‘La causa del Pueblo Vasco’, de Xabier de Landaburu, esperanza en medio del túnel de la dictadura

‘La causa del Pueblo Vasco’ fue un libro referencia para toda una generación, con un alegato democrático para la juventud vasca siempre con el marco europeo como horizonte

Un reportaje de Eduardo Jauregi

Como puede leerse en su última página, el libro La causa del Pueblo Vasco, de Xabier de Landaburu, está firmado en París, en mayo de 1956, y se acabó de imprimir -gracias a las aportaciones de grandes y desprendidos amigos vasco-venezolanos- en los talleres de la Société Parisienne d’Impressions, el día 4 de agosto de aquel mismo año. Fue la obra cumbre de su autor, quien llevó largos años comprometido en este proyecto al que dedicó sus mayores esfuerzos.

Xabier de Landaburu, con los representantes de ELA-STV Robles Arangiz y Durañona. Federación Sindical Mundial, París, 1945. Foto: SAF
Xabier de Landaburu, con los representantes de ELA-STV Robles Arangiz y Durañona. Federación Sindical Mundial, París, 1945. Foto: SAF

Nacionalista vasco, su dilatada carrera política se desarrolló durante los años de la República, la guerra sufrida en Euskadi y el exilio, siendo vicelehendakari del Gobierno vasco desde 1960, hasta su muerte tres años más tarde. Toda la actividad generada contra el régimen franquista, con lo que supuso de horror, terror y eliminación de libertades individuales, colectivas y nacionales, constituyó el guion de su obra. Y en la década de los cincuenta, los movimientos de una parte de la juventud que en aquellos años oscuros de la dictadura empezó a cuestionarse lo que la Resistencia vasca había venido haciendo desde el final de guerra, fue lo que motivó a Landaburu a publicar este alegato político, su defensa, su razón de la Causa Vasca que vivía en primera persona.

Para la familia (su mujer Konstan y sus siete hijos), que veían cómo el padre pasaba innumerables horas ante la máquina de escribir, en los pocos ratos de descanso que le dejaba su trabajo en el Gobierno, o durante las noches, la terminación de este libro supuso -al igual que para él- una cierta “liberación”, recompensada con creces por el resultado obtenido.

La causa del Pueblo Vasco fue un libro-referencia para toda una generación, “maravilloso y ejemplar” en opinión de Iñaki Anasagasti, en el que Landaburu hizo su alegato democrático a la juventud vasca “para que luchara, para que no le sedujeran los cantos de sirena de la violencia, para que vieran en Europa una salida al bloqueo vasco”; Nuestra “causa” tenía un horizonte europeo y todo lo que se había hecho hasta ese momento era digno y respetable.

El libro comienza con una dedicatoria de gran actualidad y que muy bien podría haber sido escrita en la última década, debido a sus estrechas vinculaciones con todo lo que gira en torno a la Memoria Histórica, tan reivindicada por el nacionalismo vasco y por todas las víctimas del franquismo en general: “En recuerdo de todos los vascos muertos durante la guerra fratricida causada por la sublevación de 1936. Los que cayeron en cualquiera de los frentes bajo las banderas vascas o de las dos Españas, los que fueron asesinados en sus retaguardias, los que murieron en cama, en su casa o en el exilio, acongojados por la pena de los males de la patria y sin comprender aquella catástrofe cruel e innecesaria”.

Junto a la dedicatoria, también se cita, a modo de lema, la calumniosa imputación del general Franco cuando dijo que “los que destruyeron Gernika no tienen derecho a hablar de patria”. No hay que olvidar ni a las víctimas que causaron la guerra y la dictadura, ni las mentiras que el franquismo propagó impunemente.

La edición original de 1956 es un volumen de 165 páginas. Poco después, sin embargo, queriendo hacer más fácil su difusión se publicó el contenido del libro en tres folletos numerados. En este mismo formato Cuadernos Alderdi, la colección impulsada por el PNV, también los difundió posteriormente.

En el otoño de 1977 la editorial GEU publicó una 3ª edición, con prólogo de Manuel de Irujo y biografía de Xabier de Landaburu a cargo del también nacionalista alavés Luis María Sánchez Iñigo. En la nota final de esta edición se indica expresamente que los ejemplares se terminaron de imprimir el 25 de octubre del 77, al cumplirse el 138 aniversario de la ley que supuso la pérdida de la soberanía vasca. Tres semanas más tarde, el 14 de noviembre, la Junta Municipal de EAJ-PNV de Gasteiz quiso recordar la figura de Xabier de Landaburu aprovechando la nueva edición de La causa del Pueblo Vasco. En el teatro de La Florida el director de GEU, Txomin Saratxaga, presentó el acto y Sánchez Iñigo hizo una amena semblanza biográfica de Landaburu. Presentó al numeroso público que acudió al teatro la personalidad de aquella gran figura como vitoriano y hombre de lucha dentro del nacionalismo; como el hombre que en medio de desilusiones sufridas dentro y fuera de la organización, “fue el prototipo del jelkide que en el anonimato de la segunda fila supo trabajar sin apetencias personales por el bien de la causa”.

En aquel homenaje también participó el sacerdote Alberto Onaindia, quien habló por primera vez en Gasteiz tras su largo exilio, haciendo hincapié en las cualidades humanas de Landaburu. Manuel de Irujo, compañero de trabajo en París, por su parte, presentó al autor de la obra como el “hombre con gran talento sintético, con un don de gentes extraordinario que sirvió a su país en la medida de sus posibilidades y nos dejó a todos una estela de simpatía personal”.

El libro Las ideas de Landaburu, difundidas en 1956, se plantean el pasado y el presente de Euskadi en función y con proyección del futuro. Las tesis recogidas en su libro anticipan los términos de lo que será, por ejemplo, el programa del Partido Nacionalista Vasco 21 años después, cuando la formación política sale de la clandestinidad y se legaliza en marzo de 1977, en el nuevo marco de la transición política que se vive en el Estado español. El renacimiento vasco conjugado con la democracia social, se proyecta con aplicaciones concretas en los órdenes político y cultural, social, económico o internacional.

