El hombre del sombrero de fieltro

La prensa nacionalista valoró la figura del lehendakari Jesés María Leizaola en su retorno hace hoy 40 años como un referente de sacrificio y dignidad por una patria

Un reportaje de Iban Gorriti

Quienes han estudiado la figura del lehendakari Leizaola valoran que fue el hombre del PNV que se quedaba hasta el final cuando el resto de la ciudadanía ya había buscado destino a salvo: exilio o vuelta al hogar. En esa circunstancia, él resistía. Lo vivió en Bilbao ante la inminente ocupación franquista de la villa y lo repitió en París, a pesar del aliento exterminador de los nazis. Esperó, asimismo, con la serenidad que le caracterizaba al día de retorno a Euskadi sur: el 15 de diciembre de 1979.

Los simpatizantes del PNV se volcaron en el recibimiento de Leizaola, de quien se decía que era “el hombre que resistía hasta el final”. Foto: DEIA

La prensa nacionalista de la época se hizo eco del momento histórico con suplementos especiales. Tanto el periódico DEIA como la entonces revista Euzkadi. El lehendakari zarra retornaba tras 15.000 días de exilio, es decir, 43 años y nueve semanas. Continuando con cifras, el donostiarra recordaba que tenía 40 años cuando dejó Hegoalde y Aguirre, 32. “Fue el último en salir y el último en regresar”, le reconocía en los medios Mikel Isasi, consejero del Gobierno de Euskadi en el exilio.

Leizaola ansiaba con resignación el momento para volver a disfrutar de lo cotidiano. “Pronto llegará el día en que podré volver y pasear tranquilamente por donde quiera”, admitía en una entrevista concedida a este diario. Y la jornada llegó.

El entonces aeropuerto de Sondika se quedó pequeño para absorber a miles de vascos que “se estrujaron con el lehendakari”. Y hubo también a quien molestó su reaparición e intentó boicotearla. Así, se debió desalojar el aeródromo por una falsa amenaza de bomba. La hemeroteca cita otras curiosidades como que el avión en el que viajaba Jordi Pujol (Convergència i Unió) dio vueltas sobre la pista y volvió a Catalunya. Argumentaron que las condiciones de aterrizaje eran desfavorables, al tiempo que otros aparatos sí tomaban tierra.

Carlos Garaikoetxea aplaudió el retorno de Leizaola y valoró su persona con una reflexión: “No se suele echar en falta a la persona que nunca ha estado”. Hacía referencia a aquel hombre que nació el 7 de septiembre de 1896 en la Bella Easo y que moriría el 16 de marzo de 1989, hace ahora 30 años, tan solo una década después de su regreso. Señalaba al abogado y político del PNV guipuzcoano, al segundo lehendakari del Gobierno de Euskadi en el exilio tras la muerte repentina de José Antonio Aguirre.

A su recibimiento en Sondika le siguieron los homenajes en el histórico San Mamés, en el emblemático Hotel Carlton, en la casa de Juntas de Gernika. La mente de Leizaola, por otro lado, conocía con ojos abiertos la, para él, nueva Bizkaia. “Si hubiese sabido que un cargo me iba a durar lo que ha durado, hubiese puesto muchos obstáculos. Estaba mejor de segundo, porque, por ejemplo, podía estudiar”, anteponía tan solo en pensamiento y aseguraba no haber perdido el tiempo para seguir creciendo en sapiencia, otra seña de su talante. “En París, iba a la Biblioteca Nacional a investigar. Ahí está el documento más antiguo que se conoce donde está escrito la palabra vascones”, manifestaba a la revista Euzkadi quien con anterioridad había sido Ministro de Justicia de Aguirre.

El socialista Ramón Rubial se mostró más distante en la respuesta que la publicación Euzkadi solicitó a diferentes autoridades. De los consultados, fue el único que no quiso hacer una semblanza sobre Leizaola. Sin embargo, sí le reconoció una cualidad: “Aparte de su consideración ideológica, es un hombre profundamente humano”.

A 180 grados, Arantzazu Ametzaga dedicaba un extenso artículo de opinión sobre su figura bajo el título Al Gobierno de Euzkadi lo han sostenido los patriotas vascos. Leizaola se sentía tal. Aquí un ejemplo: “No he estado siempre exiliado porque a una tierra vasca -por Iparralde- he podido acudir en libertad. Eso ha hecho que nunca me haya sentido fuera de la patria”. A renglón seguido de esta entrevista, el histórico Manuel de Irujo analizaba que “ahora empieza la vida normal”, o eso ansiaba el navarro.

Los editoriales por su regreso se sucedían día sí y otro también. “Leizaola es un líder fiel a sus ideas, honesto, sobrio en su estilo y sacrificado en sus actuaciones”. A su llegada al Hotel Carlton, que fue sede del Gobierno vasco, Mikel Isasi le ensalzaba esa labor de ser el hombre que se quedaba hasta el final. “No quería nunca irse. Quiso quedarse en Bilbao más o menos camuflado. Lo convencieron a última hora. Y después con la ocupación nazi de Francia se quedó en Tarbes en días de persecución alemana en busca de Aguirre y de detención de Companys. Siempre ha tenido confianza ante los problemas”.

