino de Castilla y Aragón, enemigos del rey durante gran parte de su reinado. En otras ocasiones, revelan el propio crecimiento de una sociedad cada vez más compleja.

Tal y como espetó Iñaki Perurena, muy más o menos y sin ser exactos: “interesarnos y conocer nuestra historia anterior a los últimos 100 años es el mínimo que todos teníamos que conocer, y a lo mejor las cosas funcionarían de otra manera”. Así pues, desde aquí se anima a cualquier interesado o interesada en la historia de su tierra anterior a los últimos no 100, sino muchos años más, a que investigue un poco sobre ella, a que se pase una tarde leyendo algo relacionado con el tema y por supuesto, en el archivo si puede, y a que comparta su conocimiento con el resto de personas, ya que creemos que es necesario conocer la historia en general, pero la propia en particular.

La frustrada Marbella de Franco en Busturialdea

VECINOS DE LA COMARCA SE OPUSIERON AL PLAN, AL IGUAL QUE LO HIZO UN COMANDO DE ETA. LA MUERTE DEL DICTADOR EN 1975 ACABÓ POR DAR AL TRASTE CON EL PROYECTO

Un reportaje de Iban Gorriti

LA movilización popular de Busturialdea frustró los planes de Franco de convertir lo que hoy es la Reserva de la Biosfera de Urdaibai en un canal edificado desde Gernika-Lumo hasta Mundaka con un megapuerto deportivo incluido. La oposición a este proyecto se gestó con curiosas actuaciones a finales de los años 60. El fallecimiento del dictador en 1975 contribuyó asimismo a dar el carpetazo definitivo a aquella faraónica iniciativa franquista denominada Plan de aprovechamiento de la ría Guernica- Mundaca y que podría haber llegado a ser una Marbella vasca.

El estallido de la Guerra Civil en 1936 había detenido un intento similar de canalización de las marismas que había proyectado el Gobierno de la República española en 1934.

Bien conoce todas las particularidades el investigador José Ángel Txato Etxaniz, del colectivo Gernikazarra Historia Taldea. “Hasta fecha de hoy ha habido como ocho proyectos de canalización. El primero con Fernando el Católico en 1476 cuando vino a Gernika a firmar los Fueros. Los reyes hicieron un proyecto”, pormenoriza el investigador. Y va más allá al evocar que la sensibilidad ecologista que fue de la mano de la política nacería a finales de los años 60 y concluiría a mediados de los 70 del siglo pasado.

Corría el año 68 y mientras París ardía con las históricas movilizaciones de mayo, la Diputación provincial franquista anunciaba sin miramientos un plan de aprovechamiento de explotación y construcción en la ría de Gernika hasta su salida al mar. “Querían desecar las marismas, construir un puente que iría desde Sukarrieta a Kanala, un puerto deportivo…”, resume Txato al respecto.

Meses después, en octubre, los José Allende, Francisco Letamendia Ortzi y Jon Larrinaga pidieron a Perico Ibarra que solicitara a su padre que les ayudara a recabar más información sobre este plan. En enero de 1969, este grupo comenzó a movilizarse contra lo que consideraban “un desastre” a todos los efectos en aquel privilegiado litoral vizcaino.

Cabe subrayar que aún no existía la Reserva de la biosfera de Urdaibai. Tras unas protestas, la policía encarceló a uno de aquellos jóvenes en el Centro Penitenciario de Bilbao, en Basauri.

“En la primera semana de enero, miembros de un comando de ETA entraron a la Casa de Juntas y robaron los planos del proyecto que estaban expuestos para la ciudadanía. Saltaron la valla y se llevaron todo salvo la maqueta porque pesaba mucho… ¡Esa fue la primera oposición al plan!”, recalca el integrante de Gernikazarra, quien evoca que “los periódicos no publicaron nada al respecto. Salvo la Gaceta, que editó algo en pequeño, el resto no quiso que se supiera nada”.

En marzo de 1969 cayó la dirección de ETA y el plan mastodóntico siguió, como el agua de la ría, su curso. Sin embargo, entre 1970 y 1971, vecinos de Busturia plantearon crear una asociación. Así nació Auzokideak o Auzokideok, al tiempo que se comenzó a construir la conocida como Torre de Paco, un restaurante y hotel del cocinero Francisco de la Fuente. “El propio ministro Fraga propuso construir con dinero propio un parador en la zona”, evoca Etxaniz. Así las cosas, y con una concienciación política y ecologista en evidente crecimiento, se registraron las primeras alegaciones con el fin de paralizar el plan.