Los capítulos del libro recogen un gran espectro de asuntos. Sus primeras páginas están dedicadas a la juventud vasca. En ellas refleja su preocupación política constante. Sitúa a la juventud en la España franquista y en la vida internacional. Estudia el proceso de la vida vasca en los siglos de paz y de guerra, de manera singular con relación al siglo XIX y en referencia a las libertades vascas. Trata de la evolución de las ideas, y su proyección sobre la tierra vasca. Examina las consecuencias de la falta de Universidad en Euskadi “que -escribe- obliga a nuestros intelectuales a buscar en las universidades españolas los títulos que les permitieran ejercer en su propia casa”.

También plantea el hecho nacional vasco, afirmando que Sabino Arana devolvió a Euskadi la conciencia de su personalidad y le otorgó para su defensa argumentos que aunque lógicos habían sido hasta entonces inéditos. Considera que tras el hacer político vino el renacimiento cultural y la lengua venía a ser estimada como motivo de preferencias nacionales. La literatura, el folklore, el arte vasco en todas sus manifestaciones volvieron a ponerse de moda y en las ciudades del país donde el adjetivo vasco era peyorativo para muchos comenzó a sentirse con orgullo la dignidad del término.

Hace historia del proyecto de Estatuto vasco elaborado por la Sociedad de Estudios Vascos en 1931 y estudia del mismo modo el problema de la nación y el concepto evolutivo del Estado. En La causa del Pueblo Vasco el tema nacional es tratado ampliamente y las características nacionales de Euskadi son analizadas con atención: pueblo, lengua, historia, derecho, cultura, economía… son tratados con relación al pueblo vasco, añadiendo que “no pretendemos imponer nuestra idea de patria a nadie que no la sienta y no la acepte voluntariamente”.

La democracia Tras desarrollar las bases morales y sociales de la nación vasca, así como la libre determinación nacional y las condiciones de un estado habitable, Landaburu habla de la democracia. A este respecto, es de destacar la observación que hace de esta forma de gobierno (recordando al lector que lo escribe en 1956): “la democracia -señala-, no ha sido lograda aún por lo pueblos más avanzados. El mundo va hacia la democracia, no vuelve de ella. Todo lo que hoy definimos no es más que el conjunto de características de una situación preparatoria que tiende hacia la democracia”.

Tres capítulos ponen fin a la obra: uno destinado a Europa, y a lo que esa solución entraña para los vascos; otro dedicado a los vascos de América que titula La otra Euzkadi; y un tercero que termina la edición encabezado por la frase Mirando al futuro. Mirando a los demás afirma que la doctrina vasca es de generosidad y que los objetivos han de ser de solidaridad. Otro aspecto de plena actualidad como lo es hoy la crisis de los refugiados, por ejemplo.

Para constatar todas las ediciones que se han realizado de esta obra hasta nuestros días, hay que indicar que en 1988 una cuarta edición retocada fue publicada por la comisión de universidad de la Junta de EGI de Gipuzkoa. En esta edición se incluye un prólogo explicativo de Luis Bandrés Unanue, que había releído la obra aquel mismo año. Bandrés recomendaba fervientemente su lectura por ser un “documento vivísimo del pensar y sentir abertzale de aquellos duros años”, aunque advierte al lector de que, en esta ocasión, ha actualizado el texto original, quitando o modificando algunos párrafos con el único objetivo de que la juventud de los años ochenta -y todo aquel que no vivió aquella coyuntura- entendiera mejor el contenido y mensaje del libro pasados ya 30 años de su redacción.

Hoy en día, la obra de Xabier de Landaburu La causa del Pueblo Vasco, se puede conocer por medio de Internet, ya que se encuentra digitalizada y colgada en la red. Por citar un ejemplo, la europarlamentaria Izaskun Bilbao, en su página, ofrece un link para su acceso en http://www.izaskunbilbao.eus/download/LaCausa.pdf.

El euskera en Argentina Identidad y sentimiento

Los vascos asentados en Argentina han mantenido siempre estrechos lazos con su país de origen y su cultura, con especial atención a su idioma: el euskera

Un reportaje de Magdalena Mignaburu

EL idioma es uno de los elementos determinantes en cuanto a la existencia de una nación. En el caso de los vascos, el euskera no resulta ser la excepción, muy por el contrario, es un elemento de gran relevancia a la hora de definir la identidad de este pueblo milenario. Su antigüedad se remonta a 7.000 años, y junto con el finés, el estonio y el húngaro constituyen las únicas lenguas preindoeuropeas que se hablan actualmente, si bien no se ha podido encontrar la relación de éstas con el euskera.

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Como pueblo que ha debido dispersarse por diferentes motivos, los vascos han llevado sus costumbres ancestrales y, por supuesto, su idioma a los distintos lugares de destino. En este sentido, la Argentina ha sido el país que mayor cantidad de vascos ha recibido a través de la historia. Desde la etapa de conquista y colonización se registra la utilización del euskera en nuestro territorio, pero a partir del fenómeno inmigratorio de los siglos XIX y XX su presencia se hizo más notable. Los que llegaron en las sucesivas etapas trataron de mantener la unión y las características del grupo. Por este motivo, desde un principio existió la preocupación por preservar el idioma, aunque también se ha podido constatar a través de distintos testimonios que no se lo enseñaban a los niños, sino que se mantenía como un idioma hablado en la intimidad y sólo por los mayores. Las razones de esta situación son variadas, pero el resultado fue el retroceso del euskera dentro de la comunidad vasca de la Argentina. A pesar de ello, en los primeros tiempos hubo intentos para desarrollar su enseñanza, sobre todo por parte de los centros vascos, que comenzaron a aparecer a fines del siglo XIX.

Las euskal etxeak tuvieron siempre entre sus temas prioritarios la enseñanza del idioma, lo que se reflejó en sus estatutos, como también en los de la Federación de Entidades Vasco Argentinas, que en su artículo 4 enuncia: Cultivar el Euskera (idioma vasco) propiciando su difusión y enseñanza.

A comienzos de la década de los años sesenta aparecieron de manera incipiente nuevos métodos y tecnologías destinadas a la enseñanza del euskera en nuestro país. Las Entidades Vasco Argentinas, especialmente Euzkaltzaleak, reunidas en la Federación, serían las pioneras a la hora de crear conciencia con respecto a la importancia del idioma, en cuanto a definir la identidad vasca y a fomentar su enseñanza sistematizada a través de cursos y de la institucionalización del Día del Euskera.