Y esa confianza fue reconocida y agradecida en cada párrafo de los medios jeltzales. “Con la vuelta del lehendakari, Euzkadi recupera su dignidad histórica”, publicaba Euzkadi en su especial, divulgación que costaba 30 pesetas en aquel 1979. Y, sobre todo, una persona se emocionaba al escribir sobre la figura del docto, sosegado, antimarxista, defensor de los derechos humanos, Leizaola. Era el capitán de gudaris del batallón Saseta y comandante del ejército republicano en Catalunya, Joseba Elosegi. “Vuelve un hombre de gran relieve, intelectual y patriótico, situado en las antípodas de la frivolidad. Mantuvo el difícil equilibrio de la justicia. No fue hombre de guerra, pero siempre un curioso de la estrategia militar”, diferenciaba quien se quemó a lo bonzo contra Franco. “Siempre tuvo la esperanza de defender la capital. Tuvo que rendirse aun no queriéndolo, tanto en Bilbao como en París”, apostillaba quien veía un paralelismo entre el sombrero de fieltro que distinguía a Leizaola y su patria, Euzkadi.

“Su sombrero simboliza alcurnia y ruina, perseverancia y austeridad. Como Euzkadi, un viejo pueblo ruinoso en su estructura, pero orgulloso de su ser, y esperanzado en el logro de su identidad”, reflexionaba. Elosegi afrontaba de este modo la txanpa final de su argumento: “Al terminar ahora su labor ante los suyos, entrega el testigo de su relevo, como símbolo de su buen hacer. Encontrará el calor que le ha faltado tras su sacrificio y dignidad. Son demasiados años para esperar en la oscuridad, en la privación, en la tristeza. Como su sombrero de fieltro”.

“Con toda la masa encefálica fuera”

El jesuita Alfonso Moreno, confesor de ejecutados, relata en su diario de 1937 cómo fusilaron los franquistas al poeta ‘Lauxeta’ y, al día siguiente, al Consejero Espinosa y Aguirre, capitán de Artillería .

Iban Gorriti

En días en los que Durango vive la capitalidad de la cultura euskaldun con su Azoka, cada año alguien cita a Lauaxeta, poeta y periodista vizcaino que murió asesinado por las tropas franquistas el 25 de junio de 1937. Fue fusilado tras visitar el 29 de abril la bombardeada Gernika junto a corresponsales de guerra galos de La Petite Gironde. Capturado, fue sometido a consejo de guerra, condenado a muerte y finalmente ejecutado en el cementerio gasteiztarra de Santa Isabel. A modo de cuenta atrás, el Gobierno Provisional de Euzkadi hizo todo lo posible por canjear al nacido en Laukiz en 1905 por otro prisionero sin éxito.

Esteban Urkiaga Basaraz, ‘Lauaxeta’ (segundo por la izquierda), fue fusilado por los franquistas el 25 de junio de 1937.Foto: Fundación Sabino Arana

El PNV conserva once páginas de diario “de un padre de la Compañía de Jesús, confesor de condenados a muerte y testigo presencial de ejecuciones”. En ellas, narra en primera persona los últimos segundos con vida de Esteban Urkiaga Basaraz, Lauaxeta, la brutalidad del impacto de la bala franquista. “Con toda la masa encefálica fuera”, llega a dejar impreso el sacerdote el mismo 25 de junio de hace 82 años.

Pero ¿quién fue el autor de este breviario no firmado? Consultados al respecto historiadores, valoran que puede ser “José María Lacoume o el Padre Moreno”, ambos ignacianos. “Puede que este texto corresponda a uno de ellos”, valoran desde Sabino Arana Fundazioa. El histórico jeltzale Iñaki Anasagasti, se decanta por “el Padre Moreno”, confesor de condenados a muerte en Gasteiz. Tras comparar los textos, queda claro que es el de Alfonso Moreno, cura con quien Urkiaga coincidió en días de seminario burgalés. “A los 21 años pasó a Oña, a completar sus estudios, que abandonaría al de dos años, en 1928, sin que los motivos que le llevaron a tomar la decisión resulten claros. Lo que sí sabemos es que en Oña conoció a uno de los hombres más importantes de su vida, el Padre Moreno, que reaparecería en su vida en las circunstancias más dramáticas”, según queda impreso en el proyecto Ehungarrenean hamaika, disco de homenaje a Lauaxeta (Gaztelupeko Hotsak, 2005).

El testimonio del confesor, sin duda, es espeluznante. El autor da comienzo a la página de aquel 25 de junio “con el mal sabor de boca de la ejecución de Esteban Urquiaga”. A continuación, enumera cómo se sentía el poeta, aún sabiendo que iba a ser asesinado. “Sereno y cristianísimo, plenamente sumergido en la apacible dulcedumbre de nuestra fe bien sentida y gustada a través del Nuevo Testamento, rumiado cotidianamente en la lentitud de las horas de cárcel, Jesús, vida, Jesús el único (repetía con frecuencia)”.