COSTA NUCLEAR El año 1973 estrenó calendario con el recordado lema Zain dezagun Busturialdea –cuidemos Busturialdea–. “Aún no se utilizaba la denominación Urdaibai”, matiza el historiador. El movimiento ecologista había llegado para quedarse y dio un paso más al frente al recibir la noticia de que se quería construir una central nuclear primero en Deba y Ogeia –Ispaster– y finalmente en Lemoiz.

“La cosa estaba al pil pil y uno de los que comenzaron las protestas, José Allende, se opone a la costa nuclear”, asevera Txato. Las luchas continuaron. Y llega 1975, año clave: Franco muere y con él también desaparece el plan de la Diputación. “Hoy no sería posible un plan así porque la Reserva de la Biosfera de Urdaibai está reconocida por la Unesco y es, además, la primera y única en el mundo que tiene una ley propia”, concluye el historiador gernikarra.

Un mensaje de resistencia

Paulo Pinaga fue uno de los sacerdotes vascos que sufrió persecución y exilio por los franquistas; una carta a su primo Antonio describe muy bien lo padecido durante aquellos duros años

Un reportaje de Mikel Magunazelaia Pinaga

al estallar la Guerra Civil, el clero vasco se posicionó mayoritariamente a favor de las autoridades vascas y del Gobierno de Euzkadi. Tal y como señala Euzko Apaiz Taldea en su libro En la Persecución, el clero vasco tomó la decisión histórica de luchar junto a su Pueblo por la libertad, la democracia y su desarrollo cultural. Muchos de aquellos religiosos, organizados en el Cuerpo de Capellanes del Ejército de Euzkadi, estuvieron en primera línea del frente acompañando espiritualmente a los gudaris. Como señalaban ellos mismos en la revista Anayak: Nosotros, sacerdotes vascos, hemos estado al lado del pueblo en los momentos más trágicos de su vida, los días de guerra y los del exilio. Nuestras manos jamás han portado armas mortíferas… El Cuerpo de Capellanes hemos llevado a las trincheras el sentimiento cristiano y a los hospitales el consuelo de la Fe.

Con el devenir de la guerra, las tropas sublevadas avanzaron en territorio vasco, y saciaron su sed de venganza con el enemigo. Así, fusilaron a 17 sacerdotes durante la contienda, otros dos (Jon Izarrategui y Félix de La Huerta) murieron en la cárcel, mientras que otros 200 sacerdotes (aproximadamente) fueron juzgados en los consejos de guerra. Por último, entre 800 y 1.000 sacerdotes vascos tuvieron que huir al exilio. Entre ellos, el sacerdote Paulo Pinaga.

Paulo Pinaga Foruria había nacido el 3 de junio de 1882 en el caserío Azkona de Forua y creció en el seno de una familia nacionalista. Era el segundo hijo de Agapito Pinaga y Amalia Foruria, y lo bautizaron en la parroquia de San Martin de Tours de su localidad natal. Se ordenó sacerdote y llegó a ser párroco de Gautegiz-Arteaga.

Santiago Pinaga, hermano de Paulo, fusilado por los franquistas.
Santiago Pinaga, hermano de Paulo, fusilado por los franquistas.

Declarado nacionalista, participó activamente en la organización municipal del PNV de su localidad durante la Segunda República. Su colaboración pública en las colectas promovidas por los jeltzales con el fin de sufragar gastos de los enjuiciados nacionalistas, son buena prueba de ello.

Durante la guerra, Paulo Pinaga colaboró con las autoridades políticas y religiosas de Forua a fin de habilitar el Convento de los Padres Franciscanos y el hospital-asilo Calabria como lugares de asilo para los cientos de refugiados expulsados y obligados a abandonar sus hogares, la gran mayoría, mujeres y niños. Ante la caída inminente, Forua dejó de ser un pueblo de acogida a refugiados para convertirse en un pueblo que perdió muchos de sus hijos en el exilio, entre ellos, el alcalde del PNV José Ortuzar, la presidenta de Emakume Abertzale Batza, Juana Beaskoetxea, o el mismo Paulo Pinaga. Todos ellos debieron abandonar su familia, su caserío, su pueblo y su patria, dejando atrás todo aquello que amaban, para emprender un viaje sin retorno, hacia un exilio interminable.