Plan con ‘Euzko Deya’ En 1987, Euzkalzaleak, en coordinación con el periódico Euzko Deya, lanzó un plan destinado a brindar clases los días sábados en la sede de la institución o por medio de las páginas de la mencionada publicación. Y aunque por problemas económicos esto no se pudo concretar, este hecho merece señalarse por ser el primer intento de llevar el aprendizaje del euskera fuera del ámbito formal de las aulas, como también lo fue el método ideado en 1978 por Paco Mingolarra, el cual consistía en la utilización de medios audiovisuales, y permitía aprender el idioma en 100 horas.

Durante 1989 Josu Legarreta Bilbao, quien en ese momento ocupaba el cargo de asesor de Cultura y Turismo del Gobierno vasco, estudió la propuesta realizada por la Federación de Entidades Vasco-Argentinas, que planteaba la enseñanza del euskera en el mencionado país. Este programa, que se denominó Argentinan Euskaraz, fue el que marcó un punto de inflexión en la enseñanza formal del idioma y la formación de profesores, los que se convirtieron en agentes multiplicadores al actuar de manera coordinada junto al Gobierno vasco, HABE, la Federación de Entidades Vasco-Argentinas y las euskal etxeak.

Por lo expuesto, se ha considerado pertinente realizar un estudio, el que se ha volcado en la obra El euskera en Argentina. Identidad y sentimiento, de las distintas etapas que atravesaron la utilización, la difusión, la enseñanza sistematizada y no sistematizada, la producción literaria, artística, las personalidades relevantes y las publicaciones del euskera en la Argentina. Esto permitió la reconstrucción de su pasado, ya que no existía hasta la fecha un estudio pormenorizado que nos permita responder las siguientes preguntas: ¿qué etapas atravesó en nuestro país la utilización y divulgación del euskera?, ¿qué factores internos y externos influyeron en ello?, ¿qué características tienen y han tenido sus actividades?, ¿por iniciativa de quién o quiénes?, ¿qué instituciones han surgido y trabajado para su preservación?, ¿qué personalidades del quehacer vasco en nuestro país han tenido gravitación en el fortalecimiento del euskera en la Argentina?, ¿cuál ha sido y es el rol de las euskaletxeak en cuanto a la permanencia del idioma?, ¿qué actividades fueron organizadas o coordinadas entre la FEVA, el Gobierno vasco y HABE?, ¿cómo está organizada su enseñanza sistemática?, ¿qué impacto ha tenido el programa Argentinan Euskaraz en el crecimiento cualitativo y cuantitativo de vascoparlantes en la Argentina?

Tomando como eje organizador el aspecto cronológico, se atravesaron las diferentes etapas del euskera en la Argentina, especialmente la que se abrió a partir de 1990 con el Programa Argentinan Euskaraz, ya que su éxito ha significado un impacto invalorable en la preservación y difusión del idioma vasco fuera de las fronteras de Euskal Herria.

Las particularidades de cada etapa histórica tratada permiten conocer la pluricausalidad de los hechos históricos, donde las reivindicaciones políticas se entrelazan con las diversas manifestaciones culturales de la comunidad vasca en la Argentina, donde el euskera tendrá un lugar destacado. Y precisamente en las etapas mencionadas se observa la presencia e influencia de los líderes étnicos, ya que no es casual que personalidades con un fuerte liderazgo hayan sido las que más influyeron en la difusión y enseñanza del idioma, hasta el punto de ser tres de ellas -Jon Kepa Erkiaga, Andoni de Irazusta e Ixidro Legarreta- las que propusieron al Gobierno vasco, en forma directa, la implementación del Programa Argentinan Euskaraz, pronto a cumplir 25 años de vigencia y logros.

Convenios Cada una de estas etapas ha tenido sus rasgos distintivos, lógicamente, de acuerdo a la circunstancia histórica particular. Sin embargo, en cada una de ellas aparecen diversas formas o estrategias de adaptación, cuyo punto en común, con el transcurrir de los años, será la inquebrantable decisión de preservar y difundir el idioma vasco. Habrá momentos en los que cada uno de los irakasles implementará el método personal que crea mejor, diagramará sus clases y creará sus materiales, como también vendrá la etapa de la sistematización y profesionalización de su enseñanza a partir de los convenios suscritos entre la Federación de Entidades Vasco-Argentinas, Aurten Bai y, posteriormente, HABE.

Desde la suscripción de los primeros convenios mencionados se observa un crecimiento cualitativo y cuantitativo en la enseñanza del euskera. Por un lado, el idioma estará más presente en las instituciones y en las relaciones interpersonales, a partir de la implementación de folletos, carteles, concursos, saludos y actividades, entre otras cosas, con una importante presencia del idioma vasco. Y aquí será fundamental el rol multiplicador de cada uno de los que accedieron y acceden a la euskaldunización, ya que a lo largo de los años han demostrado ser motores de estos cambios en las euskal etxeak de las que formaron parte, como también en las casas vascas cercanas. Este rol multiplicador merece destacarse por el grado de entrega y compromiso manifestado, actitud que permitió que el éxito del Programa transcendiera las fronteras para convertirse en Euskara Munduan. Obviamente, esto no hubiera sido posible sin el total apoyo del Gobierno vasco y de las autoridades de HABE y de FEVA. La asistencia permanente a los profesores y alumnos, el apoyo bibliográfico, los barnetegis en la Argentina y Euskadi, el intercambio de profesores, son algunos de los elementos que permiten entender por qué actualmente existen en la Argentina aproximadamente 2.500 alumnos. Un éxito que fue posible gracias al esfuerzo compartido de hombres y mujeres, a los que separan 10.000 km de distancia, pero que se encuentran indisolublemente unidos por el amor a nuestra esencia: EL EUSKERA.

