La niña mártir Santa Eulalia, patrona de Mérida, que sufrió trece tormentos

Cuentan que en el Camino Mozárabe, cuando enlaza con la Vía de la Plata, a su paso por Mérida, este municipio tiene una especial devoción a la niña mártir Santa Eulalia, patrona de la localidad extremeña, que ensalza su festividad cada 10 de diciembre, mediante una solemne procesión. Todo esta celebración recuerda la primera persecución de los cristianos en la península ibérica, hacia los años 303 y 305 ordenada por el emperador Diocleciano, cuando se produjo el martirio de Santa Eulalia, una niña de 13 años hija del senador romano Liberio convertida al cristianismo por el presbítero Donado. En estos años de persecución fueron numerosos los cristianos que sufrieron martirio como, por ejemplo, en Valencia, San Vicente; en Gerona, el centurión Marcelo; en Tarraco, el obispo Fructuoso y los diáconos Augurio y Eulogio; o en Hispalis, las alfareras Justa y Rufina; todos perdieron la vida por no renegar de su fe.

Hacia los primeros años del siglo IV se produjo el martirio de Santa Eulalia, la niña virgen y mártir tan venerada en Mérida, desde hace muchos años, donde se sitúa el llamado hornito de la santa patrona emeritense, un oratorio erigido, con restos de piedras aparecidas en la localidad extremeña, correspondientes a un templo dedicado al Dios Marte, en el mismo lugar donde Santa Eulalia padeció su martirio. En realidad, se denomina hornito porque allí  los romanos quemaron viva a la niña. 

La crónica del martirio de Santa Eulalia comienza cuando su padre, el senador Liberio, pretendió distanciar a su hija del peligro de la persecución de Diocleciano aislando a la niña en su casa de campo, a las afueras de la llamada entonces Emérita Augusta, hasta que finalizase la caza de los cristianos. Pero la niña escapó y se presentó en la ciudad ante el gobernador Daciano, escoltada por un cortejo de ángeles, negándose a adorar a los dioses romanos porque esas leyes no podían ser obedecidas por los cristianos. Daciano intentó persuadir a Santa Eulalia presentando a la niña las torturas que podía sufrir si no ofrendaba sacrificios a los dioses romanos, pero fue en vano y la adolescente se mantuvo en la fe cristiana. 

Trece, fueron los suplicios padecidos por Santa Eulalia: fue flagelada con correas de plomo, la mutilaron con garfios de hierro, le derramaron aceite hirviendo, le lanzaron plomo derretido, le revolcaron sobre cal viva, le golpearon con varas de hierro, le restregaron por cascajos de tejas rotas, le quemaron las heridas con antorchas, le cortaron los cabellos y la pasearon desnuda por la ciudad, le arrancaron las uñas de manos y pies, le ataron a un potro de tortura para descoyuntarle los huesos y, finalmente fue quemada. 

Una vez muerta Santa Eulalia, de su boca salió una paloma blanca que ascendió al cielo, al tiempo que los crueles verdugos huían horrorizados, mientras comenzaba a nevar cubriendo el cuerpo de la santa y toda la ciudad de Mérida durante varios días.

El pueblo cordobés de Hinojosa del Duque, el último reducto del maquis

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Cuentan que en el Camino Mozárabe, la localidad de Hinojosa del Duque, (en la fotografía, una placa recuerda el lugar de la cárcel) fue uno de los pueblos de sierra de Córdoba, donde los republicanos «aguantaron» más allá del final de la Guerra Civil, después de la última gran batalla en el frente entre Hinojosa y Villanueva del Duque, donde participaron 92.500 soldados de la República y 72.000 por parte de los franquistas; con 8.000 muertos y 22.000 heridos por ambos lados. Aunque no finalizó todo después de este combate del 5 de enero de 1939 porque Hinojosa se transformó, tiempo después, en uno de los pueblos más destacados por el castigo sufrido y la dureza de la represión. Muchos de los jornaleros, mineros, médicos, maestros y trabajadores del campo, se convirtieron en maquis y guerrilleros que se «echaron al monte» para continuar luchando en la zona del Río Zújar. La fosa del cementerio de Hinojosa, donde en cuentan los restos de más de 150 víctimas republicanas, es testimonio fiel de la crueldad y violencia habida debido a que esta localidad resultó ser uno de los ayuntamientos, junto al de Belalcazar, donde los milicianos desafiaron al régimen franquista hasta más allá de julio de 1941. Los apuntes de entonces registran también a mujeres ejecutadas por no haber conseguido los fascistas apresar a sus maridos e hijos huidos por la sierra cordobesa. 

