G. Tabernilla y J. Lezamiz
Tras la frustrada ofensiva sobre Gasteiz, que se atascó en las puertas de Villarreal, se estabilizaron los tres frentes que defendía el Ejército vasco y el invierno de 1936-1937 pasó sin más novedad que el esporádico bombardeo de artillería y aviación, los paqueos y alguna que otra incursión en tierra de nadie. El tedio de la vida de trinchera, apenas alterado con la llegada de algunos periodistas, se interrumpía con las noticias llegadas de la ofensiva sobre Oviedo.
Era la tranquilidad que precede a la tormenta, ya que, decididos a darle un vuelco a la guerra tras el fracaso en Madrid, Franco y Mola habían puesto su atención sobre el Norte, concentrando en Álava a sus nuevas Brigadas de Navarra. Parecidas a una pequeña división en cuanto a sus efectivos, cada una de las cuatro brigadas de Navarra se dividía a su vez en dos medias brigadas y en su conjunto disponían del apoyo de dos masas de artillería, con un total de 130 cañones y obuses, y una potente fuerza aérea, bajo mando alemán, caracterizada por el apoyo directo a la infantería en el ataque. El 31 de marzo de 1937, la 1ª, 3ª y 4ª Brigadas de Navarra rompieron el frente que defendían los vascos entre Gorbea y Murugain y en cinco días de duros combates llegaron a las estribaciones de los puertos de Urkiola, Barazar y Dima, provocando la retirada de unos 22 batallones del Ejército de Euzkadi. Enormes cantidades de material de guerra y centenares de vidas quedaron sepultadas en el fango de las trincheras. El comandante Juan Ibarrola, jefe del sector de Otxandio, tuvo que retirarse a Mañaria ante el empuje del enemigo. Atrás quedaban las moles de Saibigain (946 m.) y Urkiolamendi (1011 m.), aún en poder de las tropas vascas. No sería por mucho tiempo, pues a las dos de la tarde del día 6 de abril, tras una eficaz preparación artillera, el tercio de Navarra, perteneciente a la 1ª Brigada, asaltó la posición del Saibigain, desalojando a los milicianos de los batallones González Peña y Meabe nº 2, que tuvieron que correr hacia el puerto de Urkiola, de donde fueron evacuados a Mañaria. Sin embargo, la precipitación y la descoordinación entre los requetés y la aviación propia causaron bastantes bajas al ser bombardeados los navarros cuando hollaban la cima. No era más que el preludio de aciagas jornadas de muerte y destrucción en atroces combates.
Nada más perder la cima del Saibigain, Juan Ibarrola preparó el primer contraataque y en las primeras horas del 7 de abril dispuso que dos batallones de la 1ª Brigada Expedicionaria de Asturias, bajo el mando de Mateo Antoñanzas, y el batallón Gordexola, recién llegados al sector de Urkiola-Mañaria, atacasen las posiciones recientemente perdidas, pero todo fue en vano. Equipado con sólo dos cargadores de fusil por gudari, el Gordexola no logró progresar hacia Saibigain, lo que dejó a los asturianos sin opciones, pues la maniobra en tenaza se antojaba imposible. De ese modo, de nada sirvió que los milicianos asturianos, que se movían con sorprendente agilidad monte arriba calzados con sus madreñas de madera, conquistasen, partiendo desde Urkiola, la cima del Saibitxiki. Paralelamente, el tercio de Oriamendi, perteneciente a la 3ª Brigada de Navarra, se hizo con la cima del Urkiolamendi y las tropas vascas ya no pudieron sostenerse en el alto de Urkiola, con lo que hubo que retirar toda la línea en dirección al Untzillatx. Las posiciones franquistas quedaron en alturas ventajosas desde las que se dominaba la carretera de subida al puerto, que era batida con fuego de mortero y ametralladora. La aviación republicana hizo acto de presencia sobre este frente, arrojando algunas bombas y ametrallando concentraciones de vehículos y soldados. En los siguientes días su presencia sería testimonial. En la madrugada del 11 de abril se produjo el segundo ataque al Saibigain, pero el batallón Asturias nº 8 se perdió y tuvo que recular a sus posiciones de inicio, frustrando la operación.
12 abril, tercer ataque
Decidido a dar un golpe de efecto y recuperar las posiciones perdidas en la línea de los puertos. El Estado Mayor del Ejército Vasco preparó una operación de envergadura cuyos objetivos eran Saibigain, Altun y Arralde y de nuevo fue asignada para el ataque la brigada de Antoñanzas. A las seis menos cuarto de la tarde de un tormentoso 12 de abril, siguiendo la misma ruta que recorriese el Gordexola apenas cinco días antes, los batallones asturianos nº 8, nº 43 y dos compañías del nº 25 se lanzaron al asalto desde las peñas de Sigue leyendo Saibigain, el monte de la sangre