El bombardeo de Gernika y sus corresponsales de habla inglesa

En el 79 aniversario del bombardeo de Gernika, la autora resume en este artículo su tesina universitaria, con la que rinde homenaje a la villa, a su gente y a los periodistas angloparlantes que contaron al mundo lo que allí pasó

Un reportaje de Carmen Martín Ceballos

Gernika es un antiguo pueblo conocido por ser “el hogar de las libertades vascas”, donde se encuentra el viejo roble (símbolo de la libertad y la democracia en Euskadi), bajo el que los vascuences siempre se habían reunido para tomar decisiones democráticamente y “ante el que los reyes de Castilla juraban los fueros de Vizcaya, y que por eso era un símbolo de la autonomía vasca”. Teniendo en cuenta que durante la guerra civil española Euskadi estaba del lado de la República y sabiendo lo históricamente importante que es Gernika para los vascos, los republicanos pensaban que los nacionales nunca se atreverían a atacar la villa y, si en algún momento intentaban hacer que ésta cayese, daban por sentado que sus habitantes serían respetados y no habría violencia.

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Los republicanos no podían estar más equivocados, ya que la tarde del 26 de abril de 1937 tuvo lugar la mayor masacre que una guerra había visto contra la población civil hasta el momento, perpetrada por la Legión Cóndor y la Aviación Legionaria al servicio del bando nacional, que estaba siendo ayudado por Hitler y Mussolini, violando el Pacto de No Intervención firmado a principios de marzo de 1937 por 27 países europeos (entre ellos Alemania e Italia).

Después del bombardeo, empezó una nueva polémica entre nacionales y republicanos, ya que los primeros nunca admitirían que fueron ellos los responsables de tal masacre, no solo porque supuso la muerte de tantísima población civil, sino también porque se habían encontrado en Gernika bombas alemanas que no habían explotado, y eso habría significado que todo el mundo supiera que los nazis estaban ayudando a los nacionales. Por este motivo, los sublevados culparon al bando contrario y utilizaron la propaganda como nunca se había hecho hasta el momento. El bombardeo de Gernika marcó un antes y un después en la guerra civil española, no solo porque después de éste, los republicanos perdieron la batalla del norte casi inmediatamente (pues los rebeldes habían minado la moral de los vascos, ya que querían traspasar Bilbao, protegido por el cinturón de hierro), sino también porque muchos periódicos extranjeros que en un principio apoyaban la causa de Franco, cambiaron de idea de la noche a la mañana y empezaron a apoyar a la República. Y es que el mundo no estaba acostumbrado a las atrocidades que años después se demostraría que personas civilizadas podían llegar a cometer, pues los soldados alemanes probaron en Gernika los métodos y materiales que luego utilizarían en la Segunda Guerra Mundial.

El 26 de abril de 1937 había en Gernika alrededor de siete mil habitantes, además de unos tres mil refugiados que habían ido llegando durante las semanas previas. Como era lunes, día de mercado, también se habían acercado a la plaza de la villa muchas otras personas de los pueblos vecinos a comprar y vender productos. Parecía que era como cualquier otro día de mercado, pero sobre las 16:30 la campana de la iglesia empezó a sonar, ya que “una fuerza aérea formada por cuarenta y tres bombarderos y cazas… transportarían unos 50.000 kg. de bombas” y bombardearían Gernika durante casi tres horas y media. Como la villa no era considerada un punto estratégico, no había muchas tropas ni tenían ningún tipo de defensa aérea, por lo que las personas que allí se encontraban estaban completamente indefensas. Solo un 1% de los edificios de Gernika quedó indemne; el 71% fue totalmente destruido, un 7% sufrió graves daños y el 28% tuvo daños diversos. Debido al poco interés de los nacionales (ganadores de la Guerra Civil) en investigar sobre el número de víctimas de la masacre y al hecho de que tampoco dejaron que investigadores extranjeros intentaran averiguar nada, nunca se sabrá ni siquiera un número aproximado de las personas que murieron allí ese día, ya que todas las estimaciones son desechadas (parece que los que dan un número reducido de víctimas quieren minimizar las consecuencias del bombardeo, y los que hablan de un número elevado de muertes quieren resaltar el horror de lo acaecido).

lOS PERIODISTAS Los reporteros de habla inglesa que informaron sobre el bombardeo de Gernika son: el británico nacido en Sudáfrica George Lowther Steer (que escribía para el periódico londinense The Times); el australiano Noel Monks (trabajador del periódico inglés Daily Express); el británico Christopher Holme, que trabajaba en la agencia internacional de noticias Reuters, y, por último, el londinense Keith Scott Watson, que cubrió la noticia para el Star y el Daily Herald, ambos periódicos publicados en Londres. Gracias a estos cuatro reporteros, el mundo pudo saber lo que verdaderamente sucedió en Gernika, ya que ellos llegaron a la villa solo unas horas después del bombardeo y, no solo tomaron nota de lo que estaban viendo, sino que también preguntaron a muchos testigos de la barbarie y, tal como lo percibieron, lo contaron.

Al principio ni siquiera sus jefes creían lo que leían, y como no querían publicar algo que no fuera verídico y los rebeldes declararon que ellos no habían sido los responsables del ataque, los cuatro reporteros tuvieron que volver a la villa, seguir preguntando, contrastar sus notas entre ellos y luego, confirmarlo a sus superiores. La publicación de estos artículos haría que los nacionales no solo odiaran a los mencionados corresponsales, sino que también trataran de desacreditarlos cada vez que tenían la ocasión, de la misma forma que declararon que seguramente Gernika había sido bombardeada por los republicanos o dinamitada por los propios habitantes de la villa.

Monks pasó por Gernika ese día de camino al frente, con el conductor que el Gobierno vasco le había proporcionado para facilitar su trabajo. Escribió que la villa estaba llena de gente y muy ruidosa, lo normal en un día de mercado. De camino al frente, de repente el conductor paró el coche y se bajó de éste gritando, ya que vio los bombarderos que se dirigían a Gernika. Los dos se escondieron en un hoyo provocado por una bomba y se quedaron muy quietos para no ser vistos, ya que sabían que si los soldados los veían, les dispararían al instante. En ese mismo momento, Steer y Holme estaban a unos pocos kilómetros de Gernika, cuando vieron los aviones que bombardearían la villa. Sobre las 21:30 de esa noche, mientras estos tres periodistas cenaban con Watson, llegó al restaurante un lloroso hombre gritando que Gernika había sido completamente destruida. Cinco minutos después, los cuatro reporteros estaban de camino a la villa.