Recordemos que Esteban se formó precisamente con los jesuitas en Durango y Loiola. Tras Oña abandonó su noviciado, y se dedicó al periodismo, a la literatura y al euskera. Se afilió al PNV, organización en la que se hizo cargo de diversas publicaciones como el diario Euzkadi.

El análisis del confesor continúa. “Luego, a las 5 y media, los cuadros de costumbre; mientras hablaba con mi crucifijo, tiernamente emocionado por lo solemne del momento…”. Es el momento en el que fija su vista en el horror: “Toda la masa encefálica fuera”. El confesor le quita las medallas que Lauaxeta portaba consigo, recoge el Cristo del suelo del paredón y “el rosario con el que ha muerto”.

A continuación, a modo de despedida de aquel inolvidable viernes, apostilla cuatro entrecomillados que hacen prever que son algunas de las últimas frases pronunciadas por el periodista que en 1930 ganó el Primer Día de la Poesía con la obra Maitale kutuna. “Si he de pecar, quiero más morir ahora”. “Muero contento porque muero con Jesús”. “Confío plenamente en la Virgen”. “Dios… mi padre”.

Al día siguiente, el confesor vivió otra ejecución también en Gasteiz. “Cada fusilamiento lleva sus notas típicas diversificantes, apenas hay dos iguales. El de hoy, completamente nuevo: nada menos que el Ministro del Gobierno Provisional de Euzkadi, Alfredo Espinosa, del Departamento de Sanidad y Don José Aguirre, capitán de Artillería”, narra, añadiendo que fueron apresados gracias al piloto republicano traidor Yanguas, aviador “vendido” con quien viajaban de Francia a Bilbao y aterrizó en Zarautz.

“Carguen. Apunten. Viva España. Fuego. Dos cuerpos se desploman. Extremaunción”, detalla y aporta una paradoja que pone la piel de gallina. “Lo que es la vida. El sargento que hace seis años y aún menos le había hecho la guardia a Espinosa, cuando este era Gobernador Civil de Burgos, hoy lo va a fusilar. El guardia lo comentó ayer con el mismo Espinosa”, consejero bilbaino por el partido Unión Republicana.

El confesor asegura que tanto Espinosa como Aguirre le piden que quieren escribir todo lo que puedan antes de ser asesinados por los franquistas. De hecho, acabado el papel, el propio jesuita se ofrece a ir a por más. “Necesitan escribir. Es preciso aplazar la ejecución. Como máximo hasta las 5 y media. Se acaba el papel. Protestan. Voy yo, por favor, a buscar a la Residencia. Me lo agradecen mucho”.

De ese tiempo de escritura, a día de hoy se conservan frases dirigidas por Espinosa a su amigo el lehendakari Aguirre como la siguiente: “Mis pobres hijos, háblales, cuando sean mayores, de su padre y diles que les he querido con toda mi alma y que sigan mi ejemplo, que quieran a su Pueblo como yo le quise y si puedes consolar a mi pobre mujer, tú que tienes talento hazlo, pues pensando en ella, se desgarra mi alma. Ayer creo que fusilaron a Lauaxeta, otro mártir más. Hay muchos condenados a muerte”, le precisa. Fue enterrado en una fosa común.

EuroBasque, 1947-2019: La contribución vasca al federalismo europeo

En 1947 se fundó el Consejo Vasco del Movimiento Europeo que retomó los esfuerzos para la integración de Euskadi en Europa y valoró las opciones para las naciones sin Estado

Reportaje de Alexander Ugalde Zubiri

EL Consejo Vasco del Movimiento Europeo / Europako Mugimenduaren Euskal Kontseilua (EuroBasque) fue fundado en 1947. Ha cumplido siete décadas. Ya en la primera década del siglo XX algunos dirigentes políticos reflexionaron sobre la inserción del pueblo vasco en Europa. Se esbozaron planteamientos de corte federalista.

Tras la Guerra Civil y en la II Guerra Mundial tales análisis fueron retomados. Valga citar el texto del lehendakari José Antonio Aguirre Coordinación de Nacionalidades Europeas (Post War European Federation, 1943, Nueva York); y su versión en francés Le problème des nationalités devant la Fédération Européenne (Corps Diplomatique, 1948, París). Valoraba las opciones para las naciones sin Estado en una organización supraestatal.

Movimiento Federalista vasco Al ir como “observadores” Xabier de Landaburu (PNV) y Juan Carlos de Basterra (ANV) al Congreso Federalista en Luxemburgo (1946) dijeron que eran del Movimiento Federalista Vasco (MFV), entidad inexistente. La formalizaron en marzo de 1947 en París con el respaldo de los partidos que apoyaban al Gobierno vasco exiliado.