Como muchos vascos, Paulo comenzó una nueva vida en Bélgica. Sus familiares aún conservamos con mimo un emocionante mensaje escrito por su puño y letra. En esta carta enviada a su primo Antonio desde la ciudad de Lier en 1939, Paulo narra la heroica resistencia de una familia, un pueblo y un país.

Lier 22 Junio 1939

Sr. D. Antonio de Pinaga

Querido primo: uno de estos días me han entregado una especie de anuncio de la casa en la que; sin duda prestas tus servicios, con tu firma a lápiz en el respaldo. No te puedes imaginar lo que me alegró esta simple diligencia tuya, cuando llegó a mis manos.

Solo veía tu nombre, pero junto a este nombre veía todo lo que pasó en el corto tiempo (¿o años?) que estuviste en nuestro lado, durante tu infancia junto con tu hermanito el buen Juan Tomas (q.e.d.) ¡Qué años aquellos al lado de estos que vamos pasando…!

Te acuerdas del talo, que: ‘¿Mira, tía, que yo no puedo comer el talo…’?; y de aquel día que te di dos ‘tortas’ en el cogote, porque, estando yo subido al peral, me apedreaste desde la puerta y seguiste apedreándome, a pesar de mis riñas, ruegos y amenazas hasta que bajé y, alcanzándote en la plaza, te pegué? Ya me perdonarás ¿eh? No solo me perdonarás, sino creo que te alegrarás del recuerdo de esa pequeña travesura y su consecuencia.

Ahora aquí me tienes en esta Bélgica, que nos ha acogido con cariño, viviendo de la caridad que sus católicos tienen con nosotros los refugiados vascos. Aquí llegamos después de haber visto la destrucción total de tu villa natal (no sé cómo quedó tu casa), de haber visto defender, como bravos leones, palmo a palmo, el suelo patrio a nuestros gudaris, sin más armas que la fusilería, ametralladoras y su coraje, contra un ejército, dos veces superior en número, compuesto de alemanes, italianos, moros, legionarios, requetés y españoles, con 1000 cañones y 300 aviones, además de innumerables carros de asalto, todo lo más moderno, y dirigido por técnicos alemanes. ¡Que bravo es nuestro muchacho! Hoy tenemos noticias directas de allá, sabemos que durante la batalla de Sollube – Bizcargui, que duró un mes, el Estado Mayor de Franco, que precisamente estaba instalado en la casa de un pariente nuestro en Murueta, dijo en cierta ocasión: ‘¡Qué bravos son estos ‘gudaris’ vascos! Ni la aviación ni la artillería son capaces de desalojarlos de sus parapetos. Cuando creemos que a fuerza de vomitar plomo y metralla, no puede haber bicho con vida y nos lanzamos al asalto, surge el ‘gudari’ con su ametralladora y nos barre filas y más filas de lo mejor de nuestro ejército. Si esos tuviesen un poco de aviación nos barrerían por completo… pero ¡ya lo pagarán!’

Y hoy lo están pagando bien cara aquella su no ignorada valentía, digna de admiración y respeto de los mismos adversarios, si estos fueran caballeros, pero… Hoy la mayor parte de aquellos valientes se están muriendo de miseria, inanición, tuberculosis, ¡hambre! Recluidos y hacinados, como sardinas en banasta, en inundados calabozos, sin ropa, sin luz, sin comida… y no hay en el mundo una nación tan noble que se atreva a protestar de este crimen de lesa humanidad. ¡Ni una nación noble y caballeresca en el mundo! ¡Qué vergüenza! Y para disimular hablan de ¡Comunismo!

Porque, has de saber, que nuestro ejército, fuerte aún de 35000 hombres, cuando llegó en retirada heroica a los límites de Bizkaya, no quiso unirse al español, porque su causa no le importaba y se entregó al general italiano, bajo palabra de honor, de que se les respetaría la vida y los bienes; y seria pasado a Francia. Pero, después de tres meses de espera, entre Castro-Urdiales y Santoña, donde se concentraron, el italiano hizo traición a su palabra y los entregó a Franco, para que este, después de fusilar a muchos, vaya matándolos poco a poco, de miseria y de hambre. ¡Pobre juventud nuestra! ¡Qué pena me da! Hoy hay todavía de Bizcaya y Guipuzkoa 41000 presos, militares y civiles, hombres y mujeres, son prisioneros; y, 87 sacerdotes.