Después de la guerra, Monks escribió sobre su artículo del ataque a Gernika que el telegrafista que envió su crónica al Daily Express no hablaba inglés, por lo que si los republicanos hubieran bombardeado Gernika, él mismo lo podría haber denunciado sin ninguna censura, y se puede leer entre exclamaciones que lo habría hecho de haber sido verdad. Pero la realidad era que habían sido soldados alemanes (e italianos, como se descubriría más tarde) en su intento de ayudar a Franco a ganar la guerra. Holme también se vio obligado a desmentir las falsas acusaciones del bando nacional y defender su integridad e imparcialidad en el conflicto, pues él no solo había escrito sobre el bombardeo de Gernika, sino también sobre la quema de Irun llevada a cabo por anarquistas en septiembre de 1936 cuando dicha ciudad estaba a punto de caer en manos de los nacionales, con lo cual es obvio que en ningún momento se dejó llevar por sus ideas políticas, y hubiese sido injusto poner en tela de juicio su imparcialidad a la hora de hacer su trabajo, informar de la verdad.

detalles de Watson y Steer Watson no es muy conocido y sus artículos sobre el ataque a Gernika no trascendieron tanto como los de sus compañeros, lo cual resulta extraño porque es el único que se encontraba en la villa cuando el bombardeo tuvo lugar, lo que hace que sus artículos contengan detalles que no son mencionados en ningún otro.

Por último, es casi imposible escribir sobre el ataque a Gernika y no tropezarse con el nombre de Steer, pues su artículo sobre lo ocurrido en la sagrada villa vasca fue uno de los más importantes de toda la Guerra Civil, quizás fue el que más impacto causó porque fue simultáneamente publicado en The Times y The New York Times. En él se incluían muchísimos detalles sobre lo visto y oído después del ataque y acusó desde el principio a los alemanes de haber bombardeado el corazón del País Vasco en su intento de ayudar a Franco a ganar la Guerra Civil española. Además, después de la guerra, escribió un libro llamado El árbol de Gernika, el cual es un conmovedor homenaje a los vascos, su sufrimiento y lo valientes y relevantes que fueron en la lucha contra Franco y el fascismo.

Cuando el bombardeo de Gernika tuvo lugar y los cuatro reporteros llegaron a la masacrada villa, es de suponer que sus habitantes hubieran preferido que hubieran sido médicos o bomberos para que hubieran podido ayudar haciendo algo útil en aquel momento. Lo que no se imaginaban era que estos periodistas serían de tanta ayuda cuando al día siguiente los autores de aquel holocausto no solo dijeron que ellos no habían tenido nada que ver, sino que además sugirieron que los perpetradores habían sido los propios habitantes del pueblo. Gracias a Monks, Holme, Steer y Watson, el mundo supo lo que verdaderamente había pasado en Gernika. Aunque los nacionales y su propaganda hicieron dudar a toda la humanidad de lo que los corresponsales habían dicho y no hubo países que se atrevieran a ayudar abiertamente a los republicanos a ganar la guerra, estos cuatro informadores hicieron su trabajo. Picasso inmortalizó Gernika, pero como Herbert Southworth escribió, fueron Holme, Monks, Steer y Watson los “creadores de Gernika”, y él creía que sin estos, no existiría el acontecimiento como lo conocemos hoy en día, y solamente por eso, creo que todos los amantes de la historia y la verdad deberíamos estarles eternamente agradecidos.

El proyecto ZIIZ: La recuperación del patrimonio industrial e histórico de Zumaia

El proyecto Zumaiako Industria-ondarearen Informazio Zentroa fue puesto en marcha en 2009 por seis personas

Un reportaje de Pedro Etxabe Etxabe

lA idea de acometer un trabajo de investigación sobre la industrialización de Zumaia surge del proceso que se dio, principalmente en la última parte del pasado siglo, de cierre y demolición de empresas que jugaron un papel clave en la vida de los zumaianos y en la economía del pueblo, sin dejar ningún vestigio de ellas.

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Miembros del equipo del proyecto ZIIZ, ante el edificio de la antigua estación del puerto.

 

En la segunda mitad del siglo XX, en Inglaterra, Estados Unidos y Europa comenzaron a reconocer el valor del patrimonio industrial, como parte de la historia y la cultura de los pueblos. En Zumaia no se atisbaba ninguna sensibilidad al respecto y fueron desapareciendo, algunos elementos emblemáticos del pasado reciente de nuestro pueblo. Por citar un par de ejemplos, la antigua yutera de Arbillaga, “pieza singular de la arquitectura industrial guipuzcoana” que hubiera merecido ser conservada -al menos el voladizo central de la fachada- “con cuya desaparición se mutilaba parte de la memoria del desarrollo industrial del bajo Urola”. Y la grúa de la rampa de Arbustain, todo un icono de la industrialización de Zumaia, que por la desidia de unos, la irresponsabilidad de otros y la falta de sensibilización de la mayoría “se le dejó caer”, a pesar de las advertencias sobre su estado realizadas por algunos vecinos a las autoridades locales.

Primeros pasos Allá por el mes de marzo de 2009, un grupo de seis personas formado por cuatro jubilados, con diferentes experiencias en el mundo industrial y con conocimiento de la industria de Zumaia, un profesor de Historia del Arte de la facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU y una licenciada en Historia y Antropología -todos ellos interesados por el tema-, constituyen un equipo de trabajo y ponen en marcha el proyecto denominado Zumaiako Industria-ondarearen Informazio Zentroa-ZIIZ.

El objeto del proyecto es estudiar, recuperar, conservar y difundir el Patrimonio Industrial del pueblo y en función de los resultados que se logren, crear un espacio donde se exponga de manera permanente el pasado industrial de Zumaia, pasado en el que se ha cimentado en buena parte la actual industria zumaiana.