F. J. Landaburu, J. A. Aguirre y J. M. Leizaola con ocasión del Consejo Internacional del Movimiento Europeo celebrado en Bruselas en 1949.Fotos de Alexander Ugalde y Sabino Arana Fundazioa

El MFV logró su aval internacional en 1948 al ser admitido en la Unión Europea de Federalistas (UEF). Una representación (J. A. Aguirre, F. J. de Landaburu y J. C. Basterra) acudió al Congreso de Europa en La Haya (mayo de 1948); en el que por otro cauce -Salvador de Madariaga- estuvo Indalecio Prieto por el PSOE.

En la Delegación Vasca de París se creó en 1949 el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo (CFEME): Grupo Español del Movimiento Socialista por los Estados Unidos de Europa; Grupo Español de la Unión Liberal Europea; Consejo Catalán; y Consejo Vasco. Ampliado con el sector monárquico opositor, demócrata-cristianos y Consejo Gallego. Durante décadas representante de las fuerzas federalistas del Estado y opositoras a la dictadura. El CFEME se incorporó al Movimiento Europeo Internacional (MEI).

Hubo contradicciones con Salvador de Madariaga, primer presidente del CFEME, disgustado porque Aguirre no participara en la estructura del CFEME. Con todo, reconoció el aporte vasco: “Su primer secretario, Lasarte, el local en que trabajábamos y la asiduidad, el talento y el don de gentes de sus vocales, entre los que descollaba el siempre generoso don Manuel de Irujo”. José María Lasarte fue el primer secretario general del CFEME (1949-1952), diputado a Cortes por el PNV en 1936, uno de los organizadores del Servicio Vasco de Información y consejero en el Gobierno de Euskadi (1946-1952).

A principios de los cincuenta surgieron el Círculo Vasco de Estudios Europeos; Movimiento Socialista Vasco por la Federación Europea (MSVFE); y Grupo Vasco de la Unión Liberal Europea. Se estuvo en los Congresos de Comunidades y Regiones Europeas (CCRE).

1951: Consejo Vasco por la Federación Europea El 1 de febrero de 1951 en París se constituyó el Consejo Vasco por la Federación Europea (CVFE): Movimiento Federalista Vasco; Nuevos Equipos Internacionales; Movimiento Socialista Vasco por la Federación Europea; Unión Europea de Federalistas; Consejo Federal de Minorías y Regiones Europeas; Unión Liberal Internacional; Juventudes Federalistas; Sección de Jóvenes de los NEI; y Trabajadores Cristianos por la Europa Unida. Perteneció en el ámbito estatal al CFEME y en el internacional al MEI. Cubrió un periodo de desempeño desde los cincuenta a los ochenta, cuando quedó inactivo.

En los años cincuenta Destacó la apuesta por la integración comunitaria, advirtiendo que el País Vasco era una nación con derecho a decidir su futuro; y la extensión del CVFE al “Interior”.

En 1951, el CVFE, junto con el Gobierno vasco, dejó por la fuerza judicial y policial francesa la Delegación en la Avenue Marceau de París. El edificio fue entregado a la embajada española.

Hubo otros dos grupos europeístas. El Centro de Estudios Europeos, denominado por el CVFE Grupo de Donostia o Grupo Azaola -por José Miguel de Azaola-, al que consideraba conexionado con el poder franquista. Al Grupo de Bilbao lo conocemos por un listado elaborado por Federico Krutwig, componiendo un variopinto colectivo desde monárquicos y liberales, hasta simpatizantes del nacionalismo vasco y religiosos.

En 1955, el CFEME, ante la “multiplicación” de actividades europeístas, animó a los grupos que reunieran el “doble signo” de abogar por la “unidad europea” y la “libertad democrática”.

1962: “Contubernio” en Múnich Sabida es la relevancia del “Coloquio sobre los problemas de la integración de España en Europa” (junio de 1962, Múnich) aprovechando el IV Congreso del MEI. No existe un listado definitivo de asistentes, en torno a 120 del conjunto del Estado. Debe resaltarse la “nutrida delegación vasca”, en palabras del CFEME. Fueron exiliados y un amplio grupo llegado desde el “Interior”. Entre 28 a 34 representantes de diversas posturas políticas.

Pese a las expectativas, hubo que esperar más de una década para que comenzaran los cambios, una vez fallecido Francisco Franco. Sí se logró bloquear las negociaciones de Madrid con la Comunidad Económica Europea.

Años sesenta y setenta Las fuerzas que impulsaban el europeísmo lo siguieron haciendo, pero con escasa eficacia. En París, el Consejo Vasco por la Federación Europea contribuyó a las actividades del el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo y surgieron otros dos grupos federalistas.

En Nafarroa se formó, dentro de la Real Sociedad de Amigos del País de Pamplona (RSAP)/Iruña’ko Euskalerriaren Adiskideak, un Seminario de Estudios Europeos e Iberoamericanos. Pese a que la entidad era legal desde 1960, ciertas actividades no fueron permitidas, caso de la Universidad de Verano de Estudios Vascos y Europeos.

En Iparralde, la Section Pays Basque (Eskual-Herriko Biltzarra), perteneciente desde 1966 a través de la sección francesa al Movimiento Federalista Europeo (MFE). Contó con personas en todos los territorios culturalmente vascos que “en el cuadro federal europeo, constituyen una comunidad humana y económica natural”. Su lema: Por el porvenir del País Vasco en Europa.