Hoy el Colegio de los P.P. Agustinos está convertido en hospital de prisioneros y, según nos dice uno que acaba de llegar de Murueta, son muchos los que mueren todos los días y son enterrados en una pieza, al lado de cementerio de Guernica. Esta villa la han querido reedificar o hacer que la reedificaban, pero, al ver el número tan crecido de cadáveres que en completa descomposición salían por todas partes, tuvieron que desistir de la empresa. Todos los nacionalistas vascos tienen requisados las huertas y además son asados a multas por cualquier nimiedad.

Mi hermano mayor Santiago fue fusilado por el enorme delito de haber formado parte de la ‘Comisión de Rentas Requisadas’ por el Gobierno Vasco y con él sus dos compañeros de comisión. Clara, la hermana después de haber perdido el hijo mayor, de 20 años de edad en Peña-Lemona, está refugiada en Pamplona (Navarra) donde perdió el segundo hijo, en el cuartel de Estella, de Apendicitis, no interviniendo a tiempo. Allá está la pobre sirviendo en casa de un señor, justamente con su hija, única, y su marido que trabaja en una pastelería, teniendo en Fórua la hermosa propiedad requisada por el Gobierno-Franco. ¿El delito? El haber trabajado contra los monárquicos en las últimas elecciones y haber cedido un local de su casa para centro nacionalista. ¡Qué barbaridad! ¿Verdad? Epifanio escapado en Cuba; yo huido aquí, y el padre, anciano de 86 años, solito en Forua, sin permiso para poder habitar en casa de la hija ni en la mía de Arteaga. ¡Vaya sentimientos cristianos los de estos romanos apostólicos! ¡Vaya piedad!; y sobre todo; ¡Vaya justicia! Yo salí para el extranjero, después de haber asistido a la caída de Bilbao, previas unas batallas, más que épicas, en Archanda y otros puntos cercanos. En espera de barco para Francia estuvimos 37 curas, refugiados en un barco. En la bahía de Santoña y avisado el ‘Cervera’, de nuestra estancia allá, nos bombardeó, disparando hasta 21 cañonazos de grueso calibre, que produjeron abordo un muerto y cuatro heridos entre los marinos. Yo me salvé saltando al agua y pasando la bahía a nado, entre peces que salían a flote muertas por la acción de la trilita de los obuses que caían alrededor. Pero salí.

Ahora, esperar la marcha de las cosas de España y ver cuando se prepara el ‘horno para bollos’, porque por ahora está demasiado caliente. Agur querido y que tengas mucha suerte,

Tu primo que te abraza,

Paulo Pinaga.

En esta carta que resume penurias y tristezas que nunca se pudieron haber imaginado antes de que sucedieran, Paulo Pinaga demostraba el mismo espíritu que expresara el lehendakari Aguirre al tener que abandonar el País Vasco en su Manifiesto de Truzios: “El territorio habrá sido conquistado; el alma del Pueblo Vasco, no; no lo será jamás”.

Muerte fraternal compartida en escenarios de guerra diferentes

Los hermanos Florencio y Víctor Arroita, gudaris de ANV, murieron con escasas horas de diferencia el 26 de abril de 1937 pese a estar luchando en distintos pueblos

Un reportaje de Iban Gorriti

EL dramaturgo Lord Lytton dejó escrito: “El destino se ríe de las probabilidades”. Y en ocasiones es cierto. ¿Cuántas posibilidades hay de que dos hermanos en una guerra sean heridos y mueran el mismo día en diferentes escenarios bélicos? El destino, si existe, fue así de duro con Víctor y Florencio Arroita Zarandona, hijos del sepulturero de Durango, Ruperto Arroita Abaitua quien, según datos consultados en el Archivo Municipal de la villa, trabajó en el camposanto municipal hasta 1932.