Los primeros pasos se dirigen a la búsqueda de información y documentación. Aunque en un principio se pretende abarcar al sector industrial en su conjunto, se decide acotar el campo de actuación en aquéllas empresas fundadas a partir de mediados del siglo XIX y que ya no existen, pertenecientes a los cuatro sectores que mayor impacto tuvieron en el desarrollo industrial de Zumaia: fabricación de cemento, construcción naval, construcción de motores, y la máquina-herramienta y otras máquinas.

cemento natural o cal hidráulica De los cuatro sectores antes apuntados, el cementero fue el que activó la industrialización de Zumaia. El cemento natural, también conocido como cal hidráulica, constituyó, en la segunda mitad del siglo XIX, el producto estrella del Bajo Urola, dando origen a una potente industria cementera que se instaló en los municipios de Zumaia y Zestoa. Llegó a alcanzar un gran renombre, incluso a nivel internacional, por sus excelentes cualidades, en particular para las obras hidráulicas, siendo conocido como Cemento Zumaya e influyó decisivamente en la mejora de las infraestructuras portuarias de Zumaia, por las necesidades de transporte del cemento fabricado por las empresas.

Las circunstancias geológicas fueron determinantes en el nacimiento de esta industria. La proximidad y accesibilidad de las dos primeras materias necesarias para su producción -la marga o caliza arcillosa de las canteras de Ibañarrieta y el carbón del tipo lignito de las minas del monte Ertxina- en las inmediaciones de Aizarna, fueron las claves.

Corta y Cía., Eusebio Gurruchaga /Sansinenea e Hijos, Olave y Cía. /Olaizola y Cía., Echeverria, Echave y Cía., Uriarte y Zubimendi, Esteban Aranguren y Cía., Alberdi y Cía. y Gurruchaga, López y Cía. fueron los fabricantes del cemento natural del Bajo Urola.

Con el paso de los años, el cemento natural fue cediendo ante la competencia del cemento Portland, siendo la fábrica de Bedua, propiedad de Uriarte, Corta y Zubimendi, S.A., tras la absorción de Corta y Cía. por parte de Uriarte y Zubimendi, la última en cerrar sus puertas el año 1972.

construcción naval La construcción naval de Zumaia, con antecedentes destacados en el siglo XVI, renació al filo de los siglos XIX y XX, con gran efervescencia al final de la Primera Guerra Mmundial, con la construcción de cascos de barcos de madera, en los astilleros de Pedro Alberdi, Francisco Querejeta e Hijos, Astilleros Eraso, Alberdi y Cía., Arrizabalaga y Olasagasti y Galarraga y Urbieta y José María Egaña, entre otros, y cascos de chapa en La Constructora Metálica y Balenciaga, S.A. y es de señalar el proyecto de instalación de un astillero para la construcción de barcos de hormigón armado, por parte de la Sociedad de Construcciones Navales de Hormigón Armado, de Bilbao, que finalmente no llegó a materializarse.

Esta actividad generó a su alrededor una serie de empresas dedicadas al equipamiento y montaje de barcos, desde fabricantes de motores hasta caldererías, carpinterías, talleres eléctricos y de montaje general.

Hoy en día, es Astilleros Balenciaga con sus más de 90 años de existencia -empresa decana de la industria zumaiana- la que mantiene la actividad, ofreciendo no solo el casco, sino barcos completos con todos los componentes e instalaciones, utilizando las tecnologías más avanzadas tanto en los procesos de producción como en el equipamiento de los buques.

La fabricación de motores El paso de la vela a la propulsión mecánica de los barcos supuso un considerable progreso para la navegación, dando origen a una nueva actividad industrial en Zumaia. La fabricación de motores, iniciada a principios del siglo XX, sirvió de base para generar una importante industria mecánica, sobre la que se ha cimentado, en buena parte, el posterior desarrollo industrial y económico de la villa.

Por un lado, las máquinas de vapor, con sus calderas, fueron construidas en los talleres de Eraso y Cía., Balenciaga y Cía., Carmelo Unanue y Balenciaga, S.A. Y casi al mismo tiempo, con la llegada a Zumaia de la familia Yeregui, procedente del barrio Aginaga de Usurbil y perteneciente a una saga de relojeros, comienza la fabricación de motores de explosión, abriendo una nueva brecha industrial que es desarrollada por varias empresas a lo largo del tiempo. Bien como actividad principal como Yeregui y Cía., Yeregui Hermanos, Carmelo Unanue, Talleres Beal, Juaristi y Guascor o transitoriamente como Urpe, Urin, Holke, Satesa, etc. Actualmente, se mantiene la actividad de Guascor, con la marca Dresser-Rand Guascor, propiedad de la compañía alemana Siemens.

La máquína-herramienta y otras máquinas El caldo de cultivo creado por la formación de una “cultura” y un saber hacer mecánicos -sobre todo con la fabricación de motores- propició la aparición de una nueva actividad. La máquina-herramienta llega a Zumaia de la mano de Otto Holke, de nacionalidad alemana, cuando el año 1935 inicia la fabricación de máquinas fresadoras. La empresa de Holke fue considerada por muchos como una buena escuela de aprendizaje, donde se formaron numerosos profesionales mecánicos tanto de Zumaia como de pueblos cercanos que crearon nuevas empresas o llegaron a ocupar puestos de mando en otras.

Tras la guerra del 36, se crearon otras empresas, algunas productoras de máquinas-herramienta, como Julian Eguiguren, Industrias Satesa, Urpe y Aizape, y otras de maquinaria para trabajar la madera -en el caso de Egurko- o de maquinaria para el mercado siderúrgico y fundición -en el caso de Lagun-Artea-, siendo ésta última la que se mantiene en activo.

Difusión de los resultados Por problemas surgidos con el edificio que en principio podría albergar una exposición permanente, antes mencionada, se aparcó el objetivo principal del proyecto y a sugerencia de Pilar Azurmendi, a la sazón Directora del Patrimonio Histórico de la Diputación de Gipuzkoa, a quien queremos mostrar nuestro agradecimiento, se decide realizar un sitio web donde se plasme la memoria industrial de Zumaia, a través de las historias de 40 empresas de los citados sectores. El mes de mayo de 2014 se hizo la presentación del sitio web www.ziiz.eus donde se puede ver de una manera detallada más de 150 años de la industria zumaiana.