En 1973, se aprobó una reestructuración del el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo para irse adaptando a las condiciones en España. Manuel de Irujo fue presidente (1973 a 1976). Su gestión no fue fácil ya que en la entidad se reflejaban las diferencias entre las fuerzas opositoras ante el panorama que se iba abriendo.

En 1976, se trasladó el CFEME a Madrid. Desde su fundación en 1949 transcurrieron 27 años. Se agradeció la labor de Irujo: “enviar nuestros fraternos y más cordiales abrazos a usted y a los compañeros que durante largos años han mantenido ejemplarmente su bandera en el exterior”.

Durante 1977 y 1978, el CVFE no tuvo actividad. Se limitó a mantener, a través del PNV (Irujo y miembros de la Junta Extraterritorial de Madrid), una discreta presencia en el CFEME.

1979-1993: escasa actividad No se reorganizó el CVFE ya que los partidos tuvieron otras prioridades en aquellos años. Existió en la teoría, pero sin casi actividad. Hubo momentos en los que algunos acontecimientos -acto en París en el edificio de la antigua Delegación Vasca (junio de 1991)- propiciaron conversaciones para estudiar su revitalización. No se concretó.

Los partidos con presencia parlamentaria reactivaron en 1994 el Consejo Vasco por la Federación Europea , ahora Europako Mugimenduaren Euskal Kontseilua/Consejo Vasco del Movimiento Europeo (EMEK/CVME). Una asociación “pluralista, multipartidista e independiente”, con personalidad jurídica y “reflejo de la diversidad profesional, ideológica y política de la sociedad vasca”; dedicada a fomentar las relaciones con otros pueblos y difundir la necesidad de una Europa unida y diversa. En los años siguientes se fue consolidando (ampliación de miembros, congresos, investigación, publicaciones, participación en CFEME y MEI…).

EuroBasque Desde 2015 el EMEK/CVME emplea complementariamente la denominación EuroBasque. Sus fines son los mismos, adaptados al presente, entre ellos la contribución “a la constitución de una Unión Europea Federal, respetuosa con la diversidad de pueblos”.

Su ámbito territorial es la Comunidad Autónoma Vasca; pudiendo “establecer confederaciones” con “Consejos de Comunidades Autónomas limítrofes”. Sus miembros son 70 personas jurídicas (partidos, centrales sindicales, asociaciones sociales, colegios profesionales, instituciones y universidades); y 63 personas individuales.

Las actividades: conferencias y congresos; convocatoria de premios de investigación y reconocimiento (premios F .J. de Landaburu en varios niveles educativos y Premio EuroBasque de Periodismo); publicación de revistas (Eurokon y Eurobask) y libros (40 obras); y presencia en los medios de comunicación. Para esta gama de acciones cuenta con el apoyo financiero del Parlamento y Gobierno vasco, Diputaciones Forales y ayuntamientos.

En el campo de la memoria histórica, programó “conmemoraciones señaladas”: el 50 aniversario de su fundación (2001); 40 del Contubernio de Múnich (2002); 50 de la UE (2007); 60 del CVME (2011); Homenaje a los europeístas en la antigua Delegación del Gobierno vasco (2014); 60 de los Tratados de Roma (2017); y 70 de EuroBasque (2017, celebrado en 2018). En 2018 el Gobierno vasco le concedió la Distinción Lagun Onari en reconocimiento a su labor en la divulgación de los valores democráticos, historia, economía y cultura vasca en Europa.

Sabino Arana y el euskera: ¡Qué dijo y qué dicen que dijo!

El padre carmelita Lino Akesolo afirmó en su día que no se puede conocer en toda su dimensión a Sabino Araba Goiri sin conocer su faceta como estudioso del euskera

Un reportaje de Gotzon Lobera Revilla

Desde que Sabino Arana toma conciencia sobre su situación respecto del euskera quedó avergonzado por no saber el idioma original de los vizcaínos y empezó a corregir ese vacío.

La situación social del euskera se le presenta como un espectáculo doloroso: el euskera, lengua originaria de los vascos, no tiene en su propio pueblo el nivel social ni la dignidad que por derecho le corresponde. Entonces, Sabino decide cambiar esta situación: quiere dar a la lengua vasca el lugar que le corresponde.

Para ello, Arana estudia e investiga el euskera, y, además, lo divulga. Lo hace en ambos ámbitos, sobre todo por el impulso que dio al euskera: la Resurrección Vasca (Euskal Bizkundea) posterior se debe a Arana. Hay pocos que no le hayan reconocido este mérito.

Sabino de Arana y Resurrección María de Azkue, junto a otros actores, en la representación de ‘Vizcay’tik Bizkai’ra’. Fotos: Sabino Arana Fundazioa

Realiza estudios profundos y los publica en revistas vascas o por su cuenta. Mencionaremos aquí Tratado etimológico de los apellidos euskéricos (inacabado, y, según Mitxelena, obra profunda e ilustrativa), Egutegija (el primero de pared), y Umiaren lenengo aizkidia (1897), trabajo en que encontramos al Arana renovador, estudioso y crítico exigente.