Ruperto Arroita, junto a sus hijas María y Juliana.Fotos: Aiyoa Arroita
Ruperto Arroita, junto a sus hijas María y Juliana.Fotos: Aiyoa Arroita

Las muertes de los dos jóvenes gudaris de los batallones Olabarri y ANV3 acontecieron durante la Guerra Civil. De forma más concreta, un día histórico en todo el globo terráqueo: el 26 de abril de 1937, jornada en la que explotaba y ardía la villa foral de Gernika-Lumo a causa de las bombas nazis alemanas y fascistas italianas. Víctor luchaba en el frente de Atxondo, tenía 29 años y estaba casado e iba a ser padre de forma inminente. Le mataron meses antes de que su mujer diera a luz.

Florencio había dado 20 vueltas al sol. El archivero municipal de Durango, José Ángel Orobio-Urrutia, aporta datos sobre este joven. “En el padrón de 1935 aparece Florencio, nacido el 9 de marzo de 1919, viviendo en el número 33 de Artekalea con su padre Ruperto y sus hermanas María y Juliana. Consta que trabaja de jornalero”, apostilla.

La investigadora de memoria histórica Aiyoa Arroita, natural de Ortuella, detalla que sus tíos abuelos murieron con escasas horas de diferencia y adelanta a este periódico que solicitará que se abra y exhume la supuesta fosa común que hay en el camposanto de Durango en la que podría encontrarse uno de sus familiares. “Víctor era del batallón Olabarri o ANV1, y cabo al cargo del orden público en Durango. Fue herido en un bombardeo de infantería ocurrido en el pueblo y fue trasladado al hospital de Basurto, donde falleció al día siguiente. Está enterrado en la fosa común de Derio. Mientras que Florencio perdió la vida en Axpe-Martzaa, hoy Atxondo, y podría haber sido llevado al cementerio de Durango”.

fosas sin abrir La autora, junto a Pablo Domínguez, del blog Crónicas a pie de fosa, lamenta que no se haya abierto ya el prado verde que hay en el cementerio durangarra sin tocar desde hace 80 años. Bajo ese impoluto manto -según hemeroteca consultada-, diferentes autores como Jimi Jiménez, Jon Irazabal o Robert Egby sopesan que hay zanjas sin abrir. Podrían descansar anónimos un centenar de cuerpos. Ninguna familia ni institución ha solicitado su apertura. Aiyoa es tajante al respecto: “He leído que hay quien dice que no hay que abrir esa fosas o zanjas, que solo dignificarlas. ¿Les importa más la hierba que los cuerpos? Tengo derecho a saber dónde está mi familiar para darle sepultura digna, llevarlo junto a los suyos en el panteón y cerrar el círculo para cerrar también mi herida”, enfatiza. Y recuerda igualmente que “alguien dio un golpe de Estado que llevó a Víctor y Florencio a luchar por las libertades y derechos humanos, y contra todos sus horrores; y que pongan una escultura, como dice alguno, ni a mí ni a mis parientes nos dignifica nada y más aún al lado de la capilla franquista construida en 1939 que hay allí”.

hijos del sepulturero El enterrador Ruperto estaba desposado con Concepción Zarandona. Tuvieron cuatro hijos: Florencio, Víctor, María y Juliana. “Un familiar nos dijo que eran cinco, que un bebé se le cayó a Ruperto a una tumba y murió, pero no sabemos si fue cierto”. Lo que sí es real es que Julia -como le llamaban en verdad en casa a Juliana- quedó encinta con alrededor de 20 años y como madre soltera decidió ella entregar a su bebé en la inclusa de Bilbao. “Sin embargo, su padre Ruperto, el sepulturero, le apoyó en todo momento y fue junto a ella dos meses después a recuperar al niño. De hecho, en las credenciales aparece él como padre y abuelo del recién nacido a quien llamaron Ruperto Domingo”, relata Aiyoa quien, por ello, considera que “Julia bebía los vientos por su padre, para ella era un dios”.

La investigadora ha solicitado tanto a Gogora como a la Sociedad de Ciencias Aranzadi la reclamación del cuerpo de Florencio. Y, ahora, está dispuesta a hacerlo también en el Ayuntamiento de Durango, consistorio en el que se creó una comisión civil y política denominada Martxoak 31 que trata asuntos como el expuesto. “Quiero que aparezca el cuerpo de Florencio. Necesito saber si está tirado aún en una campa. Soy la única que lo reclama, pero estoy en mi derecho. Si quieren solo dignificar esa supuesta fosa de Durango, que lo hagan también con todas y cada una de las cunetas…”, comenta Aiyoa Arroita. “A mí lo que me duele es que la cosa esté así sin saber quién es quién aunque pueda existir un listado. Yo quiero que mi familiar descanse de una vez por todas junto a los suyos, no olvidado”, concluye.