Hoy en día, se sabe que las mujeres republicanas cordobesas, en este caso concreto, se convirtieron también en objeto de persecución al igual que los hombres, aplicando sobre ellas el Bando de Guerra, porque actuaron como enlaces, en muchos casos, proporcionando informaciones y suministros a los grupos de guerrilleros donde estaban enrolados sus propios padres, maridos, hermanos e hijos.

Manuela, La Parrillera, es un ejemplo de guerrillera cordobesa, aunque no fue la única, que tuvo por regla básica a lo largo de su vida: «un sueño de libertad que mereció la pena», a pesar de las palizas recibidas por los fascistas para que traicionase a su pareja, su padre y su hermano y les llevase hasta ellos. Manuela era analfabeta, su mérito residía en apoyar a los suyos, defendía la ideología por la que peleaban, llevando por las noches víveres e información a los huidos en la sierra, por lo que la Guardia Civil la interrogaba y maltrataba hasta que ella también «se echó al monte»; donde dio a luz un bebé que falleció.

En realidad, los maquis y guerrilleros de la sierra cordobesa son los grandes olvidados, aguantaron una continua persecución, sufrieron torturas terribles, cárcel y, en muchos casos, la «desaparición» en el fondo de una fosa común. Durante años, esperaron con ansia la ayuda de Europa y, tiempo después, la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, que les libraría de la opresión; hasta que perdieron la esperanza y se convirtieron sólo en supervivientes de la democracia y la libertad.

El Desierto de Tabernas almeriense en el Camino Mozárabe, escenario de películas del Oeste

Cuentan que en el Camino Mozárabe, en su ramal almeriense, se pasa muy cerca del Desierto de Tabernas, escenario de multitud de películas del Oeste y otros rodajes, anuncios publicitarios y reclamos de televisión. En total cerca de 300 películas de spaghetti western han sido rodadas en el Desierto de Tabernas, un paraje seco y deshabitado de 280 kilómetros cuadrados, que había pasado desapercibido hasta que el director de cine italiano Sergio Leone destapó en la década de los años sesenta. El «Salvaje Oeste» de Hollywood se trasladó a Almería porque brindaba localizaciones ideales y, además, mucho más baratas que las americanas. El clima del desierto almeriense con unas tres mil horas de sol al año y con temperaturas que fluctúan entre los -5 y los 48 grados centígrados era el rincón ideal para este tipo de películas del Oeste americano.


Sergio Leone inauguró así la serie de filmes que se denominó «La Trilogía del Dólar» rodando Por un puñado de dólares en 1964, La muerte tenía un precio en 1965 y El Bueno, el Feo y el Malo, en 1966; incluso se construyó un viejo poblado del Oeste donde se representaba un lugar salvaje y hostil donde la violencia y la muerte siempre estaba presente. Muchos fueron los artistas que protagonizaron sus películas en los 14 pueblos construidos ad hoc en el Desierto de Tabernas: Charles Bronson, Claudia Cardinale, Brigitte Bardot, Clint Eastwood, Steve McQueen, Yul Brunner, Faye Dunaway, Sean Connery, Bud Spencer, Terence Hill, Gregory Peck Harrison Ford; los cuales interpretaron legendarias películas de la historia del cine, como: Lawrence de Arabia, Cleopatra, o Indiana Jones y la última cruzada.

A mediados de los años setenta los spaghetti western comenzaron a decrecer y este tipo de películas fue desapareciendo poco a poco, aunque el viejo pueblo de vaqueros Fort Bravo y el poblado indio del Desierto de Tabernas nunca «ha cerrado sus puertas» y, hoy en día, todavía sus instalaciones siguen siendo el marco de rodaje de anuncios, videoclips y algunos filmes, además, de escenas del far west para turistas realizadas por especialistas; todo un show del lejano Oeste, con un museo de 150 piezas de proyectores de cine, carros y diligencias, un jardín con mas de 250 especies de cactus, zoológico, piscinas… todo un atractivo programa para pasar el día en familia.