En sus Lecciones de ortografía del euskera bizkaino establece pautas sobre la influencia de la fonética en el metro vasco.

Por otro lado, Arana no es un seguidor ciego de Larramendi o de Astarloa. Así, Koldo Mitxelena, dice que el trabajo de Arana sobre el euskera no está bien estudiado. Según él, a menudo se le atribuyen opiniones que no son suyas. Le parece que sería muy útil separar las opiniones que se le atribuyen a Sabino de las suyas propias.

Larramendi encuentra un crítico severo en Sabino. Este criticará con rigor el trabajo de aquel, sobre todo por la necesidad de aquel de dar equivalentes en euskera a muchas palabras del castellano. Por ello, criticará igualmente el diccionario de Aizkibel. Y considera vergonzante el diccionario de Novia Salcedo.

Astarloa también encuentra un crítico en Sabino. De hecho, si rechaza y critica el vocabulario de Novia, lo hace porque cree que este sigue en exceso a Astarloa.

Para el hijo de Abando, las palabras no permanecen estáticas, experimentan variaciones por influencia de determinadas leyes. Arana no cree en la supuesta pureza del euskera.

Además, creará sus propias revistas y escribirá en ellas. Arana solo o en compañía de sus seguidores. Y lo encontraremos solo desbrozando los primeros caminos, en acciones singulares sobre el euskera, con nuevas ideas y por nuevos caminos. Veamos algunos de ellos:

Reforma de la ortografía

Se dice que realizó innovaciones contra los castellanoparlantes. De ahí la necesidad de crear nuevas palabras, de ahí una nueva ortografía especial para el euskera, de ahí el nuevo nomenclátor: la conducta de Arana es de pura soberbia.

Esta creencia tiene más de prejuicio interesado que de juicio riguroso. Por ejemplo, realizó la renovación y adecuación de la ortografía porque lo vio necesario: porque había que unificar los distintos tipos de ortografía que se utilizaban. Hoy en día no son pocos quienes creen erróneamente que había una única ortografía entre los escritores vascos, consolidada desde antiguo.

Esta creencia es falsa. Así, dicen que la letra k nunca se había utilizado en euskera hasta Arana. La verdad es que los escritores de Iparralde la utilizaban desde el siglo XVI. También era profusamente utilizada en Bizkaia, empezando por el bilbaino Juan Mateo Zabala (1777-1840) y el arratiarra de Area tza Pedro Antonio Añibarro (1748-1830).

Los esfuerzos de renovación de la ortografía vasca se iniciaron en Iparralde durante el siglo XIX, pero, aunque todos quisieran la unificación, no se conseguía, ni entre los mismos de Iparralde ni mucho menos entre los de Hegoalde y los de Iparralde. En esta situación aparecen los intentos de Arana, de Azkue y las asambleas transfronterizas de principios del siglo XX.

¿Y la letra h? Aquí también existe una opinión equivocada. Muchos creen que Arana odiaba esa letra. También esta es una falsa creencia. No, no quitó esta letra al dialecto que ya la tenía, pero no se la impuso al que no la tenía.

¿Y Euzkadi? Este nombre genera no pequeños líos y controversias. Algún erudito internauta asocia euzko con eguzki (sol), y dice que incorpora el sufijo -di para dar la idea de pueblo y tierra.

Evidentemente, este internauta es capaz de andar por el espacio, pero ni se acerca a las bibliotecas terráqueas. ¿Era tan complicado acudir al primer número de la revista Euzkadi, donde el hijo de Abando propone su terminología? Evidentemente, euzko nada tenía que ver ni con el sol, ni con la luna, ni con nada astral.

Se dice que el sufijo -di está mal utilizado, que no se usa más que en las plantas, que la z es inventada por Arana, que no ha sido utilizada anteriormente por nadie, que ya tenemos el nombre de Euskalerria, un nombre originario.

Acerca del sufijo -di, este ha sido usado en ámbitos que nada tienen que ver con las plantas. Joanes Etxeberri de Ziburu (siglo XVII) utilizó gizondia y uhindia. Euzcadia fue creada por Eusebio María Azkue antes del nacimiento de Arana, con otro sentido, es cierto, pero utilizando el sufijo -di en un ámbito que nada tiene que ver con las plantas.

Por último, acerca de la -z, encontramos Heuzcara y Heuzcaldun, en el siglo XVIII, en Iparralde. Así, con h, y con z. Arana aquí tampoco está solo, ni es el primero en utilizar dicha grafía.

Nomenclátor

El Nomenclátor de Arana recibió múltiples y acerbas críticas. Apareció en su calendario, no con la intención de traducir al euskera los nombres castellanos, sino para dar forma vasca a esos nombres.