Casilda de Iturrizar Urquijo (1818-1900), bicentenario de una mujer sobresaliente

En unas semanas saldrá, publicado por Bilbao 700, un libro en el que se recoge la biografía de Casilda de Iturrizar Urquijo. En él se analizan muy diversos aspectos de su vida y de su muerte

Eduardo J. Alonso Olea

Una mañana del mes de agosto de 1832, en una vivienda de la calle Atxuri se presentaron el juez comisario del Tribunal de Comercio, Ángel Martínez, y el notario Mariano de Olea, acompañados por unos alguaciles. Iban con la misión de levantar acta del embargo de las propiedades del comerciante José de Iturrizar. Los cuatro trastos de escaso valor de los que tenemos noticia por su inventario incluían cuatro vestidos de niña. En febrero de 1900, 68 años más tarde, esa niña falleció siendo la mujer más rica de Bilbao. En la actualidad es la única mujer -sin contar a la Virgen- que tiene dos calles en su recuerdo en la villa, buena muestra del gran eco que tuvo su vida, y no solo su muerte, en la sociedad de Bilbao. Si estas pistas no han sido suficientes, solo queda decir que se trató de Casilda de Iturrizar Urquijo, también conocida como la Viuda de Epalza.

Fotografía de Casilda de Iturrizar tomada en los años 60 del siglo XIX, aunque publicada en una revista en 1900.
Fotografía de Casilda de Iturrizar tomada en los años 60 del siglo XIX, aunque publicada en una revista en 1900.

Casilda Margarita de Iturrizar y Urquijo nació en Bilbao el 20 de julio de 1818. Se ha dicho usualmente que nació en el bilbaino barrio de Buia, sin embargo, su relación con este barrio ya era lejana. Su padre había nacido en Bilbao en enero de 1799; incluso su abuelo Gerónimo nació en Abando en 1763. Son por lo tanto tres generaciones las que le separan de Buia.

También se ha dicho que nació de familia humilde, aunque esto hay que matizarlo. Desde luego su padre, José Ylarión Iturrizar Basabe, no fue un gran comerciante. Su madre, la begoñesa Eugenia Nicolasa Urquijo Ziurtegaray (o Siurtegaray), de hecho, tuvo mejor posición con una dote de relativa importancia, de 33.500 reales. Su padre fue “tendero a la menuda” y también especializado en el cálculo de la depreciación de mercancías. En 1832 pidió el concurso de acreedores y, aunque no fue a la cárcel, su posición y su salud se vieron muy quebrantadas. En septiembre de 1833 falleció, dejando cuatro hijos, de los ocho que tuvo el matrimonio, en una situación muy delicada.

En este momento es cuando, al parecer, Casilda se integra en el servicio doméstico de uno de los comerciantes más prósperos de Bilbao, como fue Tomás José de Epalza (1798-1873). En efecto, en el pleito, iniciado en 1847, sostenido entre este y su primera mujer, María Concepción Lequerica Bergarechea, por una demanda de divorcio de Tomás José, se incluye una referencia a que Casilda en 1833 vivía en una casa de Epalza, en Barakaldo, al cuidado de un niño de padre desconocido. Incluso se alude, por parte de María Lequerica, a que tuvieron una relación más allá de la propia entre patrono y doméstica, aunque Epalza recurrió a los tribunales, como consiguió, para que este testimonio fuera retirado.

Aunque Epalza consiguió, tras este largo pleito, el divorcio eclesiástico no hubo anulación matrimonial, por lo que hasta que no falleció María Lequerica, en 1857, no vio disuelto su vínculo. Dos años más tarde, en 1859, se casaron Casilda Iturrizar y Tomás José de Epalza en la iglesia de San Nicolás.

