El movimiento anarquista en Durango en la II República

José María Larrinaga fue el referente de una organización a la que se acusó del asesinato del jefe de la guardia municipal

Un reportaje de I. Gorriti

EL anarco-sindicalismo re-presentado por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) nace en Barcelona en 1910 en el congreso realizado por Solidaridad Obrera con el fin de conseguir por este medio el comunismo libertario. En Durango, según datos investigados por el archivero municipal José Ángel Orobio-Urrutia para el anuario Astola de Gerediaga Elkartea, el movimiento arrancó con afiliación escasa.

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El tribuno anarquista del norte Galo Díez pronunció un mitin en Durango en marzo de 1920 y varios sindicalistas como Fermín Manteca o Simón Marco estuvieron presos en la cárcel de Durango en 1921 “acusados de propaganda ilegal e incitación al desorden”, facilita.

La organización comienza en los años 30 con José María Larrinaga. En enero de 1932 la policía se incauta en Bilbao de 445 kilos de proclamas subversivas de carácter comunista y libertario, que figuran como remitidas desde el convento de jesuitas de Durango, en las que se dirigen “violentos ataques a la masonería, a la República y a los políticos republicanos”. Poco después, en mayo, son detenidos José María Larrinaga y León Escalona por colocar estos pasquines.

El 15 de septiembre de 1932, Ignacio Rojo, jefe de la guardia municipal, informa al alcalde de la detención el día anterior de Balbino Morado, Esteban Barreña, Antonio Lafuente, José María Larrinaga, Carlos Bilbao, Mauricio Aizpurua y Epifanio Osoro, por “reunión ilegal”.

Para Rojo se convierte en una obsesión personal la persecución de los elementos sindicalistas de la villa. La Dirección General de Seguridad había establecido en Durango una inspección de vigilancia encargada sobre todo de la represión de los nacionalistas vascos y de los anarquistas. En varias ocasiones los agentes de vigilancia se quejan al alcalde porque el citado jefe de la guardia se muestra reacio a facilitar información de “los individuos extremistas” de la localidad. Ante la presión del alcalde, Rojo le informa de que él se está ocupando de la persecución del grupo de sindicalistas, aportando la información de que los jóvenes Emeterio Raposo, Carlos Bilbao y Esteban Barreña se han fugado del hogar paterno y se dirigen a Zaragoza

Enero de 1933 es una fecha fundamental para el movimiento libertario en España y también en Durango. Los dirigentes de la CNT y de la FAI consideran que es momento de denunciar las penosas condiciones de vida de los trabajadores por lo que hacen un llamamiento a la insurrección general que produciría, por medio del “contagio revolucionario”, la aspirada revolución libertaria.

detención de Larrinaga El día 3 se descubre en Igualada que en una fundición propiedad del anarquista Antonio Guillén se están fabricando bombas preparadas para ser repartidas en todo el Estado entre los llamados grupos extremistas. En esta fábrica se encuentran tres mil bombas y varias cajas de explosivos. Se averigua que una remesa conteniendo dos cajas con 250 bombas y 180 kilos de peso en total se han enviado a Portugalete a nombre de un tal Ortiz y camufladas con el sello de una casa comercial de carbones de Bilbao. Cuando se presenta a recogerlas es detenido José María Larrinaga, a quien la prensa le atribuye la dirección de los elementos sindicalistas de Durango. La policía consigue saber por medio del citado Guillén que a primeros de mes se habían enviado a Durango dos cajas de bombas de 180 kilos de peso cada una.

El día 20, Ignacio Rojo, junto con miembros de la Guardia Civil de Durango, según informa en el parte que remite al alcalde, pone “a disposición” del gobernador civil a varios vecinos de filiación anarco-sindicalista (Isidro Echaburu, Emeterio y Francisco Raposo, Juan Ibarra, Esteban Barreña, Mauricio Aizpurua, Epifanio Osoro y Balbino Morado). Se les acusa de hacer explotar dos cargas de dinamita de gran potencia en un pinar de Bitaño y “como supuestos complicados en el último movimiento de carácter anarquista” que se había producido en la villa. También se averigua el paradero de dos kilos de material explosivo oculto en un palomar adosado a la casa de Epifanio Osoro en el número 28 de Artekalea. Todos ellos son encarcelados en la prisión provincial de Bilbao.

Larrinaga y los otros ocho compañeros son absueltos por “inculpabilidad”. Días después, el dos de septiembre, Ignacio Rojo informa al alcalde de que han aparecido varios pasquines colocados sin permiso en la villa anunciando un mitin de la CNT en la Terraza de Bilbao y denuncia que los autores del hecho son Emeterio Raposo, Esteban Barreña y José María Larrinaga.