Si se quería que el nombre distinguiera entre mujeres y hombres, se necesitaba una norma. Y Arana creó una. Él sabía que esta innovación encontraría grandes inconvenientes. Es de entender que a los que estaban acostumbrados a los nombres castellanos del sur del Bidasoa se les hiciera duro poner a los hombres nombres similares a los de mujeres. Por eso, puso otros finales a los nombres: Sabin, Mikel, Andoni, Iker…

En cuanto a estos nombres masculinos con terminación en -a, estos han sido muy utilizados por los escritores de Iparralde. El libro más editado en Iparralde es Ejerzizio. En la edición de 1857, encontramos Tita, Satira, Salma, Kalista, Sixta, Hipolita, Dominica… Tenemos otra buena cosecha en libros de los siglos xviii y xix: Moisa, Dositea, Anselma, etc. De los que tienen otro final también hay una buena cantidad: Seberin, Paulin, Sabin, Justin, etc. No está, pues, Arana solo y no resulta tan original ni tan exótico.

Hoy en día, el uso de los vascos ha dado la razón a Sabino Arana. ¿Son extraños los nombres de Joseba, Gotzon, Kepa, Mikel, Jone, Edurne, Koldo, Josu, Josune…? Es más, ¿no son cada vez más habituales, incluso entre los castellanoparlantes, los nombres de Iñaki o Iker?

A Arana se le ha achacado purismo, excesivo purismo. Arana crea nuevas palabras, no tantas, puesto que en cada publicación en que aquellas aparecen las enumera. Y muchas de las creadas por Arana siguen muy vivas: aberri, abertzale, abixen, azkatasun, euskeltzale, erdeltzale, garagardo, idatzi, zenbaki, etc. Decir que lo que Arana Goiri ha hecho en esta materia ha sido siempre perjudicial es decir demasiado.

Clima social y unificación

A comienzos del siglo XX, las asambleas de los de arriba y abajo del Bidasoa no tenían nada que ver con el euskera unificado, sino con la escritura u ortografía vasca. Y Arana estuvo presente en ellas. Lo que no se consiguió en aquellas asambleas, la unidad ortográfica, se consiguió más tarde, cuando se creó Euskaltzaindia, y, en gran medida, por el camino mostrado por Arana.

El problema de hacer el euskera más unificado lo anunció y explicó Arana en otra ocasión, cuando expresó su opinión sobre el nivel y situación que se debía a nuestra lengua en el ámbito social. Quiere que el euskera se convierta en la lengua de todos los vascos, en una lengua con todos sus derechos y para todas las funciones.

El euskera deberá implantarse en todas las escuelas, desde las inferiores hasta las superiores, en todas las asambleas y reuniones populares y en todos los documentos sociales. Y después de la idea, la acción, la acción para llegar al objetivo que se ha puesto: crear escuelas vascas, editar libros, difundir las canciones vascas, publicar revistas, en primer lugar, bilingües; luego, en euskera.

Por el camino de Arana discurre la acción de hoy: educación en euskera, redacción de los documentos oficiales en euskera, poner nombres vascos a los recién nacidos…

Y no olvidemos Euskaltzaindia. Para Arana, el principal cometido de una academia de la lengua vasca era trabajar, enriquecer y limpiar el euskera.

La muerte de Arana se produjo cuando Azkue publicaba su gran diccionario en Francia, y, aunque no era aranista, nos dejó dentro del diccionario el dolor que le generó la muerte de Sabino Arana, y su reconocimiento hacia él: “Malogrado y profundo vascófilo Arana Goiri”, dice en la introducción de la letra N.

Años más tarde, en un discurso sobre la poesía vasca, Azkue se pregunta a quién debía él que impartiera conferencias sobre música vasca, y a quién se debía la resurrección vasca: se debía al difunto Sabino Arana Goiri.

Después de la muerte de Sabino Arana, tanto Kirikiño como Orixe, ensalzan la labor del hijo de Abando en la recuperación del prestigio social del euskera. Terminemos con estas palabras de aita Luis Villasante, nada aranista, como final: “Él ha aportado sobre todo una fuerza. Una fuerza que se siente realmente presente y que ha sacudido hondamente la conciencia del país, impulsando a los vascos al trabajo por el cultivo y vida del viejo idioma”.

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El lehendakari denunció en una carta el paso al enemigo del piloto republicano con las joyas de la Virgen de Begoña

Un reportaje de Iban Gorriti

Décadas atrás se extendió la creencia popular de que valores y joyas de la Virgen de Begoña fueron robados durante la Guerra Civil. El franquismo logró hacer calar esta versión al desinformar diciendo que las habían recuperado para la Amatxu. El difunto rector del santuario Jesús Garitaonandia, fallecido en 2013, gritó siempre a los cuatro vientos que no hubo sustracción alguna. “La realidad -defendía en DEIA- es que Fortunato de Unzueta, como responsable de la parroquia de Begoña, y Eliodoro de la Torre, consejero de Finanzas del Gobierno vasco, habían protagonizado una arriesgada operación de salvaguarda de las joyas guardándolas en un banco de Toulouse”.

