Los niños quieren ser imputados

Ya lo decía una encuesta a mediados de este verano: los niños no quieren ser políticos. Lo que quieren ser, intuyo, es imputados. Como Rodrigo Rato, que acaba de ser fichado como asesor internacional del Banco Santander. Debe de dar muy buenos consejos porque también hace lo propio en Telefónica. Es, en definitiva, la Elena Francis de las finanzas, pero con un caché millonario. Igual les parece una tontería, pero este tipo de presuntos parecen estar tan solicitados que yo que ustedes añadiría sus antecedentes penales, si es que los tienen, en su currículum. Justo debajo de lo de Nivel de inglés: Ana Botella.

Es más, dado que el volumen del personal bajo sospecha va en claro aumento, para facilitar su contratación sería conveniente crear una red social ad hoc. En plan Linkedin, pero con un apartado para el historial delictivo. El propio Bárcenas podría abrirse un perfil preventivo, si es que le queda tiempo en su apretada agenda carcelaria. Según las imágenes que le han grabado ilegalmente dentro de prisión, y que por ética periodística he visto codificadas a través de un colador, el extesorero del PP no para, del patio a misa y de misa a la cancha. Uno no se explica cómo ha podido coger algún kilo de más. Será la costumbre o que en Soto del Real no cocinan la langosta a la plancha. También podría promocionarse en esta red Mariló Montero porque, esté o no imputada, decir que el Toro de la Vega es «una fiesta maravillosa» es de juzgado de guardia.

A lo Mariló(co) se vive mejor

No lo parecía, porque siempre ha ido marcando paquete, pero Superman los tiene cuadrados. No va el tío y deja el periódico en el que lleva toda la vida trabajando precisamente ahora, con la que está por caer. Al autor del cómic definitivamente se le ha ido la olla. Una cosa es que nos creamos que un reportero vuela y otra, que nos vaya a colar que se marche del curro por su propio pie. Si fuese por un ERE… Con esta pedazo de crisis, dar plantón a los jefes es mucho más inverosímil que tener un superpoder. Vamos, que esto no hay kryptonita que lo justifique. Encima, dice que lo hace para conservar su independencia como periodista. Está mal que servidora se ría, pero permítanmelo, por mí y por todos mis compañeros: ja, ja y requeteja. De seguir su honrado ejemplo, más de un medio cerraría por falta de personal.
 
Tras la hecatombe, quizás sobreviviría Mariló Montero, que va tanto a su bola que la ha vuelto a liar parda. La presentadora de TVE se preguntó en directo si alguien querría recibir el hígado, el pulmón o el corazón de un asesino y concluyó: «No está científicamente comprobado, pero nunca se sabe si ese alma está trasplantada también en ese órgano». Joé, cómo anda el patio. Ahora que lo pienso, no sé si me flipa más que el de las mallas azules abandone su trabajo o que Mariló conserve el suyo. «Salud y suerte», se despidió la periodista. Para suerte, la tuya, guapa.