Ante el continuo acoso al que son sometidos por parte del jefe de los municipales, la reacción no se hace esperar. El día 2 de enero de 1934, hacia las siete y veinte de la tarde y tras haber acompañado al alcalde al que ofrecía servicios de escolta, Ignacio Rojo es esperado por varias personas apostadas frente a las casas de los números 76 y 78 de la calle Olmedal, cerca de la ermita de la Madalena, y recibe tres disparos que le provocan la muerte en pocos minutos, a pesar de ser trasladado y atendido en la farmacia de Sanroma en la calle Uribarri. Detienen a los sindicalistas Juan Ibarra, Franciso Raposo y Balbino Morado. También se buscan a sus compañeros Esteban Barreña y Mauricio Aizpurua, pero estos han huido en el tranvía hacia Bilbao. Serían detenidos pocos días después.

Curiosamente, José María Larrinaga, jefe de los anarquistas de Durango, no participa en la operación ya que se encontraba detenido en el hospital porque el día 23 de noviembre se le había disparado el arma que portaba y había resultado herido de cierta gravedad. Y tampoco participan Epifanio Osoro y Justo Longarte, que estaban detenidos por insultos a la autoridad. Al funeral, presidido por el gobernador civil y el alcalde de la villa, acuden entre otros, Marcelino Oreja y varios líderes tradicionalistas de la provincia. El pleno del ayuntamiento, entre otros acuerdos, decide conceder una pensión vitalicia a los cuatro hijos y a Luciana Miguel, viuda de Rojo. Paradójicamente, tras la guerra civil, se le retira dicha pensión a la viuda por sus “simpatías izquierdistas”.

El homenaje en 1924 de la selección de Uruguay a Zabala

Se cumplen 91 años de la visita de aquella selección de fútbol a Durango, donde nació el fundador de Montevideo

Un reportaje de Iban Gorriti

EXISTE una placa conmemorativa en Durango que pasa desapercibida para toda la ciudadanía. Gracias a personas como las que componen la nueva Asociación Cultural Vicente Zavala, que miman la historia, llega a DEIA una efeméride curiosa. El rótulo, aunque roñado, sigue informando la siguiente leyenda: “A Bruno Mauricio de Zabala, fundador de Montevideo. Asociación Uruguaya de Football. 1924”. Tal día como el pasado miércoles hace 91 años llegó por barco a Bilbao la selección nacional de fútbol de Uruguay que debía competir en los VIII Juegos Olímpicos de París, cuya apertura se celebró el 4 de mayo de 1924. El combinado suramericano quiso aprovechar la ocasión para rendir homenaje al fundador de Montevideo, capital de Uruguay, Bruno Mauricio de Zabala (Durango, 1632 – Río de la Plata 1736). De hecho, la placa está colocada en el palacio en el que nació el militar. El homenaje consistió en la colocación de la placa, que se puede leer desde San Agustín Kultur Gunea. Con tal motivo se celebraron en Durango grandes festejos. Los deportistas llegaron de Bilbao en tren a las cuatro de la tarde y fueron recibidos por un numeroso público que aplaudió su llegada. La Banda Municipal de Música tocó el Gernikako Arbola.

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Según narran las crónicas de la época del 23 de abril de 1924, en los andenes les esperaba la corporación local presidida por el alcalde en funciones Pedro Añón, “con el Señor Arcipreste”. “Muchos balcones lucían banderas uruguayas y españolas y se podía leer una gran pancarta que decía La Cultural Deportiva de Durango saluda a los deportistas uruguayos”, según imprimían los periódicos.

Con un tiempo “espléndido”, la comitiva se trasladó a la casa natal de Zabala donde se colocó la placa. Asistieron la mayor parte de los diputados provinciales. Hubo “parlamentos” del diputado nacional uruguayo Casto Martínez Laguardia, del alcalde de Durango, de Ramón Ampuero, del Presidente de la Diputación Ceferino Urien, de Julio Lazurtegui, miembro del Centro Ibero-Americano, Cónsul de Uruguay en Bilbao… Un partido de pelota en el frontón de Ezkurdi enfrentó a los locales Francisco Elósegui y Ricardo Arabiourrutia (rojos) contra José Alberdi y Francisco Aguirre (azules). Ganó la segunda dupla.

La comitiva se trasladó a la parroquia de Santa Ana donde de niño había sido bautizado Zabala y se les hizo entrega de una reproducción de la partida de bautismo a la selección de fútbol uruguaya. A la salida, hubo aurresku y ezpatadantza. El ayuntamiento obsequió a los invitados con una merienda en el Hotel Miota que fue amenizada por el Orfeón Durangués que interpretó el Zortziko a Astarloa, Maitasun, Goikomendian y Fe y Esperanza, obra con la que pocos años antes había obtenido el segundo premio en el concurso de orfeones celebrado en Bilbao en pugna con el Orfeón Pamplonés. A las ocho de la tarde se organizó una romería popular en Ezkurdi tras la cual los uruguayos, por tren, regresaron a Bilbao.