Aguirre, delante de José Luis Irisarri, delegado del Gobierno vasco en México, en una imagen tomada en ese país. Foto: Sabino Arana Fundazioa

A sus investigaciones hay que sumar una carta que el PNV aporta ahora a este medio. Es una misiva del lehendakari Aguirre remitida desde París a José Luis Irisarri, entonces delegado del Gobierno vasco en México. El propio presidente del Ejecutivo cita a Fortunato de Unzueta y detalla la inesperada traición de un piloto republicano a quien se le encomendó trasladar las joyas religiosas a la ciudad francesa del Garona.

Aguirre mide sus palabras para informar a Irisarri de que el párroco fue quien entregó las alhajas sagradas a De la Torre. Y en ese momento, sin embargo, quita el freno y despega: “Fueron depositadas en una caja fuerte del Banco de Toulouse, de donde luego las arrebató y robó el aviador Yanguas en unión de Joaquín de Goyoaga, que por esto apreció proclamado héroe y caballero de España”. Y ahí recuerda que no solo desaparecieron las joyas de Begoña, sino que “ese caballero no ha respondido de las joyas de varias señoras pertenecientes a Emakume Abertzale Batza, entre ellas Doña Teresa de Azkue”.

En la comunicación que data del 28 de enero de 1955, Aguirre califica al aviador como “tenido por hombre de confianza”. Él debía depositar en el destino comunicado las joyas a su nombre y al de Antonio de Irala. Sin embargo, tras volar hasta Toulouse, el piloto no cumplió en su retorno ni con su palabra ni con la trayectoria. Cambió de bando y aterrizó en Zarautz cuando debía haberlo hecho en Bilbao.

Según indagaciones del párroco Garitaonandia, José María Yanguas no viajó solo en su retorno, por lo que entregó al enemigo a quienes volaron en la aeronave junto a él, caso de Alfredo Espinosa, consejero de Sanidad del Gobierno vasco. También el capitán-militar José Aguirre.

Avería ficticia

El avión había despegado el lunes 21 de junio a las 20.17 horas de suelo francés. Tomó tierra en la playa de Zarautz a las 21.30 horas. “La causa de este aterrizaje, según el piloto Yanguas, fue una avería, pero en realidad se trató de una traición muy bien preparada de antemano”, dejó impreso Garitaonandia, quien enumeró hechos que demuestran la traición: el aterrizaje era esperado porque se habían retirado las casetas de baños, y cuando el público, extrañado, preguntó por la causa, se dijo que esperaban a Franco”. El alcalde de Zarautz, por su parte, recibió la orden de apagar las luces que se vieran desde el mar, y el crucero Cervera y otros barcos franquistas tenían órdenes de no disparar sobre el avión. El rector de Begoña fallecido hace seis años obtuvo estos datos en la Fundación Sancho el Sabio.

El relato coincide con la carta del lehendakari Aguirre a Irisarri. Yanguas “entregó al consejero Espinosa Oribe, al comandante de artillería Aguirre, que fueron ejecutados, y a algunos otros pasajeros que sufrieron prisión. No sabemos cuáles fueron las complicidades que permitieron a Yanguas retirar, con su sola firma, las joyas depositadas”.

El líder jeltzale, al comienzo de la carta, argumenta que va a hacer un “resumen general y auténtico” de la información que el Ejecutivo tenía al respecto. Es decir, de la “evacuación de valores y joyas que ha tenido tanta publicidad en México”, precisa, y agradece a Irisarri sus declaraciones para salir al paso.

En la epístola, el presidente informa al delegado en la diáspora mexicana de otros breves temas. Asegura que le enviará por medio de Martín García Urteaga el texto de Fortunato Aguirre sobre las joyas, y otros como la traducción taquigráfica de “mi conferencia en el Ateneo Español”, y “para Ogoñope mi libro Entre la Libertad y la Revolución”. Asimismo, el lehendakari quiso facilitar a Irisarri la fotocopia de los párrafos del libro en los que “el general Galand narra cómo bombardeó Guernika, siendo miembro de una de las escuadrillas atacantes”.

Recuperar las joyas

Como final a la traición de Yanguas, Garitaonandia describió que el piloto acompañado de Goyoaga realizaron un viaje relámpago en automóvil a Toulouse con el objeto de recuperar las dos cajas con las joyas. Logrado este objetivo, al pasar la aduana de Irun, el 23 de junio de 1937, las dejaron en manos de Julián Troncoso, jefe de Servicios de Fronteras, para su custodia y entrega al general franquista Dávila. “Si estos dos personajes pusieron bajo custodia militar las joyas de la Virgen, ¿adónde fueron a parar las joyas de las emakumes de Bilbao, valoradas en su época en un millón de pesetas?”, se preguntaba, e iba más allá en su enfado: “Goyoaga se convirtió en el bilbaino que descubrió las joyas en Francia y que, gracias a su sagacidad, inteligencia y tacto las rescató para su Dueña y Señora (la Virgen de Begoña) y para España”.

Por todo ello, el rector durangués de Begoña luchó por la memoria, por la verdad “en defensa de la honestidad de Eliodoro de la Torre y Fortunato de Unzueta, tantos años injustamente cuestionada, y en honor a su sacrificio”.