La siguiente acción fue la de colocar unos paneles informativos en los núcleos más significativos en los que se asentaron las empresas industriales. Ante la buena acogida de la idea por parte del Ayuntamiento y con su decidido apoyo se procedió a su instalación en marzo de 2015. El pasado mes de noviembre se organizó una exposición sobre la industrialización de Zumaia que tuvo una gran acogida por parte del público, superando los 2.500 visitantes en las dos semanas que duró la misma. Además durante el desarrollo del proyecto se organizaron charlas sectoriales dirigidas al público en general y una más global para estudiantes de una escuela de la localidad.

Defensa y promoción del patrimonio industrial El patrimonio industrial es hoy reconocido como parte de la historia y la cultura de los territorios y se le otorga la consideración de elemento clave de la identidad de aquellos lugares que han conocido procesos de industrialización, observándose un creciente interés por el tema.

Los resultados obtenidos del trabajo realizado por ZIIZ son un aliciente para su difusión y conocimiento público y para preservar y proteger los escasos restos que aún quedan del rico pasado industrial y para que el patrimonio industrial sea incluido en la oferta cultural de Zumaia.

Dos de los elementos que merecen ser conservados son el conjunto de los restos de la fábrica de cemento La Zumayana, de Gurruchaga, López y Cía., que constituye un elemento representativo del sector pionero de la industrialización, ubicado en el barrio de Narrondo. Y el otro es el edificio de la estación del puerto del ferrocarril del Urola, que además de su valor arquitectónico tiene especial significado porque en su entorno estuvo una de los áreas industriales más importantes de Zumaia, del siglo XX.

Recordando el Proceso de Burgos

Los encausados salvaron la vida gracias a que el lehendakari Leizaola y el vicelehendakari Rezola movieron hilos para que la vista fuera pública

Un reportaje de Iñaki Anasagasti

a Mario Onaindia, uno de los condenados a muerte en el conocido como Juicio de Burgos le conocí en el Parlamento Vasco en 1980. Representaba a Euzkadiko Ezkerra y nos llamaba la atención la obsesión que tenía contra los jesuitas, contra Xabier Arzalluz y contra todo lo religioso en general. No había debate donde no les aludiera como el poder en la sombra de absolutamente todo. Posteriormente, fue senador por Gipuzkoa en las legislaturas de 1993 y 1996 cuando ya su partido se había adscrito al PSE. Escritor y parlamentario, en Madrid caía muy bien su arrepentimiento y sobre todo su beligerancia contra el nacionalismo vasco en el que había militado. La Villa y Corte trata muy bien a los conversos.

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Manifestación en contra del Proceso de Burgos frente a la embajada española en Caracas. El autor del artículo aparece sosteniendo un mástil de la pancarta con el lema ‘Esta es una manifestación pacífica’.

 

Una noche, por coincidir en las Cortes con él, Joxe Joan Gonzalez de Txabarri y yo le invitamos a cenar al hotel Palace. Queríamos hablar de política e informarle de un dato que quizás él no sabía pero que fue fundamental para que salvara su vida y recuerdo de aquella cena el buen apetito que tenía y que no nos rebatiera cuando le dijimos que gracias al lehendakari Leizaola y al vicepresidente del Gobierno vasco en el exilio Joseba Rezola y a los obispos Argaya y Cirarda estaba cenando allí con nosotros. Tanto meterse con los curas y con el PNV, para eso.

“¿Por qué decís esto?”, nos preguntó. Y le contamos cómo al haber dos sacerdotes encausados, Kalzada y Etxabe, el juicio debería celebrarse a puerta cerrada, por así regularlo el Concordato entre Franco y la Santa Sede. Era un acuerdo que le venía bien al régimen ya que había planificado un juicio militar rápido, sin el ojo público encima y con unas sentencias condenatorias que se iban a llevar a cabo inmediatamente.

Pero no contó con nuestros dos ancianos que se presentaron en Roma y a través de los contactos históricos con la democracia cristiana italiana y con dos sacerdotes vascos que trabajaban en la Curia, junto a la petición de los obispos, lograron que aquel Juicio fuera a puerta abierta con lo que el mundo pudo ver la verdadera cara de un régimen terrible, vengativo y cruel. Aquello fue el detonante de una movilización mundial porque de ser juzgados aquellos jóvenes por una dictadura, fue la dictadura la que se sentó en el banquillo de los acusados. La Santa Sede agradeció que el juicio fuera público e intercedió ante el Gobierno español para pedir una actitud de clemencia en el caso de condenas a muerte para que las mismas no fueran ejecutadas.

Esto sucedió el 3 de diciembre de 1970 en la ciudad de Burgos. Fue un juicio sumarísimo contra dieciséis miembros de ETA acusados de los asesinatos de tres personas durante la dictadura. Fueron estos: Eduardo Uriarte, Jokin Gorostidi, Xabier Izko de la Iglesia, Mario Onaindia, Xabier Larena, Unai Dorronsoro, Bittor Arana, Josu Abrisketa, Ione Dorronsoro, Enrique Gesalaga, Jon Etxabe, Gregorio López Irasuegui, Itziar Aizpurua, Julen Kalzada, Antton Karrera y Arantza Arruti.

Los hechos juzgados se remontaban al año 1968. El 2 de agosto de aquel año era asesinado el policía torturador Melitón Manzanas, jefe de la Brigada de Investigación Social (policía política secreta del franquismo) de la comisaría de San Sebastián y primera víctima premeditada de la historia de ETA.

Estado de excepción El 7 de junio había sido asesinado José Pardines, agente de la Guardia Civil, al interceptar a dos miembros de ETA en un control de carretera. A raíz de estos hechos el Gobierno español declaró el estado de excepción en Gipuzkoa primero y después en todo el Estado español. Las detenciones masivas desencadenadas durante esos años consiguieron que para el otoño de 1969 estos dieciséis miembros de ETA ya estuvieran presos.

A los imputados se les acusaba asimismo del asesinato del taxista Fermín Monasterio así como de otros delitos, como atentados y robos, que según la acusación les habían reportado un botín de más de treinta millones de pesetas.