La herriko del franquista, el gudari y HB

La Guardia Civil registró el lunes la sociedad Intxaurre de Durango, baserri que pasó de mano en mano

Un reportaje de Iban Gorriti

Durango recibió el pasado lunes a siete patrullas de la Guardia Civil. Llegaron, precintaron la zona y registraron la Intxaurre Herriko Elkartea. A continuación, una furgoneta de la Ertzain-tza también estacionó por si había altercados. Un centenar de personas se congregó y portó carteles con el mensaje Konponbide garaia da . Errepresiorik ez. Tras dos horas de búsqueda, los verdes salieron del baserri del casco viejo de la villa “con seis folios de Senideak y una caja de cirios, velas, con el anagrama de Herrira”, confirmaron portavoces de la sociedad. No hubo detenciones.

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Ya el 23 de octubre de 2006, también lunes, agentes de la Guardia Civil con orden del Tribunal Supremo ocuparon 15 herriko tabernas de Hegoalde. El objeto esgrimido entonces fue “inventariar locales, bienes y dinero que pudieran garantizar una eventual liquidación patrimonial de los locales, que se vinculan a Batasuna”. Y en 2011, volvieron al lugar a embargar el caserío en el que en su día vivió el gudari de ANV Bautista Uribe, quien intermedió en la cesión de la propiedad de este inmueble. El próximo día 25 se cumplirán tres años de la pérdida de Uribe Beitia, gudari durangarra del batallón ANV I. Este año, además, se cumplirán 30 años de los últimos trabajos de rehabilitación de la que pasó a ser Intxaurre Herriko Elkartea. A los dos hechos se puede sumar un tercero que les une a todos: la propiedad del solar era de un teniente coronel franquista.

El Ayuntamiento de Durango decretó la casa en ruina, fuera de ordenación. La familia del gudari de Eusko Indarra cuenta que en aquel edificio nacieron los hijos de este soldado del lehendakari José Antonio Aguirre. En el momento en el que se declaró en ruinas, Uribe mantuvo allí un gallinero. Para entonces, el teniente coronel había muerto y su viuda puso una única condición a la hora de la cesión al Ayuntamiento: “que se mantenga la estructura de la casa”. Sin embargo, el pleno municipal no quiso hacerse cargo de ella. Fue entonces cuando Bautista Uribe intercedió para ofrecerla a una sociedad. La mujer del franquista nunca supo que aquella casa sería la sede de la izquierda aber-tzale. Un concejal de Herri Batasuna de Durango en aquella época, Jose Mari Bilbao, solicitó su propiedad “a modo personal”. Un grupo de personas del pueblo pidió créditos particulares a la Caja Laboral. Y con el dinero en la mano, con 12 millones de pesetas de hace más de 35 años, se constituyó la sociedad Intxaurre Herriko Elkartea. Este año se cumplirán 30 años de los últimos trabajos realizados en el solar de la plaza Balbino Garitaonandia.

Las leyes obligaron a hacer obras para mantener la estructura del solar como se había consensuado. Por ejemplo, fue necesario rebajar un metro la altura del suelo. Se mantuvo la estructura en la medida en que fue posible. Nunca se llegó a tirar todo el bloque. Las obras duraron entre cinco y siete años.

VECINO DE AZKUNA Uribe alcanzó los 93 años. Fue soldado del Gobierno Provisional de Euskadi desde los 18 años hasta su fallecimiento hace tres años. Bautista era presidente de honor de gudaris de Eusko Indarra. Nació el 23 de septiembre de 1918. Era del caserío Kakatza. Cuando estalló la Guerra Civil estaba en Otxandio. Se alistó en el batallón ANV I. Bajo el lema de Aberria ala hil tuvo destinos en Loiola, Deba, Lekeitio, monte Albertia, Castro Urdiales y Asturias. Fue hecho preso por los fascistas en Santander y sufrió cárcel en Santoña, Burgos, el campo de concentración de Miranda de Ebro, Elizondo y Madrid. En estos lugares le obligaron a formar parte, esclavo, de los batallones de trabajadores del bando totalitarista. “Nuestro padre siempre fue de ANV, muy demócrata. Como curiosidad, nació en la zona de Mendizabal en un caserío al lado del de Azkuna, el que fue alcalde de Bilbao. Mi padre se ha llevado bien siempre con el tío de Azkuna”, narran sus hijos Koldo y Marisol.

Vivió experiencias traumáticas. En Euba, barrio zornotzarra, los a la postre franquistas le mataron a un hermano, Bernabé, a quien Bautista portó en hombros y enterró él mismo en el cementerio de Amorebieta. Desde Intxaurre le rindieron varios homenajes. “Fue un gudari que siempre ha mantenido su ideología, que anteponía el pueblo al partido. Estaba con los que luchan. Apoyó la candidatura de ANV de 2010 y siempre ha estado en la sombra, luchando hasta el hecho de intermediar por la hoy herriko. ¡Un artista!”, le agradecen.