Del comercio a la industria Tomás José de Epalza fue uno de los principales comerciantes de las décadas centrales del siglo XIX y para entonces tenía una posición económica no solo muy acomodada, sino que era uno de los más claros ejemplos del cambio del Bilbao comercial hacia el Bilbao industrial y financiero. Fue uno de los promotores de Santa Ana de Bolueta (1841), la primera siderurgia moderna del País Vasco y una de las primeras de España; del Ferrocarril de Bilbao a Tudela, y del Banco de Bilbao (1857); un importante comerciante y rentista con propiedades no solo en Bilbao sino también en Portugalete, en donde se construyó una casa en el Muelle Nuevo.

Al morir Tomás José de Epalza, en 1873, fue cuando Casilda de Iturrizar, que añadió a su firma la de Viuda de Epalza, continuó con los negocios de su marido. De hecho, en la estadística de riqueza de 1873 figuraba como la más adinerada de la villa, junto con Juan Echevarría Lallana y el Banco de Bilbao. Dejó de ejercer el comercio en gran escala, pero continuó con los bancarios e inmobiliarios, además de invertir en ferrocarriles, como el de Bilbao a Portugalete o el de La Robla, o en la minería de carbón, como Hulleras de Sabero y Anexas. Además, también invirtió en sociedades tales como la Sociedad Anónima La Enseñanza Católica, en 1883. Su objeto era el de educar e instruir a la juventud en todos los ramos del saber humano con arreglo a los principios de la religión católica, estableciendo para ello colegios o universidades, especialmente en Bilbao o sus contornos. Un acuerdo con los Jesuitas fue el núcleo original de lo que hoy es la Universidad de Deusto.

En 1891 también participó en la Fundación Católica de Escuelas y Patronato de Obreros, con el objetivo de impartir enseñanza, moralización, esparcimiento y protección completamente gratuitos a la clase obrera, el conocido Patronato de Iturribide. También hizo una importante inversión inmobiliaria en el Campo Volantín. Promovió y construyó varios chalés en su tramo desde el cruce con la calle Tívoli, en donde también construyó en 1884, a sus expensas, unas escuelas para ese nuevo barrio.

Le gustaban el teatro y los toros. Fue la principal accionista de la sociedad Teatro Nuevo de Bilbao que en 1886 se constituyó para levantar y administrar el Teatro Arriaga.

Obras benéficas Siendo la principal rentista urbana de Bilbao, a la altura de 1895 no todos sus negocios inmobiliarios iban dedicados a la obtención de beneficios económicos. Así, en su casa de la calle Ronda, en el número 18, se reunía la Asociación de la Sagrada Familia, desde 1885, presidida por la propia Casilda de Iturrizar y su secretaria era Rafaela Ybarra. En esta casa sostuvieron una escuela nocturna para jóvenes obreras, criadas y prostitutas desamparadas.

En definitiva, desde que quedó viuda, además de gestionar sus negocios, en muchos casos por medio de administradores o apoderados, llevó a cabo una primera obra benéfica a través de diversos instrumentos: sociedades, fundaciones o simples donaciones al Hospital Civil, Misericordia, Casa Cuna…

A su muerte, ocurrida en febrero de 1900, no dejó herederos, o, mejor dicho, al no tener hijos hizo un testamento en el que legó muchos de sus bienes a vecinos, amigos, parientes -los menos-, pero sobre todo dejó cuantiosos recursos para muy diversas obras sociales. De hecho, su principal legado, de 550.000 pesetas fue destinado al Ayuntamiento de Bilbao para sostener las Escuelas de Tívoli, que poco después, también a costa de su testamentaría, fueron ampliadas con una escuela de párvulos en Huertas de la Villa. Hubo otros legados menores, que no pequeños, al Hospital Civil, al Papa, al Patronato San Vicente Paúl, a la Casa de Expósitos de Vizcaya, para el Colegio de Agustinos de Portugalete que precisamente se construyó sobre terrenos de su propiedad, dotes para huérfanas y recursos para familias vergonzantes, como había sido la suya propia debido a la quiebra de su padre. Dejó, aproximadamente, unos 7,5 millones de pesetas en legados y mandas, que no fue el total de su fortuna.

Una vez fallecida se puso también su nombre a una calle en Portugalete y, en 1906, se inauguró en la Plaza Elíptica un monumento en su honor, que en 1941 con la reforma de esta plaza se trasladó al parque de Doña Casilda Iturrizar.