Los hechos juzgados eran considerados un ataque al régimen español, por lo que fueron acusados genéricamente del delito de “rebelión general continuada” llamando la atención el elevado número de encausados, dieciséis, entre los que se encontraban tres mujeres y dos sacerdotes, así como las penas solicitadas: seis penas de muerte y 752 años de cárcel.

La vista del Sumarísimo 31/69 se celebró del 3 al 9 de diciembre de 1970 en la sala de justicia del Gobierno Militar de Burgos y el tribunal militar deliberó 18 días en sesión ininterrumpida pero como la jurisdicción castrense en lugar de desglosar los hechos, supuestamente delictivos, se empeñó en acumularlos en un único sumario, para que una condena masiva proyectara una mayor ejemplaridad, la oposición mediática de la época explotó los errores acumulados.

Aquel juicio tuvo una inmensa repercusión en el mundo y como se necesitaban las biografías y las fotografías de los encausados, los activistas del PNV en la clandestinidad, Txomin Saratxaga y Jokin Insasuti recorriendo casa por casa la de todos los 16 juzgados solicitando a sus familias datos y una fotografía. Mientras uno subía a cada piso, el otro esperaba abajo con el coche en marcha y así consiguieron ofrecer a la agencia de noticias France Press, en la persona de Juan Manuel Idoyaga, un material informativo invalorable para poner cara y ojos a los que iban a ser condenados a muerte con lo que la campaña internacional tuvo en sus manos una información clave.

Cuestación popular El equipo que les defendió estaba formado por dieciséis abogados y sus gastos fueron sufragados por cuestación popular. Como letrados actuaron Josep Solé i Barberá, Gregorio Peces Barba, José Antonio Etxebarrieta, Juan María Bandrés, Miguel Castells, Ibon Navascues, Francisco Letamendia y Elías Ruiz Ceberio, entre otros, los cuales tuvieron como asistentes a Txiki Benegas y a Eduardo Moreno Bergaretxe. Entre todos planearon una cuidada escenificación ante el tribunal militar en la que los acusados y sus abogados pudieron hacer el papel de acusadores con sus declaraciones, para así dar a conocer internacionalmente la situación de opresión y represión a la que estaba sometida Euzkadi. Además, todos los días los abogados de la defensa celebraban ruedas de prensa en las que se pormenorizaba la evolución del juicio. Juan Ajuriaguerra y Sabin Zubiri estuvieron en la sala del juicio.

Para aprovechar políticamente el juicio, ETA secuestró el 1 de diciembre de ese año al cónsul honorario de Alemania en San Sebastián Eugen Bheil, equiparando su suerte a la de los procesados sobre los cuales pendía la pena capital, lo que atrajo aún más la atención internacional. Sin embargo, los encausados celebraron una reunión poco antes de comenzar el juicio y decidieron condenar el secuestro por entender que podía perjudicar a las movilizaciones en curso al desviar la atención del mismo.

En Catalunya el 12 de diciembre, trescientos artistas e intelectuales catalanes se encerraron en la abadía de Montserrat y lanzaron un manifiesto en el que pedían la amnistía total, libertades democráticas y el derecho a la autodeterminación. En Madrid un centenar de abogados se encerró en el Palacio de Justicia; y en León, durante el Congreso de la Abogacía española se leyó un comunicado de los presos vascos y se aprobaron, entre otros puntos, la desaparición de las jurisdicciones especiales y la abolición de la pena de muerte. También se produjeron en toda España y en Euzkadi, encierros y manifestaciones multitudinarias contra este proceso y pidiendo la libertad de los procesados, así como protestas universitarias y otras manifestaciones relacionadas con conflictos sociolaborales que sumaban a sus reivindicaciones la demanda de amnistía.

En Europa las informaciones y editoriales en los medios de comunicación a favor de los encausados incluyeron el apoyo de intelectuales como Jean Paul Sartre. Paralelamente se produjeron movilizaciones de protesta contra la dictadura franquista en distintas ciudades europeas y sudamericanas, así como ataques a delegaciones y embajadas españolas. En Caracas, fue Euzko Gaztedi del Centro Vasco de Caracas quien dirigió la manifestación ante la residencia del embajador y ante el consulado español en la calle Sabana Grande. Pedimos permiso en nuestros trabajos y universidades para movilizar a todos los vascos de Venezuela logrando que desde el presidente de la República a los diputados y hasta a los estibadores, se solidarizaran con la protesta resumida en lo que el diario El Nacional publicó como editorial Bolivar, nieto de vascos. Aquello fue un detonante tremendo para movilizar a todo el mundo.

Ante aquella protesta internacional, el almirante Carrero Blanco se dirigió a las Cortes españolas el 21 de diciembre en su calidad de vicepresidente del Gobierno afirmando que cualquier foco de subversión sería desarticulado. A lo largo de su discurso trató de explicar cómo el terrorismo no era consecuencia de circunstancias internas, sino la estrategia que el comunismo seguía para suscitar múltiples guerras simultáneas, consecutivas y entrelazadas.

Clamor internacional Celebradas aquellas navidades con semejante tensión el 25 de diciembre de 1970, ETA liberaba al cónsul alemán y el 28 de diciembre el fiscal hacía públicas las sentencias con la confirmación de las seis penas de muerte iniciales y tres más, en total nueve sentencias de muerte, quinientos diecinueve años de cárcel y multas por valor de seis millones de pesetas. Pero fue tal el clamor internacional que el dictador a sabiendas que la clemencia sería interpretada como debilidad, el 29 de diciembre se reunió el Consejo del Reino y el 30 el Consejo de Ministros en El Pardo, acordando por unanimidad conmutar las penas de muerte por las inmediatamente inferiores en grado.

Siete años más tarde, todos los procesados conseguirían la libertad tras la amnistía general de 1977 y aquellos seis condenados por asesinato antes de ser amnistiados, fueron expulsados de España (Izko, Gorostidi, Uriarte, Onaindia, Larena y Dorronsoro).

Le salió muy mal aquel juicio a la dictadura gracias a que todos trabajamos para que los 16 condenados salvaran sus vidas, incluyendo a nuestros dos ancianos que se fueron a Roma y a los que este mundo jamás ha reconocido su empeño. Fue la victoria de una causa justa, dijo el lehendakari Leizaola desde París.